Capítulo 20💥
Caos.
¿Cómo carajos había terminado así?
Escuchaba el motor del automóvil el cual necesitaba unas cuantas reparaciones, mi cabeza se golpeaba con el techo cuando rebotábamos en los baches, me agitaban de un lado a otro, y no solo eran los baches del mal camino donde conducían que me estresaban. Según mis cálculos, llevábamos más de una hora de camino y por el olor del aire me recordaba al mar. Era eso o está gente había comido o pescado, pero posiblemente estábamos ya en las afueras de la ciudad.
A duras penas trataba de recordar el camino que seguíamos, por más que tuviera los ojos cerrados mi compañía no me lo hacía fácil.
A lo sumó, quién terminaría en una crisis iba a ser él, tomándolo en mis brazos para intentar tranquilizarlo tenía que mantener mi mente en blanco para no caer presa del miedo.
Y pensar que solo había pasado una hora y treinta minutos.
Sí, era un hora y treinta minutos dónde mi vida había cambiado y lo peor que estaba arrastrando a mi compañía a esta situación.
¡Todo era mi culpa!
... ....
1 hora y 30 minutos antes.
Luego de dos semanas aún tenía el presentimiento de que alguien seguía siendo mi sombra, pero lo que me incomodaba era la sensación de que lo Dominic había encendido; una mecha de lujuria que no sólo estaba dentro, tanto en mí cómo en él... la podía sentir.
Esto no duro tanto desde el momento en que se había encendido, inmediatamente sentía que un muro que nos separaba al igual que el muro de Berlín.
¿Quién lo construyó? ni puta idea si era por mi culpa o que él simplemente no me quería.
Y como toda mujer masoquista que era... su rechazó me hacía querer acercarme más a él.
¿Un punto para mi? Pues no. Mi vida cada vez que se cruzaba con aquel hombre mi cabeza le decía a mi corazón : "huye, tiene un hijo solo debe ser un amigo" pero mi vagina decía: " ojos que no vez, corazón que no siente".
Y allí estábamos, Joe y yo saliendo de la cafetería para encontrarnos con Dominic "Su padre", porque dijo que hoy haríamos para algo bastante especial.
— ¿Cómo eres capaz de comerte la comida de los indigentes?
— ¿Yo? Yo no me estaba comiendo nada— le reclamé haciendo pucheros.
El pasado fin de semana estuve en la iglesia, si... Una Eleine Brooke en la iglesia, era algo que mi abuelo hubiera pagado por ver. ¿ no decían que una mujer que le gusta un hombre no hace cualquier cosa por él? Alli estaba yo...
Bien pendeja, lo había hecho por Taylor y lo volvía a hacer... Seguir a un hombre a una iglesia. Próximamente si Dominic no me servía, terminaría siguiendo a algún Charles Manson a alguna comuna Hippie "Todo por el amor"
— Te comiste la mitad de la comida que servías. Incluso te querías comer un pedazo de tarta que picaste mal, eso no era la cafetería en la que preparas un café y rebanas un postre mal solo para quedártelo como siempre haces — me respondió y yo gire los ojos.
— Cállate enano y mueve las patas—. Le dije mientras seguíamos nuestro camino.
— ¿Enano? Tu eres la que siempre usa tacones.
— Serás un enano y feo — le dije sacándole la lengua y siguiendo el camino, ignorándome él siguió caminando a mi lado hasta que rompió el silencio y no fue con un insulto.
— ¿Tú abuelo tiene el hotel mas grande y vives como una indigente?— Preguntó el muchacho mientras se comía una paleta.
— No vivo como indigente, mocoso ... pero ya veremos si me acepta.
Suspirando agotada él me tomó de la mano.
— Lo hará... ¿Pero no te has dado cuenta que ese hombre siempre esta donde nosotros vamos?— señaló con la mirada a un hombre moreno sentado al otro lado de la calle.
— Si... pero tal vez vive cerca.. vamos.— le respondí sin darle mucha importancia al asunto.
— Sabes... — dijo haciendo una pausa y baje la mirada antes de cruzar. — A mi papá creo.... Yo creo que le gustas — confesó sonrojado.
¿Yo le gusto? la sonrisa de idiota se me borrarían en menos de 5 minutos, esos minutos en los cuales cruzábamos la calle y nos detuvimos sorprendidos. El hombre moreno se levanto presentándose frente a nosotros, con la pistola apuntándonos accionó dos veces, tapando al muchacho por inercia escuché un grito ahogado y tres detonaciones más.
— ¡Corran!— nos Gritó el hombre moreno.
Al abrir los ojos, detrás de mi estaba un hombre alto de aspecto aterrador cayendo a un lado. El moreno con su mano en el hombro nos hacía señas que nos alejáramos. Tomé a Joe del brazo y me acerqué hacia él.
— Corran, tu abuelo me mando a cuidarte... por nada del mundo te detengas, ve a la policía... yo.. — 3 disparos mas en la frente del hombre lo silenciaron.
Estábamos nerviosos, me giré y me di cuenta que nos habían rodeado. No era un plan de correr y golpear a lo loco, estos estaban armados... Y yo no estaba sola.
— Corre y no mires atrás— en voz baja y débil esperaba que él fuera más inteligente que yo, entre los hombres empujé a Joe en una apertura que divise y para crear una distracción me arroje hacia los hombres para que su atención se posara en mi.
Sí, estaba ya casi libre de esa situación pero al momento de cruzar un carro se atravesó en frente y bajaron dos hombres rodeándonos junto a los otros. Uno de ellos llevaba un arma y en su otra mano el brazo de Joe arrastrándolo.
— ¡¡Suéltenlo!!— Grité molesta amenazándolo. Un hombre alto de pelo negro y sonrisa amenazadora sonreía con malicia mientras sometía con un arma al pequeño. Justo apuntando en su cuello.
— Miren que lindos... dos pájaros de un tiro, usted se viene conmigo sin escándalo o el niño muere.— Mire a mi alrededor y la calle estaba prácticamente solitaria, ante tal escena el dueño del café había cerrado la puerta y los negocios se veían desalojados.
— Mierda.. — No había donde correr — no le hagas nada al niño.. me voy con ustedes y— interrumpiéndome el hombre soltó una carcajada. Mire a los 10 hombres que me rodeaban y trague en seco.
— Lo siento, pero nuestro encargo también incluye al pequeño italiano.
— No soy...
— ¡ cállate, niño.!— le ordenó aquél matón golpeándolo con culata de la pistola.
— ¡Deja al niño!.— Grite nerviosa— Yo me voy con ustedes.
Y el hombre sonrió Satisfecho.
¿tenía otra opción?
....
1 Hora y 30 minutos después.
....
Recordando ese momento, a un lado estaba un hombre muerto y era obvio que diez personas en contra de dos no era algo fácil, hubiera corrido en zigzag, pero tenía que proteger al niño y no iba a dejarlo; yo quería vivir, pero no era tan egoísta para dejar a Joe a la deriva. Ambos fuimos arrastrados a la camioneta y en el mismo momento que arrancó yo buscaba la forma de escapar.
— No puedo creer que esta puta sea la que le hizo 20 puntos en la cabeza al número 12.— Se burló el hombre alto frente a nosotros. Me daba miedo pero temía aún por el niño.
— Déjanos en paz.— murmure y él sonrió.
— ¿ no eres tan valiente sin tus taconcitos?—Se burló al verme en zapatos bajos, tomándome del mentón me acercó hacía él.
— No me jodas. — espete molesta y el hombre soltó una enorme carcajada.
— Ya veremos si se te bajan los humos cuando estés frente al jefe
— Cúbrele los ojos .. a ambos.— le señalo molestó el otro matón.
— Dejen al niño, si es a mi a la que quieren— les ordené molesta y escuche la risa burlona del hombre frente a mi que tanto me molestaba.
— Te equivocas pequeña Kaldarshian... los dos son bien importantes — dijo acariciando mi pierna... y subiendo hacia arriba haciéndome sentir con asco por esa mano asquerosa.
— K, no toques la mercancía que si la dañamos antes de cobrar seguro el jefe nos mata. — lo regaño el otro hombre, era mi salvador, al menos no abusaría de mi frente a Joe.
En el fondo los escuchaba hablar de nuestro destino, después de la entrega, ambos moriríamos. Una palabra que conocía en cualquier idioma: morir, follar, dinero.
No teníamos escapatoria, cubriendo los oídos para calmarlo.
— Calma Joe, yo te voy a cuidar— le dije abrazándolo, sentía el corazón del pequeño acelerado, tratando de calmarlo sentía cómo las lágrimas empapaban mis mejillas.
....
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