Capítulo 01
El "Daddy"
Aún recuerdo cuando toda mi vida no se había vuelto una mierda como lo era actualmente.
Pesaba 7 kilos menos, era posiblemente amada, estaba algo orgullosa y feliz. Habia pasado solo 6 meses saliendo con George, este tipo era un famoso contador de todo New York y no era que lo amaba como tal, solo pasaba tiempo con él y amaba sentirme amada y mimada como siempre quise.
El lugar donde floreció y encontre "el amor" fue en una imprenta, lo había conocido mientras trabaja en una editorial, específicamente en el área de control de impresión de un conocido de mi tía que me había dado el trabajo.
Trabajaba en algo que no entendía, era una revista súper aburrida de economía y pasaba mis días como asistente en el departamento de edición de los artículos que enviaban, alli tenía que corregir cualquier palabra mal escrita o mal redactada. ¿ Pero como coño lo hacía? apenas llevaba 3 meses aunque sentía que iba a salir corriendo lo mas pronto que pudiera luego de mi chequecito.
27 años y ya había recorrido varios puestos laborales y dejado a los meses, sin contar los hombres.
Aburrida de la vida universitaria o mas bien "temerosa" de entrar en un nuevo mundo, había desertado en el semestre final justo antes de presentar la tesis. Yo vivía como una veleta sin rumbo sin saber que hacer con mi vida.
Pero,
Un día lo vi y fue "sexo a primera vista" a pasar de tener casi unos 55 o más, aún conservaba su físico saludable y era bastante atractivo, ese hombre donde pasaba todos volteaban a mirarlo por su presencia.
Este tipo Media 1.75 y con el cuerpo ejercitado, que se le notaba debido a como se le ceñía la ropa en su cuerpo, con su cabello entre rubio y canoso y unos ojos profundos azules que ocultaban una pasión, de joven había sido un hombre bastante atractivo por lo visto, ya que al verlo por primera vez me llamo la atención.
Él Tenía un traje azul marino y un maletín marrón se acercó a mi escritorio con una sonrisa en su rostro, era una bocanada de aire fresco en aquella fea oficina donde todos eran unos viejos verdes que te volteaban a ver el culo sin dar nada a cambio por el.
— Señora... Disculpe, ¿ Se encuentra el doctor Ghelbert?— pregunto con una voz un poco ronca pero educada. Yo levante la mirada de mi revista de modas y lo mire sorprendida casi que la baba se me salía, siempre tenía una debilidad por hombres afeminados y mayores pero era bastante atractivo a pesar de sus canas, la deje a un lado y me arregle nerviosa el cabello, "Aún seguía confiando en aquellos consejos de las revistas"
— Señorita... Estoy muy soltera‐ insistí con una sonrisa y él esperó la respuesta de la pregunta que había hecho y lo repitió otra vez. — No, él me dijo...— trate de recordar lo que maldito viejo había dicho corrí a buscar la agenda de citas. – volverá a las 3 pm. Tiene un almuerzo con... Un doctor.— Mire el reloj de la pared y sonreí con picardía— Si quiere esperar unos minutos.‐ propuse al ver que solo faltaban una hora, el hombre sonrió y miró a su alrededor las revistas que estaban colgadas.
Yo nunca me paraba de mi asiento si llegaba alguien, ¿Para que voy a ir? me coloque los tacones y me arregle el uniforme en mi puesto, aquel vestido encima de la rodilla ceñido al cuerpo de color ladrillo, antes de pararme lo doble un poco mas para dejar ver mis piernas.
— Puede sentarse alli. — le señalé el pequeño sofa el asintió y se dirigió a este. – ¿café? Un te? ¿Agua?— le preguntaba ¿Mi número? Pensé y éste me sonrió gentilmente.
— Tranquila, puedes quedarte leyendo tu "Cosmo" tranquila.— bromeó y no pude evitar sonrojarme.
— No, no, no es molestia, enserio. Yo insisto —
El hombre me sonrió de forma agradable haciéndome sonrojar, si por mi hubiera sido me le arrojaba encima, mirándome desde los pies y deteniéndose en mi busto bastante tiempo se notaba que le gustaba.
— Eres muy joven para este trabajo, ¿ eres alguna sobrina del señor Ghelbert? no luces como su antigua asistente — pregunto curioso y yo me sonroje halagada
— No, claro que no. No se crea, en esta oficina lo que mas sobra es trabajo y soy muy "buena" asistente, no soy de solo leer revistas — pronuncie con tintes de doble sentido en voz y él me miró satisfecho, tan buena asistente que era que ni su nombre le había preguntado y tan buena era que a veces solo me escondía en los archivos para pintarme las uñas.
— Yo soy muy enfocada adoro esta revista las finanzas y todo eso.. – mentí intentando sonar interesante.
— ¿Enserio? A mi me parece un poco aburrida la revista pero tengo que venir porque soy accionista — sonrió y yo aparté mi cabello colocándolo detrás de la oreja.
— ¿De verdad? Pregunte sorprendida y me di cuenta de algo muy importante —Por cierto usted jamás me dijo su nombre o si tenia una cita con el doctor.— me dirigí hacía el escritorio para ver la agenda, apoyándome intentando mover mis caderas de lado a lado tratando de lucir lo mas seductora posible, sentía su mirada siguiéndome, por lo visto ya el había caído en el anzuelo. Yo había pasado una racha pasada de malas relaciones y aunque este parecía lo bastante mayor para ser mi padre, no le quitaba lo atractivo que se veía, tragando en seco colocó el maletín sobre sus piernas.
— Me llamo George Eldric, soy Contador.
— veamos.‐ dije mordisqueando mi bolígrafo — Si, tiene una cita con el doctor pero para las 3:20... tendría que esperar un buen rato ¿No quiere ir y regresar?— Pregunte curiosa.
— No hay problema, tengo una muy buena compañía — agrego con galantería, me sonroje y me senté en el escritorio para observarlo mejor, era un hombre con estilo y aparentemente se ejercitaba por lo que tendría resistencia, el cuerpo y la postura hablaba por si solo, viéndome que lo examinaba sonrió.
— ¿Qué edad tienes? Luces bastante joven.
— Soy lo suficiente mayor para ti. No te preocupes — respondí mordiendo mi labio inferior y entendí su mirada, estaba interesado en mi.
— ¿Como te llamas?
— Eleine brooke .
— ¿ Con k como el restaurante no? Bromeó .
— Si. Con k y las dos "O" igual. Pero no soy familia de los dueños.— mentí rápidamente.
Sí, ¡demonios!... quién me conocía me hacían la misma pregunta ¿Eres familia de la maldita cadena de restaurantes?
Y si lo era, ese malnacido era mi padre que solo servía para dar dinero en una cuenta que tenía a mi nombre.
— Entiendo. Podemos salir a comer allí un día, claro si gustas — propuso.
— No me gusta ese lugar...Escuche que tienen cucarachas en la cocina— mentí y el hombre empezó a reír a carcajadas— Pero... pero me gustan otros, —
— Lo tomare en cuenta— dijo sonriéndome con picardía, aquél lapicero que tenía en mis manos se me resbaló y rodó hacía sus pies tomándolo en sus manos, me levanté y lo fui a tomar.
El tacto de su mano me hizo erizar la piel, sosteniendo mi mano para entregarme el bolígrafo, yo me encontraba completamente hipnotizada por sus ojos.
— Aún te queda casi una hora—sonreí y me incliné hacía él.
— ¿Qué propones? Preguntó de forma seductora.
Tomándolo de la corbata, sostuvo mi mentón, su suave y cálido tacto despertaban la pasión dentro de mi. A esta hora nunca entraban a este lugar y muchos menos si el viejo no estaba.
Montándome encima de sus piernas, agradecía al menos haber estado depilada y que el día de hoy había elegido mi ropa interior presentable y no la ropa interior de abuelita que siempre usaba cuando no tenía ropa limpia.
Sus brazos rodeándome la cintura, buscaban el cierre de mi vestido mientras sus labios me besaban los labios y bajaban hacía mi cuello erizándome completamente, no era que me acostara con el primer hombre que conocía siempre, bueno... Casi siempre, pero este anciano...
Sabía prenderme.
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