Capítulo 14
Adiós Mundo cruel.
Muchas veces pensar en cómo terminar tu vida muchas veces ocurre de forma algo instantánea, aunque a pesar de ser una persona impulsiva, siempre buscaba el momento adecuado para ser ¿ Más Dramática?. Puede ser, al tratar de cruzar la calle o tomar algún veneno, revisé todas las gavetas y para mi desgracia en la casa no había ningún veneno o alguna pastilla que me pueda ser de ayuda.
Habían aspirinas y no eran lo suficiente para solo quitarme el dolor de cabeza por tanto llorar. Yo era una chica desastrosa pero lo había decidido.
Buscando mis tacones rojos me coloqué mi vestido nuevo color negro atado al cuello como una Marilyn Monroe, Taylor me lo había comprado por darme un detalle, peine mi cabello en una coleta alta dejando los mechones alisados a un lado, tal vez no sería necesario maquillarme, ya que el agua borraba el maquillaje... Pero si, me maquille para ser un cadáver bonito.
Tomando un sobretodo negro de encaje, salí rápidamente antes que se fuera mi "coraje" había un puente alto a muchos kilómetros de aquí, tome un taxi y me dirigí hacia allá, era en un parque cercano al barrio chino y a un barrio italiano. Al llegar allí, ya era estaba cayendo la noche y mire mi alrededor.
A pesar que había un silencio en el parque podía escuchar el sonido de la ciudad, mientras caminaba buscaba alguna Roca grande, para atarla a mi cintura, ya lo había visto en una película y al parecer esa era la mejor manera para terminar mi vida, con la roca mi cuerpo no flotaría y jamás sería encontrada, el drama no me podía faltar, aunque la protagonista se iba al fondo del mar y este un lago no tan profundo... igual no iba a fallar.
Mientras tanteaba los pedazos de escombros y piedras , mi vista se fijó en una enorme que sobresalía entre éstas, había encontrado una perfecta y la arrastrándola hacia el puente, tenía que ver ahora como me montaba en el barandal, la coloqué a un lado y la ate con una trenza en mi cintura y me trate de montar con torpeza.
— Creo que esta era una mala idea – me dije a mi misma – buscando como levantarme y aún me tocaba tomar la Roca que estaba a mi lado,- al agacharme mi zapato se resbaló y perdí el equilibrio hacia el lago.
Jamás me imaginaría que ni tiempo me daría de dar mi discurso dramático, el agua estaba fría y su sabor era realmente a una porquería espantosa, mientras me sumergía podía ver las luces reflejadas, abracé la roca que se quería escapar de mi como todos en mi vida, para hundirme más rápido, cerré los ojos y me dejé ir.
‐— esperó renacer en una rubia sexy... o en un gato... por favor— rogué mientras dejaba que mi corazón se detuviera.
.....
Empecé a toser, y el sentimiento de estar al borde de llena, sentía una presión en el pecho, los golpes fuertes que acompañaban el agua que escupía a un lado cesaron, el agua tenía un sabor horrible, como a basura. Me limpie los ojos que me ardían y vi a un hombre frente a mi. Este era mayor que yo por unos años, de apariencia como extranjera, posiblemente árabe o italiano- no podía verlo bien ya que los ojos cada vez que los intentaba abrir ardían como si tuviera conjuntivitis, si, el hombre era bastante atractivo y para ayudar a mi patético momento, sentí que la nariz se me chorreaba y se formaba un globito de moco, cosa que él sonrió y rápidamente me coloque la mano para intentar cubrirme, sin decir nada me ofreció un pañuelo.
No acepten un pañuelo de extraños... pero si... Yo lo tomé extrañada por tanta amabilidad y me sacudí la nariz con fuerza mirando que en esta había salido una pequeña rama de ¿césped? Mierda menuda vergüenza, apartando el pañuelo lo mire fijamente.
— Tu... ¿por que arruinaste mi muerte? Pregunte molesta cruzando los brazos.
— ¿ Tu muerte? Eso... Era intencional? Te vi a lo lejos y vi como te resbalaste del puente y pensé que era un accidente.- dijo sonriéndome mientras me apartaba un alga del cabello. Yo me sonroje ante aquella deducción, si alguien quiere ofenderme o humillarme como este hombre, había llegado tarde... si de humillación hablaba, la indicada era yo misma.
— Gracias, pero no gracias...— respondí antipática — ten tu pañuelo.— Dije luego de quitar la rama para entregándoselo.
— Quédatelo, lo necesitas mas que yo. -
Yo me levanté y traté de caminar o mejor dicho me tambaleaba con un tacón mas alto que el otro, iba chorreando agua cada vez que me movía, frente a él no iba a humillarme mas de lo que había hecho.
— Espera niña, ¿A donde vas? Preguntó , su voz era varonil y un poco burlona. ¿Me había dicho niña? Si no faltaban días para cumplir 18 años... yo lo ignore y seguí caminando, mi tacón piso una hoja de algún alga que se me había caído, perdiendo el equilibrio y casi cayéndome trate de sostenerme de alguna forma del aire, pero sentí una mano que me tomó de la cintura y levanté el rostro.
Él era mucho más alto que yo, al igual que yo él estaba mojado de la misma forma que yo. Sosteniéndome de su sobretodo lo mire sorprendida ¿ Acaso este desconocido si me había sacado del agua? Tenía el cabello ondulado y un rizo caía sobre su frente.
El muchacho era bastante atractivo, con sus rasgos tan masculinos que si me tocará definirlos en una palabra sería: "papucho" su mentón pronunciado y bastante perfilado, de cejas pobladas y con barba de unos días.
— ¿Estas bien? Me miras extraño. — se burló y apartándome intente seguir mi camino.
— No eres de estos lados, ¿verdad? Preguntó, su voz si era obvia que tenía una mezcla de acento italiano que era tan obvio que no podía ocultarlo por mas que hablara pausado.
— No es tu problema,... posible mafioso — dije en voz baja lo último mientras me sacudía el agua como si fuera un perro.
— Ningún taxi te dejará montar así, vivo cerca si quieres venir a tomar un café para que entres en calor— propuso y yo me giré a verlo molesta – No es lo que crees, estas toda empapada y necesitas tomar algo cálido... además tu eres la que quiere suicidarse— señaló y por lo visto aquel hombre tenía razón, ya sentía el frío calándome por los huesos pero no podía decir nada — Y aprovechas y si soy un criminal puedo hacer el trabajo por ti – agregado riéndose.
Ofendida, yo continué caminando y sentía que el tacón que conservaba completo me tambaleaba de lado a lado — vamos Eleine, no puedes tener tan mala suerte... pensé, si algo peor era que tragar quien sabe que carajos en ese lago era completar yéndome descalza a casa.
— ¿Vives cerca no? Pregunte incomoda.
— Ven. Yo te llevo.
— Pero dime.. ¿ Qué hacías en un parque de noche? Pregunte mirándolo y este se quitó el sobretodo y lo colocó en mis hombros desnudos.
— Buscaba niñas idiotas que se quieren suicidar. Vamos, camina rápido que olemos mal‐ se quejó.
— Oye, no soy niña ... idiota tal vez.. pero una niña no. Dije refunfuñando y este sonrió. Caminé como podía detrás de él ya que por alguna forma no quería pedirle ayuda por no poder caminar, cruzamos la calle y vi que a mi alrededor había bastantes personas afuera sentados, parecía un barrio distinto e incluso el olor a comida era bastante agradable.
— Bienvenida a nuestro pequeño Turín. dijo sonriéndome .
— ¿Pequeño Turín? Pregunte curiosa.
— aún faltan unas calles más.— me dijo al escucharme estornudar — La mayoría del lugar provienen Turín, Italia, es como un Chinatown pero con raviolis de en vez de arroz. Respondió.
Yo mire las vidrieras de algunas tiendas y todo parecía bastante... familiar y cálido y dos calles mas abajo llegábamos hacia un pequeño edificio de 4 pisos.
— aquí es — dijo abriendo la puerta del edificio y dudosa lo mire desde afuera del edificio. — Vamos entra te dará una pulmonía si sigues así de empapada. — suspire y decidí entrar ¿Si quería matarme... no era lo que yo buscaba? Capaz y si era un violador al menos iba a morir siendo follada.
Subimos al tercer piso, cada piso era ruidoso, ya que al parecer vivían varias familias en ese lugar, entramos en un pequeño apartamento tipo estudio y él encendió la luz y mire el pequeño espacio con poco mobiliario en este, con un sofá, una ventana grande que daba a la calle y varias repisas llenas de libros.
— Ponte cómoda, "Niña" - si quieres ve al baño te tomas una ducha y te sacas esa agua que tal vez sea radiactiva— ordenó. De alguna forma Yo lo mire incomoda y me sonrió para darme alivió. – Yo iré al apartamento del lado. Tranquila. Ya vuelvo.. en la repisa hay toallas nuevas—
Al parecer no era un mal hombre, ya sola fui al baño. El departamento era de unos pocos metros, aunque se veía un poco descuidado y al entrar en la habitación vi que era más ordenada que la sala de estar. Curioseando vi que en la mesa de noche tenía varios libros y en la pared había un estante llenos de libros y me fije en el tema en común.
— ¿ Religiosos? Pregunté mientras los agarraba y los miraba — ¿ acaso es un monje? Me burle mientras miraba los títulos en italiano, latín y español, en mi vida había visto tantos libros religiosos reunidos en un mismo lugar, escuche la puerta y lo vi verme sorprendido ya que aún estaba empapado.
— ¿Qué ocurre?
— Pensé que ya habías entrado al baño. Ten – dijo ofreciéndome unas especies de telas dobladas
— ¿Y esto? Pregunte confundida.
— Es de mi vecina. Puedes usarlo. No vas a ir mojada de regreso a casa. — me señalo.
— ¿ eres religioso?¿ un monje? Pregunte curiosa.
— No, y no es tu problema, niña. Vamos. Entra al baño que te vas a enfermar.— ordenó y yo le hice caso.
Allí mirando todo coloque las cosas en el lavado — apenas son menos de 2 metros.— me quejé me desvestí y coloque la ropa que tenía en gancho que tenía cerca del lavado y tomé una toalla del estante detrás.
Aunque le había pasado seguro a la puerta, me bañaba rápido con el agua y un jabón nuevo que él había colocado en el lavamanos, tan rápido ansiosa viendo que no entrara.
¿Pero de que me quejaba? La historia de mi vida sería mucho más emocionante que el desconocido entrara, porque no era feo, porque se veía bastante atractivo y si llegue a ver a mi psicólogo como un interés sexual, este estaba mucho mejor.
"que bueno que ya no era religioso" – pensé con picardía, tomé la toalla y me la enrolle en mi cuerpo. – veamos — dije viendo la ropa que me había traído, esta tenía un olor a detergente aroma lila y era un suéter color verde menta bastante grande y una falda negra que me llegaba a los tobillos, traté de salir mientras intentaba que no se cayera al suelo.
– ey.. señor.. señor.. — lo llame mirando a mi alrededor y por lo visto, No había nadie en la habitación.
— ¿Y ahora?
Abrí el clóset y había varias cosas guindadas, ropa la mayoría color marrón y negro y mire un gancho con una corbata.
— Bueno.. luego la regreso— dije tomándola y atando la a mi cintura. Y lo tape con el suéter.
Me sentía como un muñeco Michelin, pero no importaba, al menos no sentía frio, fui a buscar la ropa del baño y luego salí y vi una taza de café en la mesa ¿sería para mi? Si no lo era... ya lo era... y escuché la puerta cerrarse haciéndome sobresaltar.
— Un lindo look, disculpa a mi vecina Danna era ella o bajar a buscar a la señora Guionelli del tercer piso. — Dijo mientras se sacudía con una toalla el cabello, tenía una franela negra y un vaquero azul- se notaba que hacía ejercicio por que sus brazos estaban se veían hinchados.— Y ya veo que tomaste el café.. — señalo y me sonroje.
— ¿Vives solo aquí? Pregunte mirando a mi alrededor.
— Ya estas limpia, bebiste café y así que toma tu ropa y vete. — agrego con frialdad buscando en unas gavetas, yo lo mire sorprendida no había preguntado por qué lo intente, simplemente estaba allí buscando quien sabe que.
— ¿ No vas a preguntar porque lo hice?
— ¿Tienes unos 17? A esa edad los dramas son más... "pasionales". Me imagino que fue algo tonto o ¿ no? Dijo con ironía.
— No fue algo tonto. — me quejé haciendo puchero.
— Eres una chica dramática así que veamos.. dime ¿ Que pasó?. Preguntó fastidiado
— Yo... ¡ A mi nadie me quiere!. Todos me dejan... simplemente estoy sola. Mi novio.. me dejó.. yo...— balbucee apenada, en voz alta sonaba bastante estúpido.. ¿Cómo dije eso? "mi novio me dejo" me sentí avergonzada, ya él ni era mi novio y era una chica.
— ¿Enserio Eli? Esperaba algo mejor. Veamos qué te puedo decir.. querer obligar a alguien a estar contigo Es como secuestrarlo. ¿ No te parece? Dijo con sabiduría mientras buscaba entre las repisas.— Lo encontré — dijo dándome una bolsa de papel de compra – mete tu ropa allí.
— tienes razón en algo. — respondí arrugando el rostro tomando la bolsa.
— Claro que lo tengo, ve Eli... digo niña, tu eres joven y apenas estas viviendo la vida, ¿Vale la pena acabarla por un momento tan... vano? Hay muchas cosas más allá de un simple capricho, no es algo vano.
— Simplemente no entiendes mi vida. — respondí molesta y me sonrío.
— ¿No lo entiendo?. Tal vez.. pero mírate, eres una chica que tiene todo .. y tus emociones siempre te han nublado la mente. Necesitas tomar un descanso y simplemente... orar Y meditar— Dijo hundiéndose entre hombros.
— ¿Orar? ¿ Enserio? Pregunté aguantando las ganas de reírme y me miro como si fuera lo mas normal del mundo
— hablar con dios te ayudaría a calmarte.
— Oh vaya. ¿Un deux est machina vendrá y me salvara.? Dije sarcástica.
— ven.. — dijo sacándome del apartamento... — mira este lugar, en cada a apartamento vive una familia diferente, los conozco a casi todos.. cada uno ha pasado o pasa las peores pruebas, acercarse a dios los ... ayudo bastante. Solo tienes que tener fe y si no te sirve ¿Un psicólogo infantil?.
— ¿Eres acaso un sacerdote? Me burle y este suspiró.
— Tal vez... Pero eso no importa. Lo que importa en este momento eres tú. No eres simplemente la niña tonta que dejo un novio. Eres mucho más y lo sé.. solo dejas que la desesperación y las emociones te nuble la mente.
Bajamos las escaleras en silencio, tenía pero no lo iba a admitir. Al estar frente a la calle lo mire fijamente, había algo en su rostro que me hacia sentir como familiarizada. La calidez de su mirada era algo que en algún momento ya había conocido ¿tal vez de mi niñez?
— Mira.. un taxi — se alejó y silbó. Este se detuvo y me llamó con la mano, corrí hacia él como podía por aquellos tacones.
— Anda a casa y trata de ser feliz — me sonrió y vi con claridad aquellos ojos color café y me sonroje.
— Pero... — susurre nerviosa—. Había mojado todo mi dinero.. como... — antes que continuar, él saco de su bolsillo unos billetes y me los dio en la mano antes de agradecerle, cerro la puerta y el taxi arranco.
— ¿Dónde la llevo señorita? Pregunto el taxista.
— 78 Street- en la avenida salomón.
El chófer me miró sorprendido, era conocido que vivía en un barrio rosa y me sonroje, mire hacia atrás y ya no estaba el extraño desconocido. Mire los billetes y vi que en ellos había un crucifijo pero era bastante curioso, ya que este tenía una piedra roja que sobresalía en aquella cruz de Plata.
¿Deja vu? algo en aquel hombre me hacia sentir ... que lo había visto en algún lado, no podía ser en mi infancia.. ¿O si? Tal vez en una revista o en un comercial.
Al llegar al departamento fui secar la ropa y al arrojar el vestido me sorprendí horrorizada.
— ¡mierda! Mi tanguita.— Me queje al ver que no tenia mi pobre tanguita, esperaba que se hubiera caído en la papelera o en las escaleras y no en la casa de aquel hombre.
Me tire al sofá y vi la cruz que estaba en la mesa, Había algo en ella que me hacía recordar a mi niñez... pero... a la vez.
Y no sabia el motivo,
¿Tal sería que quería acercarme a Dios como cuando era una niña?...¿A mi misma?
La habitación se hizo mas fría y mi mente desvariaba en mis recuerdos.
¿ Quien era yo? ¿Quién había sido yo?
Y la mas importante...
¿Quién quería ser?
.....
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