Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

IX. 𝕾ø𝖗𝖔𝖓𝖆𝖙𝖆

○●○❦○●

La capital de la república de Feralia es distinta a la del puerto. La ciudad central de Orézhkovsk es menos calurosa, sí, aunque más bulliciosa y edificada y, aunque por un instante me encontré embelesada con la gran ingeniería del sitio conforme avanzábamos cada kilómetro, un único pensamiento habitó mi mente.

"He escuchado que puede sanar con una velocidad casi inhumana"

Las palabras que mi hermana Lucinda me espetó horas antes de que desapareciera se reproducen una y otra vez en mi cabeza, haciéndome dudar de mi estado mental. Sé que suena absurdo, pero juraría ante dios que aquella herida estaba cicatrizada.

La vista es increíble no lo crees, prima.

Magnífica, sí.

Apenas consigo responder ante mis nebulosos pensamientos, sin embargo, he de recobrar la cordura cuando giro hacia el balcón de donde su voz emerge. Mi alcoba asignada en el castillo Le Covanov es lo doble de amplia que en mi anterior estancia e incluso a la tenida en mi antiguo hogar.

Habríamos demorado un par de días en arribar de haber estado en Ryunale, pero ¡horas! Solo demoramos horas para conocer a la corte ferelense.

Los sirvientes que aposan mis pocas pertenencias en la habitación nos observan de soslayo ya sea por desconocer el lenguaje que empleamos o por finalmente conocer a la mujer de la que su príncipe cayó falsamente enamorado.

Eso debe ser por la fuente de alimentación del ferrocarril —digo—. Desconozco como funciona, pero...

Los rieles —una tercera voz masculina que ya comienzo a reconocer emerge—. Los rieles yacen electrificados. Es por eso que consigue tal velocidad y lo que nos habría costado días, lo conseguimos en horas.

Los sirvientes y mi prima de inmediato reverencian a Dimitry Le Covanov quien avanza en una elegante e imponente caminata que hace que todo ser detenga sus movimientos e incluso la respiración, aunque su dorada mirada se destina exclusivamente en contemplarme sea porque no reverencie su interrupción o por leer esa pregunta que me consume en los ojos.

¿Dice que si caemos a las vías podríamos morir? —Katrina exclama con temor tan pronto como su escueto asentamiento termina tras oír la explicación del príncipe.

No, señorita Düger, pero esperemos que nadie lo haga para averiguarlo.

—Podrías enviar a tus enemigos para comprobarlo.

Dimitry ejecuta una mediana sonrisa por el ácido comentario que mi prima no comprende tras cambiar del alevania al dagleshn. Desde aquel día en el accidente del canal no he entablado palabras con él, al menos no a solas como las anteriores ocasiones. Y es que pasó una semana completa "reponiéndose" y otra más fingiendo que yo no existía hasta que debimos partir a la ciudad principal por vía ferroviaria y ni siquiera en ese momento compartimos vagón hasta que subimos en el carruaje donde nos dedicamos a fingir el matrimonio que el pueblo celebraba al pie de la calles.

—¿Me concederías unos minutos? —continuamos en su idioma.

—Me encantaría, pero estoy ocupada instalándome en mi habitación —sabe tan bien negarle algo.

—Nuestra habitación querrás decir—hay cierto humor en su voz mientras avanza hacía mí—. Es amplia, no lo crees.

Mis latidos aumentan con la idea de tener que compartir un lecho cada noche con este hombre que cambia de humor como yo de atuendos. Su ceja se eleva en un "Y ahora ya deseas hablar" me trago mi orgullo.

"Maldito desgraciado. Sabe jugar el juego, Emm. Bien, demuéstrale que tú también"

Katrina, nos permites.

Mi prima y los sirvientes nos dejan a solas y entonces nuestras máscaras caen.

—Mañana se celebrará el festival de Søronata —comienza él.

—Y requieres algo de mí —le ofrezco la espalda tras dirigirme al largo espejo de la alcoba—. Me has ignorado todo este tiempo, pero ahora que deseas un favor, existo.

—No sabía que te afectaba tanto el no verme —mi boca se abre para protestar, pero el continúa—. Además, ya he pagado la deuda. Tu prima será tu dama principal y ya he dado órdenes acerca de tu libre itinerario tal como acordamos.

—¿Qué hay con la habitación?

—Eso no puede removerse. Como es que crees que conseguí que solo una dama te atendiera todas las mañanas.

—Porque es a ti quien te molesta el personal en nuestra alcoba —deduzco que asumió la culpa.

—Todos deben creer que cumplimos con nuestras obligaciones con la menor cantidad de testigos posibles.

—¿Y que pasará cuando no suceda lo que esperan?

—Ya veremos como solucionarlo.

—Por supuesto, como en ti no recaerá las habladurías de no poder engendrar.

—Que esperas entonces ¿Deseas que cumplamos con lo solicitado para dar credibilidad?

"¿Y tú?"

Mi traicionera mente trae el recuerdo de aquellas veces que lo vislumbre sin camisa y he de tragar saliva mientras me retiro del espejo para evitar su profunda mirada contemplándome a través de él y el repentino calor que sube por mi rostro.

—Que hay de Søronata —nos distraigo con aquel tema—. Es una festividad importante para ustedes. ¿Quieres que vean que soy una buena esposa?

—Una buena anfitriona —repone—. Representantes de las tierras de Søje vendrán, y ya que mantienen el misma idioma y costumbres similares, esperaba que fueras una cálida compañía y anfitriona para ellos.

Los søjenses siempre han sido unos buenos vecinos con Ryunale. No interfirieron en asuntos bélicos con Otaria, pero al menos no nos cerraron la puerta cuando necesitamos de ellos. Enviaron sus mejores auxiliares médicos y provisiones a zonas hostiles.

—Søje ayudó a mantener a mi antiguo hogar de pie en momentos de guerra. No lo suficiente para ofrecerles una hija, pero tienen mi favor —escucho un resople por parte de Dimitry tras recordar el trato que nos ata. Sonrió—. Seré una buena ferelense para Su Alteza.

El festival dicta que debemos envolvernos en vestimenta blanca para honrar a todos los caídos en la busqueda de la independencia de la República de Feralia, junto con un distintivo u accesorio en tono naranja como lo es su bandera. En caso de la gran familia real, una banda que cruza por mi hombro y cierra en mi cadera es lo que corresponde. Mi cabello ha sido recogido en un moño permitiéndo que unos cuantos bucles caigan sobre mi rostro, junto con una tiara en tono a mi cinta que anuncia mi actual posición.

—¿Nerviosa? —mi hermano pregunta mientras camino de su brazo por el pasillo.

Este será el primer evento como Emmelina Le Covanov, por supuesto que lo estoy.

Lo harás bien—me sonríe tratando de alentarme—. Llevas...

.

No es necesario que demos más explicaciones acerca de mi usual brebaje que va a donde voy.

—¡Dimitry!

Contemplo a mi hermano saludar a mi esposo e igualmente es recibido con la misma calidez ¿En que momento adquirieron tanta confianza?

"Traidor" miro a Jerico.

—Los veré en el salón.

El brazo de mi hermano me suelta para entregarme a mi esposo, siendo que mi entrada debe ser con mi familia, los Le Covanov.

—Emmelina, pero que linda te miras —la reina Agnes me saluda en cuanto me vislumbra avanzar con su hijo—. Se ven tan perfectos juntos, no lo crees así, Iralio.

—Sí, sí.

Al rey de Feralia no puede interesarse menos cuan divinos podemos contemplarnos. Como si los integrantes de esta familia no supieran la situación y términos. Al menos la pequeña Katherina es feliz.

—El casarte te sentó bastante bien, hermana. Ya te ves como una mujer.

El tercer hermano de Dimitry le guiña el ojo.

—¡Basco! —regaña Agnes a su hijo, el cual yace más cerca de mi edad que su primogénito con quince años cumplidos, pesé que sea mucho más alto y enbarnecido que yo siendo que en comparación soy bajita y enclenque.

—Mi hermano es un reverendo zoquete, perdónalo. La nodriza lo tiró de pequeño —Guillermina, la segunda en la línea de los vástagos habla. No he interactuado demasiado con ella, pero me recuerda un tanto a mi hermana Arabella, prudente y calculadora, aunque con un repentino sentido del humor.

Le sonrió como respuesta.

Pronto, todos somos anunciados y he de respirar profundo, ya que sin duda al ser la nueva adquisición de la familia real, es a mí a quien miran los cortesanos, aunque no es como en Santa Valkansa, ya que aquí soy juzgada con severidad y no son nada discretos. Soy capaz de escuchar como me comparan tras no ser lo suficiente bella o alta o si soy muy escuálida y pequeña o si mi acento es apenas tolerable. No comprenden del porqué su príncipe me eligió como una futura reina para gobernar estás tierras a su lado.

Por suerte, mi mente se concentra en los extranjeros søjenses que vinieron en representación a su nación.

—La República de Feralia les ofrece una calurosa bienvenida. Un placer tenerlos en éste, nuestro día de independencia —recita el rey Iralio con todos nosotros rodeándole atrás cual centinelas fuéramos a excepción de su esposa que se encabeza junto a él.

Se dirige a cinco hombres con vestimenta azul marino y cobarda naranja acorde a sus paliacates dentro de sus trajes como símbolo de respeto a lo que hoy se festeja en este sitio.

—El honor es todo nuestro —habla un hombre de mediana edad con piel oscura y bellos ojos grises en un dagleshn un tanto lento para evitar pronunciarlo mal—. La noticia de que su hijo mayor contrajo matrimonio llegó a nuestros dominios. Ofrecemos nuestras felicitaciones en nombre de Søje, así como un presente para la feliz pareja.

—Las recibimos con grato gusto. Me parece que conocen a toda mi familia, excepto por ella. Emmelina, hija, ven aquí —hago lo que el rey pide y ofrezco tres pasos al frente—. Permitanme presentar al nuevo miembro de esta familia, la esposa de mi hijo, Emmelina Diann Le Covanov, hija del rey Rui Trémulo Scarasi de Ryunale —concedo un elegante asentamiento—. Te presento ante el príncipe de Søje, Davinne Grimaldi, su general Portos y sus asesores.

—Un... placer.

Mi palabras y sonrisa decaen, siendo que en cualquier parte del mundo reconocería aquel rubio cabello, azulada mirada, y afilados rasgos, pues Davinne Grimaldi es nada menos que aquel extranjero de quien permanecí embelesada en la enmascarada de mi nación el año anterior.

Jamás supe su identidad, así como él la mía, aunque no habría forma de olvidar sus feroces labios y experimentada manos sobre mí ¿Acaso me reconocería? Nunca me deshice de aquella máscara en mi rostro a diferencia de él, ya que Lu y yo habíamos ido de incógnito a la festividad, pero eso no removia la posibilidad.

—El placer es todo nuestro, princesa.

El apacible rostro de mi enmascarado tras responder sigue intacto como en mi memoria.

"No te reconoció. Respira"

Finjo una sonrisa, puesto que lo menos que deseo es que mi esposo presente sepa que no soy la inocente joven que mi padre prometio al suyo.

—Tuve el placer de estar en Ryunale el año anterior. Hermosa nación, aunque solo haya sido un par de días ¿usted ha ido a Søje?

—No, tristemente no, príncipe.

—Es una pena. Debes llevarla a conocer Søje, Dimitry. Ambos, toda la familia Le Covanov y cuidado de la República de Feralia, será más que bienvenido.

—Consideralo un hecho, Davinne.

"Santo Dios, de todos los malditos hombres con los que pude tener una idílica noche tenía que elegir a un príncipe que se tutea con mi esposo" me reprocho "Al menos tengo un muy buen gusto" sonrió por el pensamiento.

Por suerte la cortesía acaba y los søjenses se dirijen nuevamente con el rey Iralio para entablar negocios o la razón que los haya traído. Me pregunto que querrá el rey de ellos y viceversa. Supongo que deberé averiguarlo.

—¿Te encuentras bien?

—Sí, porqué no lo estaría —le susurro en correspondencia, aunque no le doy oportunidad a Dimitry de proseguir—. El príncipe y compañía se hospedaran el tiempo que dure la festividad, ¿cierto?

—No —siento alivio—. Se quedarán una temporada con nosotros.

—¿Cómo? —la necesidad de tomar mi brebaje se vuelve necesario—. ¿Por cuánto?

—Lo suficiente.

—Para qué, ¿qué es lo que quieren con Søje?

—No creo que sea de tu incumbencia —mis ojos lo fulminan.

—Tus estados de ánimo me producen irritación en el estómago, lo sabías.

—Quizá un pastelillo pueda cambiar mi humor.

Su boca esboza una discreta, pero mortífera sonrisa que me hace suavisar mi carácter mientras comprendo que debo ser su mejor entretenimiento en estos momentos.

—Jamás debí decírtelo.

Su hermana Guillermina nos concede una mirada de soslayo por no callar ante el alentador discurso que su padre ejerce para su corte.

—Hermanos y hermanas, eleven sus copas por nuestra autonomía ¡Shaolovanov!

—¡Shaolovanov!

No comprendo aquella palabra, pero de igual modo elevo mi copa y la bebo hasta el fondo para seguido de ello, dejarla en una de las charolas que los meseros ofrecen. Es entonces que la orquesta comienza a tocar música folclórica ferelense o eso me parece por el entusiasmo de los ciudadanos tras escucharla tocar.

—La tradición dicta que debemos bailar con alguien distinto a nuestra pareja y dar vueltas por la pista hasta que nos encontremos, así qué —besa los nudillos de mi mano izquierda—, hasta que nos encontremos, pastelillo.

Acto seguido, toma a su hermanita Katherina quién ríe en cuanto la hace girar por la pista, al tiempo que su hermano Basco me toma de la cintura y comenzamos con el ritual. Cambio de pareja una decena de veces y cada vez que se realiza, se agrega una vuelta más con la pareja asignada. Para cuando la veintava persona me hace girar, me encuentro acalorada y extrañamente llena de júbilo. Este siempre ha sido mi sitio, los bailes, el gozo, las copas llenas y bullicio apabullante. Aquí, puedo ser libre.

El blanco te sienta bien —mis ojos se eclipsan con los de Davinne una vez que nuestras manos se enlazan para bailar, al tiempo que su voz en alevania me llama—, aunque admito que el rojo que portabas en esa enmascarada te iba mucho mejor, Diann o debería decir Emmelina Le Covanov.

"Lo sabe, sabe quien soy"

○●○❦○●○

Próximo capítulo:
EL PASADO NOS PERSIGUE

Gracias por pertenecer a
❦𝕰𝖑𝖊𝖌𝖎𝖉𝖔𝖘❦

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro