Capítulo Siete: "¡¿Las rocas se mueven?!."
[Hola mis queridos lectores, espero esten bien. Aquí les traigo un capítulo más donde iniciaremos un nuevo arco. Pueden considerar este capítulo como un prefacio al mismo. Como siempre pueden comentar si hay errores o sugerencias para hacer que esta historia siga avanzando. Sin más, se les quiere, disfruten la lectura. <3]
“Hola, Mamá. Espero este saludo sea grato para tenerte al tanto de lo que hemos de hacer. Te escribo para que también le des un abrazo a mis hermanos, los extraño mucho la verdad, desde que el reclutamiento para la guerra fue obligatoria tuve que participar para defender la nación y me alegra que en cierta forma todo acabará bien pues, ¿Quien diría que hoy dragones de fuego y hielo somos el mismo pueblo y planeamos una expedición al exterior por el bien de ambos? Seguro que nadie. Suena a alucinación pero es la realidad y me alegra.
Fue horrible, debo admitirlo. Estar en el campo de batalla y arrebatar algunas vidas fue horrible. No es nada parecido a los actos de heroísmo que se cuentan. la masacre duele incluso para el masacrador pero, solo si este tiene corazón.
Espero sepas que estoy bien, mi salud y mi fuerza están muy bien. Me he alimentado correctamente y si me vieras te asombrarías de lo saludable que luce mi cuerpo, de hecho, cada día soy más fuerte, por eso, están considerando agregarme al escuadrón explorador donde, 200 miembros del ejército saldrán a explorar. Los grupos estarán conformadas de novatos y expertos para forzar a los novatos como yo a dar un mejor esfuerzo y percatarse de que lo que viene no es ningún juego.
Como es claro, somos 100 originarios del pueblo de fuego y otros 100 de hielo, así se forma el grupo de exploradores.
Hoy por hoy están haciendo las últimas pláticas para hacer oficiales a los 200 exploradores y cuando lo hagan, entonces saldremos. Lo digo en plural incluyéndome porque es seguro que lo hagan pues, el sargento al mando dijo que era posible que fuera con ellos, demasiado probable por lo que sí está carta te ha llegado es porque sí, me han aceptado y debo ir fuera del reino para asegurar un futuro a nuestros descendientes. ¡Todo sea por el pueblo de los Dragones!
Sabes mamá, recuerdo el año pasado, allá por el mes quinto donde se hablaban de guerras posibles y justo al siguiente mes una guerra de un día, corta pero mortífera. En esa guerra participé y sobreviví. En el ejército me ofrecieron trabajo y como la paga era buena acepte con tal de ayudarte mandándote parte del dinero a ti.
Más tarde, como un mes después el nuevo rey Conor anunció que todos debíamos practicar hasta aprender correctamente el poder del “hielo ardiente”, sin excepción, todos debíamos manejarla de forma decente por lo que iniciaron 3 meses para apenas hacer que despertará. No sé cómo el General Leinad lo logró en un mes, seguro es muy habilidoso, quizá por eso es el general. Ojalá algún día sea tan fuerte como el.
Bueno, como te contaba, luego de 3 meses la mayoría logramos despertar ese poder y luego pasamos hasta hoy practicando. Hoy por hoy la manejo más o menos, siento que es un “En caso de emergencia” ya que, es muy agotador mantener esa habilidad.
Recuerdo cuando llegó el invierno y pude ir a casa por 3 días, solo 3 días nos dieron. Disfrute mucho el estar junto a ustedes, mi familia, eso sí, fueron días fugases aunque aún recuerdo cuando Dari se creyó la broma del “pastel de chocolate” que era de lodo, aún me rio por ello. A ti te molesta pero, son bromas de hermanos.
Cuando volvimos nos dieron dos noticias, la primera fue que, los 200 seleccionados recibirían un arma especial hechas con materiales especiales como perlas mágicas y metales extraños, la verdad, no entendí muy bien pero fue increíble ver al Rey Conor sujetando un arco y flechas especiales que, cuando el gritó “jamad nari” (Congela mi fuego) entonces lanzó la flecha la cual dejó un rastro enorme de hielo por donde pasó y donde golpeó explotó en llamas complemente vivas y ardientes como no había visto, así mismo el hielo destrozo barios bloques de concreto que estaban puestos en la trayectoria de la flecha.
Sin duda era brillante la forma en que las armas combinaban con las nuevas habilidades.
Otra cosa relevante: En el último mes nos dieron clases y estudios de física, geografía, biología y química. Fue una locura lo intensivo que fueron con eso pero me esforcé y saque 69 puntos de 100, es poco y lo sé pero, la nota más alta fue de 75. Aprendimos de todo un poco pero siempre siendo muy esencial.
Sabes, mamá, está carta le he escrito desde hace unos días, poco a poco agregando cosas cada que tengo tiempo pues, ahorita estamos más atareados que nunca. Justo ayer dijeron que estaremos de 4 a 10 días fuera del reino y la verdad, tengo miedo. Es atemorizante saber que pasaras tanto tiempo lejos de la civilización tal cual la conozco. No sé que encontraré afuera y temo no volver, por eso quiero que sepan que los amo, a ti madre mía y mis dulces hermanos, los amo a todos.
Mamá, no te preocupes. Haré mi mejor esfuerzo como hasta ahora y haré que estés orgullosa de mi por ser un militar ejemplar. ¡Ya verás mamá, te traeré un regalo del exterior!
Espero te cuides y tomes tus medicinas. Que los niños no se desvelen y no les jales tanto las orejas cuando no hagan caso.
Y bueno creo que ya, esta carta llega hasta aquí. Lloró de melancolía en mi lúgubre cubículo militar a las 4 de la mañana con una vela dándome algo de luz. Hoy será el último día de entrenamiento y por lo mismo darán el veredicto de quienes serán los exploradores, como dije el otro día te amo madre...
Madre, vas conmigo en mi mente hacia mi travesía próxima, vas en mi mente porque mi corazón lo dejo en esta carta.
Los quiero, con cariño, Rashi.”
Esa madrugada, esa melancólica madrugada llenó de un oscuro temor al soldado Rashi Balto. Un campesino que por obras del entorno terminó en el ejército y previendo que en efecto sería añadido a “los 200” escribió a lo largo de una semana la carta que por la mañana mandaría a su madre luego de que se confirmara su sospecha por la tarde de ese día y cuando eso pasó, trago fuerte pues su miedo incremento tanto que, al terminar el día, lloró.
Su llanto era amargo porque, en el fondo, odiaba la idea de salir y es que, en ese momento, por más que dieran honores a los 200 nombres que se habían vuelto públicos, la verdad es que nadie quería estar en su lugar y todos temían a las palabras de Conor cuando dijo que: “todos, sin faltar uno” saldrían al exterior si querían preservar sus vidas pero, salir también suponía un riesgo por lo que, a muchos les hacía más ilusión morir peleando una batalla perdida, cuando Radial fuera invadida, a el riesgo de recuperar las antiguas tierras de manos de los Leviatanes.
Todos sin faltar uno en el reino temía, temía con fuerza a lo desconocido que esperaba fuera y más este chico que sus lágrimas caían cuál lluvia por no conocer su posible final y no tener idea si vería a su madre y hermanos otra vez.
—Pasó una media hora, quizá una hora, no sabría decirlo con exactitud. Sus gemidos de dolor se escuchaban del otro lado de la fina pared que nos separaba. Alguien más se hubiera burlado pero, el comprendía perfectamente que muchos tendrían que sacrificarse sí querían que el futuro fuera mejor, por eso no sé cuánto lloró exactamente pero, lo que sé con certeza es que: Cuando dejó de llorar el juró “Por mi madre, mis hermanos y todos los que vengan después de mi. Por ellos fui elegido y debo cumplir con mi deber o acaso, ¿no estaba listo yo para morir cuando me enlisté en primer lugar?, ¡Claro que lo estaba!, no sé porque tiemblo ahora pero, lo que sea que me esté intentando frenar, le cortaré el cuello de un tajo y con sus viseras me haré un caldo, un caldo con sabor a mi vitoria.” Esas fueron sus palabras que murmuró con voz de hombre y de ahí ya no hubo ruido, el había encontrado su valor. —Contó en algún momento en el futuro un soldado que dormía en el cubículo adyacente al del soldado Rashi.
Todo eso ocurrió el día 2 de la semana.
...
—Dime señora Qued, ¿Cree que logremos algo de provecho? —Preguntó Conor en la mañana del día siguiente al que se dio a conocer la lista de los 200 soldados, era el tercer día de la semana por la mañana y incluso Conor veía un futuro incierto.
—Pues la verdad, no lo sé. No soy un oráculo para ver el futuro y no es como que me importe. Mi misión en la vida siempre ha sido servirle un desayuno a la altura a cada Rey que ha estado en esa silla, así durante 200 años. Yo ya estoy muy serca de la muerte y viví de forma decente, quizá tenga algunas quejas pero, no valen la pena... —Fue interrumpida la señora mientras servía café a Conor.
—¿Entonces a usted no le impor...? —Cuestiono Leinad mientras la señora Qued le interrumpía.
—Claro que no me importa, mi vida ya ha sido pero, la de mis nietos empieza y nunca en mis dos siglos de labor, un Rey se había preocupado tanto por el futuro. Solo se aseguraban que el reino fuera bien y ya. Nada más. Usted apuesta en alto, con todas sus cartas y eso se lo admiro porque, si gana, por una vez, el casino de la vida pierde. —Terminó la señora mientras volvía a la cocina del palacio.
Conor se quedó pensando en lo dicho por ella mientras terminaba su desayuno a eso de las 6 de la mañana. Veía los primeros rayos de sol entrar por los vidríales y algún que otro gallo que cantaba, eso junto a las palabras de la señora le devolvieron el ánimo pues, pasado mañana era el gran día y estos dos días eran de preparación psicológica para los soldados,
Conor terminó su desayuno, agradeció a la señora y fue al salón principal del palacio donde estaba su trono, ahí esperaría por los 200 que debían hablar con Conor.
La reunión era hasta las 1 de la tarde, luego de que los militares hayan tenido su entrenamiento y cumplido con sus deberes asignados así que, mientras llegaban Conor comenzó a meditar, algo que no hacía durante mucho tiempo y sentía la necesidad de hacer para nivelar sus niveles de energía.
De pronto ahí tenías a Conor, sentado en el piso del gran salón.
Pasaron 3 horas cuando, comenzó a emanar luz. De primero los objetos como la alfombra se vieron perturbados por el flujo de energía descontinuada que llegaba, esto por las inseguridades que manejaba así que debía controlarse y liberarse al mismo tiempo, destruyendo el miedo y incertidumbre para que la energía, la magia de la luz fluya por todo su ser.
Conor temía, no por el, sino por las vidas que pendían de los finos hilos mal sujetados a sus manos que, el veía soltarse o romperse dentro de su mente y le recordaba constantemente el hecho de las vidas que ya cargaba sobre sí y no deseaba cargar con ni una más.
De pronto en la meditación su aura se volvió turbia y oscura, muy oscura, casi negra. En ese momento Conor era perturbado con pensamientos que el no pensaba pero escuchaba con su voz dentro de su mente dándole así golpes llenos de desesperación y dolor, mucho dolor.
“¿Ya vas a matar a otro grupo por lograrlo?”
“Pero que idiota, esos son muy pocos, trae más a morir, con 200 no te mancharas lo suficiente”
“¿Sabes que todos ellos tienen familia?”
“Tú conoces a Carlinne, imagínate que Leinad no regrese”
“Y ¿por qué tú no mueres?, eres fan de la muerte y es incluso tú moneda de cambio. Tú deberías morir para probar tú valor.”
“No me ignores, no me trates como a los miles que murieron en la guerra por no poder evitarla, a ellos los ignoras pero s mi no, ¿vale?”
“Desgraciado imbécil, esa joven pudo ser tú esposa y la mataste abriendo su abdomen”
“Mira Leinad, que bonito paisaje hay en tus recuerdos. Ríos y ríos de sangre de dragón, seguro y nunca te da sed con eso”
“Pobre Guarren, grito y grito y aún así lo maté porque su vida no valía tanto como el objetivo”
“Fue satisfactorio ver morir a Nerraug pero, fue más saber que gracias al tormento de todo ese día logré hacerme con el poder”
“¿Qué importaría matar a mi propia madre si puedo salvar a 100 personas?”
“¿Qué importa matar mil personas si puedo salvar a 100?”
“Soy un héroe”
Cada uno de esos pensamientos desarrollaba su mente por separado a el, una condición extraña producto de la meditación que lo hacía perder la concentración de la misma y le evitaba alcanzar la iluminación. Así pasó horas luchando por purificar su mente y aunque ganó algunas batallas la guerra no terminó por lo que dejó la meditación para más tarde.
Cuando abrió los ojos se percató que la sala había sido arreglada para recibir a los 200 por lo que recordó que los arreglos se harían de 11 a 12 por lo que probablemente faltaba menos de una hora para que los militares de diversos rangos llegaran y ante la sorpresa se dio cuenta de lo sudado que estaba por lo que se levantó para tomar otro baño en su habitación.
Una vez que Conor se bañó pudo estar más tranquilo para recibir a los jóvenes y cuando este estaba abrochando su camisa uno de los empleados del palacio tocó la puerta para avisar de la presencia puntual de los 200, eran las 1 en punto y estaban todos reunidos en el salón.
Conor sonrío levemente y dio orden de decir que iría en un minuto, luego volteo hacia su ventana seguramente con algún pensamiento en su mente.
Pronto Conor bajó al salón y vio aquella escena: Una buena parte de ellos eran jóvenes, jóvenes audaces y destacados en algún punto de sus labores; otros eran más viejos, como de 100 años o superior, eran los más habilidosos por su experiencia. También habían algunos jóvenes promesas mostrando un lucido futuro si conseguían guardar sus vidas para dicho futuro.
La mayoría platicaban entre ellos para conocerse mejor, esa era su estrategia pues, ahora estarían juntos y no podían permitirse roses o problemas, aún así habían algunos que se quedaban quietos, expectantes, esos mismos se percataron antes de la llegada de Conor al salón. También habían algunos muy egocéntricos y deseosos de la aventura como otros que temían de lo que harían, aunque la verdad, es que por más animados que estuvieran, todos temían en cierta medida.
—Muy buenas tardes, no tienen idea del honor que es tenerlos aquí. —Interrumpió Conor.
De pronto un silencio repentino acompañado de un saludo militar inclinándose ante el Rey.
—Pueden dejar sus formalidades, desde hoy no son mis súbditos ni yo su rey, figurativamente claro. —Comentó Conor.
—¿Entonces puedo levantarme y ponerle el brazo encima sin problemas, señor? —Dijo un soldado mientras hacía exactamente eso.
Todos se sombraron en seguida al ver lo informal que se portaba el soldado pero, comenzaron a entenderlo.
—Me caes bien, ¿cómo te llamas? —Preguntó Conor.
—Soy el destructor de clase 3 Lortz Puw, Conor. —Dijo el destructor con mucha confianza en su rostro.
“Ya lo entiendo. El rey nos da libertad de acción con el para que entendamos que debemos confiar y que podamos ser nosotros mimos sin usar la máscara de militares probando así nuestra percepción a esto viendo si seguimos inclinados o no y nos comportamos de forma natural. Brillante señor, en ese caso...” —Reflexionó un soldado de clase 1 para actuar posterior a eso.
—Hey Conor, ¿nos darás algo de comer?, hay quienes no tuvimos tiempo para almorzar y el hambre no es bonita. Sé que tienes comida así que danos. —Dijo el mismo soldado mientras de ponía de pie y se acercaba al rey.
Todos los demás estaban atónitos ante el comportamiento tan fuera de lugar de los militares y los jugaban en su mente aunque, Conor sonreía contento de que se percatara y hiciera algo tan atrevido.
—Como veo que sólo estos dos fueron lo suficientemente hábiles para darse cuenta a tiempo les pediré que se levanten y escuchen: Pueden actuar como gusten respetando los ideales que juraron, ¿Lo entienden? —Preguntó Conor con una cara pretenciosa.
De pronto poco a poco todos se levantaron, de uno en uno o por grupos pero, al final todos estaban de pie inciertos y más los que se pusieron de pie de último pues, estos eran los más viejos del grupo y no acaban de entender tales actos banales para su juicio.
—Quiero pedir perdón a aquellos de mayor tiempo en la fuerza, sé que puede ser insultante y extraño este comportamiento pero, los que ir quiero como las personas que son y no como militares. —Explicó Conor logrando aclarar las dudas.
No pasó mucho para que todos comenzaran a acomodarse a gusto y creando una semi luna, ubicaron para charlar.
Hablaban sobre las vivencias de cada uno en los entrenamientos y si se esperan ser elegidos y como este hecho les afectaba. Cada quien tenía algo interesante para decir aportando a la conversación. Algunos comentarios eran graciosos, otros raros, algunos tristes y otros imparciales.
Pasaron horas ahí, parecían amigos de toda la vida, hacían uno que otro mini juego para pausar y la comida que perdió el soldado fue llevada a ellos. Fue una tarde muy amena y ya para el final ocurrió algo interesante.
—Oigan, ¿quien sabe lo que se siente golpear un rey? —Preguntó con rostro pretencioso Conor.
—Supongo que nadie, Conor, ¿quien tendría el valor de confrontar a un rey? —Dijo un Cadete proveniente de los Dragones de hielo.
—Mi bisabuela tubo el valor de enfrentar a un rey, no creo que les gane una anciana, ¿qué tal tú? —Dijo Conor burlándose y eligiendo a un soldado también proveniente de las tierras heladas que veía algo despistado.
—¿Yo señor?, ¿quiere pelear contra mi? —Dijo temeroso y titubeante el Soldado clase 2.
—Vaya, no eres tan despistado como pensaba, entendiste a la primera. Ahora, ven y, ¡demuestra que no te elegimos por accidente! —Dijo Conor levantando la voz para provocar al chico.
—No señor, no querrá pelear conmigo ya que perderé en seguida. —Se negó el Soldado.
—Entonces llámame astuto por elegir a alguien que pueda vencer. Anda, ven que solo es una pelea amistosa. —Pidió Conor haciendo que los demás hicieran presión para que el soldado fuera a la pelea.
Al final el chico accedió de muy mala gana y con miedo.
Rápidos. Así se le podían llamar a los golpes que lanzaba Conor pero que, por muy poco, el soldado esquivaba. Todos los demás miraban atentos a la pelea y por alguna razón extraña se dividían los apoyos, algunos hacia Conor y otros hacia el soldado pues, querían ver que alguien tuviera el valor de darle un buen golpe.
Desde atrás se escuchaba “Si no quieres déjamelo a mi, yo si le muestro el poder militar” gritaba algún entusiasta y algunos otros le seguían. Por otro lado, habían quienes decían que el podía pelear bien pero para eso tenía que dejar de actuar “como una flor”
“Rayos, todos quieren que pelee contra el rey y yo no quiero. ¿Y si lo hago enojar y después me rompe un brazo?, eso sería horrible, además, ¿qué gano con dañarlo o exponerme?, mejor lo esquivo hasta que se detenga.” —Decía el Soldado en su mente.
—Oye muchacho, sí no haces algo pronto el buscará una forma de que lo hagas. Te ha dado lugar de pelear con el como si de un amigo se tratara, no le quites ese gusto. —Grito uno de los más ancianos en la fuerza.
“De verdad tengo que pele...” —Cuestionaba tras escuchar las palabras del señor pero fue irrumpido por un golpe de una patada en el abdomen botándolo al piso.
—Parece que no quieres pelear así que habrá que terminar aunque sea decepcionante saber que nos equivocamos contigo. —Dijo Conor sobre la espalda del Soldado sujetando sus brazos aplicando una llave de lucha.
El joven se quejaba y hacía intentos de soltarse de Conor pero era imposible, no lo lograría a menos que...
“¿De verdad debo hacerlo? Parece que no tengo opción.” —Pensó el joven mientras se quejaba del dolor.
—¡Que quede claro que dije que no quería pelear! —Grito el joven enrollando sus piernas tanto que sujeto a Conor y lo sembró contra el suelo de cara usando mucha fuerza.
Pronto se puso de pie y todos gritaron de emoción al ver tan peculiar pero impresionante movimiento. Conor por su parte sonrió y dijo: “Ahora sí estamos hablando” acto seguido se lanzó contra el soldado que en se cubría con sus manos pero atacaba con sus piernas.
Era impresionante como este salto por sobre Conor y cuando iba sobre el, estiró las piernas para sujetarlo y con la rotación que llevaba, lo hizo girar por los aires provocándole una fuerte caída.
—Me asombras chico, eres hábil pero, vemos cuanto aguantas. —Dijo Conor para luego moverse tan rápido que no le dio tiempo de reaccionar al soldado y por ello ya estaba tras de él.
Casi instantáneo a eso, una ráfaga de golpes hicieron avanzar al soldado hasta caer al suelo nuevamente, ahí el se acostó.
Cuando callo giro bruscamente haciendo caer al Conor también y apretándolo con las piernas ahí mismo.
Aún así Conor se libero de sus brazos y tomó las piernas del chico levantándolo en el aire. Conor casi de inmediato salto para alcanzarlo y ahí dio una vuelta invertida dándole una patada fuerte estrellándolo contra el piso.
El chico se quejó pero no pensaba dejarlo así por lo que se levantó y se uso a sí mismo como arma lanzándose con fuerza para botar a Conor y teniéndolo en el piso tratar de obligarlo a rendirse aunque este nuevamente se libró.
Entonces ocurrió, el joven se lanzó por la parte inferior de Conor, quizá para atacar sus piernas por lo que Conor salto y este planeaba caer sobre el, sin embargo, no esperaba la inminente jugada del chico al poner sus manos y impulsarse para dar un golpe invertido con sus piernas hacia arriba. Dicho golpe plantó a Conor con fuerza en el piso pero no fue su fin pues el chico que estaba parado de cabeza se impuso con los brazos haciendo que una nueva patada se colocará justo en la cabeza de Conor estrellándolo en el piso y rompiéndolo un poco. Fue en ese momento que todos gritaron como locos.
Conor en ese momento solo río y se levantó. Volvió a moverse rápido y estaba con el chico entre sus brazos casi ahorcándole y dejándolo inmóvil. Ahí Conor dijo: “La pelea, terminó” y lanzó al chico hacia el frente.
—Gracias por tan buena pelea, solo espero ganes más seguridad pronto. —Dijo Conor al joven que eufórico tenía al frente con la respiración agitada.
—Muchas gracias señor, para mi fue un placer y ahora se lo que se siente golpear un rey. —Contestó aquel chico muy animado entre la bulla de sus compañeros.
Conor sólo le miró a los ojos y sonrió contento, genuinamente contento al ver cuantos le hablaban al chico ahora y comenzaba a hacer más amigos y entender mejor lo que ocurría.
“Yo mismo los elegí a ustedes para que ninguno fuera un error, todos tienen un valor y una razón por la cual estar y eso es importante, que todos son importantes.” —Pensaba Conor mientras despedía a todos diciéndoles que disfrutarán del día libre de mañana, que al igual que hoy, solo hicieran sus entrenamientos matutinos y se tomarán el día en lo que llegaba el día posterior en el que tomarían nuevo rumbo.
Pasó la noche en la que todos durmieron cómodos en sus respectivos lugares y al día siguiente mientras los 200 se tomaban el día, Conor se reunía con Leinad para tratar un asunto que no se había decidido.
Allá en la cafetería donde se habían reunido para discutir el asunto estaban los dos, entre olor a pasteles y café, con toques de vainilla y colores alegres propios de las paredes del lugar. Todo se sentía tranquilo como el azul del cielo despejado que hacía en esos primeros días de primavera. Sin duda un lindo lugar para estar con tus amigos en un día así.
—Sé lo que dices Conor pero, ¿seguro que prefieres dejarme aquí a cargo en lugar de llevarme contigo?, creo que los guerreros de élite pueden encargarse de proteger el lugar. —Dijo Leinad oponiéndose a lo que Conor pedía.
—Entiende que cualquier cosa podría pasar, ¿y si hay un espía que aproveche mi ausencia para atacar?, solo tú podrías mantener el orden en una situación así. —Argumentó Conor.
—Aprecio lo que dices pero, ¿de verdad te irás sin mi?, no puedo esperar a conocer el exterior y tú me lo quieres posponer a la segunda. Ya no llevaré la delantera. —Reclamó Leinad sintiéndose dejado de lado por un proyecto que el potenció.
—Sé como te sientes y déjame decirte que, es meramente eso, sentimiento. Tú no tienes una razón real y que aporte para ir, por eso, siguiendo la lógica, es mejor que te quedes y protejas el reino aún cuando no pasé nada. —Volvió a explicar Conor mientras tomaba un capuchino.
—De verdad que me hace sentir pésimo pero, ya que insistes y que no podré convencerte, acepto quedarme, eso sí, de muy mala gana. —Dijo Leinad molesto de broma con Conor.
—Ya pareces un niño pequeño cuando su madre no le lleva con el, relájate. —Bromeó Conor.
—Idiota. Mientras no estés haré que usen tú habitación en el palacio como gallinero con lo mucho que te gusta el desorden. —Bromeó sarcásticamente Leinad.
—Eso no hace gracia. Hazlo y haré que te encadenen con los cerdos por un mes. ¡Con la cama de un hombre y más de un guerrero no se juega! —Amenazó bromeando Conor.
—Jajajaja, ay Conor. —Río Leinad mientras disfrutaba de las bromas al punto de olvidar su frustración por no ir al exterior.
Así siguieron conversando un rato hasta que tuvieron que despedirse. Los dos amigos de guerra se dieron un apretón de manos y luego un abrazo para seguir por caminos diferentes. Leinad fue a preparase para tomar el mando y Conor a preparar todas las cosas que habría de llevar.
La tarde aceleró su ritmo y todos en el reino sabían lo que venía. Ya los militares tenían su equipo que cada quien llevaría.
El equipo que guardarían en sus mochilas era esencial para el buen cumplimento de la misión. Algunos llevarían alimento para todos, otros herramientas, otros medicinas y así cada quien tenía un cargamento especial asignado en el 65% de la capacidad de su mochila, el otro 35% por ciento eran 2 trajes, 3 piezas de ropa interior, comida extra, un jabón, sus tiendas de campaña, una pequeña almohada y alguna cosa de su preferencia mientras no estuviera prohibida como el alcohol y el tabaco.
En total las mochilas pesaban en promedio unos 70 KG lo que reducía significativamente su movilidad por lo voluminosas que podían ser, no obstante, un soldado promedio experimentaba fatiga por la mochila a las 7 horas de cargarla, esto por la fuerza de los solados y la piel resistente que tenían aún estando 3n forma humana.
Algo esencial que llevarían en sus cinturones y chalecos protectores eran rocas Onaclov, 8 por militar para transformarse en Humidrags si es que la situación lo demandaba pero, para la expedición la forma humana era perfecta por su agilidad, mejor tamaño (Ya que estos median 2 metros y no 3 cómo los Humidrags), menos consumo de energía y pasaban desapercibidos en dicha forma.
Más tarde, la noche de ese día fue de suspenso. Una gran inquietud invadía las calles y el último tema de conversación en todo el reino antes de dormir fue “¿Qué les deparará a todos esos militares?” y para los militares el sabor del futuro era insípido ya que, no sabían que les esperaba.
En la mañana, a eso de las 7 de la mañana, un grupo de poco más de 200 personas estaban sobre la muralla donde los Úukum Soots habían irrumpido y que aún no eran reparadas. Sobre esas frías fronteras del oeste de Radial estaban 203 personas con grandes mochilas de cargamento en hombros y cada quien con un arma especial nueva en mano. Listos sin más para seguir hacia el oeste un par de kilómetros y luego avanzar en dirección Nor-Noreste.
Botas de cuero, de suela gruesa. Todas negras y con cordones que las sujetaban llegando casi a la rodilla de los soldados; estos mismos, ceñidos con su ropa como pantalones de tela ligeramente gruesa pero cómoda y los chalecos que guardaban placas de acero para protegerles. Por encima, una camisa manga larga blanca que medio se sacudía con el viento pero, el chaleco verde que portaban ondeaba como la velas de una embarcación en alta mar. La nieve en la sima de las murallas caía por el caminar de estos sobre ellas y cuando el rey, con voz de mando apuntó hacía las tierras inexploradas, gritó: “¡Por la gloria!” se lanzó, tirando como un audaz escalador su cuerda con gacho, sujetó este en la muralla con el cual se aseguró para caer deslizándose sobre ésta aún estando a 90 grados de inclinación. Fue entonces que los demás le siguieron y en cuestión de segundos estaban caminando hacia el valle rocoso frente a ellos, un valle escabroso alcanzado por la nieve descendiendo poco a poco hasta donde el pasto crecía de nuevo y a partir de ahí, lo conocido como Radial, terminaba.
Los pasos eran constantes y rápidos, también muy firmes. Se podía ver aquel grupo medio espeso de personas cada ves se veían más diminutas al alejarse, aquellos grandes soldados de hasta 2.40 metros comenzaban a verse más chicos que una hormiga.
—¿Quien diría que un camino que es de nuestras tierras se sentiría diferente sólo por no haberlo pisado antes? Y es que si que se siente muy ajeno todo esto conforma avanzamos. —Comentó un Destructor.
—Tienes Razón además, no podemos ver bien por la niebla que hay, solo 100 metros a la distancia podemos ver y luego todo se ve blanco a lo lejos y lo que sea suficientemente denso apenas y se nota como una mancha gris. —Resaltó un Cadete.
—Ni hablar de estas rocas lisas por la nieve. —añadió un Soldado.
—De lo que se están sorprendiendo ustedes, esto es costumbre para nosotros los del pueblo de hielo y sus tierras no se nos hacen tan particulares, casi no le veo lo diferente. —Comentó un dragón de hielo mientras avanzaba sin problemas por el terreno.
—Pues en cierta forma deberíamos estar familiarizados en ambos terrenos aunque los del pueblo de hielo sólo habíamos visto de lejos este lugar que por lo visto es como 2 kilómetros de descenso gradual en una pendiente de 6 kilómetros de largo y solo llevamos poco más de 3 Kilómetros y medio.
—Por lo que escucho, estos terrenos rocosos les son peculiares pues, en el reino entero hay pocos y donde más hay, es en estos lugares montañosos del pueblo de hielo pero, la mayoría están cubiertos por el hielo y la nieve, por eso no lo notan como aquí donde la nieve es poca. —Comentó Conor al escuchar las opiniones de sus compañeros.
—Señor, si no mal entiendo, al rededor de todo Radial está el mar dividido en partes altas con paredes muy rocosas y otras de playas llenas de arena. Fue por esos sitios donde el rey Genzer salió de Radial ¿no? —Preguntó un soldado curioso.
—Así es y si piensas que salir por ahí sería mejor la verdad es qué no, el terreno es más abrupto y largo pero, para pasar desapercibido como hizo el, entonces sí, es la mejor opción. Por cierto, cuando terminemos está parte llegaremos a un descampado lleno de pasto con terreno algo irregular y acumulaciones de árboles por partes. —Explicó Conor mientras realizaba trotes sobre la roca.
—Sí, por un momento lo pensé pero ya veo porque es mejor por aquí. —Contestó el soldado apenado.
Ya casi 30 minutos de cuando salieron fue que comenzaron a notar que las rocas comenzaban a tener menos nieve y más musgo y fango; El camino como si de un canal se tratara descendiendo en diagonal por las montañas que le rodean, ese camino escabroso comenzaba a disiparse y el aire frío desaparecía y comenzaba a hacerse más denso a comparación con el de las montañas. Todos los cambios repentinos sólo significaban una cosa, ya estaban fuera de lo conocido como Radial y fue confirmado cuando soplo el viento con fuerza llevando la poca niebla que quedaba.
No se estaba seguro de la distancia pero, un gran valle repleto de pasto y algunas rocas gigantes cubiertas con moho estaban ahí. Podían verse conejos saltando junto a venados a la distancia mientras las mariposas y mariquitas buscaban algún que otro Tulipán o alguna margarita que se dejaban a merced de las caricias del viento primaveral del lugar.
—Genial, a lo muy lejos quizá unos 2 kilómetros empiezan árboles a cubrir, mientras tanto todo es pasto, rocas, flores y más de 200 Militares sedientos por desvelar lo que guardan dichos árboles tras de ellos. ¡Vamos! —Gritó com animo un cadete mientras aligeraba su paso.
—Disfruten esta parte del camino que como verán, no es recorrida por nadie pues, estas zonas son de poco interés casi para todo el mundo, aún así, atentos que podrían encontrarse con personas de otras razas que jamás han visto y podrían tener miedo. Siempre guarden la calma. —Explicó Conor para finalizar advirtiendo a su pelotón mientras el trataba de esquivar algunos hoyos ocultos por la hierba alta.
—¡Ahg, demonios! —Gritó un soldado de clase 2 asustado.
—¿Qué ocurre, amigo? —Preguntó otro extrañado por su eufórica reacción.
—He encontrado una serpiente bastante grande, como de un metro y medio, ¿la mato? —Preguntó el soldado con su espada en mano.
—Creo que lo haz olvidado, las serpientes no pueden hacernos daño, cuanto más un dolor con mucha inflación pero, hasta ahora no ha existido ningún tipo de serpiente que pueda ser un problema para un dragón, simplemente somos casi inmunes a sus venenos. —Explicó Conor dando a entender que dejara a la reptil que probablemente estaría más asustada que el soldado.
Rieron un poco y siguieron avanzando. Era claro que el conversar de los militares irrumpía en el silencio natural de la zona pero, según Conor no suponía peligro pues, el primer pueblo está a 50 kilómetros desde la muralla y apenas llevaban 7 y poco más.
Casi en ese momento, solo un poco más tarde comenzaron a toparse con los árboles que habían visto pues, el caminar de ellos era contante y rápido, su caminar era digno de un militar de respeto.
Del otro lado de los árboles que empezaban a atravesar habían un par de claros donde los rayos de luz entraban sin freno, aunque claro está parte tenía más sombra y resultaba algo refrescante pues, el sol estaba radiante ese día y cómo estaban en la forma humana eran más susceptibles a las temperaturas.
De pronto, luego de avanzar unas horas, un sonido extraño perturbo a algunos dentro de la arboleda.
—¿Qué es ese sonido?, parece música. Es algo así como “Turu tun tu tuturutun” y se repite, ¿qué es? —Se cuestiono confuso un Destructor clase 3.
—Cierto, puedo escucharlo. —Afirmaron algunos militares más.
Conor al ver las reacciones solo se reía pues le hacía gracia la incertidumbre de usa muchachos.
—¿Qué es tan gracioso, señor? —Preguntó un soldado clase 1.
—Jajaja ya que preguntas. Ese sonido lo produce una planta, vengan a ver. —Dijo Conor mientras se adelantaba a mostrar la planta oculta.
—Estas son “Cantadoras”. Durante unos 40 minutos dos veces por la mañana y por la tarde entonan su melodia por un proceso de respiración por los tubos que tienen con la esperanza de captar un polen y así fecundarse para hacer nacer más de estas curiosas plantas con tubos en la base cubierta de un pequeño entrando tipo arbusto. —Explicó Conor al mostrar aquella planta de hojas verdes de forma punta de lanza y com tubos que por su interior eran azules.
Fue interesante ver esa planta pero, debían seguir pues, no podían detenerce a menos que fuera una necesidad.
—Oiga Conor, algo que no me quedó claro fue el como los Dragones de hielo y fuego si vivieron juntos hace más de 10,000 años a Radial es: ¿Cómo bajó sus circunstancias terminaron distanciados? —Preguntó una soldado que había tomado un tulipan y lo llevaba en su cabello.
—Pues, el tiempo. Con el tiempo fueron rompiendo la alianza que tenían. Todos los Dragones tenían una alianza de hermandad en la cual convivían entre sí y en ocasiones combinaban fuerzas para el combate como vimos con los dos jóvenes en la guerra, de ahí que hubieran libros y leyendas hablando de eso pero, eso no quitaba el hecho de que el calor afectaba a unos y el frío a otros, por tanto, la convivencia plena no era posible por lo que, con el tiempo cada quien vio por su lado. Así fue como inicio su separación que, de la mano de reyes que veían para sí mismos, dividió por completo a dos pueblos que no debían separarse nunca. —Explicó Conor pues, el aprovechaba para platicar con sus soldados de muchas cosas que no pudieron estar en el libro que publicó sobre información del pasado y el presente.
—Señor, tiene que ver ésto parece un trozo de tela que se enredó y rompió en este arbusto. —Señaló un capitán que llevaba la delantera en uno de los costado del grupo.
Conor fue a ver de que se trataba y en efecto era un trozo de tela que parecía de alguna blusa o traje de mujer. Conor decidió guardarla el en su mochila y continuar hasta llegar al pueblo al cual sólo faltaban 5 kilómetros.
Siguieron avanzando hasta que un poco después, un montículo se presentó y lo subieron sin demora para que cuando estuvieran arriba, notar a lo mejor un pequeño cúmulo de casas, unas 90 más o menos que se veían a lo lejos como a 500 metros luego de rodear un pequeño lago de unos 80 metros de diámetro conectado a un río con flujo fe agua continua.
Antes de llegar al pueblo Conor recordó a sus hombres y mujeres que la raza por la que se identificarían es la Alligewi, la raza de la que era el padre de Conor pues, la apariencia humana era casi igual a excepción de las marcas como tatuajes que aparecen en ellos al pasar del tiempo.
Conor dejó su posición al centro y fue directo al frente y se despegó de grupo para acercarse primero al pueblo y su población que ya era consciente de su presencia por lo que los niños buscaron a sus madres y entraron a sus casas mientras los hombres salían.
Aquella raza que miraba extrañados al grupo de exploradores de Conor era una raza de gran tamaño, hasta dos metros 2.50 CM en promedio de altura, con un cuerpo lleno de musculo y piel gruesa, en partes tanto como la corteza de un árbol y mientras éstos imponentes seres masculinos veían con recelo con su único ojo a Conor acercarse, no tardaron a ir a recibirle para saber ¿quienes eran y que querían de su pueblo? Pues, digamos que los Cíclopes no son muy sociables con otros.
—Tú que vienes como si este fuera tú pueblo, ¿quien eres y porque todos vienen para aquí?, si se acercan más nuestros hijos tendrán pelotas nuevas, sus cabezas. —Gritó uno de los Cíclopes con vos intimidante tratando de alejar a los extranjeros que tenía en puerta.
—Disculpe el atrevimiento, soy Conor. Soy líder de este grupo de exploradores Alligewi... —Hablaba Conor pero fue interrumpido abruptamente.
—¡¿Alligewi?!, ¡Ustedes no son Alligewi!, ellos jamás de vestirían así. Mejor explíquense de una vez. —Grito el Cíclope enojado.
—Permítame explicarle. Somos de tierras muy lejanas y decidimos explorar por estos lugares pero sólo encontramos rocas, nada importante por lo que vamos de regreso a nuestro lugar de origen y nuestra vestimenta es así porque somos in grupo más civilizado de Alligewis, eso nos permite hacer expediciones tan largas. —Explicó Conor mintiendo sobre quienes son para mantener oculta la existencia de los Dragones.
—No me das confianza, si antes pasaron por un lugar que no fue aquí, ¿por qué ahora sí pasan por aquí? —Cuestiono el Cíclope.
—Pasamos porque queremos comprar algo de comida para continuar y de la misma forma descansar unos minutos de nuestra ardua caminata. Prometemos no hacer ningún disturbio y irnos cuanto antes sin complicaciones de su pueblo. —Explicaba Conor.
—Dame un momento, enano. —Dijo el Cíclope de 2.73 metros de altura mientras se iba a conversar con sus otros vecinos y habitantes del pueblo.
Ese era un momento de tensión pues, a Conor le importaba mucho que sus compañeros conocieran a los Cíclopes y cuantas razas se pudieran para que sepan como viven y tengan experiencia con ellas, de ahí la tensión del miedo a que les negarán el acceso.
—Junto a los otros hemos discutido el asunto y al ver quienes son pensamos que pueden acceder a nuestro poblado. Compren comida, siéntense por algún lugar en la plaza y lárguense antes de la primera hora luego del medio día. —Dijo el Cíclope más calmado.
—Gracias, gracias. ¡Muchas gracias!, mi gente se le agrádese. —Dijo Conor honrando a quien les dejaba pasar.
Así pudo verse a los 203 exploradores entrar en aquel pueblo. Un pueblo con casas muy grandes o mejor dicho, altas, pues eran como unos 3.20 metros de altura en sus paredes. Tales paredes eran de madera cubierta con barro el cual estaba recubierto de vegetación para similar chozas. Sus caminos de tierra trazaban las direcciones a seguir hacia aquellos vistosos establos de cabras donde las criaban para su consumo; también estaban aquellos caminos que llegaban a sus plantíos, todos llenos de maíz, trigo, cebada, enredaderas y hortalizas.
De entre las casas, en algunas salía humo, probablemente de féminas Cíclopes que realizaban labores culinarias dentro y los niños al ver que eta seguro salieron a andar por ahí y jugar. Sus juegos eran juegos de fuerza: competían por el mejor lanzamiento de roca, luchaban, peleaban con palos y otros, ayudaban a sus padres en las obras que estuvieran realizando.
Mientras estaban ahí las mujeres no se notaban diferentes en carácter pues tendían a ser reservadas y agresivas como los hombres Cíclopes pero, los niños tendían a ser más extrovertidos y sociables, quizá porque no habían vivido lo que sus padres.
—Señor, ¿disfruta su caldo de cabra e insectos? —Preguntó un niño cíclope a Conor.
—Está muy bueno. De hecho, ya nos hacía falta algo así de diferente. Además los insectos que usan le dan textura y sabor. —Contaba Conor sobre cómo disfrutaba aquel caldo que pese a ser de cabra, usaba varios tipos de insectos como guarnición.
—Eso es bueno. A mi también me gusta. —Dijo el niño mientras lanzaba una roca como a 100 metros o más de ahí.
—Oye, ¿puedo preguntar algo? —Dijo Conor al niño mientras masticaba un 100 pies.
—Pregunte y yo sabré si responderle. —Respondió el niño dándole atención.
—Bueno, he visto que las jóvenes usan un traje muy parecido entre ellas... —Comentaba Leinad cuando el niño gritó.
—¡¿Estas buscando esposa?! Son muy lindas las muchachas pero tendrás que vencer a su padre si quieres una. —Dijo el niño emocionado porque quería ver una pelea.
—No no no, eso no es. —Contesta de inmediato Conor.
—¿Estas diciendo que nuestras chicas son feas?, ¡le diré a mi padre! —Mal interpretaba el chiquillo.
—No es eso. Por favor escúchame por un momento, ¿sabes si esta tela es la misma como la que usan las chicas? —Dijo Leinad mostrando aquel trozo de tela que encontraron camino atrás.
—Claro que es tela de chica cíclope, yo tengo un ojo con mala vista y lo sé. Incluso huele a una chica pero no recuerdo cual... —Dijo cerio y algo extrañado el chico.
—Podríamos hablar con un adulto, ¿tú padre quizás? Ve y llamalo para que vea a quien pertenece esto. —Pidió Conor al chico que se mostraba curioso.
Al hablar con un adulto lo ocurrido fue impactante. Hace 5 días la hija de uno de ellos se perdió luego de salir por si sola a cazar un venado con sus propias manos. Ella se fue en la dirección contraria de donde venían por lo que no pensaron buscar por ahí pero, ahora sabiendo eso, Conor junto a todos sus exploradores fueron a su busca sin el padre y madre que estaban buscándola por el otro lugar aún.
La búsqueda fue intensa y cada uno comenzó a esparcirse por los montes y matorrales del lugar acercándose más a las playas pero estando algo lejos todavía.
Una guerrera de clase 2 que iba por un terreno muy escabroso cubriendo mucho terreno llegó a una parte demasiado sospechosa pues, el suelo tenía una gran fractura profunda y ancha en el que bien alguien podía caer sin problema y por ello, decidió buscar.
No pasó mucho cuando la imagen de aquella cíclope atorada entre la pared de roca, posiblemente desmayada y muy herida le impacto, además, tenía junto a ella los cadáveres de dos ciervos aparentemente comidos.
Inmediatamente la chica lanzó varios destellos de fuego al aire como bengalas raspando sus manos y avisando a los demás que la había encontrado. De inmediato llegaron algunos para apoyar y extraer a la chica que guardaba aún su vitalidad.
Cuando la llevaron al pueblo Conor la llevó con el y pidió un par de plantas para realizar un hechizo de curación propio de la especie de su padre, también una raza de cazadores.
Pronto la joven estuvo estable y pudo contar lo sucedido que fue por un descuido en un acto de nobleza pues, logró capturar el ciervo siguiéndolo hasta el lugar donde se encontró su trozo de tela pero, para ayudar en casa y mostrar a su padre que ella podía, trato de tomar al otro y lo logro pero, callo al precipicio hiriéndose y lastimando su brazo. Ante la situación de crisis supo que no debía gritar para no perder energías y que debía comerse en dos días cuanta carne pudiera antes que se pudriera, luego de eso solo podía esperar un rescate o la muerte.
Por la tarde, sus padres volvieron afligidos pues llevaban 5 días sin encontrarla sólo que está vez, gran sorpresa fue de ellos al verla y escuchar todo lo que pasó solo por tratar de hacer un acto de bondad.
Se le agradeció en grande a todos los que buscaron, el pueblo de Cíclopes estuvo contento y dijeron estar en deuda pues, la vida de uno de ellos vale mucho y la familia se respeta mucho en su comunidad, por eso el jefe dijo que podían volver cuando quisieran y serían bienvenidos.
Conor agradeció por tal gesto de gratitud y prometió no olvidar sus palabras, además, dijo que volverían pues, estarían más cerca de lo que creían y que era un honor haber ayudado.
Ya como a las 4 de la tarde, todos los exploradores marcharon fuera del pueblo cíclope en busca de más aventura y con el estómago lleno, tenían fuerzas para avanzar un par de horas en la noche pues, Conor deseaba que sus exploradores aprendieran a moverse de noche pues el gran éxodo de los Dragones, sería mayormente de noche por lo ventajoso que podía ser.
Así fueron avanzando y comenzaron a adentrarse en montañas llenas de árboles altos y frondosos, como de 40 metros de altura llenos de muchas ramas fuertes en las que se escalaba fácilmente. Mientras iban la noche calló y la luz de la luna junto a las estrellas se volvió esencial para seguir.
Todos iban expectantes a cualquier cosa aunque todo se veía tranquilo, algún que otro sonido nocturno típico como búhos, grillos, ranas y el viento, lo normal hasta que algo inusual, completamente fuera de común para cualquiera de ellos se presentó y fue entonces que un soldado clase 1 muy asustado y con gran confusión preguntó:
—Señor, señor Conor. ¡Por favor todos paren de caminar! ¿Alguien lo ve?, tengo una pregunta...
¡¿Las rocas se mueven?!.
[Nota del editor: Mil gracias por llegar hasta aquí. Ahora comienza un nuevo arco al que llamaremos “Las expediciones fuera de Radial” espero lo hayas disfrutado y de ser así dejame un comentario que son muy valiosos para mi, muchas gracias por leer y nos vemos.]
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