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Capitulo Quince: "Buenas nuevas"

“Bendita escarcha fría que rompiste la primavera de su acalorada respiración,
Como Halcón y trueno olímpico hiciste retumbar su apasionado corazón,
Oh poder, tú que eres tan anhelado por los débiles que nunca florecen por estar siempre a la sombra del temor,
Oh poder, ven a ellos y salva sus cuellos de la daga que a los suyos trae dolor,
Destino cruel y maldito, lleno de ilusiones soñadas en cuerpos despiertos pero muertos,
Destino, bendíceme como lo haces con mis enemigos, oh destino, bésame para que nazca vida en mi interior desierto.”

...

Tras la exaltada declaración de Kayle sobre sus motivos para pelear, el caos, el verdadero caos, en aquella noche cualquiera, se desató.

El suelo rocoso que yacía bajo los pies de la poderosa comandante se deshizo en miles de fragmentos tras la imponente explosión de rayos y hielo que se liberó al momento en que Kayle empezó su último ataque. 20 segundos tenía la Comandante, 20 segundos eternos donde su ventisca debía chocar contra más de 100 monstruos sí quería que al menos su sacrificio valiera de algo y dando todo de sí misma, lo consiguió. Aquellos monstruos que sin darse cuenta fueron atravesados por su lanza apenas y se dieron cuenta cuando sin esperarlo sus pechos explotaron en un festival de nieve y sangre muriendo instantáneamente haciendo que las defensas de los monstruos bajaran drásticamente. Al final, 125 Abominaciones murieron dejando vivos en su mayoría a los Cadáveres los cuales eran muchísimo más fáciles de derrotar y dando un pequeño rayo de esperanza tras el deslumbrante acto de la Comandante.

Kayle, luego de haberse movido de una forma inimaginable para un ser vivo normal, haber mostrado todo su poder, luego de desplazarse por el campo de batalla envuelta en rayos fríos que la hacían brillar como una musa pues, aquél escenario era digna de una pintura, luego de inspirar a los que aún seguían de pie para que lucharan hasta el final y luego de haber cumplido con su deber, cayó. Cuando Kayle atacó al último monstruo, su cuerpo no pudo más y se dejó llevar por toda la energía cinética que había acumulado provocando que tropezara de forma violenta sin detenerse mientras deba vueltas por el suelo hasta que logró frenarse al chocar contra una gran roca. Esos últimos segundos Kayle estaba tan agotada que no pudo ni gritar por todo el dolor que aquello le causo mientras se fractura muchos huesos y finalmente, tras el último choque brutal que tubo, ella se desmayó sin saber todo lo que vendría después.

Inmediatamente, Joss, el soldado súper ágil que se encargaba de recoger los cuerpos heridos e inconscientes de sus compañeros, se lanzó sin pensarlo tras el cuerpo ensangrentado de la comandante. Rápidamente, la puso entre sus brazos con delicadeza para evitar romper algo más de ella y la llevó detrás de sus compañeros que a cada instante se reducían en número pues, todos estaban colapsando casi al mismo tiempo. Ya una vez en la retaguardia, Joss dejó a la comandante a cargo de un soldado sanador que recién venía de atender al onceavo soldado que había colapsado. 

—¡Maldición! Solo quedo yo, demonios. —Decía Rosh mientras caía en cuenta de que el era el último comandante en pie y que, luego de su deceso, los soldados estarían solos y probablemente perdidos.

—Esto no me gusta en lo absoluto, tengo miedo. —Dijo Dornny al sentir como sus manos temblaban mientras sujetaban sus feroces cadenas.

—No te preocupes, aún podemos luchar, aún... —Intentó decir un Destructor que se desplomó al suelo tras intentar aumentar su poder de hielo una vez más.

Tras ver eso Dornny gritó despavorida pues, el miedo que la asechaba era genuino.

—¡No no no no no! No quiero colapsar, no quiero morir... ¡ayuda!, ¿alguien? ayúdenme por favor... Lú, no me dejes. —Dijo Dornny titubeando con los ojos llorosos y llamando a su compañero tras caer sentada al piso pues, sus piernas ya no querían reaccionar más.

Lú que estaba acabando con una de las Abominaciones que quedaban, escuchó el llamado de su compañera y fue luego de destrozar al monstruo en 5 partes.

—Aquí estoy, no temas, ¡podremos ganar! —Dijo Lú tratando de alentar a Dornny.

Aunque los Dragones estuvieran en situaciones delicadas, los monstruos no se detenían pues el destino cruel no perdona a nadie y, un Cadáver monstruoso apareció e inmediatamente Lú se dispuso a pelear con el. Lú lanzó un par de espadazos de su gran espada pesada pero no logró cortar al enemigo por lo que recurrió a su poder de hielo para congelarlo y posteriormente, destrozarlo en varios trozos de forma que muriera.

—No fue difícil. ¿Vez, Dornny?, Mientras yo esté contigo no pasará nada, yo te proteg... —Decía Lú cuando simplemente cayó tras haber superado su límite con su último ataque.

Tras ver aquello, tras ver como su protección, su compañero, su amigo, tras ver a Lú caer Dornny entró en estado de pánico y comenzó a gritar de forma desgarradora.

—¡NO QUIERO MORIR AQUÍ, NO A MANOS DE ELLOS, NO NO NO!, ¡QUIERO VOVLER A CASA, QUIERO TOMAR UN TÉ Y RELAJARME TODA LA TARDE, ESTO NO LO QUIERO, NO LO QUIERO! ¡AUXILIO! —Gritó desgarrando toda su voz haciendo que casi no se entendiera lo que decía pero, haciendo que su miedo se sintiera en todo el lugar. Luego de eso, mientras ella gritaba de dolor, intentó volar para huir pero, colapsó al instante.

Con ella ya eran 27, 27 militares y apenas se hacía el conteo, otros 3 caían de pronto. La situación era terrorífica, Kayle se había sacrificado para disminuir toda la defensa y ofensiva del enemigo en lo más mínimo pero, los Dragones ya estaban en su límite... no, su límite ya había pasado hace rato, si aún se movían era por su ferviente deseo de vivir, eso era lo que aún mantenía de pie a quienes aún lo estaban. Prácticamente, los Dragones ya habían perdido la batalla pero, para ellos, la derrota no era una opción.

Mientras el final se acercaba, diversas emociones florecían en quienes aún podían precenciar aquel escenario sombrío que habría el telón para mostrar la conclusión de aquella masacre que se había librado en esa fría noche donde fuego, hielo, sangre y energía se mezclaron hasta el final.

“Rashi, solo espero que estés vivo y lejos de aquí, ve por favor a Radial y cuéntale a todo el Reino de los horrores del mundo al que estuvimos ajenos todo este tiempo. Ya después de eso, vive y goza tu vida por todos aquellos que no sobrevivan a esto. Ve Rashi, por favor.” Pensaba Rak mientras por cada golpe que daba esperaba que fuera el último.

—Oye, Darwin, parece que al final, yo ganaré nuestra apuesta. —Dijo Zhornil mientras aún continuaba en la lucha.

—Je, aún no perdemos, ¿verdad, Lortz? —Preguntó Darwin a su compañero estratega.

—No lo sé... Por cierto, que tortura para nosotros seguir despiertos. Se supone somos las mentes más brillantes dentro de todos los 202 que salinos fuera del reino pero, la verdad no pudimos aportar mucho. El plan que armamos para ganarle a ese tal Roy parecía que iba a funcionar pero, jamás imaginamos todos los trucos que ese maldito tenía en su poder. Quisiera despreciarlo por la rabia y el dolor que siento pero, en el fondo lo admiro, el se preparó para lo inimaginable pues, literalmente, estaba listo para pelear contra una raza que se suponía llevaba 10,000 años extinta. Si eso no es ser un genio no se que lo sea. —Dijo Lortz desahogándose mientras peleaba esperando su colapso.

Darwin, aunque apenado y frustrado, aceptó con mucho pesar lo dicho por su compañero pues, muy en el fondo también sentía esa admiración por Roy y su obsesiva preparación para algo tan simple como “asesinar a un viejo rico”.

...

El panorama de aquel momento era sombrío y desalentador para ambas partes. Por un lado, unos estaban sin fuerzas e incapacidades de seguir luchando, otros, muertos pero obedeciendo las órdenes de un amo perdido en su locura que si ganaba la batalla no sabría que hacer con su triste y, luego de esa noche, vacía vida.

La montaña que había sido testigo hasta ese momento se mantenía en pie, inamovible e invencible, quizá como prueba de la superioridad de la naturaleza y su dominio sobre si misma, nada comparado a las caóticas criaturas que habitan la gloriosa fas del mundo. En esa noche los vientos no dejaron de pasar, las moscas no se frenaron para ir tras los cadáveres de los caídos y a la luna no parecía ni importarle la carnicería que se desataba bajo su lumbre. Trozos de hielo, pequeñas llamas aún ardiendo, cadáveres calcinados, cráteres formados, un domo de energía especial que cubría el pie de la montaña y menos de 300 combatientes esperando por ser el último en pie. Todo eso formaba parte del escenario que daría paso a la inaudita conclusión de tan feroz batalla que a los ojos del mundo parecía algo insignificante pues, la naturaleza no prestaría atención a su creación porque esta está lejos de alcanzarle y, mientras las criaturas no entiendan la verdadera fuerza que mantiene a las montañas en su lugar, estas no caeran a diferencia de sus pueblos que, al pasar de los siglos, caerán.

...

—Rak, ¿Qué haremos ahora?, Siento que podría irme en mi próximo ataque y no quiero irme, debo seguir peleando, no quiero dejarlos solos. —Dijo Lili preocupada con una voz quebrada y respiración cansada.

—Ni me lo recuerdes, yo soy Rak, ¡Rak Makron! y yo no pierdo pero, temo que esta sea la primera vez... y aún así, no puedo permitirlo. —Dijo Rak viendo sus manos que apenas podían sostener sus dos hojas de combate.

—Por eso es que quiero estar, para ayudar y que consigamos la victoria. —Dijo Lili con una sonrisa tenue y unos ojos rotos como vidrio mientras ponía su mano sobre el hombro de Rak como señal de ánimos.

Todo esto mientras 4 Abominaciones y 3 Cadáveres monstruosos estaban apunto de lanzarse contra ellos con una sed de sangre impresionante pero, antes de que pasara algo, un enorme destello les interrumpió.

...

En paralelo a lo anterior, Rosh sin saber muy bien como, tras el caos de la batalla, terminó estando a solo 15 metros de Roy quien lo miraba con relativa tranquilidad.

—¿Qué piensas hacer, Rosh? —Preguntó Roy con intenciones ofensivas.

—¡Soy el Comandante Rosh y estoy aquí para asegurarme de que estos hombres y mujeres sigan de pie. —Intentó Rosh hacerse respetar.

—¿De verdad? Dime entonces, comandante, ¿cómo lo harás? A ti también te tiemblan las manos, ¿no es así? Dime, ¿cómo aseguraras la vida de todos ellos así? —Roy insistió.

—Yo... —Iba Rosh a contestar pero fue interrumpido.

—¡¿Es que acaso no tienes ojos?! ¿No has visto como mis monstruos tienen acorralados a los soldados que te heredaron tus superiores? Cuéntame, si Modrak no pudo con su asombroso poder de Hades, si Force aún con su gran habilidad no pudo darme con su hacha y si Kayle con su gran motivación por vivir no pudo ni siquiera acercárseme, entonces dime, Rosh, ¿Cómo planeas hacerme frente? Vamos, quiero oírlo. Yo, Roy “el loco capitán” quiero oír si hay alguien más loco que yo. —Preguntó agresivamente Roy a Rosh haciendo que titubeara pues, para tal pregunta, no tenía respuesta.

Rosh se sintió amenazado pues, dentro de los comandantes el era el más débil y por muy poco casi era alcanzado en poder por los Destructores del ejército lo cual, era una deshonra. Los comandantes debían imponer respeto y superioridad sobre los más débiles para así inspirarlos a mejorar, inspirarlos a ser como los comandantes, por eso era deshonroso que los supuestos “débiles” estuvieran cerca de los que deberían ser fuertes. Es por eso que Rosh titubeó sintiéndose muy impotente.

Tras aquello, Rosh, se cayó de espaldas. El sentimiento de responsabilidad era enorme y el resentimiento por no poder hacer algo le estaba carcomiendo pese que al inicio se había ofrecido para guiar a los soldados. Rosh sabía contra lo que se enfrentaba pues, Roy lo estaba sumergiendo en un pantano del que nunca logró salir del todo pero, que jamás deseaba volver a hundirse.

Rosh había vuelto a sentirse inferior e incapaz de lograr algo luego de años de no tener esa clase de ideas sobre si mismo y todo por culpa de Roy que parecía tener las palabras correctas para atacar mentalmente a sus adversarios. Aún con eso, aún sintiendo que la herida era nuevamente abierta y que volvía a hundirse en el pantano de la inseguridad, Rosh peleó para encontrar una forma certera de responder a Roy y así derrotarlo. De esa forma, tras pensar detenidamente en las palabras de Roy, encontró un argumento para contrarrestarlo.

—Yo, yo no tengo idea, yo no sé como detenerte pero, estoy seguro que ninguno de mis superiores lo sabía, es más, probablemente ni el Rey Conor sabía que hacer contigo y es por eso que todos entregaron lo mejor de si mismos para acercarnos a la victoria así que si yo puedo ayudar, aunque sea un poco para obtener la victoria, entonces que así sea.  —Dijo Rosh poniéndose en pie tomando las últimas fuerzas que le quedaban y preparando su último movimiento pese a que por dentro ardía en miedo e inseguridad.

—Esa es una buena respuesta pero, entonces, ¿cómo piensas ayudar, comandante? —Dijo Roy con un tono provocativo.

—Voy a atacarte aquí mismo. —Dijo Rosh tratando de ser intimidante.

—A esa distancia es ridículo y me sorprende la ignorancia bajo la que peleas y, si no me entiendes, solo mira hacia arriba. El domo que les hace de techo puedo hacer que descienda y los mate a todos de una vez así que ten cuidado con acercarte. —Dijo Roy con tono amenazante lo que hizo retroceder unos pasos a Rosh y hacerlo entrar en Shock por unos segundos.

“¡¿De verdad puede hacer eso?! podría matarnos en cualquier momento entonces. Se acabó, este es el fin, este desgraciado tiene todo calculado... Pero, un momento... Si el realmente puede matarnos haciendo descender el domo, ¿por qué no lo ha hecho? Antes sus hombres estaban vivos pero ahora no debería importarle pero... Si no le importaban desde que empezó todo, ¿por qué protegerlos en primer lugar? Eso solo significa una cosa..” Pensó Rosh rápidamente y sacó una conclusión impactante por lo que se le veía una cara atónita.

—Adelante, Capitán loco, ¡hazlo entonces! ¡JA JA JA! Como si pudieras, nos has engañado todo este tiempo y justo me vine a dar cuenta gracias a tí... Las Abominaciones no están muertas, solo son eso, Abominaciones. Les metiste esos gusanos para darles mayor poder y mejores habilidades pero, no los mataste, solo haces que pierdan la cordura por la transformación y así puedes controlarlos al 100%. Además, sospecho que las transformaciones son reversibles y por eso los proteges pues crees que si ganas podrás traerlos de regreso. —Dijo Rosh asombrando a Roy por lo increíblemente rápido que fue al deducir todo eso en apenas instantes.

—Maldición, aunque no eres muy fuerte, por lo menos no eres tonto. Siéntete aliviado por eso pues, este será tú último triunfo. —Dijo Roy molesto.

En ese momento Rosh volvió a empuñar su espada de doble hoja preparándose para su último movimiento. Rosh en ese momento no se sentía muy bien y, las inseguridades que habían vuelto, le hacían perder las ganas de continuar con todo por lo que se le ocurrió  un plan suicida: Lanzarse cargado de lo último de poder de fuego que le quedaba hacía Roy y crear una explosión brutal a causa del choque de la energía de Roy y el poder de fuego de Rosh y quizá así dejar a Roy muy herido. Ese era el último movimiento que tenía planeado Rosh y que además de dañar al enemigo, planeaba destruir el domo pues, tras la explosión Roy dejaría de crearlo.

Rosh ya estaba decidido por lo que volteó al cielo buscando inspiración para tener el valor de dar su vida pero, en lugar de valor, encontró esperanza en el cielo que vio y eso le conmovió, le hizo sentir paz y por primera vez en toda la noche, sintió que la victoria estaba por fin en sus manos.

Así fue como el Comandante Rosh Cumbet cargó lo último de poder que le quedaba y se lanzó decidido contra su enemigo a quien sería la última persona que viese estando vivo. Roy por su parte vió como Rosh se lanzaba contra el con una mirada fría que ya conocía y por eso mismo, se asustó. Roy supo que planeaba Rosh tras ver el fuego que emanaba sin control segundos antes de que ambos chocaran.

Sin embargo y sorprendiendo a todos, Roy hizo lo impensable con tal de mantener su integridad pues, tras ver la locura que tanto pidió en los ojos de Rosh, sintió miedo e hizo lo único posible en aquél momento: Roy deshizo el domo por completo y reprimió su energía especial por lo que la reacción entre energías no fue posible y por ende la explosión no ocurrió. De igual forma, Roy fue embestido por Rosh quien se sorprendió al ver lo ocurrido pero, sin perder tiempo, aprovechó que tenía a Roy para golpearlo cuanto pudo antes de que este se soltara de su agarre y quedara libre nuevamente.

—Me asustaste, ¡espero no intentes hacer eso nuevamente! —Dijo Roy molesto limpiándose algo de sangre de la boca tras los golpes de Rosh.

—Vamos, atácame, sin tú Energía Especial no eres nada y yo estoy ardiendo por acabar contigo. —Dijo Rosh retando a Roy.

—Lo siento pero no volveré a abrir una brecha tan grande otra vez. —Dijo Roy y procedió liberar una onda de choque que empujaría a Rosh unos 30 metros de donde estaba Roy.

Justo en ese momento 3 soldados que estaban aterrados por la batalla intentaron fugarse volando pero a los pocos metros de altura cayeron pues, para volar, los Dragones usaban poder de fuego el cual a ninguno le quedaba suficiente y por eso, los 3 soldados se desplomaron quedando inconscientes antes de tocar el suelo.

—Escúchame, miserable Dragón. ¿Creías que apagando el domo tú y tú gente tenían escapatoria de mis garras? Tú y todos ellos mueren hoy sin importar cuanto rueguen por sus vidas. —Exclamó Roy las palabras que darían fin a su enfrentamiento con Rosh.

Posterior a sus potentes palabras, el Capitán loco se desplazó veloz como si fuera uno como el viento y se posicionó tras la espalda de Rosh dejando a este último en jaque. El comandante de los Dragones trató de voltearse para ponerse en guardia pero, antes de efectuar cualquier cosa, Roy le metió un puñetazo en la espada que lo dejó totalmente débil y posteriormente Roy le tomó del hombro, lo giró y golpeó nuevamente en el abdomen para, instantes después, viéndolo con una cara de malicia, empujarlo y, antes de que cayera al suelo, patearlo por el costado derecho combinado así el sonido de sus costillas rompiéndose con una explosión que se escuchó a lo lejos producto seguramente del combate que tenían los demás soldados. Así, con unos simples y rápidos movimientos, Roy Había derrotado a Rosh negándole el poder levantarse porque ya no le quedaban fuerzas y además, tenía la pesuña de Roy sobre su espalda haciendo presión.

Rosh gemía y se quejaba de dolor, Incluso escupía sangre mientras la presión de la pesuña de Roy aumentaba y lo peor era que este último parecía que lo disfrutaba.

—Y dime, ¿tienes un nuevo plan? realmente amé tú locura al arriesgarte a explotar conmigo pero, aquí acaba todo y ¿sabes que es lo triste? No ayudaste en nada, más bien, me hiciste ver que el domo no era necesario, eso te lo agradezco pero, sinceramente, con pesar te pregunto, ¿así será el final? —Preguntó Roy quien le había tomado gusto a su batalla con Rosh y por ende, antes de matarlo, levantó su pesuña y dio vuelta al cuerpo de Rosh para poder verlo a los ojos una última vez.

—Dime comandante, ¡¿ya no tienes nada más, no se te ocurre otro alocado plan?! —Preguntó Roy desesperado.

Pese al dolor y al ver sobre el a un Roy hambriento de lucha, Rosh se calmó y pensó sus últimas palabras, unas últimas palabras que cerrarían definitivamente la batalla.

—Mi deber fue cumplido y ya nada más tengo que hacer aquí, aquí termina mi lucha y se la paso a alguien más, ¿quien sabe? quizá puedas seguir con aquel que va después de mí. Por cierto, aún tengo algo más para ti antes de que todo acabe...

—¡¿qué tienes para mí?! ¡Dámelo! —Interrumpió Roy emocionado.

—He traído para ti algo que te dará pesadillas el resto de tus días, he traído un monstruo que desearás no haber conocido en tu vida y aún después de muerto lo recordarás en tus pesadillas. Yo... ¡Yo te he traído el infierno! —Exclamó Rosh ebrio de euforia.

Un parpadeo después de aquello...

Una enorme y aterradora bestia descendió bruscamente justo al lado de donde estaba Roy sobre Rosh cambiando su expresión de emoción por una de pavor y la de los Dragones una de desaliento por una de regocijo. Tras el descenso, el impacto fue tal que el suelo tembló y se partió producto de una onda de choque acompañada de un ejército de llamas y un bastión de fragmentos helados que hirieron a más de una Abominación. Roy había salido volando tras el impacto del descenso resultando muy lastimado solo por eso y, mientras el atendía sus heridas estando preocupado, se escuchaba el jubiló de aquellos provenientes de Radial pues, su Rey había llegado.

Por fin Conor se había recuperado y estaba listo para luchar, sin rodeos, sin miedo y sobre todo, sin piedad en su temida pero gloriosa forma Alfa.

Aquel mítico Dragón de escamas color carmesí y lapislázuli, se posó en el campo de batalla sobre sus cuatro patas que tenían garras semejantes a espadas y, como gesto de declaración de poder, extendió sus alas las cuales al agitarse soltaban escarcha en llamas viéndose aún más grande y temible de lo que ya era. No obstante, su declaración de poder no concluía ahí pues, empezó a caminar lentamente, rompiendo el suelo por cada paso que, su gigante cuerpo de 45 metros de largo y 11 de alto, daba sobre la tierra. Aquella bestia avanzaba con su furiosa mirada a un solo punto con mucha sed de sangre pues, la bestia iba tras su presa y esa, esa era Roy.

Cuando Conor alcanzó el lugar donde Roy estaba de pie, asomó su cabeza estando a medio metro de Roy y, mientras los ojos rasgados del Dragón emitían juicio sobre Roy, este último limpiaba la sangre de sus manos y procedió a sacar sus garras de energía para encarar a la bestia que ansiaba su muerte.

Antes de que cualquier cosa pasara, El Alfa rugió al frente de Roy con una fuerza que incluso los Dragones tuvieron miedo y se compadecían de quien tuvieran que hacer frente a semejante bestialidad. Inmediatamente luego del rugido, aquél dragón se alzó en el aire con sus flameantes alas y, atreves de sus infernales fauces, lanzó una llamarada con la que formó un círculo rodeando todo el campo de batalla, encerrando a Monstruos y Dragones juntos para que ninguno escapara o se perdiera de presenciar o vivir la carnicería que se avecinaba.

Tras aquello aquel Alfa descendió como trueno sobre un grupo de cadáveres demoníacos los cuales quedaron molidos instantáneamente por la fuerza del impacto que fue tal, que creó un nuevo cráter en el lugar. Mientras todos miraban horrorizados las cabezas y órganos desparramados por el cráter, los ojos de ira del Alfa pasaron a ser los de un sanguinario luego de probar las entrañas de una Abominación que aún ni terminaba de masticar.

Roy ordenó a todas las Abominaciones atacar hasta la muerte al feroz Rey de los Dragones pero, luego de algunos ataques, se darían cuenta de la maldición en la que cayeron el la noche que decidieron atacar el Bazar donde por obra del destino, una raza ancestral y muy poderosa se encontraba.

Las Abominaciones que lograban acercarse a Conor eran rápidamente partidas en dos tras un latigazo por parte de la brutal cola del Dragón Alfa y los cadáveres Monstruosos que disparaban por el frente eran atravesados decenas de veces por fragmentos de huelo y, antes de que se regeneran, eran incendiados por las fauces de aquel aterrador Dragón.

La masacre era cruel y despiadada pues, aunque fueran deformes, aún seguían vivos los dueños de los cuerpos que ahora eran mutilados por la ira del Alfa. Incinerados, partidos en miles de trozos, explotando de forma visceral, masticados hasta la muerte o aplastados tras la mortal pisada del Dragón Alfa. Así morían uno a uno o en grupo los subordinados de Roy.

Hablando de Roy, este perdió su espíritu desafiante una vez que vio como Conor le ignoró para ir tras sus subordinados los cuales había tratado de proteger todo este tiempo pues, al final, solo estaban cumpliendo un encargo más dentro de la vida criminal que tenían y, sin entender por qué, todo salió mal y ahora estaban siendo castigados de formas que jamás imaginaron. Es por eso que Roy, al observar como uno de sus últimos subordinados era atravesado como brocheta por una garra de Conor y posteriormente decapitado de un mordisco, luego de ver eso, el Capitán Loco de los Sátiros cayó llorando postrado sobre la tierra suplicando en vos baja: “Por favor, para. Nosotros lo hicimos todo bien, detente”

Al final, Roy quedó totalmente solo cuando lo único que quedó de su último subordinado fue un dedo que resbaló de los colmillos de Conor y calló al suelo a pocos metros de donde Roy de encontraba llorando. Conor se le acercó siempre con una mirada sanguinaria gruñendo y soltando un aliento de sus fauces que olía a carne u sangre quemada. Roy intentaba levantar la mirada pero, le era simplemente imposible. El Capitán loco estaba rodeado de muros de fuegos, un ejército de Humidrags aún funcional que esperaban por su muerte y, de frente, tenía una bestia que estaba bañada en sangre y que por su actuar parecía sacada del mismísimo infierno por lo que, Roy, al estar rodeado por la muerte, simplemente aceptó su destino.

Por eso, Roy se puso de pie, con la cara llena de lágrimas mezcladas con su sangre y con un semblante de derrota; Roy empuñó su mano, hizo una hoja de energía y sin pensarlo dos veces, de atravesó el abdomen. Todo eso, sin quitarle los ojos de encima a Conor quien lo miraba con rabia hasta que, luego de unos segundos desangrándose de pie, Roy no aguantó más y cayó de frente contra el suelo.

Todos, incluso Conor, se sorprendieron tras ver la valentía y locura de Roy al cometer semejante acto tan dramático pero, fuera como fuera, el resultado no cambiaba y, ese acto solo pudo declarar una cosa: La batalla había terminado y los Dragones podrían descansar.

Para los Dragones era tiempo de descanso pero, para Roy, no habría ni una oportunidad de tal cosa pues, Conor no le dejaría morir así de fácil y, usando sus poderes sanadores, lo congeló en hielo con su aliento helado lo que evitaría que muriera.

—Llévenselo de aquí y retírense todos aunque sea a Kilómetro y medio de aquí. —Ordenó Conor apuntando hacia el norte opuesto al sur que es por donde debían volver al Bazar.

—Pero... Conor, ¿acaso no ves a tus soldados?, la mayoría de nosotros están heridos e inconscientes y los que quedamos no tenemos fuerzas para llevarlos. —Dijo Zhornil con apenas fuerzas para estar de pie pero con todo el animo para cuestionar a Conor.

Conor vio con su temible mirada a todos sus hombres tendidos sobre el suelo e inmediatamente abrió sus fauces para liberar una nube de fuego sanador que cubrió a todos sus soldados recuperando todas las fuerzas de quiénes no las tenían y haciendo que los heridos con menos gravedad pudieran ponerse de pie nuevamente.

—No me mires así, aún dudo de tí y lo seguiré haciendo hasta que realmente esté seguro de quien realmente eres. —Dijo Zhornil viendo a los turbios ojos de Conor quien aún seguía en forma de Alfa.

—Jeh, Zhornil, Zhornil, Zhornil. Duda lo que quieras pero, cuando llegues al punto seguro a un kilómetro y medio de aquí, solo voltea a verme y recuerda, ese que veas, es tú Alfa. —Dijo Conor mientras Zhornil se alejaba escuchando todo poniendo una cara dudosa de las intenciones de Conor.

Todos los siervos de Conor se alejaron rápidamente, cargando a los que seguían desmayados en plataformas de hielo ligero para llevarlos mientras volaban al igual que hicieron para traer a Conor cuando recién llegaron a la montaña donde ocurrió todo aquella noche. El escenario por fin había sido desocupado por la batalla, la gran montaña seguía intacta y aunque el valle había sido perturbado por el combate, casi todo parecía estar como si nada a gran escala. Sin embargo, una horrenda máscara cubría el desolado pero bello paisaje desértico del lugar y dicha máscara no era nada más ni nada menos que los cadáveres, la sangre, las cenizas, ropajes y armas destrozadas que yacían por todo el valle creando una vista desagradable. Aquella vista daba asco y pesar a Conor quien se quedó ahí con una sola idea en mente, limpiar todo y traer paz a aquél lugar.

Los Dragones recién llegaban a la área segura que Conor señaló, pudo haber sido cualquier área en un radio a la redonda pero, la voluntad de Conor era que aquél lugar fuera su sitio de descanso. La razón nadie la comprendía ni la cuestionaba a excepción de Zhornil pues, mientras volaban, el se percató de que, aquél lugar, era el único que permitía mirar con claridad a aquél Dragón Alfa que brillaba más que las estrellas de aquella noche y, por eso, Zhornil, se llenó de ideas desconcertantes. Al final, cuando todos habían llegado, Zhornil quién aún seguía en el aire volteó para apreciar el brillo extraño proveniente de Conor y, fue hasta entonces que lo último que dijo Conor, cobró muchísimo sentido.

Un poderoso destello se vio justo donde se veía la silueta diminuta de Conor pero, en un abrir y cerrar de ojos, aquella silueta desapareció para dar paso a una explosión nunca antes vista por los Dragones. Como una masa de energía condensada y redondeada en expansión se miraba a lo lejos la gigantesca explosión que alcanzó un volumen de 300 metros de altura y 600 metros de diámetro; tales medidas eran aterradoras y mucho más teniendo en cuenta que el estruendo de la explosión, el calor y la onda expansiva les golpeó con fuerza abrumadora aún estando en una zona “segura”. Luego de que el desierto brillase como si fuera de día por semejante espectáculo, pasaron 30 segundos y la energía que envolvía la zona empezó a disiparse junto a todo el polvo que quedó en el aire y, no fue hasta ese momento, que los Dragones temblaron ante el poder de su Alfa.

Los cuerpos, las armas, las armaduras, los árboles quemados, las chozas desarmadas, las grandes rocas, los cráteres y la montaña misma habían desaparecido por completo y a cambio, toda el área fue limpiada dejando una planicie impecable con apenas una leve inclinación hacia donde fue el epicentro de la explosión de forma que, si te paras en el centro, estarás 8 metros por debajo del nivel del suelo desértico de la zona. Aquella impactante declaración de poder fue obra de Conor quien, en forma humana, caminaba hacia donde estaban sus Dragones envuelto aún por algunas llamas de su poder que aún no se extinguían y con una mirada llena de determinación.

—Maldito Conor, ¡¿eso es lo que querías que viera?! ahora me has confirmado que no puedo confiar en ti. un Rey poderoso que venza a los enemigos del pueblo, es un aliado pero, un Rey que es imposible de vencer incluso para su propio pueblo, es un potencial enemigo. —Declaró Zhornil mientras en el aire empuñaba sus manos y apretaba sus dientes con fuerza por la impotencia de ver aquel escenario “purificado”.

...

Conor por su lado camina aparentemente tranquilo mientras buscaba una piedra Onaclov para transformarse en Humidrag y unirse a sus hombres, pero, aquella tranquilidad que su rostro emanaba, era falsa. Su mente observaba aquel panorama y sentía profundamente lo que había hecho.

—Esto es tan lamentable, ojalá las cosas no hubieran acabado así y ojalá, tampoco acaben así en el futuro próximo. He limpiando este lugar para que ni las montañas sean testigos de la matanza que hice y, al mismo tiempo, he intimidado a mis hombres mostrando de lo que soy capaz pero, al final, solo me pregunto: Dime, Mundam, ¿este es el camino?, Dime bisabuela mía, ¿Lo estoy haciendo bien? Espero que sí, yo solo espero cumplir tú voluntad, solo quiero eso, quiero cumplir mi promesa. —Divagaba Conor mientras veía aquella piedra Onaclov tratando de mantener aquella cara de ganador que se veía estropeada por una lágrima que se corrió justo antes de que de comiera la piedra.

Nuevamente, el Rey que debía verse como Rey ante sus hombres, emergió entre las llamas y la nieve como un Humidrag y, tras volar inmediatamente donde sus hombres, descendió a ellos para guiarlos a su último destino.

—Por esta noche descansaremos aquí pero, antes de que amanezca, volveremos al Bazar y ahí entregaremos a Roy para que sea juzgado por la gente a la que dañó. Eso es todo por ahora. —Dijo Conor a sus hombres que, aunque habían recuperado fuerzas y poder, estaban agotados mentalmente por lo que, al escuchar esas palabras, se sintieron aliviados.

Luego de eso y de asegurar los heridos, cada quién buscó el lugar más cómodo disponible y sin pensarlo tanto se acostaron para dormir.

—Oye Gont, ya no te preocupes por Wanda, ya despertará mañana pues, debes recordar que gastó muchísima energía al usar su “flecha de fuego”. —Dijo Lú mientras desatendía a Dornny quién aún seguía desmayada por el colapsó.

—Solo espero que ella esté bien... quiero decir, que todos estén bien. Los efectos del “colapso” no han llegado pero, tengo mi teoría de que cuando despertemos mañana muchos de nosotros no podrán ni ponerse de pie. —Comentó Gont.

—Cierto, yo colapsé así que me estoy preparando para lo peor ya que sería mi primer colapso. —Dijo Lú.

—Aprovecha y descansa porque eso podría ayudar a que no te golpeé tan fuerte. —Recomendó Gont dejando por fin a Wanda y recostándose sobre el frío.

—Está bien, lo mismo digo. ¡Buenas noches a todos! —Dijo Lú entusiasmado y se echó a dormir.

...

Por otro lado estaba Conor quien observaba y cuidaba de sus comandantes y su sub general los cuales todos menos uno, estaban inconscientes de gravedad.

—No sé si los viste pero ellos hicieron milagros en el campo de batalla para que no muriera ninguno de los que estamos aquí. —Dijo Rosh quien, pese a sus heridas y el horrible desgaste de energías que sufrió, no colapsó y pudo apreciar todo lo que vino después de su derrota.

—Los ví a todos y estoy totalmente orgulloso de tener unos hombres y mujeres tan valientes de mi lado; Sin duda alguna así sí podremos construir un futuro para la gente de Radial. —Dijo Conor con aires de heroísmo.

—Tuve suerte de verte en la montaña mientras observabas todo, me diste esperanza. por cierto, dime, ¿desde cuando nos observabas desde la sima de la montaña?, Solo te vi una vez y luego desapareciste para transformarte, por eso se oyó una explosión justo cuando me daban una paliza, ¿No? —Preguntó Rosh con un tono ligero tratando de que no sonara tan grave.

—No me quise quedar tras la montaña esperando a recuperarme sin saber que era de ustedes pues, con escuchar gritos, explosiones y el choque de sus armas no me bastaba. Yo quería ver que estuvieran bien, que podían luchar sin mi dirección y por lo visto, así fue, dieron una pelea magnífica contra un enemigo que de primer instancia ya estaba fuera de su alcance y justo por eso estoy muy contento. —Explicó Conor.

—Un momento, ¿qué dijiste? —Preguntó Rosh con una voz incómoda tratando de parecer normal cuando no era el caso.

—Solo quería verlos, eso es todo. —Dijo Conor entre risas y dándole palmadas en la espalda a Rosh pero, viéndolo fijamente a los ojos.

—Conor, por favor, responde mi pregunta. —Pidió Rosh con un rostro serio pero entre risas disimulando pues, parece que eso era lo que Conor quería.

—Desde que empezó todo. Tenía miedo de lo que pudiera pasar por lo que debía supervisar todo yo mismo. No permitiría que les pasara algo... Demonios, he hablado de más. —Dijo Conor como si nada pasase pese a ver la cara de preocupación que tenía Rosh.

—Conor, ¿Exactamente cómo planeabas protegernos si no podías usar el poder del alfa? —Preguntó Rosh quien había quedado deslumbrado ante un pensamiento que se le vino a la mente luego de oír a Conor pero, aún con eso, seguía disimulando como si lo que hablaban no tuviera importancia.

—Te agradezco que aún sorprendido y confundido mantengas la compostura y hagas parecer esto una conversación normal... Solo te voy a pedir una cosa, duérmete una vez lo escuches, ¿vale? —Susurró Conor viendo fijamente a los ojos de Rosh.

—De acuerdo. —Respondió Rosh al mismo tiempo que asentía con la cabeza ansioso por confirmar su sospecha.

—Desde que llegamos, desde ese entonces podía coger una escoba y limpiar pero, no ayudé a los súbditos porque ellos debían arreglárselas para limpiar el desastre que había en el escenario, ellos debían demostrar que podían porque, si no lo lograban en su propio escenario, jamás lo harían en otros donde todo es mucho más difícil... En fin, otro día te cuento los detalles de esa anécdota. Buenas noches, Rosh. —Dijo Conor con tranquilidad a Rosh quien, pese a verse calmo, por dentro ardía a causa de la revelación que Conor le había hecho.

—Buenas noches, mi señor. —Dijo Rosh aparentando como si nada pero ardiendo por dentro.

“Es increíble. Creo que entiendo por qué lo hizo pero, demonios, fue una jugada demaciado arriesgada. Conor es sin duda impresionante, sin duda como ningún Rey que la historia de Radial haya conocido.” Pensaba Rosh sorprendido ante lo que Conor le reveló tratando de dormirse aunque le sería difícil.

—Buenas noches. —Respondió Conor y hubo silencio por el resto de la noche como si nada se hubiera dicho en aquella conversación.

...

El Este comenzaba a iluminarse y poco a poco las estrellas que cobijaban a los soldados iban desapareciendo pues, la madrugada acababa y la mañana empezaba a nacer.

—¡Arriba holgazanes! —Gritó Conor en tono burlón.

—¿Qué?, ¿Ya nos vamos? Quiero dormir un poco más por favor. —Dijo Lortz haciéndose el rebelde.

—¡Arriba dije! —Dijo Conor golpeando el suelo y, pese a estar en su forma humana, hizo temblar un poco la tierra.

Conor realmente se veía animado levantando de uno en uno a sus soldados y riendo con ellos mientras el sol cada vez más salía del horizonte. Eran aproximadamente las 5:50 de la mañana por lo que ya se podía ver con más normalidad y gracias a eso, apreciar la belleza de aquel lugar. Pequeños montes, formaciones rocosas y un gran valle les rodeaba dando una bienvenida cálida a un día que se veía prometedor.

Pronto, a las 6 en punto, todos aquellos soldados que podían ponerse de pie estaban listos para marcharse llevando consigo a sus amigos que, pese a estar despiertos, no podían moverse producto del colapso.

Pronto, todos abandonaron la forma humana y en una bonita transformación simultánea, todos tomaron forma de Humidrag para crear una plataforma para llevar a sus compañeros y cuando la plataforma fue creada, procedieron a levantar a sus compañeros.

—Déjame, yo puedo solo. —Dijo Gont poniéndose de pie pero, antes de dar el primer paso, cayó abruptamente contra el piso.

—¡Gont!, no seas testarudo y déjate ayudar, sabes que una vez ocurrido el colapsó es imposible moverse y si lo intentas es peor. —Dijo Wanda quien iba siendo cargada en brazos por un soldado.

—Está bien. —Dijo Gont avergonzado.

—No te preocupes amigo, son cosas que pasan, en unos días estarán como nuevos. —Dijo el soldado quien procedió a cargar entre brazos a Gont.

—Oye, ¡cuidado donde tocas! —Exclamó Gont incómodo.

—No te preocupes lindo, te trataré bien. —Respondió el coqueto soldado.

Todos rieron al ver al apenado Gont y como se quejaba mientras el soldado que lo llevaba no dejaba de molestarlo.

—Menos mal que yo no colapsé, el gran Rak no puede ser visto en una humillación como esa, ¡no señor! —Dijo Rak sintiéndose orgulloso de seguir en pie.

—Por cierto, Conor, ¿Dónde dejaste a Rashi? —Preguntó Rak llamando la atención de otros.

—¿Por qué dices eso? —Preguntó Conor.

—No te hagas, sé que salvaste a Rashi y lo llevaste a algún lugar. Cuando te sentiste bien comenzaste a vernos, ¿cierto? seguro viste a Rashi y la niña fuera del domo y les rescataste, ¿no? estuve pensando en eso y seguro fue así. —Dijo Rak muy confiado de sí mismo.

—Así es, cuando subí a la montaña aún no estaba curado pero podía hacer algunas cosas así que lo vi y fui de inmediato. La niña lloraba pensando que se había muerto pero, aún estando desmayado, Rashi seguía en su forma de Humidrag evitando morir porque sin duda se hizo mucho daño pero, llegué a tiempo para restaurar su salud y luego llevarlo a un lugar seguro. Ya lo verán pronto no se preocupen, yo no ví lo que pasó pero, la niña me contó y estoy muy orgulloso de tener soldados así de dedicados. —Dijo Conor entre mentiras y verdades pues, el realmente estuvo viendo el combate desde el principio.

—¡Lo sabía, que bueno que el novato esté bien! —Dijo rak muy contento.

—Vaya, no te había visto tan emocionado como ahorita pues, no te pones así ni cuando ganas un combate. —Le dijo Conor a Rak.

—¿Eh? No no no, no es que me importe el estúpido novato, solo que, es nuestro compañero y debemos alegrarnos de que esté bien, ¿no? Oigan, ¡No me miren así!, ¡les daré una paliza a todos! —Dijo Rak molesto pues, no le gustaba que la gente viera sus sentimientos.

—Lo que tú digas bravucón. —Dijo Conor riéndose de Rak a todo pulmón.

Luego de un rato, todo estaba listo y Conor procedió a realizar su último acto antes de partir. El Rey que no había ingerido una roca Onaclov, se alejó un poco de los suyos corriendo contento, disfrutando como los primeros rayos daban en su rostro de piel morena clara, haciendo brillar sus ojos rubí y sintiéndose feliz de que ninguno de sus hombres había muerto. Cuando se alejó lo suficiente fue que puso su piedra Onaclov en su boca y con mucha energía saltó.

Un gran destello opacó al naciente sol en el horizonte para dar paso al Dragón Alfa el cual, usando su rugido de alfa, hizo que todos los que estaban transformados en Humidrags, se volvieran Dragones puros pero, con conciencia.

—Se que puede parecer un desperdicio usar una técnica como esta pero, se lo merecen, disfruten el poder y la fuerza que nos dio el fuego y la tempestad; Nosotros somos dragones y debemos ser vistos como tal por el pueblo que espera ansioso justicia así que, triunfantes, iremos a ellos en nuestra forma más majestuosa y entregaremos al causante de sus desgracias. ¡Somos Dragones, el sol se inclina ante nosotros y nuestra grandeza! —Dio Conor su gran discurso terminándolo con un gran rugido elevando con ello la moral de sus soldados.

Pronto se vio en el aire el ejército de bestias imponentes surcar el cielo recordando aquellos días del pasado cuando los Dragones dominaban sobre Gueghelldak; en aquella mañana, esa vista era humilde a comparación de lo imponentes que era esa raza en el pasado pero, Conor sabía que ese había sido el primer movimiento exitoso para recuperar lo que un día les perteneció y justo por ello, lo disfrutó porque estaba un paso más de cumplir su promesa.

Cuando pasaron el sitio donde antes estaba la montaña que había presenciado todo vieron a lo lejos un Dragón que iba hacia ellos y con el, en su espalda, una niña Gugwe sonriente y llena de vida que, tiernamente, saludaba con una mano. El Dragón de sonrisa brillante y ojos gentiles no era otro que Rashi el cual venía desde la zona segura donde Conor le había dejado.

—Hey, ¡espero no se hayan olvidado de mí porque aún estoy con vida! Por cierto, felicidades, derrotaron a los Sátiros, ¡sabía que podrían hacerlo, esos son mis compañeros! —Dijo muy contento Rashi tras ver a sus compañeros.

Fue un reencuentro muy bonito y no es secreto para nadie que Rak casi se lanza a abrazar a Rashi pero, mantuvo la compostura aunque igualmente se le vio muy emocionado.

—Novato, maldito novato, lo lograste. —Dijo Rak feliz.

—Se te echó en falta Rashi, sin duda que sí y sobre todo Rak, debiste verlo, estaba muy preocupado. —Dijo Lili contenta de ver a Rashi y con ganas de molestar a Rak.

—¿En serio?, ¡que bueno!, gracias Rak. —Dijo Rashi.

—Eso no es cierto, solo que eres mi compañero y Conor se molestaría si te dejaba morir y no quiero eso en mi currículum. —Se excusó Rak.

—Entiendo entiendo... —Dijo Rashi dejándolo pasar.

—¡El héroe a llegado y veo que traes contigo una nueva amiga... Oh que bonito!. —Dijo Darwin esbozando una sonrisa.

—¿Así que así se ven los verdaderos Dragones, Rashi? —Preguntó la tierna niña Gugwe con ojos de asombro.

—Esta es nuestra forma real, ¿Qué te parece, niñita?, ¿Damos miedo? —Preguntó Zhornil.

—Bueno, un poquito pero... la verdad es que son preciosos; Sus escamas y esas alas tan radiantes, ¡son increíbles! —Exclamó llena de alegría ante la majestuosidad de las bestias que la salvaron en la noche anterior.

Posterior a esas dulces palabras, todos se sintieron contentos y empezaron a reír como hacía mucho no lo hacían. El momento caló tan dentro de cada uno que parecía que solo por vivir esos segundos de dulzura todo había valido la pena pues, sin duda ese sería un gran recuerdo que quedaría en sus corazones. Luego de eso, sin tardar, Rashi se unió a ellos para volar en dirección al Bazar mientras eran bañados por la luz del sol el cual había terminado de nacer en el horizonte. Pese a todo lo vivido, esa mañana sus ánimos habían vuelto gracias a que habían logrado una victoria con el mínimo de pérdidas por lo que, con un rostro de orgullo, volaron triunfantes cargando a Roy congelado como premio.  Así, se fueron donde un heredero y sus varios pueblos que, luego de una larga y horrorosa noche, les esperaban ansiosos por escuchar...
















Buenas nuevas.

[Nota del editor: ¡No estoy llorando, tú estás llorando!; Es que es muy bonito, un nuevo día hacia un futuro mejor… hasta aquí llega la felicidad del triunfo de los dragones.

Gracias personita que está detrás de la pantalla, gracias por leer hasta aquí, se aprecia inimaginablemente que disfrutes de esta obra y espero puedas quedarte para observar su fantástico final, quien sabe, quizá si me apuro termine la obra en este año.

He de informar que con este capítulo damos por concluido el arco de la primera expedición aunque aún falta un capítulo extra, el 16 que dará total conclusión a este arco y, al mismo tiempo, hacer de puente al siguiente. Luego de esto vienen 2 o 3 arcos más con algunas sub tramas especiales… diría más detalles pero, mejor los incluiré en el capítulo siguiente donde todo termina de forma definitiva.

En fin, gracias por todo, pueden dejarme como siempre opiniones, reacciones y recomendaciones en los comentarios que eso lo aprecio mucho. Gracias y nos vemos. Saludos. ^^/]

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