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Capitulo Once: "No llores"

“Lo lamento pero, ya que no podía quedarme para decírtelo te dejo una nota pues, aunque quedaste con vida, tú perdiste y yo me llevé la victoria. Nada cambió.” Decía una nota que estaba pegada en la espalda de Macry que la encontró y leyó Conor mientras los desataba y al terminar de liberar las ataduras tomó la nota y la guardó en su bolsillo pues, había vuelto a su forma humana. 

—Lamento no haber podido hacer algo para evitar que nos trajeran aquí y vinieras en vano, por favor, perdóname. —Suplicó entre quejas de dolor Macry que aún no podía levantarse del suelo.

Conor no pudo responder en esa ocasión. El sabor de la derrota le fue muy amarga, tanto que no pensó con claridad cuando volvió a ser humano y olvidó que tenía una enorme herida en el pecho que, al estar en forma humana, era hasta tres veces más peligrosa por lo que perdió sus fuerzas de golpe y cayó de rodillas solo para dejarse ir de frente quedando recostado contra el suelo sin dar signos de vitalidad.

—Oye, tú... ¡Demonios! ¡No sé tu nombre!. Mamá, hermano, vayan por ayuda, ¡ese hombre podría morir! —Rogó Macry preocupado por la salud de Conor.

—Déjamelo a mi, hermano. —Asintió el pequeño hermano que acompañaba a Macry y sin pensarlo tanto, salió corriendo y saltando lo más que podía con tal de encontrar ayuda pronto.

—Este pobre muchacho se va a desangrar si no hago algo mientras Mulg consigue ayuda. —Dijo la madre de Macry acercándose a Conor para darle vuelta a su cuerpo para ver la herida.

—No sé si esto funcione pero lo intentaré ya que el concepto es el mismo. —Dijo la señora refiriéndose a una técnica mágica que usaba en plantas marchitas para recuperarlas.

Ella puso sus manos sobre el inconsciente Conor y liberó luz que aunque no hizo una gran sanación, logró cerrar más de la mitad de vasos sanguíneos que estaban sangrando dando así más tiempo a que la ayuda llegara al lugar.

El pequeño Mulg que se movía lo más rápido posible en su capacidad ya había avanzado varías cuadras dentro de los escombros de una ciudad que, podría decirse, era de el. El hecho de que solo hubieran restos de tiendas y edificios le facilitó el poder avanzar en busca de alguien que pudiera ayudar mientras gritaba por un médico con todas sus fuerzas en su voz de niño.

Pasaron algunas cuadras más cuando a lo lejos, apenas pudo percibir su voz sin entender lo que decía la comandante clase 1 Kayle Haw que inmediatamente emprendió vuelo para saber de quién era esa voz y sí ¿qué clase de ayuda necesitaba? pues por su tono pudo deducir que era alguien pudiendo auxilio.

Mientras más se acercó pudo notar con claridad lo que decía “¡Un médico por favor, el hombre que nos salvó podría morir!” y fue de inmediato con el niño que lo divisó corriebdo sin rumbo a lo lejos.

Cuando Kayle le encontró lo tomó en brazos y le pidió que indicará por donde ir pero lo que el niño le respondió le dejó atónita.

—Un señor de tú misma especie nos protegió pero ahora está muy herido en las afueras del bazar. —Dijo el infante sin saber el peso de sus palabras para Kayle.

Kayle subió la velocidad y en instantes logró llegar a su destino para encontrarse con Conor tendido en el piso en forma humana con una aterradora herida en su pecho liberado algo de sangre.

Kayle haciendo caso a sus impulsos soltó al niño dejando que se golpeara en el suelo y apartó bruscamente a la señora que estaba junto a Conor y procedió de inmediato a utilizar las dos mejores técnicas de sanación que conocen los dragones: “Fuego y Hielo sanador”. Tras esa impulsiva pero rápida acción la herida dejó de sangrar, se cerró, cicatrizó y se restauró dejando las marcas mínimas de que alguna vez hubo una abertura ahí. Ya por último lanzó fuego sobre Conor haciendo algo llamado “Refinación” que funciona solo sobre Dragones haciendo que estos recuperen vitalidad luego de haber perdido la conciencia por falta de ella sin embargo, no es capaz de hacer grandes cosas, solo ayuda que los inconscientes puedan despertar más rápido y que no desarrollen más problemas por lo que, mientras más herido esté un dragón menos eficaz será la técnica.

Por suerte, la “Refinación” pudo actuar lo suficiente como para que los signos vitales de Conor volvieran a la normalidad aunque aún estaba algo dormido.

—Por favor, perdóneme señora, creo que le lastimé a usted y a su hijo por mi impulsividad y es que, en algunas circunstancias no puedo controlarme y me dejo llevar, lo lamento y también, agradezco buscarme. De no ser por su audaz hijo, Conor hubiera entrado en estado crítico. Mil gracias de verdad. —Dijo Kayle apenada por su actuar y agradecida por la ayuda de la familia.

—Está bien, supongo que puedo entenderte. No te preocupes. —Dijo la señora con modestia y algo más calmada.

No pasó ni un minuto y Kayle lanzó señales al aire de auxilio para que los demás las vieran y así vinieran a ayudar a movilizar a la familia en lo que ella atendía a Macry quien había perdido su fuerza muscular por el combate que tubo contra aquél encapuchado.

—Muchas gracias por atenderme. Ustedes los dragones son increíbles, son como héroes para los desamparados, gracias por estar de vuelta. —Dijo Macry mientras recordaba que en su educación escolar leyó un artículo que se oponía a la forma en como se contaba la historia del mundo y en una de sus páginas decía que antes los Dragones tenían un imperio enorme, próspero y altruista con las demás razas.

—Supongo que debo agradecerte pero, estamos aquí por casualidad y hicimos lo que creímos correcto pues, esa es la política del nuevo Rey. La justicia, esa es la política de Conor. —Dijo Kayle refiriéndose a que Guarren no tenía interés por nada que no fuera que la economía y el orden estuviera en pie, de ahí, no le importaban más cosas con el pueblo que le había robado su sueño. En cambio, Conor ha mostrado soñar con devolver esos tiempos de gloria que se supone tenían los Dragones junto a la paz que respiran ellos y los que eran con ellos.

—Que bueno que no han cambiado en tantísimo tiempo, se habla bien de ustedes en las leyendas que corren a voces por ahí. Todos los creen extintos por su guerra con los Leviatanes pero, me alegra que no fuera así. Me alegra que hayan sobrevivido tanto como para toparse con mi familia y defenderla. ¡Es un milagro! —Abrió Macry su corazón mientras aquella Dragona le curaba su cuerpo.

Esas palabras le pesaron mucho a Kayle pues, no podía dejar de pensar en las varías guerras que habían pasado solo en el último milenio por puras rencillas sin sentido en las que todos se mataban por miedo al otro y también recordaba las vidas que ella arrebató de los que ahora sabe que, en cierta forma, eran sus hermanos. Kayle no podía verse como una heroína, ningún Dragón que haya sobrevivido a aquella guerra de hace 7 meses no podía cargar con ese título. Al no poder responder, se limitó a sonreír falsamente a Macry que le veía con admiración.

Antes de que Kayle terminara de aplicar técnicas curativas con hielo volando llegaron algunos soldados y cadetes acompañados por el comandante clase 2 Rosh Cumbet.

—Oiga comandante, vimos su señal de auxilio así que vini... ¡Por el sagrado cielo que adoro volar! ¡¿Cómo terminó el Rey en el suelo con rastros de una herida?! —Exclamó preocupado Rosh sin entender lo visto pero poniéndose en acción de ayuda junto a los que le acompañaban.

Como en 3 minutos Macry pudo ponerse de pie por lo que procedieron a llevarlos a todos al otro lado del bazar con las demás personas de otras razas heridas donde estaban el resto de los Dragones que se quedaron impactados al ver al Rey en su forma humana pero, no habría nadie más preocupado que aquella persona a quién Conor le confío la clave de su derrota.

—¡¿Pero qué le sucedió a Conor?! —Se preguntó extrañado Joss al ver como ya no era un Dragón guerrero sino un paciente más de aquel trágico ataque aunque no sería el único mortificado.

A duras penas era poco más de las 8:30 de la noche y habían pasado más o menos 10 minutos del desmayo de Conor luego de ir con la familia supuestamente en peligro pero, aún con el relativamente poco tiempo que ocurrió durante el desastre la verdad es que fue suficiente como para causar todo tipo de estragos.

Entre todos los refugiados por cobijo de los Dragones estaban los niños cuyos llantos y cuyas lágrimas eran insufribles por el dolor en sus pequeños corazones. Algunos llantos eran fuertes porque habían perdido su juguete favorito que cargaban mientras ocurrió todo. Los otros llantos eran desgarradores pues, venían de niños que aún no entendían porque el cuerpo de sus padres quedó carbonizado luego de que les cayó fuego del cielo; en la cara de angustia y desconcierto de esos infantes se notaba el horror por la imagen impregnada en sus pupilas de la carne incinerada de sus padres la cual seguramente no les dejaría dormir tranquilos por mucho tiempo. Lo que ocurrió en menos de una hora cambió por completo vidas enteras esa noche.

Mientras los Dragones atendían los que aún faltaban Conor despertó. Tras unos parpadeos rápidos la vista de Conor se aclaró y al estar boca arriba solo veía un cielo negro opacado por el humo que le hizo toser mientras se despertaba. Al estar más cociente de sí mismo sintió un gran dolor en el pecho y se lo tocó pensando que aún tenía la herida pero no encontró nada y en su lugar se topó con una piel suave sobre su pecho la cual supo que eran sus manos de humano lo cual le asustó y le hizo levantarse de golpe.

—Oye oye, Conor, tranquilo viejo. Estás fuera de peligro con nosotros, tranquilo. —Dijo Lu Vurú a quien se le encomendó cuidar de Conor por sí despertaba.

Sin embargo esas palabras no llegaron a Conor quién tras tomar una posición sentado observó su al rededor quedando impactado por lo visto. Sus ojos quedaron paralizados ante aquella muchedumbre de personas que luchaban por preservar su vida los cuales eran atendidos por sus dragones; los 202 explotadores de Conor atendían a más de 900 personas de diferentes razas que habían perdido hasta partes del cuerpo o directamente estaban inconscientes esperando un milagro genuino. Ver aquello hizo que Conor terminara de volver en sí y recordara todo lo ocurrido antes de que se desmayara. Gracias a esto, Conor volvió a estar listo para pensar que hacer.

—¡Comida, necesito comida! —Pidió Conor con su voz ronca.

—Claro, también te traeré agua ya que se escucha que la necesitas. —Dijo Lu titubeando mientras buscaba su mochila para darle de comer a Conor.

Luego de unos minutos Conor comió y bebió lo que necesitaba para al menos, poder seguir siendo la cabeza de sus militares que estaban haciendo lo mejor posible.

—Muchas gracias Lu, te agradezco el alimento. Sé que no debería comer con toda esta gente necesitada al lado pero, yo soy más importante. —Dijo Conor unas palabras que Lu interpretaría como algo egocéntrico y egoísta por lo que hizo una cara extraña ante eso.

—Lu, sabes de alguien que sea sangre tipo G, se que hay 5 entre ustedes pero no recuerdo quienes aún y es que, me duele algo la cabeza y me mareo un tanto. Se bueno y busca a esos 5 sujetos tipo G. —Pidió Conor a su soldado.

—¿Eh?, yo soy tipo V así que no le ayudo pero, ya regreso, iré por ellos. —Comentó Lu antes de marcharse al cielo.

—¡Conor ha despertado, Conor ha despertado! —Gritó Lu para que todos se enterasen y algunos que estuvieran libres se acercaran a el.

Tal cual planeo 32 militares llegaron tras el llamado y ahí Lu les explicó que debían buscar a los soldados de sangre tipo G.

Cual rayo salieron todos en busca de los militares con ese tipo de sangre y poco más de un minuto ya estaban los 5 a las órdenes de Conor de frente a el.

—Gracias por venir. Como sabrán estuve en una batalla algo feroz y luego de una herida en el pecho perdí mucha sangre, tanta que apenas puedo hablar y pensar con algo de claridad. Es por esos problemas que necesito de su sangre. —Explicó Conor aunque sus soldados no responderían tan positivamente como esperaban.

—Señor, con todo respeto, nosotros también hemos perdido sangre. Todos aquí peleamos y nos hirieron señor. —Comentó Gont Ritz.

—Lo sé, puedo ver sus heridas pero, no estoy pidiendo que me recuperen del todo, ya comí así que en un rato ese alimento recuperará parte de mis glóbulos rojos pero necesito de los suyos, al menos medio litro entre los 5 lo cual no les quitará mucha. No fue por nada que elegí que vinieran 5 militares con este tipo de sangre. —Dijo Conor revelando una de las razones de ser de esos militares ahí.

—En ese caso será un honor servirle señor. —Contestó Gont entendido de la situación.

Pronto entregaron parte de su sangre utilizando unas agujas para extraerla. Cada uno extrajo su sangre en recipientes separados lo que hizo que Conor pasara a hacer su parte.

Al Conor ser un mestizo de 3 sangres el debe realizar un hechizo para transformar la sangre en “sangre blanca” la cual es una sangre que modifica y simplifica las propiedades de una sangre con la que debería ser compatible (En esta caso la sangre tipo G) pero que por ser mestizo no lo es y es ahí donde la “sangre blanca” hace su acción pues, gracias a la magia, se descompone y se vuelve una sangre que al mezclarse con la sangre que debería ser compatible tras la transfusión es que se transforma en una copia idéntica de la sangre de quién recibe la transfusión quedando como si fuera sangre originaria del cuerpo del receptor.

Tras haber hecho ese proceso Conor solo debía esperar unos minutos para que toda la sangre circulara por completo dentro de el pero antes mandó a dos de sus militares más apropiados al lugar donde el peleó y que recuperaran un charco pequeño de sangre que quedó en el suelo. Fue una misión extraña pero el comandante clase 1 Force Mcdrack y el sub General Modrak Lukz atendieron sin reproche.

—Oye Modrak, ¿para qué crees que Conor quiere esas muestras de sangre? después de todo pidió que aseguramos cada una de ellas. —Preguntó Force algo confundido.

—No sabría decirte. Esto es nuevo incluso para mi y el hecho de que sea un Sub General no indica que deba saberlo de todos modos nuestros rangos siempre se han basado en fuerza y han dejado de lado la inteligencia. Primero van los Cadetes como los más débiles, luego los soldados, Destructores, Guerreros de Élite y luego van los rangos que tienen poder militar empezando desde los Oficiales, luego los Sargentos, Comandantes, Sub generales y por último el o la General que es la segunda persona más importante en el reino solo por debajo del rey en lo que a poder y rango se refiere. —Comentó Modrak y recordó el como estaba organizada la gerarquia de poder en los dragones.

—Cierto por lo que un soldado podría ser más inteligente que nosotros pero eso no nos quita nuestra experiencia y lo que hemos aprendido luego de tanto tiempo. Por cierto, mirá, ¡ya llegamos! —Reiteró Force antes de que llegarán al lugar donde se había efectuado la batalla que tuvo Conor con el capitán de los Sátiros.

—Hay mucha sangre por varías partes del suelo, ¿cómo la recolectamos? —Preguntó Modrak.

—Déjame ver, ¡ya sé! hagamos una placa subterránea, así no contaminamos nada. —Comentó Force.

—Suena bien y así no dañamos nada. —Asintió Modrak

Pronto los dos enterraron sus manos en el suelo para acto seguido comenzar a congelar por dentro de la tierra y así poder extraer los charcos de sangre completos y sin alterar. Pasaron unos minutos pues tenían que hacerlo con cautela pero su manejo de las habilidades de hielo eran de las mejores por lo que no tardaron tanto como otros lo hubieran hecho y como resultado pronto tuvieron las muestras intactas. Para poder transportar cada muestra lo que hicieron fue una plataforma enorme la cual llevarían cargando y tal cual hicieron por lo que pronto estuvieron con cada muestra en la zona donde tenían a los heridos y donde Conor les esperaba.

Mientras el Comandante Force y el Sub General Modrak hacían su misión alguien se acercó a Conor. Sus pasos eran lentos y titubeantes acompañados de una respiración entrecortada por por el pesar que sentía pues el sentía y de cierta forma sabía que era su culpa que Conor hubiera perdido.

—Señor Conor, perdóneme señor Conor. ¡Por mi culpa está así! Nunca debió dejarme su espada, ¡sí la hubiera tenido en su batalla hubiera ganado, estoy seguro! —Exclamo con dolor un Joven Gugwe llamado Daniel recordándole a Conor lo que había hecho por el.

Resulta que cuando Conor y sus exploradores sufrieron el ataque de las llamas, Conor dió la orden de transformarse en Humidrags para ayudar a la gente mientras se esparcían por el lugar apagando las feroces llamas. Entre esos movimientos, Conor Presenció como atacaban a Daniel robándole las pertenencias que llevaba pero aún más doloroso era ver a su abuelita tirada en el suelo siendo defendida por su nieto. Daniel arriesgó todo luchando para que no se llevarán sus cosas pero al final fue inútil pero por lo menos pudo defender a su abuelita pues esta llevaba consigo un collar preciso de perlas que se lo regaló su difunto esposo abuelo de Daniel.

Conor al ver eso bajó de inmediato a ayudar lo que hizo que los encapuchados ladrones desaparecieran de inmediato pues no eran rivales para Conor. Cuando todo estuvo más tranquilo Conor curó las heridas de la abuelita y su nieto.

—Eres un buen muchacho, protegiste a tú abuelita aún siendo más débil. Bien hecho. —Dijo Conor en aquél entonces.

—Gracias, puedo soportar que se lleven mis cosas pero el collar que mi abuelo le dejo a mi abuelita no puedo permitirlo, ella estaría muy triste. —Comentó el asustado Daniel.

—Daniel es un gran muchacho, lo adoro mucho. —Dijo la abuelita de Daniel ya recuperada.

—Sí que lo es. Oye, aún es peligroso, necesitarás defenderte y imponer poder sí quieren salir de aquí, toma. —Dijo Conor mientras pasó un 25% de todo su poder a su espada la cual entregó a Daniel quedándose así solo con el 60% de su poder pues ya había gastados una parte.

—No puedo aceptarlo, ¿no es usted un guerrero?, ¡la necesitará! —Dijo en forma de rechazó el joven Daniel.

—Puede que sí pero yo tengo garras, colmillos y una larga vida de entrenamientos que me protegerán pero, ¿qué tienes tú, qué tiene tú abuelita? No seas tan modesto y tómala, te veré en la zona de seguridad donde mis dragones estarán llevando a los heridos, ve hacía allá y entonces me devolverás la espada. —Dijo Conor dando un golpe de realidad al chico para que así accediera.

—Está bien, lo tomaré, ¡muchas gracias señor!, es usted una gran persona y sí encuentro más personas intentaré ayudarlas. —Dijo contento Daniel a lo que Conor asintió sonriente y siguió volando.

El resto luego de eso es historia. Conor se encontró con el Capitán del los enemigos y Daniel logró llevar a su abuelita a la zona segura ayudando a una que otra persona en el camino por lo que ya de vuelta en el presente...

—¡Escúchame, Daniel! Necesitabas ayuda y te la di. Aquí intentamos ayudar a cuantos pudiéramos y este fue el resultado, ¿pudo ser mejor? quizá sí pero no encontramos mejor forma de hacerlo en el momento además, por lo que veo, a mi espada solo le queda un 2% del 25% de poder que le di, en verdad lo usaste y ayudaste a personas que yo no pude. No te sientas mal. —Dijo Conor sabiendo que esa energía fue la que le faltó para lograr ganar pero dijo eso a Daniel pues no quería frustrarlo pues, el pobre no estaba acostumbrado a ese mundo turbio lleno de muerte y destrucción en el que Conor siempre estaba envuelto aunque a decir verdad, era el mismo mundo, solo que uno de ellos no había abierto los ojos hasta esa noche.

—Es usted muy noble, de verdad gracias. Tenga su espada por favor, el héroe aquí es usted y no yo pero, gracias, siempre estaremos en deuda. —Dijo Daniel aunque Conor se sintió horrible por dentro al escuchar que le llamaran “héroe”.

—Ponla por ahí y ve a cuidar de tú abuelita, no te preocupes por mi. —Dijo Conor ardiendo por dentro por el repudio que sentía hacia si mismo pues en verdad no soportaba el título de héroe.

Luego de que Conor recuperó su espada de manos de Daniel llegó recuperado casi por completo de sus dolencias el joven Macry a hablar algunas cosas con Conor.

—Oye Conor, creo que tengo información que podría servirte para lo que sea que tengas que hacer. —Comentó el valiente muchacho.

—Dime Macry, yo te escucho... —Contestó Conor disponiéndose a escuchar lo que el joven debía decirle.

Luego de la conversación que ayudó a Conor a entender algunas cosas es que aparecieron de regreso el Comandante Force y el Sub General Modrak de su misión con las muestras de sangre muy bien cuidadas.

—Perfecto. ¡Ya es hora de actuar otra vez! —Dijo Conor entusiasmado al saltar y ponerse de pie para acto seguido observar los charcos de sangre que le habían traído con la mínima perturbación.

—Veamos, ¿qué tenemos aquí? jeh, ¡pero sí es mi sangre!, como podrán ver está coagulada pues yo me herí antes que el charco que estoy buscando pero ¡creo que ya lo encontré! —Dijo Conor mientras escogía la sangre tras analizarla con su mirada.

—¿Para qué necesitabas esa sangre? —Preguntó Force.

—Mi querido comandante, está sangre pertenece a nuestro enemigo. Cuando escalaban a su lugar de origen les herí y está sangre medio coagulada es lo que dejaron para poder encontrarlos, ¿cómo haremos eso?, lo haremos con mi forma de Cadejo pues esta tiene el mejor olfato de rastreo que conozco. —Dijo Conor mientras comenzaba a brillar.

De pronto toda la piel de Conor se tornó brillante como antorchas segando un poco a los que le acompañaban para acto seguido su cuerpo comenzara a moldearse y su rostro empezara a tomar forma de un canino y su espalda adoptara una columna más larga culminado en una gran cola. La transformación fue rápida pero, sorpresiva para los espectadores entregándoles en segundos un gran canino como si de un lobo gigante como de 1.80 metros de alto se tratase con un lúcido pelaje blanco, unas garras prominentes y unos colmillos impecables puestos en un hocico grande adornado con una nariz que desde ya estaba olfateando todo a su alrededor.

—Puedo olerlos, ¡sé por donde se fueron y sí los sigo podré encontrarlos! ¡Llama a todos, partiremos ahora mismo antes de perder el rastro, los detalles de nuestra operación los daré sobre la marcha! Sin duda esta vez baremos las cosas bien y recuperaremos lo perdido. —Dijo Conor ordenando la reagrupación de sus fuerzas.

El comandante y el sub General que estaban ahí tomaron la orden de inmediato y reunieron cuanto antes a todos los 202 militares que eran junto con ellos. Todos estaban expectantes a su propia manera pues reaccionaban diferente ante la noticia de que darían caza al grupo criminal que había hecho tal atentado. El miedo, el rencor, el dolor, la intriga y la gloria eran sentimientos que invadían a los militares que esperaban por Conor.

—Esto es una porquería, aquí hay gente cansada y ¿aún hay que trabajar más?, que asco de noche. —Señaló Joss su descontento.

—Vamos amigo, nos tomaron por sorpresa pero ahora es nuestro turno de sacudirles el polvo, ¡sin piedad y con toda fuerza! —Exclamó Rak animando a su compañero.

—En específico, ¿cómo es que Conor planea vencer a un enemigo que no pudo antes ni con más fuerzas de las que tiene ahora? Seguro tiene un plan pero me preocupa un poco, ¿sabes?. —Comentaba Lú a su compañero Daz.

—Sí preocupa un poco pero, la verdad, yo tengo ganas de encontrarme con el que quitó mi collar especial mientras salvaba una familia de las llamas. De verdad que tengo ganas de encontrármelo y mostrarle algunos modales... —Insinuaba Daz en tono de venganza.

—Ay no, ¿de verdad vamos a ir a la boca del lobo?, tengo un mal presentimiento sobre esto. —Se cuestionaba Lili.

—Militares del Reino de Radial, me seguirán a mi que iré cargado sobre una plataforma de hielo por el comandante Force, gracias al olfato de mi forma de Cadejo sé que el enemigo huyó al norte dejando un rastro de sangre que seguiremos hasta su guarida. Cuando lleguemos recobramos a los dos civiles secuestrados y tomaremos todo lo de valor que posean una vez los hayamos arrestado sí es que no es necesario recurrir a la brutalidad militar, de lo contrario, a causa de sus crímenes y tomando justicia por el poder de nuestras leyes, muchos de ellos morirán. ¡Vamos ya tras de ellos! —Explicó Conor para luego dar la orden de que todos fueran tras de el.

No estaban en su mejor condición, Conor no tenía las fuerzas para declarar un gran discurso y el miedo de alguna forma penetraba hasta en el soldado más valiente pero, Macry desde el suelo mientras veía a la horda de Humidrags alejarse por el cielo nocturno les alentaba deseando que salieran victoriosos en su cruzada.

—Se que pueden, yo creo en los Dragones, creo en el milagro de que hayan sobrevivido tanto para esto, ¡para cambiar el curso de la historia! Sin duda alguna el día de hoy el fuego de los dragones quemará los hilos del destino, ¡Ánimo guerreros! —Exclamaba desde tierra el joven Gugwe esperanzado en ver a su hermana de regreso.

El enjambre de aguerridos Dragones se alejaba cada vez más de la vista de los restos llenos de cenizas de lo que fue un bazar próspero pero ahora eran escombros. El aire se sentía frío en las alturas donde iban la mayoría de militares mientras casi rozando el suelo iba Conor rastreando al enemigo y sus rastros que guiarían a todos a la resolución del conflicto. La incertidumbre se percibía en el aire para todos pues, en esta vez ni Conor sabía donde ir.

—Agradezco su confianza mis fieros soldados, todos ustedes son muy valientes al aceptar sin tanto reproche venir a esta cruzada junto a mi. Gracias por ayudarme en esta apuesta. —Dijo Conor con intenciones de aliviar un poco la incertidumbre que se sentía mientras surcaban la noche.

—Señor, tenemos miedo, algunos más que otros pero, todos lo tenemos y solo nos queda confiar en lo que usted planea sea lo correcto para Radial porque, al final de todo, hacemos lo que hacemos por un mejor futuro para nuestra gente. —Contestó Darwin quien trataba de entender la insistencia de Conor por ir tras los enemigos que ya le habían derrotado.

—Se que perdimos una batalla pero, con esa derrota se nos abrió una puerta enorme. Hay un joven heredero de las tierras del bazar y sus negocios, así mismo, el tiene poder sobre los grupos minoritarios que se sustentan de dicho bazar. Ese joven llamado Macry espera por su hermana de vuelta y sí el la recupera, su noble corazón estará en deuda con quien lo haga... —Dijo Conor y luego se le interrumpió.

—Entonces, ¿lo que usted quiere lograr es que todos los que fueron afectados por este ataque estén de su lado luego de hacer justicia derrotando al grupo criminal que causó todo y recuperando a la niña secuestrada? —Dijo Darwin en forma de pregunta.

—Así es soldado. Podríamos hacernos de buenos aliados por estás tierras luego de que esto salga exitoso. —Afirmó Conor.

—Y dime Conor, ¿cual es el plan para conseguir la victoria? —Preguntó Zhornil quien no tiene mucha fe en el actuar de Conor.

—No tengo ningún plan. —Dijo Conor asustando a todos.

—Entonces, ¿qué hacemos volando hacía el suicidio? —Preguntó Zhornil sin creerse aún lo escuchado.

—Nos tomaron por sorpresa, nosotros haremos lo mismo. Solo los rodearemos y preguntaremos sí prefieren pelear o entregarse, según la respuesta actuaremos como se deba. La primer acción es obvia pero, en la segunda, si deciden pelear, entonces voy a desatar todo mi poder en ellos y así ganaremos. Si deciden pelear, no dejaré respirar a ninguno hasta que estén apresados por ustedes. —Comentó Conor decidido y con una expresión en su canino rostro que lo afirmaba.

—Ya veo, entiendo. —Dijo Zhornil con calma para luego callar pues había entendido al igual que sus compañeros lo que Conor planeaba hacer.

Mientras tanto, a casi 100 kilómetros de donde estaban los Dragones, tras una pequeña montaña, estaba un claro rocoso bastante seco y polvoriento pero, acompañado de algunas chozas improvisadas que ocultaban cientos de cosas robadas y daban lugar de descanso a quienes les llevaron ahí. Fue a ese lugar donde, los Sátiros que atacaron el bazar, huyeron.

—Capitán, ¿ya está bien? —Preguntó un subordinado mientras su capitán terminaba de curarse sus heridas.

—Muchas gracias por preocuparte pero ya estoy mejor. puedes estar tranquilo. Sí bien no hirió ese Dragón cuando nos retiramos no fue nada grave aunque, para no perder tiempo no nos curamos en el momento. —Dijo el capitán.

—Entiendo capitán. Por cierto, ¿iniciamos ya la última fase de la venganza? —Preguntó el subordinado.

—¡Sí!, hay que iniciar cuanto antes, no podemos perder tiempo. Da la orden por favor. —Pidió el capitán.

Inmediatamente el subordinado del capitán salió en busca de sus otros compañeros Sátiros que tenían una labor especial: Poner a disposición del Capitán.

El capitán salió de su choza en seguida para, en el centro del lugar donde estaban, recibir al encadenado Dorlegh, el dueño del Bazar junto a su pequeña hija.

Un golpe fuerte en la mandíbula al punto de perder un diente fue lo que recibió Dorlegh antes de que el capitán le hablara.

—¡Maldito! deja a mi hija en paz por favor, ella no tiene la culpa de nada, tú problema es conmigo. —Suplicó entre llantos Dorlegh.

—Vaya esto es lamentable. —Dijo el capitán quitándose la capucha y revelando su aspecto.

El capitán era un Sátiro como de 35 años que tenía un rostro con algunas cicatrices que denotaban que había pasado por mucho y ya llevaba un tiempo entre conflictos. Sobre su cabeza estaba su cabello medio largo que se había despeinado por la lucha pero, aún se podía ver que se inclinaba hacía la derecha y también estaban sus cuernos que no eran tan largos, quizá como de un dedo de largos partiendo desde su frente. 

—¿Te parece conocido este rostro? —Preguntó el capitán.

—No. No tengo ni idea de quién seas. —Dijo el Capitán.

—Ya veo, yo soy Roy Gastniek. ¿Me recuerda, su excelencia? —Dijo el capitán revelando su identidad a Dorlegh quien tras unos segundos supo quien era.

—Han pasado 20 años desde la última vez que te vi, eras un chico de 15 años bastante alegre, ¿qué te pasó? —Dijo Dorlegh sorprendido.

—Pasó que un imbécil dueño de un Bazar no pudo con una supuesta “competencia” y quiso eliminarla. A partir de ese punto mi vida se volvió un infierno. —Comentó el capitán Roy con mucha ira.

—Pero, ¡¿yo qué te hice?! —Preguntó Dorlegh haciendo enfadar a Roy el cual le pateó con fuerza en el pecho.

—¡¿Que qué me hiciste?!, ¡no te hagas el inocente! pero, si gustas, puedo recuperarte tus recuerdos... —Dijo Roy con una cara de maldad.

—Esta es tú linda y tierna hija, ¿no? —Dijo Roy mientras le sujetaba el cuello con sus dos manos.

—Por favor, ¡tú tendrás lo que quieras, el Bazar es tuyo si quieres!, ¿ese no era tú sueño de pequeño junto a tú herm...? —Suplicaba Dorlegh pero de un golpe fue interrumpido.

—Así que aún la recuerdas... No te atrevas mencionar a mi hermana, era pequeña así como tú hija. Dime niña, ¿cuantos años tienes? —Preguntó Roy.

—7 años. —Respondió titubeando la niña que lloraba porque no entendía por qué unos extraños atracaban a su papá.

—Sabes pequeña, yo tenía una hermanita casi de tú edad, ella tenía 8 años cuando todo pasó... ¿Sabes chiquilla? voy a contarte una historia, a tí y a tú padre. A ti para que lo entiendas y a el para que lo sepa. —Dijo Roy volteando a ver al cielo y las pocas estrellas que podía ver esa noche.

—Esta es mi historia, en ella se guarda la razón no solo de mi venganza sino la de todos nosotros los que estamos aquí y todo tiene que ver con tú padre. Presta atención... —Dijo Roy con una sonrisa tenue y ojos melancólicos.

Los Sátiros vinieron a los confines de las tierras de Midert hace 244 años en un grupo de 46 parejas buscando una nueva vida y por tanto existían desde antes del Bazar el cual solo lleva 84 años operando. Para llegar atravesaron una zona árida y muy peligrosa llamada “Las llanuras Gosherk” donde muchas personas de las que intentan cruzar mueren y como prueba de esto es que, las 46 parejas eran 61 originalmente. Por este tipo de razones es que el viaje de regreso no estaba contemplado en lo absoluto...

8 años antes de la fundación del Bazar ocurrió lo que desató la necesidad de crear dicho Bazar. Resulta que en ese tiempo una plaga de gusanos Mugur invadió la zona lo que hizo que gradualmente durante 7 años las tierras fueran decayendo lo que a su vez provocó el descenso de más del 60% de plantas de todo tipo en el lugar y ante esa crisis es que el Bazar se implantó.

El funcionamiento del Bazar era simple, el se encargaría de venderles los recursos que no tuvieran como la mayoría del alimento entre otras cosas de interés pero, a cambio de este servicio, todo otro recurso disponible de la zona debía ser enviado a la capital la cual compraría dichos recursos y pagaría por ellos dando así plata y oro a las personas para que puedan comprar lo que el Bazar les ofreciera. En resumen, era un ciclo bien planeado donde se establecía una economía funcional en los confines de Midert.

Todo iba bien para las especies que habitaban en las tierras aledañas al Bazar y tras el pasar de las décadas mejoraron sus condiciones y se permitieron expandir su economía al punto donde algunas familias establecían negocios propios y ya no tenían que trabajar para la capital aunque, el Bazar siempre seguiría activo pues, el alimento que este ofrecía era esencial para casi todos. En lo que respecta a los Sátiros, ellos lograron hacerse de algunas pocas tierras y restaurarlas con ayuda de los conocimientos mágicos que tenían gracias a algunos Sátiros maestros de la magia que emigraron con ellos, sin embargo, estos no pudieron pasar todos sus conocimientos a las futuras generaciones y por eso, perdieron mucho de lo que tenían en el futuro.

Los Sátiros crecieron hasta volverse un pueblo de 7,500 habitantes mayores de 10 años y el total de la población registrada en las tierras del Bazar era de 25,800 aproximadamente. Los Sátiros habían tomado progreso tras distribuir plantas especiales que cultivaban y vendían tanto a la capital como a sus vecinos pero, en un año todo comenzó a derrumbarse. La plaga de gusanos Mugur atacó nuevamente y con conocimientos mágicos casi nulos, perdieron el 95% de las tierras recuperadas por lo que, desde hace 40 años,  los Sátiros dejaron de ser agricultores y se volvieron un pueblo de obreros.

En esa transición muchos intentaron desesperadamente retomar los poderes mágicos que perdieron pero, por no saber como controlar esos poderes terminaron fracasado y algunos pagando precios muy altos, tanto que algunos perdieron la cordura a causa de no controlar la magia.

Hace 30 años ocurrió algo que definió el futuro pues, el hijo del anterior dueño de las tierras se encontró con un viejo Sátiro que había perdido la cordura que pedía limosna por la calle. Este viejo le pidió al niño el cual no quiso darle de su dinero por lo que el viejo dentro de su locura le atacó y hirió al niño el cual quedaría con severos traumas de ese día. Aquel niño era Dorlegh.

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El pequeño de 6 años se recuperó de sus heridas pero, mentalmente quedó trastornado teniendo miedo insano a cualquier Sátiro que llegara a ver por lo que se aisló de ellos y el mundo generando odió hacía dicha raza tras el pasar de los años.

El tiempo seguiría y llegó el día en que Dorlegh heredó el cargo de dueño y jefe de las tierras donde el dinero y poder lo corrompió aún más por lo que, decidió aislarse de todo el mundo y quedarse solo con su familia a quien era la única que no miraba con desprecio.

Una vez Dorlegh tubo una conversación con su hijo sobre los demás lo que removió el poco de bondad que había en su corazón y despertó sus deseos de superar su trauma por lo que, aceptó por primera vez en décadas que un Sátiro entrara a su casa que se ubicaba en el centro del Bazar.

Aquella vez fue un adolescente el que llegó a trabajar con esperanzas de conseguir medicamentos para su madre que estaba enferma y a la vez llevar alimento a su casa donde también le esperaba su hermanita. El joven no tenía la mejor apariencia y mucho menos la mejor educación pero se comportaba muy bien cumpliendo su deber como criado de la casa. Según parecía en aquél entonces, todo pintaba bien para ese joven que tenía el sueño de sacar a su familia adelante; Ese joven tenía por nombre Roy, Roy Gastniek.

—¡Señor! —Gritó la niña interrumpiendo lo que Roy contaba.

—¡¿Qué tiene que ver esto con papá o conmigo?! ¡No quiero morir, libérenos por favor! —Imploró entre llantos y pataleos la niña.

—Ahg, lo lamento pequeña, suelo irme un poco con esto pues, esta es la historia de mi sangre, el como solo por ser de una raza y por un capricho incontrolable muchos perecieron y eso es algo que no quedará impune. —Contestó Roy.

—¡Sé lo que hice en el pasado y no estuvo bien! pero, por favor, !perdóname!. ¡Aún tengo pesadillas con mi trauma, verlos a todos me horroriza! pero, si de algo sirve, lo siento. Solo quiero que, mi hija, ni mi familia, sufra. —Rogó Dorlegh.

—Nunca comprenderás el daño que nos hiciste a todos, todos los que estamos aquí perdimos seres queridos por tú culpa, incluso, antes de que nos enviaras al exilió y claro que me refiero a mi madre. Cuando me acusaste de robar información de tus negocios y me despediste mi madre quedó sin medicamentos y por ende, falleció. ¡Ese día mi hermana y yo sufrimos tanto que la muerte no nos daba miedo!. —Contó entre gritos y lágrimas.

—¿Mi papá los exilió a todos y tuvieron que ir a ese lugar peligro del que hablaste? —Preguntó la infante.

—Así es, todos intentamos cruzar pero muchos no lo lograron. Habían criaturas peligrosas, un clima desértico, nada de comida y mucho cansancio, era un terreno para los más fuertes y ¿sabes quien no era fuerte?, ¿sabes quién tenía su propio mini jardín lleno de margaritas?, ¿sabes quién reía tan dulce como el cántico de los pájaros?, ¿sabes quien contaba chistes aún cuando su estómago estuvo vacío por más de un día?, ¿sabes acaso quien soñaba con una buena casa donde mamá, ella y yo pudiéramos ver el atardecer tranquilos?...

¡MI HERMANA!.

Ella no pudo con el éxodo y se fue a brazos de mi madre cuando del hambre, el calor, la sed y el cansancio simplemente se marchitó. —Dijo Roy mientras se rompía su voz al contar todo sobre su hermana y recordar sus últimas palabras...

Hace 20 años en aquél lugar tenebroso el cual es de suicidas atravesar solo y a pie, una delgada niña de dientes chuecos, labios rotos, ojos lilas irritados, cabello empolvado y mirada perdida estaba en brazos de su hermano cuando su cuerpo decidió apagarse para pasar a una mejor vida sin dolor. Mientras el viento seco y el sol de medio día hacía arder sus pieles la niña sacó un último aliento para susurrar sus últimas palabras antes de trascender...

“—Hermanito, veo a mamá, ¡la veo!, quizá si tienes suerte nos alcances pronto y podamos reír juntos. Te quiero mucho hermanito pero, por favor, ¡calmate!, mamá acaba de decir que, por favor...

No llores.”

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