Capitulo Diecisiete: "Te lo mereces"
—Imaginen esto: Dos hermanos gemelos separados al nacer, por cuestiones de la vida, estos terminan siendo reyes de dos reinos en conflictos. Uno de estos hermanos, tiene muchísimo odio hacia el otro pues desde muy pequeño se le enseñó a odiarlo; el otro, a perdido el deseo de existir pero aún así está dispuesto a defender su nación así que al final el enfrentamiento es inminente. Entonces, ¡la batalla ocurre! garras más fuertes que el acero y más afiladas que el diamante, llamas que arden como el infierno y descargas de escarcha tan frías que las montañas del Este son cálidas en comparación; la batalla fue titánica pues, cada golpe podría derribar 10 palacios, cada descarga de fuego podría reducir a cenizas un bosque y cada descarga de hielo podría poner en invierno a una ciudad entera durante una semana. Supongo queda claro la magnitud de sus poderes y es que ambos eran alfas después de todo.
»Sin embargo, aún cuando la lucha de ambos hermanos terraformaba el terreno con cada golpe, hubo uno, un heredero perdido dispuesto a tomar el trono. Bravo como no se había visto a ningún hombre gritó “¡Domar a la bestia!” y sin esperarlo los alfas cayeron tendidos a sus pies mientras el solo les observaba en sus últimos instantes. El hombre estaba decidido para hacer lo que debía, tenía su espada lista y la sangre fría pero, cuando escuchó la voz de uno de los hermanos, el más plácido quien también resultó ser su gran amigo, este se compadeció, su corazón papito sangre caliente y aquel hombre bravo lloró. Las lágrimas derramadas fueron reales pues, ¿quien realmente vendería a un amigo casi hermano para comprar la libertad de tú pueblo?, ¿es acaso eso real amor?, ¿donde quedó la lealtad? sin duda aquella era la peor traición. Aún así, aquél hermano de espíritu joven y de corazón gigante vio sinceridad en los ojos del hombre bravo y, entre lágrimas de alguien que abandona sus sueños por ver los de alguien más cumplidos, le entregó su corazón.
»Ese fue un acto de amor, un acto de amor como jamás se había visto en aquellas tierras y que decidiría el destino del reino abriendo las puertas de la esperanza que tanto tiempo había permanecido cerrada. Sin duda una historia épica y conmovedora. —dijo en una mañana alegre un viejo sentado en una acera, vestido con harapos, con una botella alcohol en la mano y rascándose su simpática barba desaliñada mientras contaba todo aquello a un grupo de niños que con devoción le oían.
—Oye viejo, esa historia ya la conocemos, ¡Es la historia de como el Rey Conor se volvió Rey! —señaló el inquieto infante.
—Es cierto, con razón me sonaba de algo. —Dijo otro arrugando su rostro.
—¡Nosotros te pedimos una historia épica, una que no conozcamos! —protestaron los demás apuntando con sus dedos.
—Cierto viejo, ¡si no nos cuentas una historia épica no te daremos monedas para que compres tus bebidas! —amenazó el primero de los infantes que habló antes.
—Oye oye, no nos pongamos agresivos, pequeño. —dijo el viejo borracho poniendo su mano sobre la cabeza del chiquillo—. Déjame ver, ¿una buena historia? creo saber cual...
—¿De verdad? ¡cuéntala entonces! —exclamó el infante tan emocionado que sus ojos brillaban como estrellas.
—¿Quieren una historia épica? Entonces, manténganse todos con vida y vuélvanse fuertes como para soportar todo infierno o, al menos, sobrevivan porque, ¡la historia más épica que jamás conocerán están a punto de vivirla!
...
Día 01 del mes 02 del año 2001 según el calendario Dragón de la nueva era.
A más de 200K/h surcando los cielos, llegar a Radial fue cuestión de momentos, incluso, fue tan esporádico que ni Zhornil ni Darwin pudieron concluir un debate que se traían esos dos, ya saben, lo de siempre. Cuando el aire frío empezó a recorrer sus escamas y vieron bajo sus garras el suelo rocoso que se elevaba más y más se percataron que Radial del Este estaba muy cerca, tanto así, que al instante visibilizaron la gran muralla cubierta de nieve que protegía el Reino de invasiones aunque ya no fuera tan así. Ver la muralla implicó ver también el hielo tan duro como concreto el cual cubría los daños que los Ukuum Soots habían hecho ya hace más de 7 meses... ver aquello fue un triste recordatorio.
Aún con eso, ellos venían triunfales de una victoria, con daños, sí, pero sin ningún muerto y eso daba regocijo a sus corazones los cuales ardían de Felicidad al ver las primeras cabañas en aquellas montañas nevadas, ¿por qué? porque ya estaban en Radial, ya estaban en casa.
Sobre la muralla estaban unos destructores haciendo guardia pero, rápidamente abandonaron sus labores tirando sus armas para saltar de alegría tras reconocer a los Dragones que venían volando hacia ellos.
“¡Joss!” Gritaron unos, “¡Gont!” Gritaron otros y “¡El rey!” Señalaron con asombro unos pocos. Aquellos destructores sé emocionaron al ver a sus compañeros pues habían entrenado juntos en los nuevos entrenamientos dirigidos por Conor luego de que se presentara al público el Fuego invernal. Por eso, ya se conocían y ver que volvían con vida era un gran contento para los Destructores.
—¿Me los tienen de barrenderos? —Preguntó Gont con una genuina sonrisa que de notaba muy alegre pese a que el y todos estaban transformados en Dragones.
—Ya vez como es el trabajo para los que no salen a explorar. —Respondió uno de sus amigos mientras se sacudía la nieve de su uniforme.
—Cuéntame Joss, ¿qué tal todo allá afuera? —Pregunto uno de los destructores mientras se apoyaba sobre su espada.
—Pude salvar muchas vidas, creo que el instructor estaría feliz. —Contestó Joss con un rostro tranquilo.
—Me alegro mucho hermano. —Le respondió el destructor chocando su puño contra el gigantesco puño de dragón de Joss.
—¡Su alteza! que bueno verle a usted y a los demás con vida al menos; parece que tuvieron diversión... —Dijo otro destructor señalando las plataformas donde venían todos los colapsados y heridos en recuperación.
—Oh, muchachos... gracias por su caluroso recibimiento, es bueno sentirse en casa y pues, sí tuvimos complicaciones pero, nadie perdió la vida. —Dijo Conor minimizando los daños pese a ser consiente de que varios si fueron heridos gravemente.
Hablaron sobre la muralla un rato más hasta despedirse pues, Conor planeaba hacer oficial su regreso en la cuidad central del pueblo de hielo. El momento fue muy agradable y al final sirvió de reposo para sus alas cansadas luego del corto pero intenso viaje. Así pues, poco después, se despidieron y continuaron, ahora ya por fin, en tierras de Radial.
El aire frío ya era notorio pero no incomodaba porque era el aire de su hogar, quizá por eso, ese frío aire se sentía con una calidez muy hogareña. El ambiente era así, hogareño y se reflejaba en lo que desde cientos de metros en el aire podían observar pues, se miraban todas las cabañas de madera con sus techos llenos de nieve pero, ahora en algunas cabañas había una peculiaridad que a Conor lo volvía feliz. Aquella peculiaridad era un chimenea, sí, una chimenea. Pasa que, los Dragones de hielo antes evitaban las altas temperaturas pues, esto les hacía daño así que evitaban todo lo que emitiera calor pero, ahora, al poseer el poder del “fuego invernal” las cosas han cambiado y la gente del Este ha empezado a usar el fuego sus actividades diarias. Sin duda ver humo saliendo de las casas conmovía a Conor porque, detalles así solo le señalaban que estaba haciendo bien su labor y, que todos los sacrificios que se hicieron valieron estaban tomando sentido.
Curioso era que, mientras volaban, algunos dragones no vislumbraban establos no nada parecido, en su lugar, habían plantaciones de frutas y verduras por montones y es que, la dieta del pueblo de hielo era totalmente vegetariana pues, no habían animales en la región que soportaran el frío y, sin usar fuego, pretender cocinar carne era absurdo. Por otro lado, en los picos más altos de todo el lugar montañoso se vislumbraban entre la nieve todas las minas donde los del pueblo de hielo adquirían todos sus metales los cuales fueron usados para crear herramientas y armas a lo largo de los siglos. Y por último, habían enormes bosques, baldíos y casi dominados por las propias plantas, bosques de todo tipo de árboles robustos y de muy buena madera pues, los propios Dragones de hielo se encargaron de que solo árboles maderos crecieran en su zona pues, a la hora de construir, la mayoría de las viviendas son de maderas por lo que cuidan mucho dichos bosques y se aseguran de que sean numerosos.
De esa forma fue que quienes no habían podido apreciar la belleza del paisaje lo hicieran viendo todas esas montañas nevadas o congeladas que resplandecían ante la luz del sol de primavera. En ese entonces era de mañana y se dirigían hacia el oeste por lo que, el sol brillaba tras de ellos, por ende, los Dragones resplandecían majestuosamente y quiénes les observaban desde los campos fríos solo podían maravillarse ante tan espectacular entrada triunfal que hacían luego de una gran victoria. De esa forma avanzaron, pueblo tras pueblo y montaña tras montaña, todo con un vuelo firme, con alas que ardían radiantes y que en lugar de cenizas, dejaban cristalina escarcha por allá donde pasaban.
Siendo que su aleteo era rápido, no tardaron en posicionarse sobre una de las capitales de hielo que sorprendidos e intrigados de buena forma esperaban por buenas nuevas.
Rápidamente, quiénes habían cerrado sus ventajas para que la nieve de la ventisca no entrara, las abrieron para ver el majestuoso ejercito descender sobre la plaza central de la capital. El primero en hacerlo fue el Rey: Aquel alfa carmesí y lapislázuli aleteó con cautela sus alas para descender a la plaza y, mientras lo hacía, las flores azules como el mar y el ropaje de la multitud que iba llegando, eran agitados por el soplo de las alas más grandes del reino. Cuando por fin las garras semejantes a espadas se posaron sobre el adoquín de la calle, el Rey hizo una reverencia, inclinándose ante las personas que asombradas le observaban y luego levantando el semblante de la gente con un rugido de poder, un rugido de gloria. Luego de aquello la gente se sintió eufórica por lo que gritó y aplaudió sin saber por qué lo hicieron pero, dentro de si mismos sintieron una chispa que los animó y que les dio el presentimiento de que era hora de descorchar la cidra pues, pronto sería hora de fiesta por lo que el Rey estaba a punto de anunciar.
La gente empezó a llenar la plaza para oír el anuncio inminente que Conor traía, mientras, a la vez, se maravillaban al ver parte del ejército que se posó sobre techos reforzados con madera y vegetación de los edificios más altos de la ciudad en la que estaban, Faltion, la mayor de las 3 ciudades capitales. Por ser la mayor, había gente con bastante dinero de la cual, se le notaba a leguas por su vestimenta:
La clase más alta masculina usaba botas de cuero importadas del pueblo de fuego, pantalón de tela fina a rallas delgadas, camisa manga corta a dos colores (uno al frente mayormente blanco y otro en la espalda del color de las líneas del pantalón) de botones de acero tallado más bordes de plata impregnados a las mangas o cuellos, lentes redondos transparentes para la nieve y sombreros de copa medianos del color de las botas.
Por su parte, la clase alta femenina gustaba de portar vestidos pomposos y grandes a dos colores. Dichos vestidos tenían una capa superior de cualquier color que cubría casi todo el vestido menos el abdomen y todo el frente que cubría las piernas, dicha parte, la frontal, era blanca sin excepción pero adornada con varios detalles de piedras y metales preciosos puestos en todo ese frente blanco al gusto de la portadora del vestido. El frente del vestido bajaba hasta las rodillas pero, de ahí, el ruedo descendía por capas hacía atrás formado una cola no muy larga empompada que realzaba las caderas de la portadora. Y, ya dejando de lado esos excéntricos vestidos, su calzado eran votas también de cuero con cordones que subían casi hasta la rodilla, por el otro lado, quienes no tenían miedo a despeinarse, usaban sombreros de tela y adorados con flores ultra congeladas para relentizar lo más posible su degradación.
Ahora, si descendemos a la clase media, las vestimentas eran en varones pantalones de tela lisos sin líneas pero con tirantes, una camisa manga corta o larga, gorras de tela y sin calsado. Por su lado, las mujeres usaban vestidos más sencillos como algunos lisos ajustados o vestidos con paletones pero siempre de un único color, también podían optar por faldas más blusas en conjunto para tener algo más de variedad de colores, además usaban sombreros de juncos dorados y, al igual que los hombres, sin calzado.
Por último, en la clase baja es común encontrar vestimentas parecida a las de la clase media pero totalmente maltratadas y bastante más simples en diseño y materiales pero, lo más notorio, es la falta de cualquier protección para la nieve.
Cabe aclarar que, los Dragones de hielo se protegen de la nieve por lo estorbosa que puede ser pero no por su temperatura pues, cada dragón de hielo soporta hasta una temperatura que sea igual a la temperatura de su ataque más poderosa. Lo mismo pasa con los dragones de fuego los cuales resisten el calor hasta una temperatura igual a la su ataque más fuerte... Bueno, así era antes, ahora con el poder de la unión con el “Fuego Invernal” la resistencia es doble pero los parámetros se mantienen o lo que es lo mismo, un dragón soporta la temperatura que sea igual a su ataque más fuerte ya sea de hielo o fuego.
Así pues, volviendo a la multitud que se acercó a Conor, esta era una multitud mixta... un 40% eran clase alta, un 35% media y un 25% baja pero, cualquier diferencia social ahí era igual a nada pues, bajo la sombra de Conor, cualquier fortuna palidece ya que el poder del alfa es el único estatus que puede imponerse completamente sobre cualquier dragón así que, ante la sombra del Rey, valían más los buenos valores que las riquezas. Así es como todos juntos rodearon a Conor para oírle y, si sus sospechas eran ciertas, celebrar todos juntos como una sola familia el logro que ya suponían que el ejército había traído pero, aún suponiéndolo, las ansias les ganaban en la espera de las palabras que Conor estaba próximo a pronunciar.
Sin embargo, antes de que Conor pudiera hacer o decir algo, una señora como de 190 años pasó al frente de la multitud y se inclinó ante el Rey. Cuanto pudo ella se inclinó, bajando su arrugado rostro y levantando su falda de tela lisa, dio reverencia con una sonrisa de dentadura postiza al Rey que presenciaba pero, aún no contenta con eso, pronunció unas palabras.
—Su alteza, perdóneles, la gente hoy en día no sabe lo que es un respeto a un rey y menos a un buen Rey, ¡gloria a su nombre, Conor! —exclamó la señora para acto seguido corregir su postura y erguirse orgullosa sacando pecho luciendo su blusa azul de mangas largas con bordados blancos en forma de flores.
—Me honra madam, su porte y clase es digno de alguien de su generación, quien le haya educado estaría orgulloso de ver como mantiene los buenos valores aún después de tanto tiempo. De verdad, me siento gratificado. —Dijo Conor provocando que las demás personas se inclinaran e incluso algunas se postraran sobre una rodilla para hacerle honor a Conor.
—Esta señora de edades que tienes en frente ha vivido lo suficiente para saber distinguir cuando un héroe trae buenas noticias y tú no traes eso, ¡traes lo siguiente a eso! por ello tú y tus soldados merecen gloria pero no cualquier gloria barata, más bien, la gloria invaluable del pueblo al que defienden. —Dijo la señora orgullosa del alfa que tenía al frente y de los dragones que aún volaban sobre ellos. todo eso mientras la multitud permanecía inclinada tras de ella.
—En algunas regiones creen en algo llamado “El espíritu de la tierra” dicen que es un ente que concede milagros así que, ojalá el espíritu de la tierra les de vida, vida en abundancia para que puedan presenciar la prosperidad que prometo traerles y solo así podré sentirme merecedor de su honra, ¡Mil gracias gente de Radial! —Contestó Conor con orgullo y con el corazón chiquito de felicidad tras ver como la gente cada vez empezaba a confiar en el.
Hubo un silencio por unos segundos a forma de respeto por todos y, luego, la gente se puso de pie expectante de lo que el Rey diría ante ellos en aquel sublime momento.
—Gente de Radial, hemos traído nueva luz a Radial pues, luego de una serie de acontecimientos no previstos en nuestra exploración nos vimos involucrados en un conflicto informal en el que vencimos y gracias a esto, Radial, oficialmente tiene un nuevo aliado a solo 262 kilómetros de Radial. Pronto daremos más información y conocerán al líder de nuestros aliados pero, lo cierto es que ya no estamos solos y ahora colaboraremos para que cada uno alcance sus objetivos. ¡Festejen gente de Radial pues no solo conseguimos aliados, también tendremos acceso a recursos especiales y en la lucha que peleamos, no murió nadie porque la llama de los Dragones está más viva que nunca y nuestro hielo es más duro que el acero!, ¡Festejen!, ¡Festejen!, ¡Festejen! ¡Este es el primer paso para recuperar nuestra antigua gloria! —Exclamó Conor con exaltación para que su pueblo se llenara de jubilo y entendiera las proporciones de lo logrado.
Por su parte, el pueblo entendió de inmediato y la euforia se corrió cual incendio en bosque árido en verano.
—Hay que festejar, ¡la taberna Flor de cristal dará una cerveza gratis por persona! —Dijo el dueño de una taberna en el lugar.
—¡Y la pastelería Lights dará todos sus productos a mitad de precio! —dijo la dueña del lugar.
Y así la gente rápidamente cambió sus planes normales para preparar un festejo en el cual exaltar lo logrado por los 202 militares que fueron liderados por Conor. Realmente la gente estaba muy feliz por aquello.
—Wow, no esperaba que se lo tomaran tan bien. —Señaló Rak con asombro.
—¿Y por qué no? Hasta yo no lo creo y yo lo viví. —Dijo Lortz entre risas de felicidad.
—En serio, ¿por qué? —Preguntó Rak quien no lo entendía.
—Oh mi amigo, es normal que no tengas idea. Esta gente estuvo casi un siglo bajo el yugo del reinado de Nerraug el cual nos explotó y abusó cuanto quiso de nosotros. Por otro lado, ahora por fin en siglos hay un Rey que no solo se preocupa, sino que entrega resultados satisfactorios con sus planes y sus medidas, es por eso que esta gente está tan feliz y yo también lo estoy, después de todo, esta es la ciudad donde me crie. —explicó Lortz con un tono felíz mientras sus ojos de dragón lagrimaban un poco por la alegría que sentía.
—Oh demonios, eso es muy fuerte, gracias por explicarme; seguro era deducible pero, cuando lo dices así y cuando vez todo esto con esa perspectiva es que realmente se entiende todo este festejo. —Dijo Rak con mucho respeto y sintiendo contento por su compañero y por el pueblo de hielo.
El ambiente rápidamente se llenó de efervescencia y el pueblo invitó a todos los Dragones a participar de una fiesta que armarían pronto si Conor aceptaba, no obstante, Conor tenía otros planes.
—Realmente agradezco su gentileza como para hacernos partícipes de un magno evento como es la celebración de nuestra primer victoria fuera y una más que exitosa inauguración de las exploraciones fuera de Radial; realmente siento su emoción y su alegría por lo que me encantaría aceptar todo y quedarme a brindar pero, tenemos asuntos que tratar aún por lo que nuestro trabajo no termina pero, que esto no se tome como que no habrá fiesta, de hecho, hoy por la tarde, yo mismo mandaré un mensajero confirmando una fecha para realizar el festejo. Sin duda me emociona y espero ese día sea pronto, ¡Todo el reino vendrá al pueblo de hielo para que festejamos a lo grande nuestro triunfo! —Explicó Conor contentando a la población que por un momento creyó que Conor les rechazaría.
Las personas asintieron pues, era mejor tener días de antelación para poder crear una festividad apropiada tal cual señaló Conor por lo que, rápidamente se calmaron y empezaron a planear lo que harían para aquel entonces. Por su lado, Conor agradeció todo y llamó a sus militares para emprender vuelo nuevamente dejando atrás aquella ciudad de cabañas cubierta por nieve y adornada con flores azules y celestes por todos lados. Así fue la despedida temporal de aquel reencuentro que dejó un buen sabor de boca con la dulce promesa de que en los próximos días habría una gran fiesta como hace siglos no se vivía.
...
Entre los dos reinos que ahora son uno, siempre ha existido un gran valle que se extiende como frontera de ambos lugares; antes ver el valle era hermoso e incluso resultaba relajante para algunos pero ahora impactaba al verlo pues, en el yacían restos de armaduras, armas destruidas, cráteres, rastros de zarpas gigantes y parcelas enteras reducidas a cenizas, todo eso como producto del odio que alguna vez hábito en sus corazones. No obstante, pese a lo significaban aquellos cascos abollados en el suelo de aquél valle, nada era más simbólico que lo que pasó después y es que, la tierra sanó; de entre los restos de la barbarie nació pasto y con ello varias flores, flores que, en aquél tiempo de primavera en que se encontraban, se disponían a florecer. Ver aquello era reconfortante pues aún con toda la matanza, la vida sigue prosperando y las dalias crecen sin problemas junto a las begonias... Algo así como lo que ahora hacían los Dragones.
Pasado ese valle, empezaban a abundar las paraderas verdes de la tierra de fuego y las águilas de la zona comenzaban a acompañar a los Dragones en su viaje a la capital. Pasaron pronto por un par de pueblos y zonas militares, cada uno con sus actividades pues, antes no existían esas zonas pues vivir cerca del valle fronterizo era peligroso por posibles ataques así que, ya podrán imaginarse lo tranquilizador era que por fin se pudieran usar esas tierras, tierras donde se veían niños jugando, señores cultivando y jóvenes entrenando. Definitivamente ahora en Radial se percibía un aire totalmente distinto.
Por otro lado el vuelo de los Dragones era tan rápido que las águilas que por curiosidad les acompañaron un rato, desistieron tras no poder seguir el ritmo y a causa de tales velocidades pronto empezaron a observar unos edificios conocidos, edificios de concreto, con partes decorativas talladas con cincel, ventanales de vidrio limpio y puertas de madera fina que denotaban una elegancia y una clase como solo la capital de Radial podía tener.
—Bueno señores y señoras, hemos llegado a nuestro destino, —Dijo Conor con contento mientras volaban sobre la capital.
—Vamos a las instalaciones del ejército, ¿no? —Preguntó Darwin sobre su verdadero destino final.
—Así es, joven Darwin, allá dejaremos las provisiones que nos dieron para llevar en el bazar Mayog. —Explicó Conor dirigiendo al grupo de Dragones hacia allá.
Mientras, la gente que los veía volar confirmaba el rumor que apenas hace menos de una hora habían escuchado, un rumor que decía que los explotadores estaban de vuelta en el pueblo de hielo así que, tras presenciar el desfile aereo que daban los dragones, confirmaron que era cierto.
—Como que la gente aquí se toma con más calma nuestro regreso, ¿verdad? —Preguntó Rashi a causa del contraste de ambientes.
—Bueno, no es del todo cierto. Al menos, ellos aún no saben todo lo que logramos y lo que pasamos porque nadie les ha contado y Conor parece ignorar al pueblo un poco por alguna razón. Mira que la gente nos saluda desde abajo y nos grita “bienvenidos” pero, al ver que Conor no voltea entonces seguro asumen que hay cosas más importantes. Eso y que aquí conocen muy bien de lo que Kayle, Force, Modrak y Conor son capaces de hacer por lo que asumen que con ellos en nuestra defensa todo estaría bien. —Explicó Darwin a Rashi.
—Oh cielos, es cierto. Supongo que me dejé llevar, yo quería que realmente se hiciera la fiesta en el reino de hielo, ¡hubiera sido grandioso! —expresó Rashi con entusiasmo.
—¡Ni lo dudes! —exclamó Dornny con mucha energía.
—¿A qué te refieres? —preguntó Darwin con desconcierto.
—Puede que a veces el pueblo de hielo sea algo... frío; perdón, mal chiste; pero, ¡cuando de festejos se trata nos lucimos! Así que, si se hace la fiesta, créanme ¡eso será espectacular! —comentó Dornny muy segura de lo que decía.
—¿Es en serio? ¡Genial! Realmente me encantaría un día de fiesta para descansar, aún me duele la espalda. —Dijo Rashi refiriéndose al daño que recibió en la batalla contra los sátiros.
—Tienes razón, supongo que desconectar un rato no estaría nada mal. Dornny, ¡ojalá se haga esa fiesta! —dijo Darwin con más ánimos.
—¡Sí! ya verán, ¡será la mejor fiesta en la que habrán estado en décadas! —expresó Dornny a voz tan alta que la mayoría le escuchó pero, sobre los demás, Conor oyó quien solo sonrió levemente.
Y ya por fin, luego de todo lo acontecido, el cuartel general principal de toda Radial estuvo justo al frente de ellos por lo que, después de todo lo acontecido, oficialmente su viaje había concluido.
...
Un kilómetro cuadrado de espacio en las afueras de la capital era el espacio que usaba todo el cuartel general de Radial para servir como central de operaciones, entrenamiento y desarrollo militar de todo el reino. Antes dicho cuartel era ocupado solo por el ejército del reino de fuego pero, luego de la ascensión de Conor al poder, poco a poco se iría concurriendo de militares del pueblo de Hielo. El cuartel sin embargo no se inmuta ante la nueva población pues fue pensado para albergar dentro de si mismo a más de 40,000 militares de ser necesario y eso solo dentro del edificio como tal pues, por dentro hay 4 enormes espacios dedicados al entrenamientos.
—Oye Conor, ¿cómo se llamaba este lugar? sé que tiene un nombre pero siempre lo olvido, ya sabes, la falta de costumbre. —Preguntó Gont a su líder mientras aterrizaban en el gran campo de entrenamiento por dentro del cuartel.
—El que vendría siendo mi bisabuelo, padre de Genzer, le llamó a este lugar como “La piedra del herrero” ya que según el, aquí es donde la gente se Radial acudiría a afilarse y forjarse para enfrentar los problemas venideros. El señor era un traumado con la guerra y esta edificación construida en su mandato lo demuestra pero, que eso no le quitara razón pues, tener instalaciones así hoy en día nos ahorró muchísimo trabajo. —Explicó Conor viendo al rededor como rápidamente militares de todo rango venían hacia ellos.
—Oh cierto, gracias. ese señor debió ser todo un visionario de la época por lo visto. —Dijo Gont antes de destransformarse junto a Conor y el resto de sus compañeros.
El lugar era gigantesco, una fortaleza en toda regla y que se ganaba a pulso el hecho de ser la obra arquitectónica más grande y compleja del reino. El cuadrilátero que definía el área del lugar tenía 4 lados perfectos, cada uno con un ancho de 100 metros, con un largo de 1100 y con una altura de 20 metros divididos en 3 pisos y una azotea en el techo de la edificación. Los majestuosos detalles de la magna obra de hormigón de hace casi 3 siglos no acababan ahí pues, desde los 4 vértices del cuadrilátero se entendían dos diagonales en forma de “X” convergiendo en el centro de todo el cuartel. Dichas diagonales no eran más que, al igual que los lados del cuadrilátero, largas extensiones del mismo edificio con la misma altura, los mismos 3 pisos con su respectiva azotea y su misma anchura; lo que sí sorprendía era la gran torre redonda en el centro con un diámetro de 100 metros y una altura de 60 metros repartidos en 8 pisos. Así tal cual era “La piedra del herrero” donde los 203 terminaron su viaje.
Un grupo de comandantes acompañados de soldados subordinados, llegaron rápido a recibir al Rey y a sus hombres como las normas militares ordenaban.
—Majestad, es una honra verle nuevamente aquí, en sus dominios. Espero se encuentre con bien y su viaje haya sido fructífero. Dígame, ¿hay algo en que podamos servirle? —Dijo el comandante superior luego de haberse inclinado junto a todos los que le acompañan.
—Sus honras han sido recibidas con alta gratitud, pueden ponerse de pie. Súbditos míos, necesito que se encarguen de almacenar correctamente la carga que viene con nosotros. Todos los metales pueden ir la las bóvedas pero, las flores, especias y plantas deben ser guardadas en una cámara congelada para evitar que se deterioren. Cuento con que puedan hacerlo. Sin más, pueden retirarse. —ordenó Conor enfatizando en su voz que no podía pasarle nada a los cargamentos.
— Entendido, me haré cargo de ello como si fuera mi vida. —Dijo el comandante pero...
—No espero menos, ¡ahora vayan! —dijo Conor muy serio y con autoridad.
—¡Bien! —Dijeron antes de transformarse en Humidrags, tomar el cargamento e irse.
—¿Y me regañas a mi por mal humor? —Dijo Kayle quien se acercó caminado en su forma humana hacia Conor hasta estar frente a el.
—Es todo una fachada. —Contestó Conor entre risas.
¿Eh? No entiendo, ¡no trates de hacerte el listo conmigo! —dijo la comandante en forma de amenaza.
—Que tierna eres, Kayle. Mira, te explico para que aprendas a tratar a la gente: A esos militares les hablé fuerte para preocuparlos y que así hagan un buen trabajo ya que si les hablaba como de costumbre probablemente se tomaran a la ligera algo tan importante como es cuidar los regalos que nos dieron las personas del bazar. —Explicó el gran dragón alfa a la que, desde su perspectiva, era una pequeña y enojona comandante.
— Creo que entiendo... Lo que sí no entiendo es... ¡¿cómo demonios se te ocurre llamarme tierna?! Puede que no pueda usar mi poder de fuego pero, ¡aún así no te tengo miedo! —Gritó molesta Kayle haciendo reír a todos pues, gracias a estar con Conor, se sentían a salvo de la furia de Kayle.
—Oye oye, ¿Qué hemos hablado de ese carácter?, bueno, ya hablaremos de eso en otra ocasión... Ahorita que mencionaste que no puedes usar tú poder de fuego recordé que, absolutamente todos los que colapsaron deben ir al hospital para que sean tratados debidamente y se les establezca un plan de recuperación. —Mencionó Conor preocupado por la salud de todos.
—Ah, cierto y bueno, Conor, ya que estás tan preocupado, ¿debemos trabajar mientras nos estemos recuperando? —Preguntó Kayle con ganas de aprovechar la situación y obtener vacaciones extras.
—¡Kayle Haw! ¿Es en serio que me estás preguntando eso? —Preguntó Conor sorprendido.
—Si bien pregunto también pensando en mi, no me olvido de los demás. Mira a Modrak, el pobre tiene que usar un bastón para caminar porque aún no se recupera del todo. ¿Consideras correcto que quienes más fuimos afectados trabajemos así? —Preguntó Kayle con una faceta de bondad la cual no era muy común en ella.
—Jamás y de hecho, esa era la última buena noticia que tenía que darles. Quienes colapsaron están libres de trabajo hasta que un médico les declare recuperados y los que no, tienen los próximos dos días libres sin contar hoy. —Dijo Conor levantando el animo de todos.
La mayoría de los militares gritaron contentos por tener días libres, después de todo, era tiempo que podían invertir en otras actividades personales.
—Disfrútenlo, se lo ganaron. —expresó con El Rey benevolencia y estando sonriente ante la reacción de sus militares.
—Muchas... Muchas gracias, Conor. —agradeció Kayle con serenidad.
—Esta gente realmente lo necesita, fue muy duro lo vivido allá afuera y creo que todos tomaremos tiempo para reflexionar sobre ello. —comentó Kayle mientras recordaba todo el miedo que sintió en aquella noche y en eso, su piel se erizó.
—Me lo imagino, jamás esperé que algo así pasara pero, pasó. Que sepas que si por mi fuera les daría un mes a cada uno pero, no podemos perder tiempo y quiénes no colapsaron deben volver pues, se volverán mentores de exploración ya que, a fin de cuentas, este es solo el prólogo del éxodo que nos depara. —Dijo Conor con pesadez.
Todos los que estaban aún cerca de Conor tragaron fuerte pero, Conor no permitiría que su gente se deprimiera.
—No pretendo mentirles, lo que dije es cierto, no obstante, justo por eso nos estamos preparando y ¿saben? qué todos volviéramos con vida significa que nuestros esfuerzos están valiendo la pena así que hay que seguir esforzándonos, solo así seguiremos conquistando tierras y corazones hasta que podamos recuperar nuestra antigua gloria. —dijo Conor con un tono calmado pero alentador.
—Es justo por eso que estamos aquí, señor y por ello daremos lo mejor. —dijo Joss extendiendo su brazo y apretando el puño en gesto de victoria.
—Estoy de acuerdo, al menos en eso. Yo estoy aquí para asegurar la supervivencia de los míos y sin importar cuanto dude o cuestioné tus actos, estaré aquí para ayudar en todo lo que se pueda. —Dijo Zhornil causando impacto al punto que incluso el mismo Conor se sorprendió de las palabras del desconfiado militar.
—Bien dicho cabeza dura. —dijo Rak burlándose un poco pero, Zhornil se lo tomó a gracia por lo que solo sonrió.
—Bien muchachos, hay que aprovechar el tiempo libre lo más posible. Fue un placer, nos vemos luego de los días libres. Por favor, ¡no se muera nadie! —dijo Lili tan sonriente como de costumbre y empezó a irse cargando su mochila rumbo a los cuarteles para guardar sus cosas y marcharse a su casa.
—Lil... —iba a decir Kayle pero ella misma se detuvo antes de que Lili le escuchara y es que, ver a Lili le recordó que, si hubo alguien que le dio ánimos en la batalla, sin duda fue ella.
—Ya tendrás otro momento, Kayle, no te apresures. Por ahora, ve al médico y no pierdas más tiempo. —Dijo Conor mientras se preparaba para emprender vuelo nuevamente.
Kayle solo vio a Conor con un rostro triste e intentó esbozar una pequeña sonrisa como muestra de que lo estaba intentando. Luego de eso, Kayle también tomó sus cosas y se fue.
Así cada quien tomó su propio rumbo, algunos con vacaciones indefinidas y otros con menos de 3 días para intentar hacer una infinidad de cosas que el ejército nos les permite por falta de tiempo. Dicho eso y reiterando lo que Kayle dijo, realmente era bueno que hubiera tiempo de reflexionar sobre lo vivido para una mejor comprensión de los hechos y una mejor asimilación de lo seria que era la situación de Radial. De esa forma, con mil cosas en las cabezas de cada uno, se dividieron para poder vivir sus vidas aunque se por un rato.. bueno, al menos la mayoría podría darse ese lujo pero, otro, aún tenía un Reino que mantener en pie.
...
Aún transformado en alfa, casi como un símbolo de que su trabajo no había terminado, iba en vuelo constante Conor el Rey de los dragones. Si bien en su escamoso rostro se le veía plácido observando la paz y el progreso momentáneo de su gente, la verdad es que por dentro su alma ardía sin darse cuenta pues, el aún en su inmenso conocimiento no era capaz de darse cuenta de que, aún cuando estaba logrando sus verdaderos objetivos no estaba siendo realmente feliz y que aquello que le hacía sonreír en verdad era una farsa. Aún con eso, el no se daría cuenta a no ser que algo a alguien realmente despertara la chispa en su interior que le hiciera darse cuenta de la diferencia entre esa “felicidad” que sentía al ver el pueblo prosperar y la felicidad que su corazón pedía a gritos.
Tras un rato, pues su destino no era lejos, Conor llegó al palacio donde, al posar su mirada sobre los jardines de entrenamiento que ahí habían, vio algo que le asombró a la vez que le hizo alegrarse en gran manera.
Un pequeño y medio delicado puño era frenado por unas manos grandes y ásperas que se mostraban bastante confiadas ante su pequeña rival que carecía de experiencia. La pequeña que peleaba contra el hombre estaba dando todo de di misma mientras que el sujeto que enfrentaba se mantenía placido recibiendo sus golpes que, pese a ser una niña de a penas 11 años, eran bastante bien ejecutados. Así estaban ambos, padre e hija entrenando sin descanso; Leinad preparando a su pequeña y ella queriendo solo contentar a su padre y pasarla bien con el.
Leinad estaba descalzo sobre el pasto del jardín de entrenamiento, como vestimenta portaba nada más un pantalón de ejercicios con dos líneas laterales, todo su tórax estaba descubierto mostrando su solida musculatura y sus escamas azules y rojas que tenía en los brazos y la espalda. El General de los Dragones era un hombre joven, de 54 años sin ninguna arruga en su definido rostro moreno el cual, era adornado con unas cejas gruesas que cubrían unos brillantes ojos gentiles color café brillante y una boca de labios gruesos que al verlos sonreír mostraban toda la confianza del excéntrico general. Leinad podía vestir de mil formas, todas con un porte inigualable pero, si había algo nunca le faltaba, era una pulsera de cuero con flamas bordadas y las iniciales “M & C” las cuales no eran más que una prueba más del enorme amor que le tenía a su familia.
Por su parte, la niña prodigio de las palabras, Carlinne, mostraba en su rostro una seriedad necesaria para concentrarse en el combate. Aún con eso, su precioso e inusual cabello negro liso y largo hasta su cadera, resplandecía con el sol de la mañana pero, nada comparado a sus tiernos ojos dorados con pestañas largas y gruesas que destacaban sobre su piel que también era un poco más clara de lo común. No obstante, Carlinne no estaba en un concurso de Belleza, ella estaba en un combate con su padre, el segundo hombre más fuerte del reino por lo que, su vestuario debía ser de utilidad por lo que, unos shorts celestes y una camiseta blanca fueron los indicados para darle suficiente movilidad a la infante.
Carlinne estaba totalmente concentrada en el combate, Leinad, por respeto a su oponente, no se limitaba a usar un solo dedo que con Carlinne sería suficiente pero, la niña sabía que si padre no estaba siendo realmente afectado por el combate así que, ella se forzaría a poder conseguir aunque sea un golpe certero. Carlinne de pronto se alejó un poco, estiró sus piernas y tomó posición en guardia para preparar un ataque a su padre; la niña tampoco debía ser subestimada, ella ya había demostrado tiempo atrás tener la fuerza suficiente para derribar un árbol de mangos por lo que, con ingenio quizá podría lograr algo. Así pues se lanzó contra Leinad quién esperaba expectante.
Carlinne era rápida para su edad lanzando sus golpes aunque Leinad siempre frenaba con la mano o a veces esquivaba como si de un baile entre ambos se tratara pero, la infante que tenía un rostro de lo más serio, ya estaba orquestado una ataque inesperado. De pronto la niña lanzó un puñetazo con cada mano los cuales Leinad detuvo con sus palmas y, para complicar las cosas, debatía los brazos de la pequeña y le daba un empujón desde el pecho que, con la fuerza de Leinad, era suficiente para empujarle varios metros hasta caer al suelo. Carlinne se volvió a levantar sacudiéndose la ropa que había cogido césped pero, al instante se lanzó contra Leinad esperando sorprenderle con una ráfaga de golpes y patadas con toda la fuerza de la niña; cada impacto era fuerte y se escuchaba la potencia de los mismos como para demoler una casa entera con esos golpes pero, aún con eso el General de Radial seguía en dominio y nuevamente rebatió los brazos de su hija para lanzarla otra vez contra el pasto.
—Carlinne, mientras intentes lo mismo no lograras nada, se más versátil, ¡aprovecha todo de ti al máximo! —Le gritaba Leinad para motivarla.
—Ya verás papi, ¡voy a romper tú defensa! —Exclamó la pequeña eufórica y con una sonrisa de confianza igual a la de su padre.
—Aquí te espero para que me lo demuestres. —Dijo Leinad provocándola.
Carlinne se volvió a levantar y repitió exactamente el mismo ataque rápido y el resultado fue otra vez el mismo con ella en el suelo pero, era justo lo que deseaba. La persistente niña se levantó una vez más y quedó viendo el abdomen de su contrincante, sabía lo que tenía que hacer y planeaba hacerlo bien pues, si no lo hacía en ese momento, ya no lo haría pues estaba muy agotada. De pronto, un brillo raro se notó bajo Carlinne y, en un parpadeó, ella estaba frente a su padre empuñando sus puños listos para impactar pero, Leinad se percató a tiempo y puso sus manos abiertas para frenar ambos golpes pero, Carlinne abrió sus manos para agarrar las de su padre lo que lo sorprendió e inmovilizo durante un segundo o dos que a Carlinne le bastó para culminar su tan planificado ataque. Así pues, la infante dio un salto hacia atrás desequilibrado a Leinad haciéndole perder su defensa lo que abrió una brecha por donde ambas piernas de Carlinne entraron impactando brutalmente contra el abdomen totalmente desprotegido de Leinad. El joven padre fue lanzado a varios metros de ahí cayendo sobre el suelo evitando el impacto por poco al estirar sus brazos y piernas para frenar el impulso que llevaba tras semejante golpe de su hija quien le miraba eufórica tras el logro que había conseguido.
—Wow... Increíble... Sin duda... ¡Fue increíble! —Dijo Leinad recuperando el aire.
—Que bueno que lo aprecies porque ya estoy cansada y ya no puedo más. —dijo Carlinne totalmente agotada.
—¡Tremendo espectáculo el que ha dado hoy tú hija, Leinad! Mejor que Modrak se cuide porque parece que hay una nueva rival dispuesta a todo por sobrepasarte. —Dijo Conor aplaudiendo mientras caía del aire tras destransforarse revelándose ante su mejor amigo y su hija los cuales se alegraron mucho de verle.
—¡Por Dios Conor que sorpresa más fantástica! —dijo Leinad maravillado y entre risas tras ver a su amigo de vuelta.
—¿Ah?, ¿Señor Conor?, ¡Bienvenido! Siento mucho no recibirle apropiadamente pero, estoy muy cansada. —dijo Carlinne quien se sentó en el pasto para reposar.
—No sabía que entrenaras a tú hija, vaya que esto me tomó por sorpre... —decía Conor pero, fue interrumpido por Leinad algo emocionado.
—Eso puede esperar... ¿cómo estás?, ¿qué tal el exterior? ¿necesitas algo? ¡puedo hacer llamar a los siervos para que estén a tú disposición! —dijo Leinad preocupado por atender a Conor.
—Oh vamos amigo, tú siempre tan amable pero, sabes que no necesito nada de eso, con verlos aquí con salud y en paz ya encuentro contento... ¿Te imaginas cuando todo el reino pueda tener paz así asegurada por siempre? sin duda será hermoso pero, por ahora estoy contento con verles a ambos. —expresó Conor asistiendo con una sonrisa.
—¿Entonces es cierto lo que dice mi papá? preguntó Carlinne con asombro en sus preciosos ojos dorados.
—¿Qué dice tú papi sobre mi, Carlinne? —preguntó Conor con curiosidad tras agacharse frente a la cansada niña.
—Él dice que usted está trabajando muy duro para que un día todos podamos ser felices sin preocuparnos por guerras ni violencia; dice que usted es el Rey que Radial necesitaba para encontrar el verdadero camino y, si eso es cierto, usted debe estar muy cansado pues, suena a muchísimo trabajo ¡Pobrecito! —expresó Carlinne poniendo un rostro triste.
—Es bueno saber lo que dice tú papá de mi y sí, es bastante trabajo pero, no te preocupes, detrás de tanto esfuerzo solo espera una recompensa igual de grande y esa será que tú, tú papá, tú mamá y todo el reino vivan completamente felices el resto de su vida en las tierras que vieron nacer a nuestra especie. Es por eso que trabajamos y, aunque será difícil y habrá quienes lo crean imposible, nosotros no tenemos de otra más que volverlo posible. —Explicó Conor a Carlinne.
—¡Gracias! —gritó sonriendo Carlinne antes de tirársele encima a Conor para darle un abrazo.
—De verdad gracias. Yo siempre tengo miedo de que algo le pase a mi papá o a mi mamá y si eso que están haciendo me asegura que mi mamá estará a salvo y que mi papá ya no tendrá que pelear nunca más entonces, le deseo todo el éxito del mundo y ojalá todo se cumpla. Gracias por tanto, Señor Conor. —agregó Carlinne mientras abrazaba con más fuerza a Conor y su voz se rompía un poco.
Conor en ese momento solo pudo abrazarla de igual forma mientras se miraba a los ojos con Leinad quien estaba detrás de Carlinne. Leinad estaba conmovido y a la vez se ponía pensativo tras recordar que siempre que salía a ese campo de batalla que el amaba, habían 2 mujeres las cuales amaba más que le esperaban que volviese con vida siempre; Conor por su lado tenía una mirada determinada que le daba confianza a Leinad pues, aunque Leinad no lo escuchara, podía sentir lo que Conor pensaba pues, Conor ya no estaba dispuesto a dejar morir a otro amigo más... sería demasiado para su agitado corazón. Todo eso mientras Carlinne encontraba tranquilidad en Conor entendiendo por fin el por qué de que su papá hablara tan bien de su amigo y así pudiera olvidarse de algunos recuerdos que azotaban su cabeza.
...
Día 15 del mes 06 del año 2000 según el calendario Dragón de la nueva era.
Se sentían temblores, las paredes del búnker vibraban sacudiendo sus cimientos y aquellos a los que el búnker protegía exclamaban clamores sinceros llenos de dolor, miedo y tristeza que yacían en sus corazones desde el primer ataque a la capital de Radial del Este. Ese Búnker protegía a los niños y a las mujeres que obviamente no participaban en la cruel masacre que los reinos de hielo y fuego estaban librando hasta que solo quedara uno, dichas mujeres eran llamadas “Madres del nuevo imperio”. Aquella era una horrenda y brutal guerra de la que, una buena parte de los golpes y ataques que se daban, sacudían el lugar dejando un impacto mayor en quienes yacían dentro de los búnkers rogando al cielo que sus familiares amados no murieran y que su reino ganara para por fin encontrar la anhelada paz. En medio de toda esa gente, que gritaba cuando había una explosión audible y que lloraba el resto del tiempo, estaban Mishey y Carlinne abrazadas teniendo su propia lucha contra sus peores pensamientos.
—Mami, no quiero morir. Mami, sácame de aquí, busca a papá y vayámonos a otra parte. Mami, no quiero morir ¡No quiero morir! ¡Mami! —dijo Carlinne con una voz angustiada y con la respiración acelerada.
—Tengo miedo... tengo miedo...
—No mueras, hijo... hijo, vive...
—Mi amor... se fuerte...
—Si hay alguien que pueda ayudar y me escucha, por favor, protege a mi papá...
—¡Aaaaah!
—No, no, no, no, no...
—¡Maldición!, ¡Malditos dragones de hielo!
—Justo en el cumpleaños de mi hija... ojalá sobreviva para festejarlo después...
—Ya no aguanto esto...
—Los de hielo se prepararon demasiado... ojalá ocurra un milagro...
—¿Y si Guarren no quiere pelear como la última vez?
—Abuelita, ¡¿estás bien?! Saldremos de esta, ¡tú confía!
—Aaay... Ay... Aaaaaay...
—¡La angustia me está matando!
Esas y decenas de voces más se oían llorar, murmurar y gritar en aquella maldita mañana que decidía el futuro de todos. Nadie podía ver la batalla por lo que la incertidumbre gobernaba el lugar y la gente empezaba a enloquecer, justo por eso, Carlinne, una niña de apenas 11 años, sucumbió ante la desesperación y, por eso, dijo lo que dijo a su madre. Mishey sintió como se le hizo pequeño el corazón tras oír a su desesperada hija pero, ¡No podía dejar que la impotencia le dominase! Mishey tenía una hija que necesitaba a su madre y su madre estaría ahí para ella e incluso para toda esa gente que lo necesitaba.
—Carlinne... —dijo Mishey con un tono suave a su hija mientras le acariciaba su lindo cabello que le llegaba bajo los hombros.
—¿Sí, mami? —preguntó Carlinne viéndole con ojos llenos de dolor.
—Yo estoy aquí y no pasará nada. Tú papi está allá afuera, es el tercer hombre más fuerte solo superado por Conor y Guarren los cuales son muy buenos amigos de tú papi por lo que, ellos lo protegerán si está en apuros. No obstante, si eso no te basta para sentirte tranquila, recuerda, el pelea para que nosotras no tengamos que hacerlo. Carlinne, mírame, Leinad te ama y definitivamente vendrá por ti cuando esto termine así que, no llores más pues, a tú papi no le gustará verte con una cara machada de lágrimas pues, si el va al infierno es para que nosotras podamos vivir en el cielo. —explicó Mishey tomando de sus manos a Carlinne para acto seguido verle fijamente y con una sonrisa de madre la cual dio paz a la niña pese a que se oían explosiones y la gente empezaba a gritar.
La gente empezó a moverse de forma errática y Mishey jaló a su hija hacia ella y le abrazó con fuerza para darle paz mientras la multitud se controlaba pero, tantas emociones negativas juntas sacó de sus casillas a la mayoría de personas presentes y el caos se había vuelto inevitable. Pese a eso, incluso pese al miedo que sentía y al hecho de que no quería dejar de abrazar a su madre, Carlinne tuvo una gran idea.
—Mami, yo ya me siento mejor luego de hablar contigo, ¿no deberías ayudarles a ellos también? yo creo que sí. Ve mami, todos esos niños y madres necesitan alguien que les haga entrar en razón y tú seguro puedes... Al fin y al cabo, fuiste tú la que le dio paz a mi corazón. —dijo Carlinne abrazando con más fuerza a Mishey.
La pierna y brazos de Mishey temblaban pues, aunque intentara ser fuerte, seguía teniendo corazón y con ello un miedo desgarrador por lo que podía pasarle a sus familiares y a su amado allá afuera. Tras cada explosión no podía dejar de pensar que su Leinad podría estar muerto o próximo a morir de formas horrorosas que solo son posibles en la guerra. Sin duda su temor era enorme, ella incluso dudaba si realmente merecía el puesto de estar en el búnker pese a que fuera una legítima “Madre del nuevo imperio”... pero, pese a todo, las palabras de su linda hija, le reanimaron y le hicieron empezar a entrenar en razón pero, Carlinne aún tenía una última palabra.
—Mami, recuerda quién eres y luego recuérdaselo a ellas... solo quién está seguro de si mismo es quien encuentra el camino. Guíalas mamá y dales la misma luz que me diste a mi. —pidió Carlinne con una voz más calmada gracias a las palabras que le había dado su madre hace unos momentos.
—Tienes razón, esta bola de desesperación y descontrol emocional es algo que definitivamente no somos, es parte de nosotras pero no es algo que seamos. Gracias Carlinne, haré mi mejor esfuerzo. —dijo con más ánimos Mishey.
Posterior a aquello, se movió lo más que pudo al centro del búnker y se dispuso a llamar la atención de todos los presentes para calmar las aguas.
—¡Alto a todos! —gritó con fuerza Mishey aún estando de rodillas junto a Carlinne y acto seguido golpeó el suelo fracturándolo un poco lo cual asustó a las demás mujeres y niños que estaban ahí pero, les hizo frenar su caótico actuar.
“¿Y esa mujer quién es?” Murmuraban algunas tratando de identificar a Mishey.
—Escuchen, no debemos dejarnos llevar por el miedo y la desesperación. —Dijo Carlinne intentando encontrar entre sus inseguridades las palabras correctas para todas las mujeres de la habitación que controlaban el caos.
—¡¿Cómo estar en paz cuando tus hijos están poniendo en riesgo su vida?! —Gritó con dolor una señora mientras más empezaban a prestar atención y a seguir tratando de identificar a Mishey pues, habían algunas a las que su rostro les recordaba a alguien.
—No pretendo compararme con su dolor y su miedo pues eso es subjetivo pero, yo también tengo a mi familia y a mi esposo allá afuera luchando justo ahora por nuestro futuro... —decía Mishey pero de inmediato llegó la interrupción.
—¿Y pretendes que por eso no nos preocupemos? Bien por ti si no sientes lo suficiente por los tuyos pero nosotras no podemos vivir con la idea de que les pase algo... Simplemente no lo soportaríamos. —dijo una joven empezando a desestabilizar al grupo nuevamente.
—Por su puesto que tengo miedo, mi piel suda y mis piernas tiemblan con solo pensar lo que le puede pasar a mi tía o a mi esposo allá afuera pero, ponerme a llorar antes de su muerte y gastar mis energías en vano sería un insulto gravísimo al sacrificio que están haciendo justo ahora. Todos ellos, sus hijos, sus padres, sus hermanos, sus parejas, todos están allá junto a algunas mujeres excepcionales dando todo de si mismos para que nosotros podamos estar aquí sin vivir el holocausto que ocurre allá afuera. ¿Creen que es justo que nos pongamos a sufrir aquí cuando ellos están sufriendo para que nosotras no lo hagamos? ¡No señoras y niños! si ellos quisieran que sufriéramos allá estaríamos luchando con sudor y sangre... así que, por respeto, ¡abandonemos la angustia y las lágrimas para otra ocasión y abracemos la paz que nos han otorgado porque ellos, nuestros héroes, no se merecen semejante insulto!. —dijo Mishey con fuerza consternado a varias y abriendo los ojos a muchas las cuales poco a poco empezaron a perder el miedo.
—Tampoco olvidemos nuestra razón de estar aquí, ¿por qué tenemos semejante privilegio por encima de otras mujeres? que no lo olviden, ¡somos las mujeres más fuertes del reino y por ende las mejor capacitadas para ser la última carta del reino de fuego! Mientras otras pelean, nosotras por nuestras fortalezas estamos aquí más que listas para comenzar un nuevo reino si el actual cae, nadie más puede, solo nosotras podemos y por ende, si aquellos que pelean por nosotros pierden, seremos nosotras quienes aseguren la supervivencia y con ello una inevitable venganza para con aquellos que nos arrebataron a nuestros seres amados así que, mujeres de alta casta de Radial, regocíjense pues, no hay más gloria para una mujer de Radial que ser honrada con el título que, en tiempos de guerra, tiene igual valor al titulo de rey así que, ¡llénense de orgullo y muestren a todos estos niños como es una brillante y honorables “Madre del nuevo imperio”! —exclamó con poder de liderazgo Mishey recuperando el sentido de patriotismo de sus compañeras de búnker las cuales, luego de semejante discurso, entraron en razón y, pese a seguir con miedo, ya no lloraban pues, respetaban el sacrificio de sus héroes y se enorgullecían de su actual título.
Además de eso, hubieron mujeres que por fin identificaron a Mishey desvelando a todas su identidad.
—Mishey Haw, hija de Werzek Haw y sobrina de Kayle Haw, dos de los mejores comandantes de la nación. —Dijo un señora viéndola con mucho respeto mientras ella iba de mujer en mujer animándolas personalmente.
—Es ella ¿verdad? Se ve algo diferente pero ese rostro no se olvida... ¡¿cómo olvidar a la mujer que en su generación llegó a ser una Destructora clase 1 antes que nadie al punto que el único que iba tras ella a penas y era Destructor clase 3?!; todo eso luego de haber sido entrenada desde pequeña por su padre para luego renunciar a todo oponiéndose a su padre tras haber encontrado al amor de su vida con el que se casaría años más tarde. Una mujer de otra liga definitivamente. —Expresó una muchacha que estaba junto a la anterior señora.
Así pues se corrió la voz y todas se enteraron de a quién tenían en frente guardándole aún más respeto pues, pese a saber su pasado, ella ya las había conquistado desde antes de saber quien era pues, ese carisma era un rayo de paz en medio de todo aquel caos. Aún así, pese a lo bien que se hablara de Mishey, ella lo tenía claro y, si ella había podido cambiar la situación fue gracias a Carlinne.
—Oh Carlinne, definitivamente eres un sol que inspira y motiva a cualquiera... si no me hubieras motivado, las cosas habrían sido diferentes... —dijo Mishey descansando recostada en una pared con Carlinne acostada con su cabeza en sus piernas.
—Lo hiciste bien mami, muy bien. Descansa ahora y esperemos a papi, yo cuídate mientras de ti. —dijo Carlinne esbozando algunas risitas.
—Me parece un buen plan pero, ¿Qué harás para no aburrirte mientras? —preguntó Mishey curiosa de su pequeña.
—Traje mis cuadernos así que podré practicar escribir... quien sabe, quizá haga un poema para que papi lo lea cuando vuelva. —dijo Carlinne con ilusión en sus ojitos.
— Esa es una idea maravillosa, seguro que a tú papi le encantará así que escríbelo y se lo muestras. Yo por mientras descansaré un rato, cualquier cosa que necesites, solo grita mi nombre, ¿vale? —dijo Mishey empezando a dormirse pues, luego de afrontar todos sus miedos se encontró muy agotada mentalmente.
—Bien mami, tú descansa y yo me encargo de cuidarte...
»A ver, ¿Cómo empiezo?, Mmmm, ya sé... ¿Qué tal si...?
»“Cantaban los pétalos de las flores,
Porque en la tarde llovieron dolores...” —dijo, pensó y luego escribió Carlinne el poema que al día siguiente mostraría a su padre para animarlo luego de la victoria en la guerra.
...
Ese fue un recuerdo triste, amargo y a la vez extrañamente feliz para la pequeña pero, a fin de cuentas, todo lo negativo fue apañado por Conor y su determinación por conseguir un futuro mejor.
Luego de eso el abrazo terminó y Carlinne se tiró al pasto a descansar pues, se encontraba realmente agotada.
—¿Te quedarás ahí corazón? Conor y yo iremos adentro a platicar más a gusto. —dijo Leinad mientras terminaba de secar el sudor y la tierra con una toalla por todo su cuerpo.
—Está bien papi, con que me dejes al cuidado de algún guardia basta. —dijo Carlinne entre bostezos de cansancio.
—Está bien, como tú digas. —dijo Leinad mientras terminaba de ponerse una camisa y acto posterior llamó a un guardia que cuidara de Carlinne.
—Tú hija es asombrosa. —expresó Conor.
—Y por eso la adoro como los pájaros al cielo despejado. —contestó Leinad y Conor solo sonrió mientras ambos se marchaban del jardín de entrenamiento.
Después de eso, ambos entraron al palacio el cual Leinad tuvo el lujo de disfrutar todo el tiempo que Conor estuvo fuera por lo que, fue Leinad quién guío a Conor a la sala de estar donde habían unos asientos exquisitos para descansar. Así pues, llegaron a la habitación, una sala de estar no muy grande pero acogedora y que resaltaba por sus sillones de cuero fino y rellenos del algodón más ligero lo que los hacía incluso más cómodos que la cama de un ciudadano promedio. Sin duda ese era un lujo increíble que llevaba estando ahí desde hace mucho.
—Mandé a limpiar este lugar pues parece no se usaba desde hace años y Dios, es la gloria, debes probarlo. —dijo Leinad a Conor que desconocía la habitación.
—Oh maldición, ya había olvidado lo bien que se sienten los sillones del palacio pero, ningunos como estos. —Dijo Conor poniéndose de lo más cómodo.
—Son cómodos a un nivel casi que ilegal. Fue maravilloso descubrir este sitio en este palacio que está lleno de muchos lujos que alucinas al probarlos. —dijo Leinad mientras se acostada en un sillón más grande.
— Definitivamente es algo genial... Por cierto, cambiando de tema, es muy bueno que prepares a tú hija desde ya, vienen tiempos inciertos. —comentó Conor.
—Oh, pues mira que justo por eso lo hago. Dudo que, por proteger a Radial, no pueda proteger a mi pequeña así que, no me queda más que enseñarle a defenderse para que al menos pueda sobrevivir. —explicó Leinad con el semblante bajo.
—Eso es muy tierno y a la vez sensato de tú parte. Eres un gran padre y sé que podrás protegerla así que ya no pienses en eso ni te sientas triste. —expresó Conor su apoyo.
—Muchas gracias, Conor, tú apoyo es valiosísimo. Por cierto, hablando del futuro ¿me contarás cómo te fue?, digo, como General necesito conocer todos los detalles de lo que vivieron allá afuera. —preguntó Leinad intrigado—. sé que muchos de tus soldados venían colapsados... lo deduje al ver como algunos venían en forma humana sobre las plataformas de hielo.
—¿No te pierdes de ningún detalle? bueno, entonces que bueno que te hayas puesto cómodo pues es una historia algo larga. —Comentó Conor mientras se acomodaba aún más.
—Oh vaya, que bueno que ayer adelanté mis labores así que, tengo tiempo libre. —rio Leinad por la casualidad.
—Bien, empecemos. —dijo Conor y empezó su relato.
...
Mientras tanto, en un lugar alejado pero conocido, un joven líder reflexionaba sobre varias cosas mientras trabajaban en las calles de sus dominios. Sudorosos ante el sol de medio día pero con todo el animo ponían adoquines sobre las carreteras principales del lugar para asegurar buenos lugares para que la gente pueda transitar y. en caso de emergencia, evacuar con seguridad. Ya casi terminaban, solo faltaba una sección pequeña por lo que el festejo estaba cerca pero, aún así, el joven líder seguía distraído con sus ideas que le impedían el contento lo cual se notaba en su tranquilo y, a la vez, perturbado rostro.
—Me pregunto si los Dragones habrán llegado con bien. —dijo Macry mientras se detuvo a tomar un descanso y sacudirse para limpiar su sudor de su pelaje.
—Oh señor, usted es muy considerado, yo diría que incluso lo es en exceso. Por su puesto que deben haber llegado con bien, a la altura que volaron está difícil que algo o alguien les propicie un ataque. —Contestó uno de los hombres de Macry quién sí seguía poniendo adoquines.
—Tienes razón, que tonto, disculpa, es que he estado distraído un poco pensando en... ya sabes... todo lo de aquella noche. —dijo Macry alzando la mirada al cielo mientras venían recuerdos a su mente de la noche del ataque al Bazar.
—Es difícil de olvidar sin duda; todos pretendemos como si nada pero, donde sea que volteemos está algo que nos recuerda el incidente en el que, de una u otra forma, perdimos algo... Por ejemplo, un tío mío falleció calcinado y la verdad el me caía muy bien por lo que me encantaría moler a golpes al responsable de tal barbarie y, justo por eso, me parece increíble la decisión que usted tomó. Es decir, ¿Pese a todo el daño que le hizo a usted decidió perdonarle la vida y encerrarle en un calabozo? sin duda estoy asombrado por su bondad. —dijo casi a forma de reproche el mismo hombre y esta vez sí dejó de poner adoquines.
—Que digas que soy bondadoso con Roy es un insulto, una escoria de su clase no merece menos que una maldición similar a la que echaría un Azag pero, aún así, simplemente no quiero emitir juicio sobre alguien que perdió su cordura, en parte, por los errores de mi padre y que, en algún pasado, fue un buen amigo. —explicó Macry y volvió al trabajo pero, su compañero se sorprendió.
—¡¿Era su amigo?! —preguntó el hombre con gran sorpresa.
—Sí, cuando era siervo de mi padre. El era un muchacho con aspiraciones grandes pero, este Roy no tiene nada que ver con aquél joven, ese hace ya mucho que murió y es por eso que no hay compasión de mi parte para él; por eso, cada dos días debe recibir 30 azotazos y un día cada dos semanas no comerá ni beberá agua y así hasta que muera en su calabozo, ¿quién sabe? quizá algún día le rece al espíritu de la tierra que le perdone pero, de mi parte no hay perdón para actos tan horrendos como los que Roy carga consigo. —dijo Macry con un tono molesto.
—Entiendo, supongo que puede que sufra más así que matándolo lentamente. aunque, también es una forma de matarlo lentamente... Sea como sea, ahora entiendo mejor sus motivos. —contestó el hombre algo incómodo ante el enojo repentino de Macry.
—Pero, no debemos negar que de la tragedia surgió una nueva luz de esperanza. —dijo Macry cambiando su animo a uno más positivo.
—Se refiere a los Dragones, ¿cierto? —Preguntó su compañero de conversación mientras aceleraba el paso con los adoquines.
—Por supuesto, Jiet aunque es duro de asimilarlo, el destino es caprichoso y antes de ofrecerte una mano, te apuñala con la otra. Sin duda pareciera que la vida está encapuchada con siempre dar las mejores cosas luego de las tragedias pero bueno, lo cierto es que nuestra alianza con los Dragones es de lo mejor que nos pudo pasar y que haya sido yo el que firmara el acuerdo y no mi padre es incluso mejor para todo Midert. —contó con emoción el joven líder de grandes aspiraciones.
—Cuanta humildad, mi señor... —dijo sarcásticamente el hombre siervo de Macry de nombre Jiet Morn.
—Vamos, piénsalo... mi padre jamás se habría enfrentado a los tiranos del consejo y mucho menos al Rey pero, yo sí quiero enfrentarlos con tal de que ningún pueblo de Midert pase los problemas que el bazar a sufrido a lo largo de su existencia. —explicó Macry con ilusión.
—En eso tienes razón y no te quito mérito... ojalá los Dragones sean tan fieles como usted a esos ideales. —dijo Jiet con algo de dudas.
—¡Claro que sí! de cierta forma, ambos peleamos por lo mismo así que, no tengo problema en confiar en ellos. —dijo con seguridad Macry mientras ponía el último adoquín.
—Puff, ¡ya terminamos!, Macry, espero invites las aguas de Marlat. —dijo Jiet en broma pero expresando su sed.
—Claro claro, se lo merecen, ¿Dónde las compram...? —preguntó Macry pero sería interrumpido.
—¡Señor Macry, él habló, Roy habló después se una semana y dice que quiere hablar con usted sobre su padre! —llegó un soldado de Macry a avisarle desesperado.
La noticia dejó impactado e intrigado a Macry por lo que, fuera lo que fuera, no podía ignorar el llamado Roy.
—Lo siento, aquí tienen dinero para las aguas pero, yo no podré acompañarles. —dijo Macry apresurado mientras recogía sus cosas para marcharse.
—Está bien señor, nos vemos más tarde en su casa. —dijo Jiet pues el era uno de los hombres más cercanos a Macry.
Luego de eso Macry se fue sin retraso alguno a la prisión donde estaba Roy, una que construyó Conor para resguardarlo luego de que Macry decidiera dejarlo con vida. La prisión era un complejo bajo tierra a unos 5 kilómetros del bazar donde todo el lugar estaba protegido con un hechizo que, según Conor, “evita que Roy pueda usar su magia de Sátiro”; de la misma forma, las cadenas que sujetan a Roy usan energía especial para extraer la energía de Roy y liberarla pasivamente en la tierra o el aire, eso a falta de un contenedor que pueda almacenar dicha energía que, es la más poderosa arma de Roy. El lugar era exageradamente seguro al punto que, Conor dijo en su momento que “Roy solo tenía un 1.5% de probabilidades de escapar”.
Para acceder a Roy, había que entrar a un cueva dentro de una pequeña montaña. Dentro había un extenso complejo de laberintos y puertas de roca que se habrían con magia Gugwe, todo con el fin de resguardar a Roy quien estaba 500 metros hacia abajo desde la entrada en una gran habitación con varios mecanismos listos para dañarle en caso de escape. Aún con todo, Conor insistió que, la mayor protección que tenían eran las cadenas que le sujetaban y la bomba que incrustó en su abdomen cuando le curó; si Roy se libera de las cadenas, la bomba explota y sobrevive, Roy se habrá librado del 95% de lo que le mantenía preso ahí.
En fin, luego de un rato viajando a la prisión y descendiendo hasta la prisión, llegaron para estar a solo metros de Roy. Roy estaba ahí, colgando de las cadenas que sujetaban su cuello, su abdomen, brazos y piernas; Aún todo estaba desnudo a excepción del pantalón de cuero que portaba desde la noche del ataque; su rostro con cicatrices, fino y serio miraba hacía la pared del fondo con la intención de que, nunca fuera totalmente consiente de cuánta gente había realmente en la sala. Roy tenía su cabello descuidado pero siempre hacia a un lado como a el le gustaba peinarlo y aún con todo se notaba como alguien tranquilo... hasta que escuchó un voz conocida.
—Hola, Roy. Supe que querías hablarme. Dilo. —dijo Macry con seriedad mientras veía la espalda azotada de Roy.
—Que pésimos modales para alguien de alta casta y sobre todo, para un viejo amigo. —señaló Roy con una sonrisa inquietante al sentir lo directo y cortante que era Macry.
—Di lo que tienes que decir, no me hagas perder mi tiempo. Dijeron que mencionaste a mi padre, ¿Qué quieres? —reiteró Macry con fuerza.
—¡Que aburrido! pero bueno, la noticia que te tengo es que tú padre oficialmente está muerto. ¡Carajo, que envidia! Mientras toda mi familia se muere con poco, yo ya he sobrevivido muchas veces aunque, esta la primera vez que realmente me arrepiento de estar vivo... Vamos Macry, ¿A esto le llamas una vida digna para un jubilado cómo yo? —Hablaba Roy pero Macry no le podía prestar atención desde que dijo lo de su padre.
—¿Mi padre? ¿Oficialmente muerto? ¿Ósea que antes no lo estaba? —Preguntó con desconcierto Macry ante tal revelación.
—¿Pensabas que le había matado? Dije que le haría pasar lo mismo que mi hermanita por lo que le hice lo mismo. hice un agujero en el desierto y le dejé ahí hasta que muriera y hoy, por fin, dio su último aliento. —dijo Roy con una sonrisa endemoniada.
—¡No puede ser! Conor dijo que probablemente lo habrías desintegrado con tú energía. —Comentó Macry con lamento.
—Él podrá decir de todo pero no quiere decir que su palabra se cumpla, es ingenuo creer algo así... Pero en fin, hoy estoy contento así que no pienso agobiarme con problemas del pasado. —dijo Roy remarcando lo gratificante que le era ver sufrimiento en alguien más.
—Das asco, eres una maldita escoria que definitivamente no merece perdón. Soldados, golpéenlo sin piedad cada que le toque castigo. El dejó de ser una persona hace muchísimo tiempo. —ordenó Macry con furia.
—Ja, si tanto no merezco perdón entonces ¿Por qué no me matas? vamos Macry... Sé que quieres hacerlo. —dijo Roy provocando a Macry.
—Jamás, tú castigo será podrirte aquí. —gritó Macry con enojo.
—Si si, lo que tú digas si eso te hace feliz. Solo espero que tomes la decisión pronto porque el día que escape de aquí y ten por seguro que lo haré, ¡acabaré con absolutamente todo tú preciado bazar! Ahora que he cumplido mi propósito supongo que no me queda otra opción más que buscar hobbies nuevos y arrasar con multitudes no se sintió tan mal la última vez así que, quiero intentarlo nuevamente y esta vez hacer bien el trabajo. —dijo Roy con sadismo con tal de provocar a Macry aunque realmente, dentro de di mismo no quería hacer nada de eso.
—¡Ya tuve suficiente de ti, me largo! —dijo Macry girándose para irse.
—Vamos Macry, tienes que matarme, lo sabes ¡Tú pueblo corre peligro y todos morirán por tú culpa si no me matas! —Gritó Roy con fuerza para meterle esa idea en la cabeza a Macry y que quizás así empezará a barajar la idea de matarlo pues, sin importar lo que su boca decía, lo que Roy realmente quería era morir.
—¡Ya basta! —fue lo último que se escuchó de Macry a lo lejos mientras abandonaba la prisión.
“Venga a tu padre Macry, aprende a matar para que seas un líder fuerte y así yo me pueda ir en paz. Es lo que quiero ahora.” Pensaba Roy mientras sonreía imaginando su propia muerte. Por su lado, Macry al salir de la cueva se puso a gritar de impotencia pues, se sentía muy asustado al estar frente a Roy e imaginar que pudiera escapar y cumplir sus palabras pero, lo que más le asustaba era la idea de que, tendría que matar si quería evitar que eso pasara.
—¿Señor se encuentra bien? —preguntó preocupado el soldado que le acompaña.
—No, claro que no me siento bien. Por favor, llévame a mi casa, necesito descansar. —pidió Macry estando destrozado por todo lo ocurrido.
—Está bien señor. —dijo cortésmente el soldado cargando en su espalda a Macry.
Así, ambos Gugwes tomaron rumbo nuevamente al bazar con la esperanza de descansar y recuperarse de tanto ajetreo.
Conor después de terminar de hablar con Leinad le dejó en el castillo y se fue al bosque para realizar el ritual de purificación los Cadejos blancos. El bosque era el mismo pero esta vez estaban en primavera por lo que todo estaba más floreciente que nunca y a su vez, un ritual tan perturbador desencajaba más que nunca en el lugar pero, sin importar eso, Conor se envolvió en su forma Cadejo y se sometió al castigo tras sus crímenes cometidos en la batalla contra los Sátiros. Como de costumbre, los espectros torturaron cuando era debido a Conor para purificarlo mientras este a penas y resistía semejante dolor el cual era más fuerte que la otra vez. Al final, los espectros se fueron y Conor fue liberado pudiendo disfrutar en paz del bello escenario donde se encontraba luego de haber sido purificado por completo o... ¿quizás no?
—Que bello lugar. Tantos colores y tantas flores, pájaros de mil tipos y cientos de animales e insectos maravillosos. El aire puro y los rayos de sol luego del medio día, sin duda un momento hermoso donde vale la pena decir que todo salió... ¿bien? —dijo Conor contento hasta que notó en su pata derecha que parte de su pelaje que era blanco cual nieve ahora era grisáceo oscuro.
—¡Maldición! Esto no es bueno en absoluto... pero, seguro que se remedia luego, espero... —dijo Conor tratando de no prestarle atención a su pelaje.
Aún así, se quedó un rato observando la mancha y cuestionándose ¿por qué no desapareció con el ritual? ya que, mientras más le veía más le preocupaba. No obstante, luego de quedarse embobado viéndola, decidió ignorarle pues, por lo visto, en Radial no encontraría una solución.
—Seguro que en Nahualth sepan que hacer así que, mientras no pueda volver allá, trataré de no darle importancia. —dijo Conor luego de lamer la mancha para cubrirla con el resto de su pelaje y salir corriendo de vuelta al palacio donde Leinad le esperaba para devolverle el mando del Reino.
Conor llegó rápido al palacio donde Leinad y Carlinne le esperaban entre risas para recibirle.
—¿Qué es tan gracioso? —dijo Conor jadeando aún en su forma de Cadejo.
—No no, nada, puedes estar tranquilo. —dijo Leinad volteando a ver a Carlinne tratando de aguantar la risa.
—Así es señor Conor, no hay nada de que preocuparse. —dijo Carlinne poniendo un rostro inocente.
—Ustedes a veces son muy raros, bueno, Leinad, gracias por cuidar del reino. Tú serás de los próximos en ir al exterior así que prepárate. —comentó Conor tratando de traer seriedad.
—¡Perfecto! ya quiero lucirme internacionalmente. —dijo Leinad bromeando.
—¿Okey...? —dijo Conor sintiéndose fuera de contexto.
—En fin, nos vamos. Disfruta la remodelación. —dijo Leinad entre risas con Carlinne.
Conor no supo que contestar y solo le ignoró yendo hacia el palacio. Cuando estuvo en la puerta cambió de forma a la humana y se fue directo a las escaleras para buscar su habitación con deseos de bañarse y dormir. Aún así, el “destino” de nombre Leinad le tenía preparado otros planes.
—¿Qué demonios es ese ruido en mi habitación? —se preguntaba Conor antes de abrir la puerta.
La puerta abrió fácil y cuando por fin se pudo ver lo que había dentro Conor se llevó una gigantesca sorpresa tras observar que dentro de toda la habitación real habían...
—¡¿GALLINAS?!, ¡¿Por qué gallinas?! —Se preguntó Conor confundido hasta que recordó su conversación con Leinad hace como dos semanas en aquél café donde le amenazó con convertir su cuarto en un gallinero si no le llevaba al exterior.
—Maldita sea ¡LEINAAAAAAAAD! ¡ERES UN IMBÉCIL! —Gritó con fuerza al punto que Leinad le escuchó de fuera pero, Conor no estaba molesta, es más, mientras más miraba a las gallinas, más se contentaba.
De pronto, un gallina saltó sobre Conor y este la atrapó en sus brazos para ponerse a acariciar sus plumas mientras veía como las inquietas aves desordenaban sus sábanas, almohadas, zapatos y ropa.
“JAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA” Rio Conor sintiéndose totalmente feliz al punto de que, más adelante, mientras se estuviera bañando, aún estaría riendo pero a la vez pensando hace cuantas décadas no se sentía así o si alguna vez se sintió así o parecido siquiera... Leinad por su lado, quien esperó a su reacción, se sintió gratificado tras oír aquella carcajada monumental y entonces, son una sonrisa también en el rostro y viendo con orgullo a Carlinne dijo:
“Después de trabajar tanto y preocuparte aún más por todos, un momento así seguro te hacía falta. Disfruta tú descanso amigo mío...
Te lo mereces.”
[Nota del autor: Después de meses en silencio tratando de mejorar mis técnicas y terminando de planear el resto de arcos de la obra, estoy de vuelta. Hoy más que nunca necesito sus opiniones y saber, ¿qué tal? ¿se siente mejoría? ojalá sí. Este capítulo está hecho con mucho cariño y pese a las dificultades para traerlo, al final pudo ser así que espero lo hayan disfrutado.
Por ahora, no puedo decir que estrenamos nuevo arco, aún estamos en la parte que me gusta llamar “puente” pero, ¿qué crees que viene? si tienes alguna teoría, sugerencia o idea, puedes dejarla en los comentarios.
mil gracias por leer hasta aquí, nos vemos pronto para seguir explorando Gueghelldak. <3]
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