Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Dieciocho: "Un bonito paseo"


Día 02 del mes 02 del año 2001 según el calendario Dragón de la nueva era. 08:00 De la mañana en un día soleado de primavera.

Una azotea brillaba entre todas las demás gracias a una peculiaridad, un precioso jardín construido sobre aquella casa de 3 pisos en las afueras de la capital del pueblo de fuego. La casa era de color gris pero con ventanas, vidríales y puertas de colores brillantes destacando así con un diseño muy diferente a lo convencional que se veía en Radial en Radial. La azotea deslumbraba gracias a su jardín repleto de césped y flores por doquier lo cual hacía llegar inevitablemente a pájaros e insectos que buscaban el néctar de las hermosas flores. La casa podría intentar ser comparada con las vecinas pero, el punto de comparación era inexistente y, tras observar el repetitivo estilo de las otras casas, uno podía concluir que los habitantes de la excéntrica casa eran personas fuera de lo común. Así pues, en la azotea de esa casa estaba Wanda Magnos, acostada sobre la hierba mientras observaba las nubes pasar esperando algo inspiración.

La relajada Wanda vestía su atuendo casual que, para los demás habitantes, era algo totalmente inusual. Su blusa era de mangas largas y tenía todos los colores a forma de manchas de pintura; por otro lado, en lugar de una falda, vestía un pantalón blanco rasgado con la característica de que, las partes rasgadas tenían sus bordes de colores brillantes. ¿Zapatos? no traía pues era más cómodo así al menos mientras estaba dentro de su casa. Sumando a su peculiar apariencia llegaba su cabello rojo vivo rizado el cual, tenía un estilo masculino puesto que estaba cortado al rededor de la cabeza y que, solo la parte superior permanecía inclinada hacia el frente luciendo así sus cortos pero hermosos risos. Quizá esa apariencia asustaba a los más conservadores pero, apenas miraban la gran sonrisa simpática de Wanda en su moreno rostro con aretes de oro y pestañas intensas, el miedo desaparecía dando paso a la curiosidad por aquella simpática joven. 

—Estas nubes no me dicen nada... —dijo mientras apuntaba con sus manos a las nubes abstractas que surcaban el cielo.

—¡Ahg!, No puedo creer que, incluso luego de resistir la realización del ataque con energía especial, haya colapsado ¡Es tan injusto! —gritó Wanda mientras se daba vuelta por el pasto.

—Puff, ya que, mejor me pongo a buscar ideas para mi proyecto aunque, no puedo ir muy lejos... Realmente es molesto estar colapsada. —dijo poniéndose de pie para bajar a dentro de su casa.

Dentro de la excéntrica casa se encontraba la razón de tanta ostentosidad que no solo caracterizaba a Wanda pues, ella apenas era la punta del Iceberg. La familia de Wanda era la responsable de tantos distintivos pues, resulta que todos son una familia de artistas muy conocidos, disciplinados y cotizados por todo el reino. Que las cosas fueran así hizo que sus vidas se vieron rodeadas y absorbidas por su propio arte al punto de volverlo un estilo de vida.

—Wanda ¿Por qué la cara larga? Ya sabes lo que opino de eso... —Dijo el padre de Wanda mientras esculpía una estatua de un comandante del ejército.

—Buscaba inspiración pero no encontré nada en la azotea y menos en los alrededores o el cielo. —Explicó Wanda con frustración.

—Tranquila... —dijo, puso el cincel en una mesa y añadió—. Toma asiento y hablemos un rato, ya hace un buen tiempo no lo hacemos...

—Lo sé y gracias, papá. Desde que estoy en el ejército no tengo tiempo de muchas cosas. No he conseguido estudiar algo que no sean tácticas militares y los únicos dibujos que habré hecho quizá sean formaciones o maquetas de armaduras; No obstante, ahora que por fin tengo tiempo, no encuentro la inspiración para hacer el boceto más básico. —explicó Wanda frunciendo todo el rostro.

—Ya veo, entonces no pienses en eso. —dijo el señor con una sonrisa en su rostro polvoriento.

—¿De verdad? ¿Por qué? tenía ganas de hacer una obra como antes y mostrársela a ustedes, después de todo, somos la familia Magnos, ¿no? todos somos artistas y yo... yo llevo mucho tiempo sin hacerle honor a ese título. —contó Wanda e inclinó la cabeza en señal de su tristeza.

—Amor mío, no te abrazo porque arruinaría ese asombroso conjunto que llevas y sé que eso te pondría de mal humor, además fue diseñado por tú madre y no quiero arruinar tal pieza. —dijo el señor que conocía muy bien a su hija.

Es que, en serio, ¿has visto lo hermosa que te vez hoy? Ese atuendo no combina nada con esa carita triste así que sonríe, la inspiración llegará, si quieres intenta buscarla pero, no te sobre esfuerces. Como dice tú madre “El arte con sudor y sangre es impresionante pero deprime, mientras que el arte de corazón y creado con sonrisas llena el alma”... Tú madre tuvo tanta razón que esa frase se ha vuelto como el lema no escrito de la familia. —Dijo el padre de Wanda con ojitos de enamorado.

—Ow, gracias papá, haces que me sonroje... Por cierto, extrañas a mamá, ¿no? —dijo Wanda viendo la cara de su papá de forma pícara.

—¿Se me nota? porque si no fuera así me preocuparía, yo a esa mujer la quiero conmigo hasta el más allá. —dijo el padre de Wanda con tono seductor y al final giño un ojo.

—No te preocupes por ella, de hecho, ¿no es esto mejor para nosotros? después de todo, si el Rey Conor le mandó a llamar para que ella y un equipo especializado trabajaran colaborando con la gente del pueblo de hielo en “La gran fiesta”, eso subirá la reputación de nosotros ya que, tengo entendido que te les unirás luego de terminar esa estatua, ¿no? —preguntó y señaló Wanda viendo todo de forma más utilitaria.

—Tienes razón, tienes razón... Pero, ¿Hay algo malo en extrañar a la mujer que me roba el aire? Yo creo que no pero, ¿tú que sabes de esto? ¡tú última relación fue hace 10 años! —insistió su padre.

—No empieces papá, yo no tengo tiempo para esas boberías... Además, el último chico con el que salí ¡Era un idiota prepotente, presumido y egocéntrico!—señaló Wanda levantando sus ojos hacia arriba para generar rechazo.

—No era tan así... Al menos a mi me parecía un buen sujeto, era educado, guapo y no se veía tonto... Pero bien, allá tú y tus exigencias... Solo no te maltrates por eso, ¿vale? —dijo el señor levantándose con intenciones de seguir su trabajo.

—Sé como manejarlo así que puedes estar tranquilo además, ¿qué de malo hay en buscar lo mejor? —dijo mientras se estiraba y bostezaba.

—No conformarse con eso. —Susurró su padre mientras esculpía.

—¿Qué dijiste papá? —preguntó Wanda quien no alcanzó a oír bien.

—Nada hija mía, nada. —dijo placido su padre.

—Bueno, yo me voy entonces. ¡Saldré allá afuera a buscar inspiración!  —exclamó Wanda entre risas.

—¡Ah, Wanda!

—¿Sí, papá?

—No olvides que la belleza del cielo y las nubes que lo llenan, está en que nadie decidió la forma de ellas. Ellas están ahí, fuera de cualquier orden y eso es hermoso. —comentó el padre de Wanda, viéndole a los ojos con ternura, todo con la intención de transmitirle un mensaje muy importante para Wanda.

—Je, como digas papá. ¡Nos vemos! —dijo la joven quien solo sonrió ante lo que su padre había dicho para acto seguido marcharse a caminar por las calles de la capital.

...

09:00 De la mañana, residencia Dew.

Pese a que socialmente mi familia tenía una buena posición, nunca en mi juventud vi tantos lujos juntos a no ser que fuera en el palacio. La habitación de 30 metros cuadrados tenía sus paredes cubiertas de pinturas, desde la cerámica en forma de flores hasta el cielo raso de roble, todas las paredes eran un mural paisajista épico con dos dragones peleando en una de las paredes. Además de todo eso, había un sofá de excelente tela y madera, un escritorio de cristal con soportes de madera fina, un librero de los mismos materiales y una cama matrimonial rellana de algodón fino, plumas de los mejores gansos y un sistema de resortes nada ruidosos. En esa habitación, en aquella cama matrimonial, que me da sueño solo pensar en ella, solo dormía un joven bien envuelto en sus sábanas... El nombre de ese joven era Darwin Dew.

De pronto, el joven empezó a moverse en señal de que estaba próximo a despertarse. Sus piernas se cruzaban y sus brazos musculosos se estiraban mientras intentaba salir de sus sabanas pero, nada tan difícil como abrir esos ojos que, definitivamente le habían cogido el gusto al sueño de la noche pasada. No obstante, esos caprichosos parpados fueron abiertos, mostrando esos ojos brillantes de color café pero que con el sol brillaban en naranja. Mientras Darwin se levantaba se podía apreciar su cuerpo definido  casi que desnudo a excepción de su cintura que estaba cubierta por sus sabanas. La piel de Darwin era morena pero un poco más oscura de lo habitual, su cuerpo se miraba extremadamente saludable a excepción de algunas cicatrices en sus manos y, su cabello era un poco largo pero, era tan rizado que se le terminaba formando un afro pequeño el cual estaba rapado con la dos desde las patillas hasta la nuca la nuca.

El joven Darwin por fin terminó de despertarse cuando se puso de pie, rascó un poco su descuidado bigote, se puso unos shorts y tendió su cama listo para bajar a la cocina de la mansión de su familia. No obstante, la calma que tenía se esfumó al ver la hora. Eran las 09:10 y definitivamente eso no le gustó. Se sacó toda la poca ropa que traía y corrió a bañarse lo más rápido que pudiera.

“No puede ser cierto, ¿de verdad a Seya se le olvidó despertarme a la hora que le especifiqué? Lo dudo rotundamente, esto huele a mi madre por todas partes”. Pensó Darwin mientras enjuagaba sus cabellos como ultimo paso antes de salir del baño. Al salir, se vistió rápidamente pero sin perder la clase pues, llevaba unas zapatillas de cuero, unos pantalones de vestir color crema, una camisa blanca con algunos tulipanes pintados en ella y se puso unos pequeños aretes de diamante en las orejas. Con semejante porte, corrió a la cocina para buscar algo de desayunar y por fin poderse ir a ese lugar donde evidentemente iba tarde.

—Joven Darwin, muy buenos días. ¿Qué tal su descanso? Espero se encuentre en optimas condiciones, el día de hoy le sonríe a usted y su destino. —dijo la sirvienta haciendo una reverencia a Darwin y añadió con mucha cortesía y elegancia—: ¿Desea desayunar algo hoy? Lo que desee será realidad en su plato así que no se contenga.

—Muy buenos días, señorita Lisi, hoy está tan encantadora como de costumbre y me alegra, siga así por favor. Ahora, respondiendo lo otro, hoy necesito, mi desayuno favorito, por favor ¡Tengo mucha hambre! —expresó Darwin con cortesía hasta que el hambre le ganó.

—Entiendo, tenga por seguro que su desayuno estará listo antes de que cante un gallo. —decía Lisi con mucha seguridad y justo en ese momento a lo lejos se oyó un gallo lo que le terminó apenando.

—Em... ¿Donde está mi desayuno, Lisi? —dijo Darwin entre risas.

—Eh... Yo... E-es solo una expresión ¡Pero estará lista en seguida! —dijo la pobre Lisi tartamudeando y sonrojándose de la pena por lo que, dejó de hablar y rápidamente se fue a preparar la comida.

Darwin seguía entre risas y algunos rugidos de estomago cuando:

—¡Observen nada más!, Dichosos mis ojos y mi vientre por haber tenido tan bello y elegante retoño. —Alabó una señora como de 120 años muy bien conservada y con un gran gusto por la moda pues portaba un vestido de línea a, elegante, desmangado,  ceñido de busto y cintura de talla 1 y que conforme el vestido caía al ruedo, flores iban emergiendo en algún tipo de degradado. Todo eso lucido por una señora morena clara de cabellos rizados al punto de parecer resortes.

—¡Mamá! Que gozo verte y, con esa sola pieza de alta costura que traes puesta, definitivamente es como ver tulipanes florecer. —Alagó Darwin mientras se ponía de pie para abrazar a su madre.

—Sí así es tú gozo, no te imaginas el mío pues, no me importa que traigas puesta esa camisa Loge de la colección exclusiva del año pasado siendo una de las únicas 50 piezas existentes, eso no vale tanto como verte vestido de vida con esa sonrisa que solo tú tienes y que me llena el alma. —expresó la señora madre de Darwin mientras aún lo tenía entre brazos.

—Me sonrojas mamá, de verdad, gracias, no merezco tú amor... Aunque a veces no lo comprenda. —dijo en risas Darwin.

—¿A qué te refieres, tesoro? —preguntó su madre intrigada.

—Le pediste a toda la gente del servicio que no me despertaran a las 7 pese a que dejé muy en claro que quería hacerlo para ir a las fábricas, ¿verdad? —comentó Darwin algo frustrado.

—¡Por supuesto que sí! Mi primogénito acaba de volver del mundo exterior, sobrevivió a un combate mortal contra un enemigo formidable, ideó una estrategia de victoria y trabajó de sol a sol para nuestros nuevos aliados políticos... Debes estar muy cansado y el hecho de que en la fiesta de ayer te fueras a dormir temprano lo demuestra ¡Por eso no puedo permitir que te desgastes atendiendo cosas tan banales como las fábricas en tus días se descanso! —explicó su madre.

—De hecho no te he agradecido por tan buena fiesta, gracias por ese recibimiento pero, me fuí a acostar temprano no solo por el cansancio, ¡quería dormir bien para ir a las fábricas! —explicó Darwin.

—Pero eso ya es pasado, olvida ese improvisto en tus planes y mejor disfruta de tú presente. Mira, tú comida ya está lista y veo que has pedido tú favorita, definitivamente extrañabas esto. —Señaló su madre el exquisito plato que Lisi estaba terminado de preparar.

—Se vienen tiempos inciertos y los negocios de la familia dejarán se existir. Pronto tendremos que indemnizar cientos de trabajadores, abandonaremos nuestras propiedades y probablemente el dinero de Radial deje de existir así que, necesito ver como van las cosas para crear un plan de subsistencia para después de aquello. ¿Crearemos un nuevo negocio allá afuera para mantener relevancia e ingresos o cambiaremos nuestro dinero en metales preciosos y los guardaremos en un banco extranjero? Tantas variables y tan pocas soluciones satisfactorias... —explicaba Darwin pero, fue interrumpido.

—No importa, cuando llegue el momento sabremos que hacer... La vida da y la vida quita, no te preocupes por eso. Somos gente de Radial, hoy en día sabemos mejor de eso que nunca. —comentó con astucia la madre de Darwin haciendo referencia a la caída de los Dragones ante los Leviatanes.

—Sí y esa gente cayó por no tener un plan de contingencia... Yo necesito asegurar que ustedes tengan una vejes segura pese a cualquier cosa y si tengo que conquistar el sector económico de Midert lo haré con tal de comprarles un futuro; Madre, papá y Loni merecen un futuro donde nada les falte y donde nada les amenace allá afuera y, si no puedo estar para defenderlos, compraré lo que o a quien haga falta con tal de asegurar todo. —dijo Darwin con la mano en el corazón y viendo a su madre a los ojos.

—Que lindo preocupándote hasta por tú hermanito... Definitivamente te crie bien en ese aspecto pero, vamos, tienes que relajarte un poco, falta para todo eso y... ¡Y ahorita estás de vacaciones! —recalcó su señora madre con ternura acariciándole el cabello.

—Disculpen, la comida del joven está lista. —dijo Lisi señalando el platillo sobre el comedor.

—¡Que maravilloso, voy enseguida! —exclamó Darwin feliz pues, ahora sí tenía genuina hambre.

—Provecho hijo mío, te deseo suerte en las fábricas pues sé que irás aún, no te hubieras vestido así si no. Si me necesitas estaré en mi despacho un rato y luego saldré a atender algunos asuntos. —dijo la madre de Darwin antes de salir de la habitación.

Darwin solo pudo asentir pues, estaba muy concentrado comiendo su Ensalada de 3 carnes y degustando su Zumo de manzana fresca. Dicha ensalada era una conjunción de lechuga, tomate, cebolla, zanahoria, pepino, jalapeños, manzana, aguacate, croquetas de trigo y las 3 carnes espaciales: Cordero, pavo y ternero, las 3 sofritas y cortadas a cuadritos. Así mismo, el Zumo de manzana tenía que ser hecho recientemente, endulzado con miel de abeja y refrigerado con hielo del más puro posible. Sin duda una comida muy saludable pero a la vez muy refinada y perfeccionada a puntos casi que enfermos pero... Aún con todo, la comida era satisfactoria de preparar y si se preguntan que de dónde salió esa receta pues, el mismo Darwin la inventó cuando tenía 20 años y actualmente tiene 54 años pero, la disfruta como el primer día ¿El truco? Según el, la diseñó con ese objetivo, de que nunca dejase de gustarle incluso en sus momentos más tristes.

Darwin comió, no tan rápido pero con algo de prisa pero, sin masacrar la experiencia de degustar su platillo favorito y después de haber terminado, continuó con sus objetivos.

—Infinitas gracias, Lisi, de verdad te lo agradezco, si de mi dependiera, te subiría el salario cada que me preparas este platillo pero, ¿sabes qué? ¡Te tengo algo mejor! Por ahora no te puedo comentarte el asunto pero, después de llegar a las fábricas estaré seguro. —decía Darwin con mucha emoción en sus palabras.

—No se preocupe joven Darwin, con ese rostro de satisfacción suyo ya me doy por pagada, es un honor servirle. —dijo con modestia Lisi quien recibía el plato y copa de Darwin.

—Sí sí, como diga señorita Lisi, ¡ya verá lo que tengo entre manos y seguro que lo festeja conmigo! —expresó Darwin casi gritando mientras se alejaba más y más de la cocina por su prisa de llegar a las fábricas.

—Ju, el joven Darwin sí que se pone hiperactivo con ese platillo... Impresionante. Ojalá le vaya bien con lo que planea, parece serio. —dijo para si misma Lisi mientras admiraba la dedicación por el trabajo de Darwin.

Darwin lavó sus dientes, despidió a su madre, tomó uno de sus caballos y se fue sin pausa hacia las fábricas de su familia. Los caballos que tenían en la familia de Darwin eran prácticamente caballos militares por lo que eran altamente veloces y si a eso se le suma la enorme habilidad de equitación de Darwin, da como resultado un viaje rápido a casi cualquier destino. De esa forma, Darwin llegó a las tan ansiadas fabricas o mejor dicho, a una de ellas que a su vez era la principal de todas.

La fábrica en cuestión era un complejo de edificios subdivididos según las áreas de producción y desarrollo de los productos que ahí se manejaban... Los lácteos. En todo el lugar habían grandes salones de calderas para la pasteurización de la leche, batidoras movidas por personas o maquinas a vapor para las cremas, enormes salones donde habían miles de prensas y moldes para la producción de queso y por último una zona exclusiva dónde se preparaban productos de lujo como crema de helado, dulces y un cheesecake que no tenía competencia en ningún lugar del reino. Todo eso daba una vibra industrial muy fresca combinando las mejores técnicas artesanales con las tecnologías más recientes.

—Je, como me encanta el olor a leche que aquí se respira desde la entrada... Realmente extrañaba esta fábrica. —dijo para si mismo Darwin estando frente a la gran puerta de acceso principal mientras recordaba su niñez corriendo de un lado al otro tratando de robar dulces del área especial.

—¡Señor Darwin! ¡Que honor! —Le recibió uno de los varios guardias que habían.

—Mucho gusto señores, el honor es mío al ver a los guardianes del alma de mi familia. Sé que lo he dicho antes pero, gracias por proteger este lugar. —dijo Darwin contento de saludar.

—Muchas gracias señor. —dijeron ambos al unísono.

Posterior a ello, Darwin se dispuso a entrar para presenciar los procesos de producción dentro del lugar. El escenario era enorme, con cientos de herramientas industriales solo donde se alcanzaba a ver y, por cada herramienta, habían dos personas trabajando. Darwin miraba con felicidad a toda esa gente pero a la vez, se preocupaba por su destino.

“¿Serán consientes? Si lo son, ¿de verdad no piensan a futuro? ¿Eso es lo que tiene ser de clase media o baja? ¿Vivir del día todo porque mi padre quiere amasar una gran fortuna? No me parece correcto. Esta gente merece más o de lo contrario será carne de cañón en el ejército cuando llegue el momento. ¿Qué será de sus hijos? Debo hacer algo” pensaba Darwin mientras se paseaba por la fábrica y sus distintos departamentos.

—Disculpe señorita, ¿sabe si mi padre está en su oficina? —preguntó Darwin luego de un rato de pasear reflexionando.

—Por su puesto, hoy está aquí, ahí podrá encontrarle si va por el. —respondió la señorita.

—Muchas gracias. —dijo Darwin y se decidió a ir donde el.

La oficina del padre de Darwin quedaba en una planta alta de la fábrica, esto con el fin de poder observar cuanto se pudiera al rededor, así que para acceder a ella se debían subir unas escaleras que para Darwin serían la última oportunidad de echarse para atrás... Pero Darwin no era esa clase de persona.

—Papá, soy yo, Darwin, ¿puedo ingresar a tú oficina? —preguntó el joven con algo de inseguridad al tocar la puerta.

—Para mi primogénito las puertas siempre están abiertas. —sugirió una voz agradable desde dentro.

Darwin por fin abrió la puerta y entró. Vio a su padre sentado en su silla acolchonada y recostado sobre su mesa de cristal mientras observaba unos papeles; el señor estaba vestido más caro y elegante que Darwin, con 2 anillos de oro con rubíes. Tras Darwin que Darwin cerró su puerta, su padre alzó su mirada y se levantó inmediatamente para recibir a su hijo.

—Buenos días hijo mío, siempre es un gusto verte y así recuerdo lo orgulloso que estoy de ti. Por cierto, noto que tú madre al final sí consiguió hacerte dormir. —dijo el padre de Darwin mientras le abrazaba con felicidad.

—Muchas gracias papá, yo también estoy contento de poder pasar por aquí después de todo, yo también tengo parte y obligaciones a las que responder aquí.

—Como siempre preocupado por el trabajo... Definitivamente sí eres Darwin. —dijo su padre yendo a sentarse.

—Es cierto y justo por eso quiero hablar hoy contigo, es de extrema urgencia. —señaló el ingenioso joven.

—Sí sí, no paras de decir lo mismo desde la fiesta de anoche... mira hijo, admiro tú determinación para tus proyectos, mira el cheesecake que creaste junto a tú equipo, es top 2 en ventas rumbo a ser top 1 y todo gracias a ese ingenio y astucia que tienes pero, no puedes estar toda la vida pensando en el trabajo. Eso no es sano. —dijo el papá de Darwin con una voz preocupada.

—Papá pero, estamos en tiempos nada naturales, ahora lo sé más que nunca gracias a haber estado fuera de Radial. Hoy más que nunca debemos asegurar el negocio familiar y la estabilidad de la gente que depende de ello. Además, espero hayas cambiado de opinión sobre el salario de toda esta gente. —señaló Darwin dudando de que su padre lo haya hecho.

—Y justamente por eso no deberías preocuparte... En un par de años o menos todo esto quedará reducido a viles cenizas... No obstante, con respecto al salario de esta gente, claro, se los aumentaré pero dime... ¿Crees que allá afuera acepten nuestros billetes que están estrictamente ligados al banco de Radial? Estos papeles que ves aquí no valen nada. —dijo el padre de Darwin mientras rompía 10 billetes con el valor de 100 monedas de oro.

—Todo lo que tenemos aquí no vale nada allá. Todo lo de Radial ya no importará un día por lo que acumular o no riqueza da igual... Lo que hoy se lleva es ser militar, eso sí que es invertir a futuro, no para ti, sino para el bien de los tuyos. —terminó de decir.

—Y es justo por eso que traigo una propuesta... Debemos transformar todas nuestras posesiones a algo que sí tenga valor, ¡hay que volver la mayoría de nuestros vienes oro!  —expresó con emoción Darwin.

—Llegas tarde... —dijo el padre de Darwin mientras le pasaba una carta que tenía en la mesa para que la leyera.

“Buenos días estimado señor Laele Dew. Emitimos esta carta desde el banco central de Radial y en especial le escribe su director. Personalmente, de un hombre de negocios a otro, espero pueda comprender la situación que estamos pasando. Resulta que, mucha gente está sacando su oro del banco lo cual está generando un caos financiero momentáneo, por ende, le pedimos con autorización del Rey que por favor no retire su oro si es que lo tenía en mente, todo esto para mantener el orden y luego de que el las cosas se calmen, le indicaremos si puede retirar. El banco estará en deuda con usted y su compañía hasta entonces pues, requerimos de sus fondos para mantener estabilidad pues, como comprenderá, si usted retirara sus bienes, el banco colapsaría. Esperamos su comprensión mi estimado pero, por sobre todo, tenga en cuenta que será recompensado por esto. Tenga un buen día.”

—¿Qué demonios?... —preguntó Darwin desconcertado.

—Supongo no te esperabas que todos tuvieran la misma idea al mismo tiempo... —dijo Laele.

—Por supuesto que no, no tiene sentido, aún falta mucho... O al menos eso pensaría alguien normal —señaló Darwin.

—Así es pero, parece que cuando se trata de dinero la gente sobre piensa las cosas a niveles que pueden igualar a genios como tú... La pregunta aquí es, ¿qué harás ahora?. —preguntó Laele con malicia sugiriendo con su mirada que era mejor no hacer nada.

—No me quedaré de brazos cruzados... No puedo permitir que nuestra sociedad caiga tan bajo, ¿te imaginas los siglos que tomaría recuperar todo? Además, una nación sin dinero no tiene poder político... ¡Si allá afuera no tenemos nada que ofrecer a aliados o mercenarios, nuestra guerra será 10 veces más complicada! —dijo Darwin muy preocupado al punto de que exaltó la voz.

—Hablas como si tú fueras el Rey... Deja que Conor se preocupe por ello... Tú atiende tú vida, ama a quienes te aman y procura ser feliz. ¿Es acaso tan difícil? —Sugirió con voz seria Laele.

—No, papá, no puedo y si no quieres apoyar esto está bien, entiendo que estés algo avanzado de edad y no pienses a futuro pero yo sí; no soy Conor pero admiro lo que hace y como ciudadano, súbdito y militar, quiero servir a mi Rey y a mi pueblo. No permitiré que nuestro pueblo no pueda subsistir en la hostilidad que gobierna allá afuera y por ende, padre, ¡exijo la parte que me toca! —exclamó con seguridad y determinación el joven Darwin.

—¿Qué dijiste? ¿Para qué? —cuestionó anonadado Laele.

—Soy dueño de la cuarta parte de la fortuna actual de la familia, por tanto, la exijo. Empezaré un nuevo negocio desde ya en Midert con ayuda de nuestros aliados allá con el fin de estar listos y tener de donde agarrarnos cuando nada de lo que hoy tengamos valga algo. —explicó Darwin con audacia.

—Oh hijo mío, te aventuras en caminos inciertos con los que no estoy de acuerdo pero, si deseas retirar lo que es tuyo por derecho, no seré yo quien te detenga. Tienes derecho a intentar y equivocarte para que así aprendas lo que realmente importa en la vida. Tienes mi mejor deseo. —dijo Laele con una voz calmada de nuevo pues, ya veía venir algo así.

—Muchas gracias papá, ya verás que no te arrepentirás, me aseguraré de que tú vejez y la de mamá esté libre de complicaciones. Encontraré prosperidad que nos dará felicidad, ¡ya verás! —expresó Darwin su contento abrazando a su padre con regocijo.

—Ya arreglaremos el tramite desde mañana y en el transcurso de la semana. Por ahora, haz lo que quieras pues, sé que no volverás a casa aunque deberías, el privilegio que ahora tienes no lo tendrás otra vez. —sugirió Laele a su hijo desde la experiencia.

—Cuando haya construido una empresa superior a la tuya verás que lo tendré. ¡Nos vemos, papá!, Gracias por todo. —dijo con seguridad Darwin y se marchó.

—Ya veremos hijo, ya veremos. —dijo el señor que se dispuso a seguir con su papeleo y tratar de compensar el tiempo que había gastado en la conversación mientras su hijo se iba contento por conseguir parte de su cometido.

...

12:05 PM, Parque central en la capital de Radial.

El parque de la capital irradiaba energía por donde se le viera. El escenario estaba repleto de árboles y flores, bancos y columpios, de niños regresando de los colegios y adultos yendo a almorzar tras media jornada de trabajo; la gente se veía feliz cada una en sus vidas. Al fin de cuentas, ¿qué mejor que vivir en tranquilidad? No obstante, había un alma que se atrevía a responder esa pregunta. Esa persona vivía casi que al límite y casi que completamente para si misma,   , lo que nacía de su corazón de forma genuina y siempre con una sonrisa. No importaba si se encontraba en una expedición de alto riesgo donde no debía toquetear cosas desconocidas como flores o si se encontraba en un parque impresionado a niños con sus habilidades de gimnasia; no importaba la situación, ella sería ella misma.

Ahí estaba ella, irradiando alegría a niveles que desafiaban a la naturaleza misma pero, no solo su personalidad lo determinaba ya que, desde su rostro pequeño y adorable, hasta sus ojitos tiernos de color café, todo de ella emanaba una felicidad muy contagiosa. Su cabello castaño brillante normalmente era ondulado pero, ella lo andaba liso gracias a que se lo había planchado ella misma. Sus cejas eran pequeñas y largas, diferente a sus pestañas que, si bien no eran abundantes, tenían una forma de piquitos muy bonitos junto a un delineado chiquito pero bonito. En sus cachecitos llevaba rubor lo que le hacía ver como si estuviera sonrojada pero no mucho pues, no le gustaba cubrir unas lindas pecas que tenía ahí. Su naricita era pequeña y redondita, ¡daban ganas de pellizcarle! Por último, sus labios de tamaño medio y rosas, eran las mejores cortinas que podían cubrir la dentadura perfecta que ella tenía la cual le encantaba presumir con su sonrisa encantadora.

Hablando ya de vestimenta, Es Lili, ¿Acaso esperas algo normal? Pues sí, ni que fuera una caricatura pero, eso sí, ella tenía un gusto muy fresco. Portaba un top rosa con bordes calados de color blanco. En el tren inferior llevaba unos shorts de mezclilla con mariposas bordadas de varios colores a ambos lados de las piernas pero sin ser simétricos. Por último, unos deportivos blancos cubrían sus pies pero, en la suela también blanca, podían verse unas estrellitas dibujadas a mano... Ella las había puesto ahí ¿Hace falta decir algo para concluir? Es Lili y a parte de que sus vestuarios siempre brillan por lo minimalistas pero lindos que son, la sola aptitud de ella al usar dichas prendas hace que todo se vea 10 veces mejor.

—Ahg, que aburrido. ¿No tienen otro reto? —preguntó Lili a unos niños que le apostaron un helado a que no se paraba sobre una mano y pues... Sí lo hizo.

—Bueno, ahora me deben un helado aunque... Nunca he comido un helado así, ¿podrían comprarlo, traerlo y darme a comer? Será un experimento interesante. —pidió entre risas pero muy en serio la risueña destructora que por ahora disfruta sus vacaciones.

—Aquí tiene señorita.  —dijo un niño que extendía su brazo para darle helado de fresa a Lili mientras está aún seguía de cabeza.

Pese a que era medio día, no se sentía calor en absoluto, en su lugar, un viento de lo más fresco recorría las aceras junto a unos que otros pétalos de flores lo cual, volvía el disfrute del parque dos veces más o menos de lo que lo era normalmente... Sin duda la magia de la primavera. En las aceras de aquel parque pasaba mucha gente. Habían personas de todo tipo: Empresarios, trabajadores, oficinistas, panaderos, maestros textiles, alfareros, profesores y estudiantes. Cada uno con sus uniformes característicos sacudidos por el viento y con sus ojos brillando por la luz del radiante sol. De entre todas esas personas, venían dos en particular que merecen nuestra atención, una elegante profesora con la piel más blanca que un dragón de fuego podría tener, una voz aguda como coneja y un carisma encantador; por el otro lado, una estudiante simpática, prodigio de la escritura y muy tierna le acompañaba. Ambas venían de su colegio platicando sin percatarse aún que Lili estaba por ahí.

—Señorita, ¿Cómo es escribir un libro? —Preguntó Carlinne.

—Es… a ver… Es como una experiencia que jamás considerarías como efímera, es un mundo nuevo cuya sensación es inefable… podríamos decir que es una conexión a historias nuevas que varios podrían apreciar... No lo sé… Es bastante complejo. Eso sí, jamás me arrepentiría, soy feliz. Más que feliz. Es una oportunidad de dejarme llevar en algo que me gusta sin temor a hacer algo mal. —contestó la maestra de Carlinne con una gran sonrisa en su rostro pues, escribir es algo que le llenaba mucho el corazón.

—Wow, ¡Yo también me emociono igual al escribir poemas! Ojalá también escribir un libro como usted señorita Days. —expresó Carlinne dando saltitos de felicidad.

—Puedes empezar cuando quieras, si en tú corazón sientes que esa historia debe ser contada, hazlo sin temor. Por cierto, te he dicho que fuera del colegio puedes llamarme por mi nombre. —dijo la señorita tratando de darle más ánimos a Carlinne pues, como si profesora sabía el potencial que tenía.

—Está bien señorita Andy, ¡Gracias por la motivación! No sé cuando pero, ¡Le aseguro que un día escribiré un libro del que pueda estar orgullosa! —dijo casi gritando la tierna niña de la emoción.

—No lo dudo no un poquito. —asintió su maestra.

Cuando iban caminando por ahí, comenzaron a notar mucho ruido de infantes. Risas descontroladas y gritos de emoción que rebosaban de energía. La curiosidad le ganó a Carlinne y posterior a Andy por lo que se asomaron a ver qué ocurría y qué mantenía tan animados a los niños del parque... La sorpresa al ver de qué se trataba fue tal que ellas también sucumbieron ante las risas.

Ahí se encontraba Lili, en una competencia de comer helado contra los niños pero, como todo lo que tenga que ver con ella, había un factor inesperado. Mientras los niños comían lo más rápido que podían tomando la cuchara con sus manos, Lili lo hacía con sus pies. Por supuesto, eso hacía la competencia más justa pero, ni aún con esa ventaja podían los niños con la gran resistencia de Lili para evitar el “cerebro congelado” y pues, niño que la enfrentaba, niño que acababa paralizado. Eso mismo y la emoción de la competencia, hacía reír a los niños a la vez que todos los que observaban gritaban apoyando al niño que compitiera pues, el trato por el cual competían es que si había uno que le ganase a Lili, ella les invitaría a todos los demás por helado.

—Así que por eso compiten contra ella, wow... ¡Quiero intentarlo! —dijo Carlinne con determinación.

—¡Carlinne! —reprochó Andy.

—No se preocupe señorita, estaré bien. —dijo Carlinne con mucha confianza.

—Destructora Lili, ¡Ahora enfréntese contra mi! —gritó Carlinne chocando su puño contra su pecho.

—¿Uh?, Eres la hija del general, ¿verdad? Si tú quieres está bien, pero ni creas que me contendré por eso. —dijo Lili haciendo muecas y jugando con su cuchara que sostenía con su pie derecho.

—¡Empezamos entonces! —dijo Carlinne con cuchara en mano y con una orda de niños gritando su nombre en muestra de apoyo.

Antes de empezar, Carlinne pidió el doble de helado para ambas pues, según ella así sería más interesante la competencia y Lili no encontró motivos para negarse así que accedió contenta.

La batalla era feroz como pocas. Cada una tenía una técnica impecable. Carlinne con su movimiento TripleUltra de muñeca devoraba helado como si estuviera respirando; del lado de Lili, su técnica de tobillo IceSmash le permitía comer más rápido de lo que un estudiante haciendo su tarea mientras el profe pasaba lista. La reñida batalla estaba en el tramo final y Lili iba ganando pero, Carlinne se miraba confiada lo cual era desconcertante pero, todo cobró sentido segundos después.

Lili aceleró su técnica pero eso sería un grave error pues, a causa de todo el helado que ya había comido, su cerebro por fin colapsó y se paralizó por el dolor. Carlinne quién justo esperaba que eso ocurriera, aceleró su ingesta lo más que pudo con tal de asegurar la victoria. Lili se recuperó pronto y intentó alcanzar a Carlinne, no obstante, cuando Lili volteó a ver a su contrincante, estaba tragando su última cucharada. Carlinne había ganado a Lili con astucia lo que hizo que la horda de niños saltara y salieran todos a rodearla para festejar gritando su nombre.

—Jajaja, ¡Eso fue muy divertido! Fuiste una rival digna Carlinne aunque, tú y yo sabemos por qué ganase. —dijo Lili  entre risas y sujetándose la frente por el congelamiento.

—Ya habías comido mucho helado, si duplicaba la porción, no podrías descansar para evitar el congelamiento. —dijo Carlinne con un rostro de satisfacción y giñando un ojo.

—Sí sí, fuiste muy astuta. Niños, pueden ir a pedir su helado, yo pago la cuenta. —dijo Lili aceptando su derrota y siendo feliz al ver como todos los infantes corrían por tomar fila con el heladero.

Luego de eso, Lili se fue a sentar a un banco pues, eso de comer con los pies era muy agotador por lo que se recostó y empezó a relajarse. Poco después, al banco donde ella estaba, se le sumaron Andy y Carlinne para charlar un rato.

—Destructora Lili, es usted todo un caso, una celebridad en este parque. —señaló Andy.

En ese momento el viento empezó a soplar muy fuerte.

—Siempre que no tenga que pelear por el reino podrán encontrarme aquí, tengo casa pero ahí no hay personas así que es aburrido ¡Mejor vengo a este lugar donde todos me conocen y me quieren! —Contestó Lili con una gran sonrisa.

—Sí, a mi solo me han hablado de usted pero no había tenido el tiempo de conocerle realmente. —dijo Andy mientras recogía un poco su cabello que empezaba a alborotarse por el fuerte viento.

—Los niños no deberían verse involucrados en la guerra, los niños son para esto; los niños deben preocuparse por comer, dormir y reír todos los días. No debo haber otro tipo de preocupaciones para ellos. —dijo Lili pensando en la razón por la que Andy estaba ahí y también recordando su pasado.

—Según he oído, usted no es alguien que se alegre de este tipo de estrategias.

—Claro que no, yo ya viví algo similar y no se lo deseo a ningún pequeño, nadie merece pasar ese infierno. —dijo con tranquilidad pese a que hablaba de algo fuerte.

—¿De qué habla señorita? No le entiendo. —preguntó Carlinne con inocencia.

—¡Carlinne! Eso no. —advirtió Andy apenanda.

—Descuide señorita Andy, si hay tiempo y Carlinne quiere saber de lo que hablamos está en todo derecho, de todos modos, ella ya está pasando por algo similar sin darse cuenta. —dijo Lili sin que aparentemente le afectara.

—Como usted diga Lili. —Dijo Andy mientras se ponía cómoda para oírle a la vez que el viento dejaba de soplar.

—Carlinne, yo nunca conocí a mis padres. Tenía dos días de nacida o al menos eso dijo el médico cuando el comandante Force me encontró en este mismo parque hace 31 años. Sola e indefensa, llorando a más no poder tras de un arbusto, ahí estaba gracias a que dos miserables no se sintieron capaces de cuidar a una niña. ¿Qué problemas puede dar un bebé? Ellos sabrán porque a fin de cuentas, se negaron a tener semejante mujer tan talentosa y bella en su familia. —dijo en tono burlesco pero en serio Lili.

—Lo siento mucho Destructora Lili. —dijo Carlinne algo apenada.

—No te preocupes lindurita, si no fuera por eso no hubiera conocido al general Force. El me tomó y encontró la forma de que sobreviviera. Me crío en La piedra del herrero, en serio ¡Conozco esa fortaleza más que nadie! Cuando quieras jugamos a las traes ahí y te aseguro que no podrás encontrarme. —dijo Lili mientras se emocionaba y se iba un poco por las ramas.

—Disculpen, amo jugar ahí aunque hace mucho ya no lo hago porque, ya saben, me volví una militar. Por vivir ahí todo el tiempo, evidentemente me acabé interesando en la milicia. Desde que tenía 5 años empecé a hacer trabajos para todos los militares del lugar... aunque no lo crean, para cuando tenía 7 años ya podía talar un árbol si me lo pedían... Y me lo pidieron. Antes de tener tú edad, Carlinne, yo ya era oficialmente una cadete. —explicó Lili tranquila pero con algo de pesar.

—Mi padre y yo estamos entrenando desde hace un buen tiempo ya, el dice que saber defenderme y ser una mujer fuerte es algo necesario. —Contó Carlinne lo que hizo esbozar una sonrisa a Lili y hacer que Andy bajara su semblante.

—Tú padre al menos es un buen sujeto... ¡Allá en la fortaleza habían muchos tontos que me hacían hacer sus labores porque eran unos haraganes! Por suerte, gracias a Force, conocí al Rey Guarren y el castigó a todas esas sanguijuelas. Ja, justicia. —dijo Lili riendo un poco y haciendo sonreír también a Carlinne.

—Guarren... —dijo Andy con lastima.

—Y bueno, el resto es historia conocida... Mejoré y mejoré en el ejército hasta ser una Destructora clase 2. Hoy soy una mujer guapa y independiente que por desgracia algunos descerebrados no han sabido valorar pero, allá ellos porque se lo pierden ¡Yo tengo demasiadas cosas por hacer que no tengo tiempo para aguantar a esos tontuelos!... Y parte de esas cosas es lo que no solo a tú profesora, también a todos los maestros del reino, les han encargado por hacer. —Comentó Lili y continúo hablando rápidamente.

—Ahorita yo estoy de vacaciones pero, cuando estas terminen tendré que ir a tú colegio a mostrarles de manera divertida cosas sobre el ejército, todo con el fin de que los niños se vayan adaptando e interesando en las labores del ejército pues, Radial está a nada de volverse una nación militar donde es deber de sus habitantes servir militarmente a la nación. —explicó Lili con seriedad.

—He oído al señor Conor y a mi papi hablar de eso, por lo visto es muy grave pero... Nosotros como niños creo que estamos dispuestos a ayudar. —dijo Carlinne pero Lili le interrumpió levantándose de golpe del banco donde estaban sentadas.

—No Carlinne, no. Que sea necesaria la ayuda de todos no vuelve justo que ustedes tengan que verse involucrados. Los niños son luz, no hay razón para que peleen o peor, se cubran las manos se sangre. Yo no tuve familia, una educación normal y otras mil cosas que los niños tienen por derecho. Créeme Carlinne, no hay bondad ni dulzura en los cayos por empuñar una espada desde pequeña. Créeme, la niñez es una etapa que los adultos añoran hasta el final de sus días, no querrás malgastarla dedicándote a lo mismo que yo. —explicó Carlinne para que esta no se ilusionara con la vida de militares.

—Puede que al final sí les toque luchar porque este mundo es un asco pero, si lo hacen, que sea para que los niños que vengan después no tengan que hacerlo. Yo por eso vengo aquí y a donde sea que valla trato de transmitir alegría a los demás, los tiempos actuales ya son muy duros para muchos, si puedo sacarles una sonrisa entonces estaré feliz, ¡por eso vengo al parque! Aquí la gente viene con sus problemas o incluso a veces los bota aquí mismo... Pero si me ven, si ven que yo puedo reír pese a todo lo que viví y vivo en el campo de batalla, puede que se den cuenta de que ellos también pueden sonreír. —dijo Lili con una gran sonrisa a la vez que cerraba los ojos y ponía su mano sobre su corazón.

—Señorita Andy, no ponga esa cara, sonría, ¡sonría por Lili! —dijo Carlinne alentando a Andy la cual estaba conmovida por el relato de la sonriente Destructora pero, la reacción conseguida fue incluso mejor pues, Andy y Lili se echaron a reír.

—Gracias por todo, Lili. Ya nos veremos pronto para empezar a trabajar. —dijo Andy despidiéndose muy contenta por trabajar con alguien que entendiera tan bien a los niños.

—Nos vemos Destructora Lili ¡Cuídese y siga haciendo reír a mucha gente!  —dijo Carlinne dándole un abrazo.

—No lo duden, viviré mi vida al máximo para recordarles a todos que ellos también pueden. Nos vemos. —respondió Lili y empezó a alejarse.

Lili estaba muy contenta, ese día se había divertido mucho y también se había relajado como no hacía hace muchísimo. ¿Ella estaba feliz? Por supuesto pero, aún conservaba una espinita. Ella estuvo hablando todo el rato de Force, un hombre valiente y dedicado, un poco tonto y capaz cascarrabias pero, nunca había sido un hombre triste. Quizá el no era inteligente pero siempre sabía que hacer o que decir por lo que, era raro verlo en la situación que estaba: Triste, sin ánimos de nada y dolido completamente por la perdida de su brazo izquierdo. Lili era consiente de eso así que, con toda la mejor intención del mundo, ella se dispuso a ir a su casa para tratar de llevarle algo de felicidad y, quizá, si lograba animarlo, podría invitarlo a...











Un bonito paseo.






[Nota del autor: ¿Desde cuando esto pasó de un Seinen bélico a un Slice of life? no sé qué género sea esto pero, hey, espero lo hayan disfrutado pasando el rato con los personajes que salen en este capitulo. Ojalá, si no te agradaban, espero ahora sí capten tú atención y puedas tenerlos más en cuenta... Y si ya lo hacías entonces ojalá ahora te gusten más.

Como siempre, mil gracias por leer, comentar, apoyar y, ahora que lo recuerdo, ya que estamos con los agradecimientos, agradezco de forma publica a @Andydr943 por todo el apoyo hasta ahora, sin duda una amiga maravillosa... y ahora que ya la conoces, deberías pasarte por su perfil, podrías encontrar una joya oculta ahí... yo solo digo. jsjsjsjs

En fin, como siempre, cualquier teoría, duda, sugerencia, corrección y demás pueden dejarlo en los comentarios. De verdad, es algo que se agradece y a la vez motiva mucho. En fin, nos vemos. bai bai <3]

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro