—¿Quieres saber cual fue tu error? —pregunta una voz femenina, lo que provoca que al escucharla, Kranin y sus soldados apunten a todas partes con su tridente y armas respectivamente—. Tranquilo, alteza, vengo en son de paz.

—¿Por qué debería confiar en ti? —cuestiona Kranin buscando a la mujer con la mirada.

—Porque soy alguien que puede ayudarte a derrotar al nuevo Electrick man —responde la mujer y se revela ante Kranin desactivando su aparente invisibilidad.

—¿Quien eres? —interroga Kranin.

—Mi nombre es Pionyang, pertenezco a una asociación llamada la "CKQ", y mis lideres están interesados en usted —explica la mujer asiática de piel blanca, pelo negro hasta los hombros, que viste ropa oscura formal.

—¿Que quieren ellos de mi? —duda Kranin.

—No puedo darle muchos detalles aquí, pero si me acompaña, podría explicarle —propone Pionyang.

—Por ahora es un no, tengo una misión que cumplir y estoy perdiendo el tiempo —rechaza Kranin.

—Cómo guste —comprende Pionyang y se retira del lugar mientras Kranin la mira con duda—. Un consejo, perdiste porque lo enfrentaste en su terreno, haz que el vaya al tuyo.

Mientras tanto en la casa de Eduardo, este y Diego siguen chocando en sus ideales, ya que Diego prefiere unicamente espantar a Kranin, Eduardo quiere eliminar a toda Atlantis.

—Edu, te suplico que no lo hagas —pide Diego y se pone en posición de ataque—, o vas a obligarme a detenerte.

—Quiero ver que lo intentes —desafía Eduardo e intenta electrocutar a su amigo, pero antes de que pueda apuntar sus manos hacia el para lanzarle los torrentes, Diego corre hacia Eduardo y lo asota contra el muro.

—Iremos con Rise para solucionar esto —dice Diego mientras toma del cuello de la ropa a su amigo.

—No lo creo —rechaza Eduardo y electrocuta a su amigo, quien empieza a gritar por las descargas.

Eduardo reduce las descargas para no matar a Diego, pero por alguna razón su cuerpo se convierte en electricidad y empieza a ser absorvido por un enchufe que hay al lado suyo terminando por desaparecer y dejando a Diego solo tendido en el suelo y con la ropa algo rota.

Eduardo por su parte aparece en una especie de plano donde todo es electricidad, las paredes, el cielo, la ciudad, el desierto, etc.

—¿El reino eléctrico? —duda Eduardo.

—Así es, muchacho —confirma el perro eléctrico desde atrás de el.

—¿Cómo llegué aquí? —pregunta Eduardo.

—Tus poderes aún son algo inestables, seguramente hiciste algo con ellos cerca de alguna fuente eléctrica y eso te trajo aquí —teoriza Raigel.

—Tiene sentido —admite Eduardo y empieza a sentir la electricidad a su alrededor—. Este es el lugar ideal para aprender a utilizar mis poderes.

—A decir verdad, el plano real sería una mejor opción ya que allá te verás mas limitado que aquí —sugiere Raigel.

—Tienes toda la razón —vuelve a admitir Eduardo, pero a la vez aquí está tan tranquilo.

—Si no vuelves "arriba" pronto, quizás que sea capaz de hacer ese tipo —advierte Raigel.

—Lo tengo resuelto, entrenaré y los mataré, a todos los Atlanteanos —explica Eduardo.

—Entonces está decidido —acepta Raigel y da un golpe con la pata al suelo, lo que provoca que Eduardo vuelva al plano físico, pero no a su casa, sino que a un desierto, donde se manifiesta liberando electricidad desde una antena. .

—Asumo que será buen lugar para entrenar —supone Eduardo y empieza a cargar electricidad en su cuerpo.

Mientras tanto con Diego, este en la casa de Eduardo se levanta adolorido y nota que su "amigo" se fue, por lo que intenta llamar al coronel Rise, pero su celular se averió por las descargas eléctricas que recibió al estar en el bolsillo de Diego al momento del ataque de Eduardo.

—¿Ahora que hago? —duda Diego.

Kranin, quien sigue pensando en un plan en la costa donde se encontró con Pionyang, y uno de sus soldados se acerca a el.

—Señor, podríamos usar nuestra tecnología para tomar las señales tecnológicas de todo este mundo y atraerlo a Atlantis —sugiere el soldado.

—No haré eso, el Electrick man que destruyó la primera Atlantis hace milenios lo hizo ya que lo atrajeron ahí, yo no cometeré el mismo error —se niega Kranin—. Lo voy a atraer, pero no aquí.

—Entendido —comprende el soldado.