Un rato más tarde, Eduardo llega a un pueblo en una zona verde por la flora y a través de una antena, ingresa al reino eléctrico, dónde es recibido por Raigel.

—Bienvenido de nuevo, ¿qué te trae por acá, chico? —pregunta Raigel.

—¿Se puede hacer un escáner de electricidad por llamarlo de algún modo? —consulta Eduardo.

—Quieres rastrear algo —asume Raigel.

—Así es —confirma Eduardo.

—¿En tiempo real? —duda Raigel.

—No, ocurrió hace unos treinta minutos, en el Pacífico —responde Eduardo.

Raigel golpea con firmeza una de sus patas contra el piso, lo cual libera un conjunto de rayos que se posicionan frente a ambos y forman un pequeño planeta tierra eléctrico.

—Por naturaleza deberías poder manipular eso —dice Raigel y Eduardo carga sus manos con electricidad, las coloca frente al planeta eléctrico y las separa cómo haciendo un zoom hacia el océano Pacífico.

—¿Esto es en tiempo real? —duda Eduardo.

—Si —contesta Raigel y ve que Eduardo sube una mano, baja la otra y las empieza a mover en sentido contra—reloj mientras se forma un círculo eléctrico entre ellas.

No pasa nada en la recreación eléctrica del océano Pacífico hasta que se ven dos puntos eléctricos persiguiendo a otro.

—No tan atrás... —susurra Eduardo y gira sus manos en sentido del reloj mientras una clase de manecillas aparecen en medio del círculo que Eduardo formó al manipular el tiempo de ese planeta eléctrico.

Uno de los puntos desaparece, otro se debilita mucho y el último se empieza a alejar.

Eduardo hace a un lado el reloj eléctrico y carga el punto que se aleja del otro para centrarse en el, luego le lanza electricidad desde un mano izquierda al reloj para que avance hasta el tiempo real, cosa que logra en poco tiempo.

—O está volando con autorización, o tiene el transponder apagado... Lo tomaré por sorpresa —piensa Eduardo en voz alta y se prepara para intentar salir del reino eléctrico desde el caza, pero se detiene—. Por cierto, ¿sabes cómo podría llegar a Atlantis?.

—Es complicado, te recomiendo primero terminar lo que resolveras ahora, si queremos ubicar Atlantis debemos aprender de algo con lo que no estoy muy familiarizado —explica Raigel y Eduardo asiente.

Eduardo carga electricidad en todo su cuerpo y la libera suavemente hacía todas partes para salir del reino eléctrico.

El piloto del caza ve que desde uno de sus motores salen unos rayos azules que forman a Eduardo, por lo que intenta acelerar a fondo para huir, pero nuestro protagonista le dispara torrentes eléctricos en el motor, lo que provoca que este explote y el caza termine dando vueltas en el aire.

El objetivo de Edu activa el sistema de escape de su caza y luego de abrir la cúpula es impulsado hacia arriba junto con su asiento.

Eduardo intercepta violentamente en el aire al piloto y lo saca del asiento para luego ir a toda velocidad hacia la superficie. Al aterrizar, lanza hacia al frente a su objetivo y le dispara torrentes eléctricos para por último cargar su puño con mucha electricidad, volar hacia el sujeto y asustarlo haciéndolo creer que va a golpearlo.

—¿Quién te envío! —cuestiona Eduardo.

—¡Una mujer! ¡Una mujer con acento francés! ¡Pertenecía a una asociación que no quiso nombrar! ¡Es todo lo que sé, lo juro! —responde el piloto sumamente asustado.

Eduardo esparce la electricidad de su puño por todo su cuerpo y se queda pensando unos segundos con la mirada perdida mientras el sol se esconde hasta que su expresión cambia a una de enojo y con la electricidad que recorría su cuerpo termina matando al piloto para luego volver a cargarse y salir volando de ahí.

Al otro día, Kranin vuelve a tomar las señales del mundo entero para mostrar cómo asesina a uno de sus rehenes atravesandolo con su tridente.

—Un rehén menos, quedan seis, seis días... Portador del poder del perro eléctrico —dice Kranin y libera las señales, dejando a civiles aterrados, a los gobiernos del mundo discutiendo que se puede hacer sin que Kranin reaccione mal y a Diego desesperado ya que no puede correr a través del agua, osea que no se le es posible llegar donde el rey de Atlantis.

En el reino eléctrico, Eduardo junto con Raigel caminan hasta llegar a un lugar donde la electricidad en vez de ser Azul con dorado es roja con negro.

—Te presento la zona negativa del reino eléctrico —introduce Raigel.

—¿Electrones? —duda Eduardo.

—Así es, mejor dicho electricidad negativa, aquella que por las propiedades del lugar en el que se encuentra, deshecha los protones —explica Raigel.

—¿Para que me trajiste aquí? —pregunta Eduardo.

—Atlantis tiene agua por todas partes, por lo que la electricidad de ahí para su conveniencia se volvió negativa, osea que para nosotros es indetectable, por lo que... —expone Raigel, pero es interrumpido por Eduardo:

—A menos que sepamos manipular electricidad negativa, no podremos ubicar Atlantis —agrega Eduardo.

—Eso mismo —confirma Raigel—. Sabía que eras idóneo para esto.

—¿Por qué jamás has investigado la electricidad negativa? —cuestiona Eduardo.

—No puedo, cómo sabes estoy literalmente formado de electricidad positiva, por lo tanto no sé que me podría pasar si entro en contacto con la electricidad negativa —responde Raigel y Eduardo le lanza un pequeño rayo a la electricidad negativa, la cual empieza a tornar su rato de un color rojo, por lo que se detiene.

—Bueno, habrá que estudiar la zona negativa para ver qué nos podemos encontrar y de paso localizar Atlantis —dice Eduardo.

—¿Por qué no mejor vas y acabas con Kranin de una vez? —duda Raigel.

—Quiero acabar con todo Atlantis —contesta Eduardo.

—¿Por qué? —cuestiona Raigel.

—Porque ellos iniciaron, es simplemente fuego y respuesta —responde Eduardo—. Además, así solo me centraré en el que era mi objetivo principal antes de que ellos me atacaran —se adentra en la zona negativa.

Y así pasan los días que restan antes de que a Kranin se le acaben los rehenes, con Eduardo y Raigel estudiando la electricidad negativa.