𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗳𝗶𝘃𝗲. enya
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𝐄𝐋𝐄𝐂𝐓𝐑𝐈𝐂 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━━ volumen uno
capítulo cinco
❝ enya ❞
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Después de un buen examen, me dirigía con libro en mano junto a Bloom por los pasillos.
—Gracias por intentar salvarme de Dowling— mencionó ella de pronto.
Le mire y le sonreí —No es nada, aunque creo que lo arruine más estando ebria.
—No, no, al contrario, fui yo quien lo arruinó— suspiro frustrada.
Le mire de reojo, llamando por completa mi atención al grupo de estudiantes que murmullaban mirando a Bloom al mismo tiempo.
Mire a la pelirroja, quien también pareció notarlo y se quedó confundida.
—Uh, eso fue...-
—Raro— completo ella y asentí de acuerdo.
—¿Crees que sepan lo de tu y Sky?— le pregunté.
—Espero que no, suficiente tengo ya.
Forme una línea en mis labios, no sabiendo que decir exactamente en estos casos.
—Si necesitas ayuda en algo no dudes en pedírmelo— hable finalmente, luego de unos segundos.
Ella sonrió —Gracias, Leigh.
ENTRE A LA HABITACIÓN luego de dejar la mochila sobre el sillón, dándome cuenta que solo estaba Aisha intentando estudiar en su habitación que compartía con Bloom.
—Hey— la salude.
—Hola, Leigh.
Fruncí mi ceño al verla levantarse en busca de algo —¿Qué buscas?
—Unos papeles, la directora Dowling necesita un nuevo asistente.
—¿No tenía uno ya?
Asintió —Si te digo algo, ¿Guardarías el secreto?
Pensé —Depende, ¿Qué tan secretoso es?
Titubeó algunos segundos, asomando su cabeza hacia afuera —El asistente de la directora murió.
Mi mandíbula casi cae al suelo, literalmente casi se me cae.
—¿Qué?— murmuré —¿Cómo sabes eso? ¿Quién lo hizo?
Ella negó —No lo se, pero escuche a la directora hablar con la reina Luna, se que es entrometido pero... ella esta haciendo creer que se fue de vacaciones o algo así.
—Aisha, eso es muy, muy grave.
—Lo se, pero tenía que decírselo a alguien, es horrible.
Me recargue sobre el marco de la puerta —¿Las demás lo saben?
Negó —Tienes que guardar el secreto, Leigh, si esto es tan grave a como lo imagino debemos estar calladas por al menos ahora.
Asentí levemente —Bien, aunque dudo que duren demasiado, ya sabes, los chismes.
—Por ahora— fingió un candado con su mano.
MIRE EL CIELO NUBLADO por encima de mi, mientras disfrutaba de la brisa del aire volar mi cabello.
—¿Y si llueve y nos resfriamos?— mire a Sam junto a mi.
Encogió sus hombros —Pasaremos juntos el resfrió, aislados de todos los demás.
Sonrió de manera coqueta, haciéndome rodar los ojos y soltar un bufido.
Sonreí —Sería muy sospechoso, pero lo acepto.
Cerré mis ojos aceptando su mano, la cual tomé y entrelacé nuestros dedos.
—Sam— llame al sentir una gota mojar mi frente.
—¿Hmm?
—Está lloviendo.
—¿Que? No, no— dijo confundido.
Luego de terminar de articular aquellas palabras, un fuerte estruendo en el cielo nos hizo sobre saltarnos y salir corriendo del techo de la escuela.
Era demasiado alto así que había demasiadas escaleras, tantas que casi tropiezo con una de ellas, aunque Sam no fue tan afortunado y cayó frente a mi.
—Au— se quejó en el suelo.
Forme una mueca, intentando contener mi risa cuando él me miró.
—No te rías de mi— pidió señalándome.
Negué sin poder aguantar más y soltar unas carcajada hasta el punto de sostener mi estómago.
No podía ni siquiera respirar porque me ahogaba con mis propias carcajadas, en cambio, esas carcajadas se intercambiaron por un grito ahogado cuando escuché un ruido.
—Dime que fuiste tú— pidió Sam a mis espaldas.
—Los fantasmas no existen— fruncí mi ceño mirando de donde provenía el ruido —Debe ser alguna rata, o quizá una ardilla que se metió.
—No le digas eso a mi yo de siete años.
Sonreí mirándolo, una imagen de Sam con siete años vino a mi cabeza.
—Que tierno— tomé su mano y termine de bajar las escaleras con cuidado.
Pronto llegamos hasta el comedor nuevamente, mirando a las chicas hablar entre sí a unos metros de nosotros.
—Tengo que irme— informe a Sam, girándome hacia él y tomando sus manos.
Asintió —Yo también, mi clase empieza en cinco minutos.
—Buena suerte— bese castamente sus labios, gesto que devolvió antes de irse.
Coloque un mechón de cabello detrás de mi oreja y me encamine hasta la mesa.
—¿Qué hay?— salude a todas.
—Leigh, ¿Dónde estabas? Creí que te habías desaparecido o algo así— mencionó Terra.
—Estaba estudiando, ¿Te vas a comer eso?— señale su plato de fruta.
Ella negó entregándomelo para comerlo, en cambio, mi mirada se vio desviada al grupo que murmuraba mientras nos veía desde lejitos, fruncí mi ceño al notar que todos miraban a Bloom.
—Otra vez está pasando— golpee levemente en codo de Bloom con el mío.
Ella asintió escondiéndose detrás de Aisha, quien estaba junto a ella.
—Esto es raro.
—¿Por qué todos murmullan?— se preguntó Musa.
—Creo que es porque saben que Bloom es una suplente— soltó Aisha, lo cual me hizo mirarle rápidamente.
—¿Qué?— exclamamos las tres en unisonido.
No me sorprendió que Bloom lo supiera, —Espera, ¿Cómo se enteraron?
—Alguien esparció la noticia— supuso Terra —No tienen otra cosa mejor que hacer más que juzgar.
Negué mirando al grupo, enfureciendo cuando Bloom no hablaba ya que se notaba incómoda y nerviosa.
Me levante lo suficiente para que el grupo pudiese verme —¡Hey! ¿Por qué no se concentran en pasar los exámenes en lugar de en las vidas de los otros, malditos idiotas?
Tanto Terra como Aisha me miraron sorprendidas, a excepción de Musa, ella había visto ese tipo de comportamiento en mi en otras ocasiones.
Lo bueno fue que, con eso el grupo se giró a sus propios lugares, metiendo sus narices en sus platos de comida.
Bloom me sonrió apunto de soltar en llanto —Gracias, Leigh.
Sonreí —No es nada, si siguen molestándote dime y comenzaré a lanzar golpes.
—Yo estoy dentro— se añadió musa.
COLOQUE BIEN LA madera frente al escritorio frente a mi, planteando bien mis siguientes emociones para lograr practicar mis dones de hada.
Las prácticas serían en unas semanas así que debía estar lista para ello.
—Leigh— escucha la voz de Terra, haciéndome mirarla antes de tocar el resto de la madera.
—¿Qué pasa? ¿Siguen molestando a Bloom? Porque estoy lista— señalé la madera haciéndola reír ligeramente.
—No, la directora Dowling me pidió que te diera esto— señaló un sobre.
Fruncí mi ceño tomando el papel entre mis manos —Oh.
—¿Es de tu mamá? ¿Por qué te envía cartas a lo antiguo y no te hace una videollamada por meet?
Negué rápidamente, si, mi mamá no solía ser mucho de tecnología y además decía que no le encontraba sentido a ello.
—Gracias, Terra— murmuré guardando la carta lo más obscuro del colchón de mi cama.
Ella frunció su ceño —¿Estas bien? Hace un rato estabas bromeando sobre golpear personas.
Sonreí lo más que pude —Estoy bien, Terra, solo... creo que necesito practicar en un lugar más grande.
Tomé mi mochila y salí tan rápido como pude, no me agradaba pensar en mi madre, ella era grosera, tenía impulsos, ataques de ira y sermones que podían hacerte desear no haber nacido.
Muchos decían que expresarme de la mujer que me dio la vida así era grosero, pero, no tuvieron que verla hacerme la ley del hielo cada vez que me equivocaba en algo mínimo.
—¿Leigh? ¿Leigh, sigues ahí?— la mano de Sam interrumpió mi caminata.
Al darme cuenta ya había llegado al patio frente a la vasija de magia.
—Hey, ¿Esta todo bien?— inquirió con preocupación y tono dulce.
Asentí —¿Cómo me encontraste?
—Llevo siguiéndote desde el comedor— señaló.
No entendía como no lo habían escuchado o si quiera visto.
—Lo siento— acaricie mi frente —Quería venir a practicar.
—No me gusta cuando mientes— frunció su ceño —No te voy a presionar pero realmente me preocupa lo que te suceden, Leigh.
Relamí mis labios, no podía mentirle, no a Sam.
—Mi madre me envió una carta— solté —Ella debe estar enojada porque no le conteste las otras cinco, pero no puedo decirle que tengo amigas, un novio, una vida.
—¿Por qué?
—Porque entonces querrá intervenir y arruinar todo, eso hace, me convence de que mis amigos me odian, de que no me merecen y me hace terminar la amistad.
Tomó mis manos, haciéndome sentir tranquilidad —Te escucho.
—No quiero que sepa todo esto, no quiero que intervenga en mi vida— musité —Solo quiero paz.
—Te ayudaré a buscar una manera de evitarla, ¿Vale?— pregunto y asentí —Mientras intenta sacar todas tus emociones negativas, aquí.
Señaló la vasija, respirando profundo y mirándolo retroceder hasta las rocas.
En cuanto toque la vasija con ambas manos, está comenzó a alterarse, haciéndome sentir satisfecha al lograrlo.
Intentaba no perder la cordura aquí mismo, logrando así sacar todo aquello de mi cabeza y distraerme, pero cansándome en el proceso, a lo cual decidí irme a dormir esa misma noche desde temprano.
—ANGUSTIA, ENOJO, FELICIDAD— leyó Musa mientras cerraba sus ojos mirándome.
Fruncí mi ceño girándome gracias a la silla con rueditas —¿Qué estás haciendo?
—Practicando para mis exámenes.
—¿En mi?
Asintió —No tengo a nadie más y además, Dios santo, sientes muchas cosas al mismo tiempo— frunció su ceño sin abrir sus ojos —No, espera, sientes más ansiedad.
—¿Dónde están las demás?
Encogió sus hombros —Practicando de la misma manera, Bloom está en la vasija, Aisha esta en el lago, Terra en el bosque y Stella, bueno... no tengo idea.
Asentí —Si vas a practicar en mi no digas mis emociones en voz alta, por favor.
—Anotado— dijo antes de abrir sus ojos y sonreírme.
Rodé los ojos para volver la mirada a la libreta, escribía un ensayo, luego iría un rato a la vasija con Sam para comer chocolates y practicar un poco.
Él había estado ayudándome demasiado estos últimos días, me animaba y me hacía feliz.
—Sigues ansiosa, ¿Por qué sigues ansiosa?— inquirió musa.
Encogí mis hombros —Los exámenes.
—Cambia de emoción, por favor— pidió.
—¿Como voy a...?— mi pregunta de vio desviada al momento en el que me lanzó una maceta de Terra.
Rápidamente me asuste tomándola para evitar que se rompiera y Terra se enojara conmigo.
Ella sonrió satisfecha —Mucho mejor.
Le mire incrédula —¿Si sabes que si esta maceta se hubiese roto mi sentencia de muerte a manos de Terra se habría firmado, no?
Ella negó encogiendo sus hombros —Terra no es capaz de matarte.
—No subestimes las cosas que puede hacer— pedí con cierto miedo.
Ella rió —No me distraigas, Leigh.
Suspire dejando la maceta junto a mi, dándome vuelta nuevamente para seguir escribiendo mi ensayo.
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