—¿Alguien quiere una almohada?— se preguntó Bloom.

Sonreí —¡Uh, yo!

Ella rió mientras me entregaba la almohada y la colocaba en sobre el hombro de Stella, en el cual me recargue.

—¿Es una de las mías?— se preguntó ella mirando la almohada.

Ella se encogió de hombros cuando todas la miramos —Necesito buenas almohadas

—Vacíe todas las máquinas expendedoras— Musa se dejó caer junto a mi.

Formé una mueca como niña pequeña —¿Por qué me duele todo?

Terra soltó un quejido —Me pregunto si será por volar.

Asentí —Debe ser eso, ¿No? ¿A alguien más le duele todo?

—Esto no era necesario— admitió Aisha al mirar las bolsas de frituras que traía Musa.

—No olviden que recupere mi magia, así que siento su dolor— dijo ella, mirando a Flora —Incluso de quien no lo dice.

Flora sonrió mientras ella le lanzaba una bolsa de frituras —Puedo lidiar con esto.

—Puedes lidiar con todo— dijo Terra.

—Una alumna sobresaliente más— sonreí levemente.

Ella me sonrió también mientras fruncia su nariz al misma tiempo.

—Es mi compañera para que les quede claro— señaló Stella con recelo.

—¿Cómo está todo afuera?— le pregunto Bloom a Musa.

Ella asintió —Se está calmando, los brujos de sangre se fueron— miré a Aisha al mismo tiempo que Musa —¿Sabes algo de Grey?

—Silva lo dejo ir con su familia— respondió ella —Decidió no arrestarlo siempre y cuando no regrese a Alfea, creí que sería más sencillo.

—Nunca lo es— fruncí mi ceño mientras intentaba abrir mi bolsa de frituras.

Ella negó —No se si deba renunciar a los hombres.

—Yo lo hice— Terra sonrió, mientras todas reíamos.

—¿Y Beatrix?

—Silva la enterrara en el cementerio— volvió a contestar Musa.

—Todo lo que hizo fue porque quería respuestas, como yo— mencionó Bloom.

Musa se levantó —Pudo haberme delatado con Sebastián.

—Y pudo haber matado a Sky si hubiera querido— añadió Stella.

—Elijo creer que Beatrix era buena— aseguré.

—¿Qué habría pasado si ella no aparecía?— se preguntó Stella.

De pronto noté como se le cortaba la voz, haciéndome mirarle con preocupación.

—Sebastián habría abierto el portal— sorbio su nariz.

—Sé que necesitas descansar así que ve— pidió Musa a Bloom —Yo las cuido.

Tomé la mano de Stella cuando ella decidió irse, entonces recorrí la cobija hacia nosotras mientras le compartía de mis donas.

A LA MAÑANA SIGUIENTE, desperté debido a los gritos constantes de Aisha llamándonos. A como estaban las cosas me alarme de inmediato.

—Se fue— fue lo primero que escuche que decía.

—¿Qué?— inquirí somnolienta.

Ella le paso un montón de cartas a Stella y ella a mi, mientras tomaba la que venía con mi nombre y le pasaba el resto a Flora.

Querida, Leigh:

Sé que no eramos tan unidas, al menos no como hubiera querido pero quiero que sepas que los momentos contigo siempre tendrán un lugar muy especial en mis recuerdos. Hubiera querido que pasáramos más tiempo juntas, te agradezco demasiado el apoyo que me diste, estoy segura de que tu cuidarás de las chicas mejor que yo, eres fuerte, incluso diría que más que yo, espero que todo en tu vida mejore y que puedas encontrar a alguien que te valore.

Esto podría no ser un adiós si no un hasta luego, así quiero verlo yo, de cualquier manera quería escribirte y decirte que siempre las extrañare pero en especial a ti. Con amor, Bloom.

—Se ha ido— murmure bajito, cuando termine de leer.

Terra se abalanzó contra Aisha mientras sollozaba, no podía procesar la idea de que jamás vería a Bloom otra vez.

Ella jamás volvería y ni siquiera sabríamos si ella estaría viva en aquel mundo.

LAS SEMANAS SE HABIAN IDO rápido, más rápido de lo que hubiera querido.

Todo en Alfea era nuevo, los alumnos habían regresado a ser ellos mismos y las clases también. Yo había vuelto a mis clases por fin, no sabía cuanto las extrañaba y cuando extraña salir a entrenar, pues Silva finalmente me había aceptado en su equipo como especialista, era una área nueva que había inventado para aquellas hadas que deseaban ser especialistas.

Creía profundamente que esto podría hacernos mucho más fuertes.

—¿Trajiste sandwiches?— Riven se colocó a unos metros de mi.

Lo miré, mientras él señalaba mi mochila a lo lejos y asentí.

—Me da hambre después de entrenar— respondí.

Se acercó hasta mi, entonces levante ambas manos frente a él para que colocará los inhibidores sobre mis muñecas, los cuales se clavaron en mi piel hasta sacar un poco de sangre.

El chico tomo una toalla y limpio esa sangre con delicadeza.

—¿Mejor?— me inquirió.

Asentí levemente, alejándome para tomar mi posición y empezar con el entrenamiento.

—Mejor— le sonreí con delicadeza.

—¿Cómo están las demás?— se preguntó cuando los ataques empezaron.

Era su forma de distraerme y derrumbarme.

—Ellas están bien— respondí.

Con el tiempo me había acostumbrado.

—Aún siguen tristes por Bloom, se siente un poco vacío pero...— solté un quejido cuando caí —Podemos con esto.

Extendió su mano para ayudarme —Claro que si.

Respire con pesadez, antes de levantarme con su ayuda y finalmente así empezar con los golpes otra vez.

Con el tiempo aprendí más, las cosas mejorar y algunas no, cuando nos graduamos Riven y yo comenzamos a salir y aunque fue algo que impresionó a mis amigas, me apoyaron, en especial Stella, con quien mi amistad creció mucho más hasta el punto de ser mejores amigas.

Las cosas habían pasado como predije, habíamos avanzado, todo había cambiado y había superado incluso hasta los más grandes obstáculos.