𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝘁𝗲𝗻. the new regime
┏━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━┓
𝐄𝐋𝐄𝐂𝐓𝐑𝐈𝐂 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━━ volumen dos
capítulo diez
❝ the new regime ❞
━━━━━━━━━ ⋆ ˚。⋆ 🧚♀️ ˚。⋆ ━━━━━━━━━
Me encontraba de pie, esperando el momento perfecto para lanzar un leve golpe, el cual fue intercambiado por mi brazo doblado hasta mi espalda.
—¿Y, que cenaste anoche?— inquirió aquel chico con una sonrisa de lado.
Mire mal a Riven —Nada de coqueteos.
Frunció su ceño antes de soltarme —No estoy coqueteando, solo intento tener una conversación amistosa.
—Creí que la palabra amistosa no existía en tu vocabulario— admití.
Rió, lanzando el bastón hacia mi, haciéndome actuar rápido y tomarlo, lanzándolo de regreso y al mismo tiempo, provocándole toques en cuanto tomó el bastón.
—No seas tan débil— pedí con cansancio.
—Eres una chica, así que no voy a darlo todo.
Forme una mueca —Misógino.
Inicie de nuevo los golpes, en un intento desesperado de ganarle, en cambio el logro quitarme de mis manos aquel bastón para golpearme con el en la espalda baja.
—Auch— me queje.
—Te desenvuelves bien pero no eres una especialista— recordó con aires de grandeza —podrías hacerte daño.
—Algo más valido— de mi mano pude sentir la electricidad brincar entre mis dedos y brazo.
Me señalo —Sin dones.
—Aguafiestas— bufé al distraerlo.
Lance incontables golpes, siendo inútil ya que terminó por casi lanzarme al pasto, logré defenderme y no rendirme tan fácilmente.
—Hay algo más detrás de esta hostilidad— habló de nuevo, entregándome el bastón.
Se agachó y brincó para evitar mis golpes, haciéndome retroceder apunto de ahora si caer y lograr romperme una pierna cuando me sostuvo del brazo, mirándole con miedo y luego con tranquilidad.
—Tramposo— recrimine.
Sonrió —Eres una mala perdedora.
Negué —No, soy más inteligente.
Utilice mi don para electrocutarle el brazo y hacerlo quejarse del dolor.
—¡Para! Si te suelto vas a caer.
Me detuve, colocándome de pie sin soltar su brazo —Tu eres la chica.
—Ya, claro— rió haciéndome formar una sonrisa.
—¡Hey, Riven!— escuché la voz de sam al girarme.
El mencionado saludo con un ademán, mirándome luego de recoger mis cosas.
—¿Nos vemos el miércoles?
Asentí —El miércoles.
Baje los escalones de aquella plataforma, antes de abrazar levemente al castaño y plantar un beso sobre su mejilla.
—Te busque en tu habitación— informó entregándome un vaso de té.
Asentí —Si, lo siento, salí más temprano hoy.
Sonrió —Lo entiendo, te traje tus donas favoritas.
Sonreí —No debiste.
Me abrazo por los hombros —Claro que si, seguro no desayunaste.
—No, en realidad, no— probé la dona de azúcar, deleitándome por el delicioso sabor.
En cambio, justo cuando estaba por decir algo, la campana en toda la escuela y campus sonó, haciéndome callar.
—Tengo clase— recordé.
—Si, también yo, debo ayudar a pap además de eso.
—¿Nos vemos en la tarde?— inquirí separándome.
Asintió besando mi frente —Ten cuidado.
—Siempre lo tengo— robe un piquito de sus labios antes de caminar por la tierra y el pasto hasta mi clase.
ME ENCONTRADA COMIENDO de aquellas donas que Sammy había regalado, mientras la clase se daba, por una extraña razón Rosalind no decía nada en contra de comer en su clase.
—El aire y el fuego son como un par de enemigos— comenzó a dar su clase.
—Tal y como Dowling lo hacía— se quejó Bloom —Que descarada.
Baje la mirada, dándole el último pedazo de dona —Lo necesitas más que yo.
—Señorita Peters— llamó finalmente, haciendo a ambas mirarla —Y señorita Shaw, ¿Por qué no les da una demostración a la clase?
—Yo pasó— murmuré, sabía de lo que se trataban esas demostraciones.
—No era un permiso— aclaró.
Obligando a ambas a ponernos de pie, suspire.
—De antemano lo siento— susurre bajito, haciendo que Bloom asintiera.
—Las emociones son una herramienta— llamo Rosalind —Ni más, ni menos, una fuente de poder, les enseñaron a controlarlas.
En un segundo ya había una nube eléctrica sobre mi mano y en la de Bloom, había una de fuego.
—Pero no siempre es la mejor opción.
Rosalind dio la señal y lance el primer ataque hacia su mano, haciéndola retroceder y quejarse del dolor, disimulándolo con una sonrisa y un estoy bien hacia mi.
—Como sabemos, la señorita Shaw se ha convertido en una de las mejores hadas de aire qué hay en alfea el último semestre— pude ver la mueca de Beatrix.
Creo que concentrar mi ira en las prácticas me ayudaba demasiado, ya que no tomaba en cuenta las emociones negativas y así no perdía el control.
No quería hacerle daño, lanzaba golpes utilizando el más mínimo de mi poder.
—En combate confíen en sus instintos, tal como Shaw— añadió Rosalind, cuando los otros murmuraron cosas entre sí.
Bloom volvió al campo, preparándose para atacar, cuando Rosalind me dio otra señal de contraatacar.
Sin otra opción, volví a lanzar otro golpe, haciéndola quejarse del dolor. Quería que esta situación se terminara lo antes posible.
—Y tendrán que soltarlo...— asintió, dando otro ataque.
Uno, tras otro, tras otro y tras otro, la pelirroja solo me sonreía y cerraba los ojos, pero no me gustaba esta demostración a los nuevos.
Finalmente se había enojado cuando sus ojos se colocaron rojos y el fuego salió no solo de sus palmas sino de sus brazos.
—Encontrarán el verdadero poder— dijo Rosalind al ver a Bloom.
Estuvo apunto de explotar cuando me observo, deteniendo cada uno de sus movimientos al aligerar su expresión y tranquilizarse.
Simplemente huyó hacia el resto, imitando su acción, tomé la mano de Bloom y la acaricié.
—Lo siento— murmure.
Ella negó —Esta bien, estoy bien.
—Si, pero eso no quita el hecho de que me siento culpable.
—Lo hicieron bien, ambas— aseguró Stella.
Le sonreí —Bueno, gracias.
—JURO QUE METÍ esa cosa aquí— Terra husmeo sobre su bolsa mientras caminaba en medio de todas.
—¿Ya viste los bolsillos?— inquirió Musa.
—Creo que si— Terra rió —Aunque esta cosa tiene demasiados bolsillos, pero es genial, me la regalaron en cuarto...-
—Menos habla y más buscar— interrumpió Stella, la cual llevaba su brazo entrelazado con el mío.
—Podemos parar un segundo— propuse y la rubia se negó rápidamente.
—Es un delantal, la mochila no es tan grande, si estuviera ahí lo verías.
Terra asintió —Si, tienes razón, lo he dejado en mi habitación y llegaré tarde al invernadero o crees que... y estoy hablando sola.
Se detuvo a sí misma cuando un grupo pasó frente a nosotras y Stella se desapareció, haciendo mi brazo caer.
Stella volvió a aparecer —No me ofende que te avergüence que te vean con nosotras pero... podrías avisarnos unos segundos antes de esfumarte.
Ella frunció su ceño, tomando nuevamente de mi mano para entrelazar nuestros dedos.
—¿Por qué me avergonzaría que me vieran con ustedes? Es que... no voy vestida para pasear por la escuela, llevo unos crops blancos.
—¿Y qué tienen de malo?— se preguntó Terra.
—Creí que al escaparte te habían prohibido usar la magia que te desaparece— señaló Musa.
—Así es, pero, nadie me ha visto hacerlo y aunque así fuera, ¿Qué van a hacer? ¿Decírselo a mi madre? Llevo mucho sin hablar con ella.
—¿Eso es positivo o negativo?
—Ambos— rodé los ojos.
—Pero es tu madre y también una especie de monstruo, intento modular mi forma de cuidar...-
—Mejor si lo haces lejos de mi— Stella sonrió —Pasemos por el ala este.
Nos detuvimos justo cuando unos guardias cubrían el pasillo del ala este, haciéndome cruzar de brazos.
Este nuevo sistema si que apestaba.
—Esto es nuevo— declaró Terra.
—Cortesía de Rosalind sin dudarlo— agregué.
—No quiero usar lo de, saben quien soy pero... lo saben— Stella avanzó pero ninguno se movió.
Espere a poder irme cuando unas manos se pasaron por mi cintura, haciéndome sobresaltarme y mirar a Sam.
—Les gustaría atravesar las paredes— añadió él con una sonrisa —Ya saben que soy bastante bueno en eso.
Negué —Yo juzgaré eso— bese castamente sus labios, tomándole de ambas manos —¿Qué tal en invernadero?
—Lleno, seis especialistas, dos hadas— suspiro frustrado —Rosalind y Andreas no van a parar hasta que estemos todos desfigurados.
Terra negó, haciéndome mirarle —No, recuerda lo que dijo papá.
Él asintió rápidamente —Es cierto, es una estación policial, cuidado con lo que dices.
Se fue arrastrándome con el —Sam, no es broma— regaño Terra —Expulsó a las gemelas la primera semana que estuvo aquí.
—Ah, si, si lo recuerdo— mencione.
—Agh, las niñas del resplandor— se quejo Stella.
—Que afortunadas.
—Si, pero, ahora han desaparecido— recordé sin dejar de caminar —Oí que otros dos tampoco volvieron a casa, un especialista y un hada de la mente, puede que sea una coincidencia.
—Será mejor que no tentemos a la suerte— pidió Terra.
—¿Van a su habitación? Me vendría bien para relajarme— Sam me sonrió rápidamente, haciendo a Stella girarse.
—No, no— rogó la rubia —No tiene nada que ver con ustedes, chicos, es una norma de habitación de Terra y estoy de acuerdo con ella pero...-
Me giré a Sam —No se admiten novios— apoye, al verla titubear.
—Es que... ya no son la única pareja— murmuro Stella.
Sonreí —Seguro que tu habitación está más tranquila.
Él asintió de acuerdo, siguiéndole con nuestras manos entrelazadas por el pasillo, llegando más tarde hasta la habitación.
Me deje caer sobre el colchón cómodo mientras miraba a mi alrededor —¿Acaso remodelaron?
Sam negó dejando el mandil a un lado —Sigue igual de aburrido.
—Tu concepto de aburrido es muy raro, yo solo tengo un atrapa sueños colgado— admití sonriendo.
Rió recostándose junto a mi —El techo si que es interesante.
—No hay nada.
—Exacto.
Entrecerré mis ojos —¿Y tú compañero?
—Fue a nadar, es un hada del agua.
—Debes darte un baño— recordé —Hueles a medicina y hierbas curativas.
Me contagio su risa al momento en el que giró su cabeza hacia el techo —No huelo tan mal.
—Pruébalo y verás.
Espero unos segundos, observando su nariz moverse delicadamente y luego asintió de acuerdo, levantándose rápidamente de la cama.
—Tienes razón, me daré una ducha y... tú y yo tendremos unos minutos de paz, ¿De acuerdo?
Asentí levemente, abrazando la primera almohada que encontré, sonriendo cuando dejó un delicado beso sobre mi frente.
Cerré mis ojos unos segundos, escuchando la ducha después de un rato, esperando a por Sam cuando la puerta fue nuevamente abierta.
—¿Ya te arrepentiste?— fruncí el ceño al levantar la mirada y darme cuenta que no era Sam.
Sino otro chico más alto que él, más fornido y de cabello más obscuro.
—¡Ah! Lo siento— exclamó asustado, buscando nuevamente su camisa.
Cubrí mis ojos tan rápido como pude, riendo internamente.
—Perdóname a mi— reí levemente.
—No sabía que tendríamos visitas, ya puedes mirar.
Obedecí quitando la mano de mis ojos —Soy Leigh.
—Grey, debes ser la novia de Sam— se sentó sobre su cama.
Asentí —Esa misma, uh, él me dijo que tenía compañero nuevo pero no creí que fueras a volver tan pronto, disculpa por invadir tu privacidad.
Negó —Tranquila, Leigh, me agradan las visitas, además no juzgo eso de momentos a solas, si sabes lo que quiero decir.
—Nosotros no, no estábamos, no íbamos... yo, uh— cubrí mi cara nuevamente —No íbamos a hacer eso, solo... queríamos estar aquí en silencio.
—Eso tampoco lo juzgo.
Asentí levemente, escuchando al puerta del baño abrirse y cerrarse, mostrándome a Sam, justo en el mismo estado que Grey había estado hace unos segundos.
—Veo que ya se conocen— mencionó él con una sonrisa.
Asentí —No quieres saber lo demás.
Frunció su ceño —Bien...-
—Me acabo de cruzar con la persona más obstinada en todo el mundo— se quejó Grey dejando sus botas por otro lado.
Fruncí mi ceño —¿Aisha?
Rápidamente me miró —¿Así se llama?
—Bueno, si hablamos de una chica de rastas, alta, inteligente, linda y nada, nada amable, sí.
—Es la misma— sonrió —¿La conoces?
Asentí levemente, mirando a Sam sentarse junto a mi —Es su compañera de cuarto.
Añadió el, haciéndome sonreír —Y amiga, así que cuidado con hablar mal de ella.
Rió —Lo siento, Leigh, tuve un mal primer momento.
Encogí mis hombros —A todos nos pasó, pero es buena persona.
—¿De casualidad tienes su...-
—¿Número? Vale, ya te lo paso— sonreí con maldad al sacar mi celular de mi bolsillo
El plan de ahogar a Aisha con su almohada había sido totalmente pasado a plan B.
—LO VAN A ENVIAR a Polaris— aclaró Stella al llegar.
—Entonces Beatrix no mintió— agregué con preocupación.
—¿El orden congelado? Es una sentencia de muerte— dijo Musa, haciéndome mirarle.
—Primero Dowling y ahora Silva— Terra negó en desaprobación —En cualquier momento será mi papá.
—Sam dice que tu papá finge con Rosalind— recordé —No esta muy feliz por eso pero...-
—¿Lo que hizo no cuenta como defensa propia?— exclamó Bloom con frustración, obligándome a mirarla —Si no se defendía Andreas lo habría matado, ¿Quién es su abogado?
—¿Qué? ¿Crees que este es un drama de abogados? Bloom, este no es el Primer Mundo— recordó Stella.
Asentí de acuerdo —Hubo un tribunal y luego un decreto de la reina.
—Pero si la mamá de Stella emitió el decreto, ¿No puede retrificarlo?
—Pues aunque quisiera hablar conmigo no acostumbra a cambiar de opinión— contestó Stella —Esto va a pasar mañana, Andreas liderará el transporte.
—Tenemos que hacer algo— Bloom negó.
—Pues... en la historia el cabildeo con carta suele ser muy efectivo, pero tarda mucho tiempo.
—No, creo que Bloom estaba pensando en algo más que solo cartas, ¿No?— mire a la pelirroja, quien asintió.
—Se me ocurre algo activo.
—Si hablamos de crímenes, actuar contra Solaria sería mucho más grave que todo lo que hicimos el semestre pasado.
—Actuar contra Solaria no es algo que podemos hacer— contradijo Stella —Es qué... aunque quisiéramos, la guardia Solariana es brutal, están enfocados y...-
—Se trata de Silva— interrumpió Bloom, sentándose junto a nosotras —Es nuestra única conexión con Dowling, a las cosas como eran antes.
Suspire —Si dejamos que lo expulsen, no tardarán mucho para encontrar cualquier excusa y expulsar al señor Harvey.
Terra me miró preocupada, —Solo para aclarar...— llamó Musa —¿Estamos hablando de una fuga carcelaria total, no?
Todas asentimos —Bien, obviamente no le diremos a Aisha porque seguro querrá detenernos.
—Si, pero Bloom ya me dijo— la voz de Aisha me obligó a mirarla.
—¡Ah!
Aisha se sentó junto a mi —Si aprendí algo el semestre pasado fue escuchar a Aisha porque... siempre tiene razón— aclaró Bloom.
—Y para que conste me opuse a liberar a Rosalind porque era una idea estúpida, esta... bueno, también es estúpida pero al menos conmigo funcionara— suspiro —¿Qué dicen, quieren respaldar sus apuestas con magia?
Sonreí —Bueno, no vi series toda mi vida para no aplicar sus técnicas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro