A mediados del año pasado vi Love, Death and Robots, una serie de cortometrajes cuyos temas centrales son los tres del título. Mi favorito fue Good Hunting, que trata de la amistad entre un ingeniero y una chica huli jing (un ser mitológico chino) que está perdiendo su magia a causa de la industrialización del país.

Cuando terminé la serie pensé: "Quiero escribir algo así".

Si yo tuviera la oportunidad de ser una guionista en el show, ¿qué historia contaría? Nada salió de mi mente. Verán, no soy gran fan de la ciencia ficción, así que era de esperarse que me costara trabajo. Electric Girl es mi primer acercamiento, y en ella la ciencia ficción ni siquiera es el tema central de la historia. Todavía me queda mucho qué leer y mejorar si es que algún día quiero escribir algo más largo e interesante.

El argumento de esta novela surgió hasta mediados de septiembre, y comenzó a escribirse a finales de octubre. Lo que me inspiró a crearla fue la música de Lain Volta, mejor conocido como She, un DJ, productor, ilustrador y diseñador gráfico (wow, cuántos talentos) polaco. Su género es el chiptune y el electro y su estética es muy vaporwave, teniendo como protagonistas de sus caratulas a chicas asiáticas en baja resolución o con mucho glitch. Este hombre es el autor de cada aspecto de sus álbumes, así que todo lo que veo y escucho de She es cien por ciento su visión. Lain dice que cada álbum cuenta la historia de una chica, y el que escucha es quien decide qué pasa. Me enamoré al instante del álbum Electric Girl, mismo nombre que di a la historia (la cual originalmente se llamaba La ausencia de sangre). Solo necesitaba oírlo una y otra vez para que la historia de Liang y Taelia tomara forma.

Esta novela originalmente iba a ser un relato para mi colección El príncipe Caníbal, pero como otras tantas historias, terminó siendo algo aparte. Las primeras páginas las leyeron mis amigos Sel y Rafa, quienes dieron el visto bueno. Yo estaba fascinada de poder crear algo tan distinto a lo que estaba acostumbrada. Publiqué los primeros capítulos en noviembre pero, de un día para otro, mi ánimo decayó y dejé Electric Girl de lado para empezar otros proyectos. No obstante, yo sabía que tarde o temprano debía terminarla. Y así lo hice casi seis meses después, encerrada en mi casa a causa de la pandemia. Las clases virtuales y los proyectos me tenían exhausta y con la imaginación atrofiada, pero llegaron las "vacaciones" (o sea una semana sin deberes) y toda la pasión que tenía por el proyecto Electric Girl regresó y más fuerte que nunca: todos los días tundí teclas de ocho de la mañana a ocho de la noche (con intervalos para comer y descansar, claro) hasta completarla. Hacía tiempo que mi imaginación no fluía tan maravillosamente. Mientras escribía imaginé toda una estética cyberpunk, neón y decadente.

Quiero agradecer primero que a nadie a Sel y a Rafa, quienes conocieron a Liang y a Taelia antes que nadie. Y a She, quien dio vida y nombre a esta novela sin saberlo.

Ahondar en personajes tan complicados como Liang y Taelia ha sido una experiencia fascinante, y espero hacer algo más extenso la próxima vez.

Se vale soñar con un Shanghái futurista que tiene putas de cromo.

XOXO, Aria Veil