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9

 Un rato después V1 y V2 se encargan del desastre: la primera limpia la sangre y el segundo toma el cuerpo y lo lleva al taller de Liang en el tercer piso, donde será incinerado como todas las demás que han muerto en esa misma habitación. Liang mira a sus sirvientes en acción muy serio. Quisiera saber qué está pasando por su mente en este momento.

—No vuelvas a hacer eso—me pide, con una tranquilidad que no esperé. Se está esforzando en contener el llanto y eso rompe mi corazón.

—Liang yo...lo siento...es que yo quería...

—No digas nada. Solo obedece.

Los siguientes quince días Liang vuelve a distanciarse. Ha de sentir una culpa muy profunda, no creí que tener una recaída iba a afectarle tanto. Estaba segura de que la sangre lo regresaría a la vida. Tai sale más seguido de su habitación y no me dirige la palabra. No es que eso me importe mucho, pero debí pensarla dos veces antes de insultarla. Ella tiene mucho poder sobre Liang, y sé que podría convencerlo de desactivarme o hacerme pedazos.

Mi amo está tan ahogado en sus sentimientos por Tai que no dudaría en destruirme aunque le haya tomado muchos años volverme una realidad.

Mis salidas al Zuanshi se hacen más frecuentes y a Liang parece no importarle. Aquí en el café, con el rumor de las voces de los comensales y el aroma fuerte del café, los recuerdos vuelven a desplegarse, mas ya no me causan dolor. Son solo trozos de una vida que no es realmente mía y cuyo fin ya no es arrebatarme mi esencia, sino solo mostrarme a Liang.

Entre más te conozco menos real me pareces, pienso, mirando mi taza de café negro. La historia de Liang tiene una belleza trágica propia de un personaje literario creado por Katina o por Veil. Y siento que esa hermosura se desvanece poco a poco a causa de Tai. Ya no hay nada más que pueda hacer, he fracasado. Solo me queda resignarme.

Pido otra taza al camarero y despliego el holograma de mi reloj. Busco algún libro que llame mi atención y trato de leerlo, mas no puedo dejar de pensar en Liang y Tai. ¿Qué estarán haciendo ahora? ¿Habrán salido a algún lado? ¿Ahora ella acepta los cortes en su piel en mi lugar?

Contengo un suspiro. Cierro la pestaña del libro y abro un bloc de notas en donde empiezo a escribir todo lo que siento. El camarero llega con mi orden y yo le doy las gracias sin voltear a verlo, enfrascada en mi actividad. Escribir es maravilloso, siento como si todo mi dolor desapareciera para jamás volver. De pronto el tiempo se detiene y solo somos las letras y yo. Al terminar sonrío y leo lo que escribí. Está escrito en verso, uno muy sencillo y directo, pero no por eso aburrido. Guardo el poema y cierro el holograma. Entonces el recuerdo de lo que me dijo Liang respecto a mis habilidades como escritora me llega de golpe y mi tranquilidad se esfuma.

No se supone que yo deba escribir. Más bien, yo no PUEDO escribir. Liang me quitó eso. Una parte de mí empieza a preocuparse, pero la otra se ríe. ¿Por qué me sorprendo de poder escribir a estas alturas, cuando ahora mi mente es libre del control de mi creador? Mis pensamientos y acciones son solo míos y él no puede cambiar eso.

Sí, sí puede, solo necesito decírselo. Pero tú no me dejas. Pensé que ya te había vencido, que ya no ibas a intentar apoderarte de mí. Yo nunca volveré al origen, ¿entiendes? Ahora soy lo que Liang hizo de mí, eso es lo que deseo. ¡Ya basta!

Me empieza a doler la cabeza y, tras pagar, salgo del café y regreso a casa. En el comedor encuentro a Liang y Tai comiendo galletas con té de jazmín, muy risueños. Mi creador luce muy distinto, más joven. Quizá es por el brillo en sus ojos o su expresión relajada. Él me saluda y me pide que los acompañe. Me siento junto a Liang y V1 me sirve té. Miro las galletas y aspiro el olor a azúcar. Desearía poder comer una.

—¿A dónde fuiste hoy?

—Fui de nuevo al Zuanshi. Me encanta ese lugar.

—Lo sé—contesta Tai con sequedad, pero sin dejar de sonreír.

Yo le regreso la sonrisa y relato lo que hice hoy omitiendo, por supuesto, mi poema. Sabía que Tai es escritora, ¿pero poetisa?. Creo que este es el mejor momento para salir de dudas:

—También compré un par de libros de poesía en Alyee.com—digo—. últimamente llama mucho mi atención. ¿Tú escribes poemas, Tai?

—No, lo intenté algunas veces en mi adolescencia pero no resultó. Me siento mucho más cómoda con la prosa.

O sea que esto es algo totalmente mío, algo que se desarrolló gracias a las modificaciones que Liang hizo en mí. Tengo que contenerme para no mostrarme emocionada ante su respuesta. Soy mucho más auténtica ahora, si tan solo Liang lo supiera...

Mi amo me cuenta todo lo que hicieron él y Tai hoy; vieron una película, él la ayudó a hornear las galletas de azúcar y también tuvieron una llamada con los padres de ella. Mañana vendrán a cenar.

—Vamos a necesitar que te quedes en la habitación de Tai y no salgas hasta que yo te diga—me dice Liang y yo asiento. Una pena que ya no me necesite para hacerme pasar por ella. Niu y Jie me agradaron mucho.

Tai se dispone a contarle a Liang la trama de la novela que empezará a escribir mañana y yo contengo un suspiro al sentirme excluida. Ya no tengo nada qué hacer en esta mesa, lo mejor será ir a recargarme en mi habitación. Les doy las buenas noches y me retiro. Ya en mi cuarto me desnudo y conecto el cargador a mi ombligo. Me siento en el suelo, justo al lado de mi librero, y enciendo mi reloj. Me quedo viendo el holograma frente a mí sin hacer nada, reflexionando los sucesos del día. Soy una poetisa. Una muy talentosa. Soy igual o quizá más interesante que Tai.

Sonrío levemente.

¿Por qué no puede amarme como a ella? Mi amor por él es real. El de Tai no.

Busco en mi reloj la aplicación de seguridad que instaló Liang en la casa y selecciono la cámara tres, que está en la cocina. Tai y Liang siguen charlando animadamente en el comedor. Sé que debería dejar de ver esto e irme a dormir, mas no puedo evitarlo. Lucen tan radiantes, tan unidos. Él es gentil y muy atento con ella, puedo ver la devoción en su mirada. Me duele.

¿Y es verdad?, pienso. ¿Y si Tai por fin ha aceptado sus sentimientos?

Liang me lo dijo una vez: el amor está ahí, solo hacía falta ampliarlo. Él jamás hubiera podido programar amor en mí si la mente de Tai no lo tuviera desde el inicio.

Mi creador la toma de la barbilla, ella muerde su labio inferior. Se acercan muy lentamente y yo cierro la aplicación segundos después del beso. Había imaginado esa escena miles de veces, y ahora que la he visto me lastima todavía más. Debería estar feliz por Liang, no tener estos sentimientos egoístas. Todo este tiempo creí que seguía siendo la chica perfecta para él y justo en este instante me doy cuenta de que no es así. Él hizo de mí una esclava tanto física como emocional pero a cada día que pasa eso se desvanece. Ya no soy solo una máquina, también soy una persona con deseos y aspiraciones. Y el más grande de ellos es tener a Liang solo para mí.

No quiero ser suya porque él así lo programó en mi sistema. Quiero ser suya porque así lo he decidido.

Tras unos minutos me quito el cargador y me voy a la cama. Paso casi toda la tarde del día siguiente en mi habitación y bajo solo para ir por leche con fresa. No necesito alimentarme, pero disfruto mucho los sabores dulces y creo que me estoy volviendo un poco adicta a ellos. Tai está en el comedor escribiendo en una libreta pequeña y me ignora cuando la saludo. Bebo la leche sentada hasta el otro extremo de la mesa, lejos de ella. Hoy es ese día de la semana en el que Liang trabaja en su taller, me pregunto cuál será su nuevo proyecto. Tal vez sigue ocupado en mis actualizaciones. Pido más leche a V1 y enciendo mi reloj para navegar un rato en la red. Quiero distraerme, pero me es imposible no dejar de pensar en mí y en mi amo.

¿Y si Liang ya no planea seguir conmigo? ¿Y si este es mi límite?

No es que me deprima quedarme así para siempre, pues soy casi un ser humano. Lo que me duele es saber que él quizá pierda interés en mí y no vuelva a pasar otra noche en vela pensando en cómo puede mejorarme. Yo soy su creación más querida, la cosa más grandiosa que ha construido en toda su vida. Sé que no debería pensar así, que tarde o temprano esto iba a pasar. Yo solo fui un reemplazo, un desahogo. Liang ya no me necesita.

Yo nací su tristeza y soledad, pienso.

La noche llega y me voy a la habitación de Tai. Es idéntica a la mía, la única diferencia es el cenicero en la mesita de café. Me siento en uno de los sillones individuales y abro la aplicación de seguridad en mi reloj para ver la cámara tres. Yo sabía que era una masoquista desde la primera vez que abrí los ojos, pero solo una física, no emocional. Parece que tantos recuerdos y dolor me han llevado a este nivel. Soy un desastre.

Veo a los padres de Tai en el comedor, maravillados por lo amplia y hermosa que es la cocina. Él habla de sus negocios y su música, después rememora sus mejores momentos con Tai. Yo sonrío entre mis lágrimas. Ella es la que debería seguir aquí mientras yo disfruto junto a Liang y los padres de Tai. Mis padres. ¿Por qué mi creador la adora tanto? Lo que los une son solo los recuerdos, ¡y yo tengo exactamente los mismos que ella! Creo que él ni siquiera la ama de verdad. Si así lo hiciera no hubiera teñido su cabello o cambiado su guarda-ropa. Ama la versión de ella que se adapta a sus fantasías, ama lo que le ha hecho.

Me duele la cabeza. Ya no me molesto en pelear. A veces creo que lo mejor sería desaparecer y dejar que la Tai pura tome el control de mi cuerpo e intente matar a Liang otra vez.

No, yo no quiero que muera. Él me dio vida a mí, ¿por qué yo debería quitarle la suya? Apago el reloj y me hago ovillo. Al menos estoy segura de que ya no puedo sentir más dolor que este.

Los días transcurren lentos y pesados. Creí que ya había tenido suficiente, mas veo que no es así. Ayer Liang me dijo que ahora mi habitación es la de Tai y que ahora yo debo estar en la suya. Últimamente me levanto tarde de la cama y paso unas dos o tres horas bebiendo café y leyendo en el comedor con V2 sentado a mi derecha. Antes no me molestaba la constante soledad, pero ahora necesito la compañía de alguien, así sea una máquina sin sentimientos. Desde aquí escucho el rumor de las nuevas canciones de Liang, y sufro al imaginar la sonrisa de Tai disfrutando de ella. Ya que Liang por fin la tiene no hace falta llamarme a mí. ¿Para qué? Seguramente no podría apreciarlo al nivel de la verdadera Tai. En estos momentos Liang ha de estar sintiendo un dulce retroceso; por fin ha vuelto a sus días más felices, cuando por fin logró superar a Biyu y se dejó embriagar por su nuevo amor. Tai es la mujer de su vida, la única que ha estado ahí para él. Deben estar juntos, es el destino.

A veces voy al Zuanshi y escribo hasta que se hace de noche. La fantasía de chica normal ya no me tranquiliza, pues me hace recordar a Tai. Los recuerdos bailan en mi mente y se mezclan, creando imágenes extrañas y hermosas. Veo a Liang durante toda su adolescencia, siempre tomando mi mano y sonriendo. Todo alrededor se deshace y solo somos él y yo.

—¿Tae?—dice Liang—¿Pasa algo?

Volteo a verlo y dejo mi taza y mi libro. V2 se levanta de la silla y se va de la cocina.

—Oh, perdón, estaba reflexionando sobre lo que leí—respondo.

Miro a Tai, quien está a su derecha.

Liang me sonríe.

—¿Podrías irte a tu cuarto?—pregunta.

—Eh...¿hay algún problema?

—Tai dice que quiere estar a solas conmigo. Le incomoda mucho tu presencia. Si necesitas algo pídeselo a V1 o V2 y ellos van a llevártelo.

Lo dice tan a la ligera. En verdad piensa que no sufro.

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