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Capitulo dos

Electra siempre ha sido una persona realmente testaruda. De pequeña siempre le gustaba llevar la contra, nada más para divertirse y claro que ahora con veintidós años no iba hacer la excepción. Ignorando todas las palabras que Nick le había dado, salió de fiesta junto a su típico grupo de amigas y es que, aunque ella supiera que tenía las más falsas amistades, no le daba mucha importancia. Sabía lo que era y quién era, así que, que hablaran mal de ella por envidia la hacia feliz.

Como todas las noches, consumía alcohol, tabaco y en ocasiones para relajarse fumaba marihuana, pero nunca los mezclaba.
Sabía que al amanecer saldrían muy temprano en busca de Marco, así que optó por no consumir mucho alcohol, era mala para beber y levantarse sin tener resaca por dos días.

- Nick es un aburrido - dijo para sí misma mientras inhalaba un poco de lo que quedaba del cigarrillo de marihuana. Al acabarse lo lanzó al suelo pisandolo para apagarlo totalmente.
Suspiró y se dejó caer junto al balcón, no le importaba si traía vestido o no. Nadie la estaría mirando por los calzones. Cerró los ojos mientras que la fría noche pegaba a su rostro.

- Es malo que una linda dama este sola - habló un hombre desde la puerta.

- No soy una dama, así que no importa - respondió aun con los ojos cerrados.

- Vaya, que mujer. ¿A caso no tienes miedo de que alguien te haga daño? Eres muy sexi - se atrevió a responder aun mirándola por la espalda.

La mujer giro la cabeza para poder ver al estúpido que se notaba que quería ir al hospital. El hombre era alto, moreno, poseía un gran y torneado cuerpo. Lo podía notar a pesar del traje que llevaba esa noche. Se puso de pie y caminó coqueta hacia él.

- El perro que se atreva a hacerme daño, amanece muerto - amenazó la chica sonriendo

- ¿Me estás amenazando? - preguntó el tipo con una sonrisa perversa.

- Tómalo como quieras cariño - habló la chica acercándose peligrosamente hasta sus labios.

- Correré el riesgo - ronroneó él acercándola a su cuerpo. Electra sonrió y separándose de él, comenzó a caminar indicándole a seguirla con un movimiento de dedos. Esta al tener cerca al hombre lo tomo de la corbata y lo arrastró hasta los baños, no sin antes dar instrucciones de que no quería ser molestada.

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- Dios Electra ¿Dónde estás? - se preguntaba el castaño mientras recorría todo el lugar.
Llegó hasta donde un grupo de chicas ebrias hasta el alma bailaban muy peligrosamente con unos tipos que se aprovechaban de la situación. Buscó con la mirada a una en especial hasta que la encontró.

- Géminis ¿Has visto a Electra? - cuestionó a la chica.

- Dijo que saldría a tomar aire, pero no ha regresado. Lo más seguro es que este en la cama con un muñeco - soltó la chica manteniendo el ritmo.

Y era cierto, siempre que estaba ebria le gustaba buscar hombres guapos y echarselos para presumir al día siguiente, al castaño le rompía el alma ver que su musa se desahogara de esa manera. Entendía que desde pequeña había sufrido, la muerte de sus padres, estar encerrada durante años en una casa hogar y lo peor, la gran obsesión que tenía de encontrar a Marcos.

Corrió lo más rápido que pudo hasta llegar al balcón, no encontró nada más que la cola del cigarro que había consumido. La conocía muy bien, era su amiga desde que tenía memoria, así que ya tenía una idea de dónde se encontraba.

- ¿Esta aqui verdad? - preguntó a uno de los guardias del lugar.

- Estaba, hace como media hora que se fue señor -

-¿Estaba sola? - se limitó a preguntar

- No señor, estaba con un hombre. Me dijo que la buscará en una hora, me dió está nota - respondió entregándole el recado. El chico lo miro y suspirando dió las gracias para poner marcha al lugar.

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Aparcó el auto y bajó lo más rápido que pudo, al llegar a la recepción pregunto por la joven. La recepcionista del lugar lo dejó pasar puesto que la castaña había ordenado que lo hicieran.

Subió hasta la habitación que le habían dado en la recepción. Tocó un par de veces pero nadie respondía, así que sin más se adentro forzando la cerradura. Nick era experto para cosas como esta, no por nada tenía viviendo con la castaña años, además de que está a acostumbrado a recorrer el mismo proceso cuando la joven salia de fiesta.

- Nick, que bueno que llegaste - habló la chica acostada en la cama vestida nada más con ropa interior de encajes negros.

El joven tragó en seco al mirarla, aunque siempre le pasaba lo mismo al ir por ella. No podía negar que lo ponía nervioso mirarla, estaba tan enamorado de ella. Se despejó de sus pensamientos y fue directamente a taparla.

- Vístete, tenemos que irnos - ordenó

- ¿Estás enojado, verdad? - pregunto ella haciéndole pucheros.
El hombre sonrió de medio lado

- ¿Usaste protección? - preguntó recogiendo toda la ropa.

- ¡Dios! - fingió asustada, para luego reír a carcajadas - Claro que si menso, no soy tan idiota para quedar embarazada, además no conozco a la mayoría de los hombres. Solo me sirven para satisfacer mis necesidades y ya. Por sierto el morenazo me dejó su número anotado por ahí - señaló a la mesa de noche.

El chico lo cogió, después tendría tiempo de investigar sobre él.
La ayudo a subir al ascensor.

Cuando por fin llegaron al auto, como era costumbre la aseguró en el asiento dejándola dormida y regresando a pagar la cuenta. Si, los muy imbéciles se aprovechan de su embriaguez. Rodeo el auto y puso en marcha, mañana seria un día largo y tenían que descansar.

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En el aeropuerto anunciaban la salida del próximo vuelo a Miami, la pareja junto a todo sus hombres corrían para alcanzar el vuelo, muestras daban órdenes.

- Recuerden, debemos pasar desapercibidos ¿Entendido? Nada de hablarse, tomen vuelos distintos. No importa si son días diferentes, avísenos como se organizarán y nosotros les mandaremos nuestra ubicación - habló la chica respirando rápido.

- Compraremos una casa y les avisaremos. Mientras tanto no levanten sospechas - acompleto.

Cuando lograron subir, tomaron sus respectivos lugares.

- Que bueno que compraste juntos Nicky - dijo la chica riendo.

- Vale, descansa ¿Si? - dijo el castaño sacando un libro para leer. La joven acomodo su cabeza en el hombro de su amigo preparandose para dormir.

- Nick - susurró adormilada.

-¿Qué pasa? - respondió él aun mirando el libro.

- ¿Qué crees que pase al encontrarlo ? - soltó.

Se quedaron en silencio un largo rato, la chica se había quedado profundamente dormida y el, estaba exsorto en sus pensamientos.

- No se Electra, no se - se dijo para sí mismo.

La noche era tranquila, el avión pasaba por encima de varias ciudades, la vista era esplendorosa. Pero ninguno de los dos jóvenes la disfrutaban, se habian quedado dormidos.
La pregunta que había realizado, aún dormida rodeaba sus cabeza. Había reaccionado por impulso, por la emoción, por la ira que tenía, pero aun no sabía lo que sucedería al llegar aquel país. ¿Dejaría que las cosas sucedieran por si solas? O ¿Se apresurararia a realizar su plan? Debía pensarlo bien, tenía la noche entera para meditar.

Parpadeó un par de veces hasta poder abrir los ojos completamente, quiso estirarse, pero una cabeza que reposaba en su hombro pudo impedirselo, la miró, se veía tan linda y tierna dormida. Imaginaba como sería si tuviera el valor de confesar sus sentimientos, tenía miedo, sabía que algo estaba por venir.

- Buenos días Nicki ¿Cómo vamos? - murmuró ella aún adormilada

- Pues, déjame ver. Estamos a punto de llegar a seattle otra vez - vaciló esperando su reacción

- ¿Qué? - grito ella poniéndose de pie. Los demás pasajeros miraron a verla, mientras unos le gritaban que hiciera silencio y otros la comían de ira. Una de las aeromozas se acercó a pedirle silencio, estaban a punto de aterrizar en la MIA de Florida.

- Estúpido, me hiciste pasar el ridículo - hablo ella sentándose y cruzándose de brazos.

- Vamos, prepárate para salir - agrego serio.

- Me encantas más así - dijo ella sonriendole. No sabía que al hacerlo destrozaba el alma de su más fiel hombre.

- Llegamos ¿Estás lista? - preguntó serio

- Más que nunca - respondió ella poniéndose de pie.

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