veinte
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Ed estaba furioso.
Y se lo hizo saber a todos en cuanto se bajó del auto, Lorraine apresurándose tras él, y los policías presentes abriéndoles el camino inmediatamente luego de ver la expresión en el rostro del hombre.
Su furia se debía a diversas razones: no se había terminado su café de la mañana, pero también le molestaba que no los hubiesen llamado antes que eso. También estaba enojado porque podía ver a Mary y Agatha Griffin sentadas tranquilamente mientras hablaban con la policía, en lugar de estar en esposas, como él esperaba.
Pero lo que más lo enfurecía era no haber estado ahí para Eleanor cuando todo se había ido a la mierda. No quería ni pensar en lo aterrorizada que debía de haber estado cuando se había dado cuenta de lo que acababa de encontrar.
—Ed —lo llamó Lorraine, pero el hombre siguió avanzando— ¡Ed! —alzó la voz la mujer, captando por fin la atención de su esposo—.
Se volteó a mirarla y siguió la mano que estaba usando para señalarle algo, sus ojos por fin encontrando la figura de Eleanor.
La pareja se apresuró a encontrarse con ella, que aún no los había visto. Drew alzó la mirada cuando los oyó acercarse y su movimiento hizo que Elle levantara la cabeza de su hombro.
—Ellie —Ed se puso a la altura de la pelinegra, que estaba sentada junto a Drew en los escalones de la entrada del orfanato—.
La observó con atención; la chica no le devolvía la mirada, estaba como en una especie de trance. Llevaba así un buen rato, como le estaba explicando Drew a Lorraine en esos momentos. Ed levantó la mano y la puso en su hombro, logrando que lo mirara.
En cuanto lo hizo su labio inferior tembló y su vista se nubló. Ed la abrazó enseguida, acariciando su cabello con delicadeza, cerrando los ojos con tristeza al oírla sollozar contra su hombro.
Drew y Lorraine los miraron y sintieron sus corazones apretarse; el cuerpo de Elle se sacudía a la par de su llanto y Ed no podía hacer más que estrecharla con fuerza.
—Los encontré, los encontré... —gimoteó Eleanor, separándose de golpe, sus ojos saltando de Ed a Lorraine y viceversa— A los cinco. Los mataron, los mataron —exclamó, girándose con brusquedad en la dirección de las Griffin, que llevaban al menos una hora siendo interrogadas a unos metros de ella—.
—Cariño... —Lorraine se sentó en el lugar que previamente había usado Drew y acercó a la chica a su lado, dejando que apoyara la cabeza en su hombro— Ahora estarán en paz, gracias a ti.
Eleanor negó con la cabeza, limpiando furiosamente las lágrimas que caían por sus mejillas— Siguen aquí —reveló y, señalando a los juegos al otro extremo del patio, agregó— Allí.
Los Warren alzaron la vista, pero solo la mujer fue capaz de verlos. Efectivamente, los cinco pequeños estaban en los juegos como si nada. Había mucho viento esa mañana, por lo que nadie cuestionaba los dos columpios que se balanceaban despacio, ni el pequeño carrusel que giraba lentamente.
O, quizá, estaban demasiado ocupados investigando el hallazgo de los cinco cuerpos como para notarlo.
—Falta uno —murmuró entonces Elle, respondiendo la pregunta que nadie había hecho pero que todos se hacían— Falta el niño del saco.
—Pero él desapareció mucho antes que ellos... —dijo Drew, sentándose al otro lado de Ellie, Ed en un escalón más abajo para verlos bien— ¿Cómo está conectado?
—Eso es lo que hay que averiguar —respondió Ed, su mano entrelazada con la de Lorraine— Y pronto.
—Señores Warren —los interrumpió un policía, acercándose despacio a ellos— ¿Podemos hacerles unas preguntas?
Ambos asintieron y, tras dedicarle una dulce sonrisa a la pelinegra, siguieron al hombre a la carpa improvisada en que estaban realizando las entrevistas, dejando a Elle y Drew solos nuevamente.
Guardaron silencio un rato, el chico moviéndose un centímetro más cerca de la chica y ella dejando caer la cabeza sobre su hombro en cuanto sintió su brazo rozar el suyo. Soltó un respingo, cerrando los ojos despacio.
Segundos después la cabeza de Drew acabó apoyada en la de ella, que sonrió por una milésima de segundo ante el contacto.
—Voy a estar contigo hasta que resolvamos esto —le dijo despacio el chico, queriendo asegurarse de que sus palabras eran sólo para ella— No te dejaré sola. ¿Okay?
—¿Y luego? —preguntó Eleanor, su voz igual de baja que la de él, la conversación exclusiva para los oídos de ambos y los de nadie más— ¿Cuando ya hayamos resuelto esto?
—Seguiré a tu lado —le respondió el mayor, casi de inmediato— Solo si tu quieres.
Esta vez Eleanor sonrió ampliamente, y los labios de Drew formaron una sonrisa también al verla. Elle asintió y él levantó la cabeza para verla, encontrándose con ella ya mirándolo.
—Claro que quiero —rió suavemente la pelinegra, y la sonrisa del chico creció— Siempre y cuando puedas seguirme el ritmo.
Esto le sacó una carcajada al mayor, que asintió vigorosamente, envolviendo los hombros de la muchacha con su brazo— Lo he hecho bien hasta ahora. ¿A que si?
Ellie se mordió el labio, fingiendo estar meditándolo antes de voltearse a mirarlo nuevamente— Lo has hecho excelente.
El abrazo de lado en que se encontraban había hecho que sus cabezas estuvieran bastante juntas. Sus rostros estaban cerca, y Eleanor no pudo evitar que el calor se apoderara de sus mejillas no sólo por la cercanía, sino que también en cuanto notó como los ojos del chico frente a ella se desviaban cada tantos segundos a sus labios.
Él no podía evitarlo. Eleanor era una chica atractiva, y le resultaba tan interesante como linda. Quería estar en control de sus reacciones, pero una sola sonrisa de su parte y se sentía un tonto.
Abrió la boca para decir algo, pero un grito los interrumpió y espantó al mismo tiempo.
Ambos se pusieron de pie de un salto; había sido Mary Griffin que, mientras forcejeaba con los policías que la estaban escoltando, gritaba y despotricaba a quien siquiera la mirara, alegando que no sabían con quién estaban tratando, y que no podían tratarla así.
Su anciana madre, por otro lado, era sacada del lugar por un policía que la llevaba en su silla de ruedas fuera de la propiedad. Estaba callada, y solo negaba con la cabeza en respuesta a lo que estaba sucediendo.
Las dos mujeres llevaban esposas.
Fue en el momento en que ambas estaban físicamente fuera de la propiedad cuando ocurrió. Los cristales de todas las ventanas del orfanato estallaron al mismo tiempo, el vidrio cayendo como lluvia al suelo.
Elle soltó un grito ahogado cuando Drew la tomó de la cintura y la obligó a levantarse de la escalera. Se movieron rápido, pero de igual forma algunos pedazos de cristal cayeron sobre ellos.
No fue grave, pero Eleanor tuvo que limpiar con la manga de su camiseta el pequeño hilo de sangre que descendía lor la barbilla de Drew, y él tuvo que hacer lo mismo con el que bajaba por la frente de ella.
Ed y Lorraine corrieron hacia ellos, los dos mirándolos de arriba a abajo para asegurarse que estaban bien antes de soltar un aliviado suspiro.
—¿Qué acaba de pasar? —preguntó Drew, rompiendo el silencio que los dos acontecimientos previos habían provocado—.
—Algo no está feliz con las Griffin siendo arrestadas —gruñó en respuesta Ed, aún molesto por la situación en general—.
—Alguien —dijo Elle, acercándose a Drew instintivamente cuando un escalofrío le recorrió el cuerpo—.
Todos siguieron su mirada al ventanal más grande del frente del orfanato, el que estaba justo por encima de la puerta y escaleras de entrada.
Y esta vez los cuatro pudieron verlo: al niño del saco.
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ay
esta es la actualización que les debía de halloween ♡ espero que lo hayan pasado super celebrando!
cuéntenme qué les pareció, hay algo que estén esperando? comenten aquí sus pensamientos! ♡
besitos besitos besitos!
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