Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

treinta

〇 〇 〇

Cuando regresó al interior de la casa habían tenido ya una falsa alarma pero, ahora que había caído la noche, la energía se había tornado pesada, desagradable.

Ayudó a Ed a poner crucifijos por la casa y, apenas colocaron el último en la cocina, oyeron un rechinido.

Era la puerta que llevaba al sótano, abriéndose por sí sola. Una de las cámaras en el pasillo tomó una fotografía de forma automática, pero obviamente eso no sería suficiente.

Lorraine, Ed y Brad —cámara en mano— bajaron las escaleras, dispuestos a captar algo más que una simple puerta abriéndose, pero regresando minutos después, con nada.

Hasta que la misma puerta que los había hecho bajar, se cerró de un golpe en sus narices.

Eleanor dió un saltito en su lugar. No importaba cuanta experiencia tuviese con lo paranormal, un susto era un susto. Drew, a su costado, posó una mano sobre su hombro, como queriendo cerciorarse de que estaba bien y ella, que aún tenía la imagen del chico con la mayor de los Perron, lo ignoró.

No estaba celosa, no. Estaba molesta, sí. Molesta, porque se suponía que ellos estaban allí para ayudar a Ed y Lorraine a literalmente liberar a una familia de una entidad maligna y él, en lugar de tomárselo en serio, perdía el tiempo coqueteando.

Exacto, eso era lo que pasaba.

Se deshizo de su agarre y regresó a la cocina, donde se quedó con Lorraine y la Sra. Perron hasta que la enviaron a descansar a la sala de estar con las demás chicas.

Y ahí estuvo despierta hasta que dieron las cuatro de la mañana y ya no podía mantener sus párpados abiertos, dejando que el sueño la envolviera.

En sus sueños la situación no era mejor. Seguía en la casa, caminando por los pasillos, no reconociendo nada de lo que veía a pesar de que estaba allí, en la realidad. Los muebles eran diferentes, de otra época, al igual que la decoración. Las fotografías mostraban a personas que no conocía, en atuendos que no correspondían a los tiempos en que ella vivía.

Ya había tenido un sueño así antes, devuelta en el orfanato, cuando los niños le mostraron parte de su historia.

Eleanor tenía miedo de lo que fuera a descubrir ahora.

Siguió caminando, deteniéndose de golpe cuando los gritos de una mujer rompieron el silencio. No eran gritos de terror, sino que los de una mujer furiosa; soltaba insultos y reproches, como si el recipiente de sus palabras hubiese cometido la mayor de las traiciones en su contra.

Cuando los gritos al fin se detuvieron los pasos de alguien corriendo le siguieron, y pronto un niño apareció frente a ella.

Como había pasado la última vez, el pequeño no pudo verla. Se trataba de una memoria, un recuerdo dentro de la casa misma. Decidió seguirlo, tal como había hecho cuando descubrió que habían envenenado a los niños en el orfanato, decidida a descubrir lo que la casa quisiera mostrarle.

El chico lloraba mientras corría, subiendo las escaleras. A Elle se le apretó el corazón al oírlo y no poder hacer nada más que seguirle los pasos, entrando al segundo dormitorio más grande del hogar.

Allí, y siendo el único mueble que reconocía, había un enorme armario pegado a la pared. El pequeño lo abrió y, tras mover un par de abrigos, deslizó también una pequeña puerta secreta, arrastrándose para entrar.

Elle hizo lo propio, arrugando la nariz al encontrarse en un espacio extremadamente pequeño. Se incó en la esquina opuesta al niño, viéndolo tomar un juguete en forma de carrusel, dándole cuerda hasta que empezó a tocar una lenta y casi tétrica melodía.

La música tuvo el efecto contrario en el niño. Mientras a ella le ponía los pelos de punta, a él parecía calmarlo, pues sus sollozos se detuvieron y en su rostro solo quedaba un caminito que las lágrimas habían dejado como evidencia de que había estado llorando.

Además de la música, no había otro sonido más que la respiración de ambos, al menos hasta que la puertecilla escondida fue abierta desde fuera, y una aterradora mujer con el rostro desfigurado por el enojo apareció.

Atravesó a Eleanor, provocando que se le revolviera el estómago, y agarró al chico del tobillo, arrastrándolo fuera del escondite, haciendo caso omiso a sus chillidos.

Lo lanzó fuera del armario y volvió a atraparlo, esta vez del brazo, y lo obligó a dejar la habitación, Eleanor apresurándose tras ellos, gritándole a oídos sordos, implorando que se detuviera.

La pelinegra tuvo que cerrar los ojos y taparse los oídos, aún así oyendo los llantos desesperados del pequeño y la voz distorsionada de su madre mientras, como víctima de un trance, lo asesinaba.

—No, no, no... —Eleanor repetía la negativa una y otra vez, intentando ahogar con su voz todo lo demás. Su garganta ardía, sus mejillas húmedas pues lloraba— No, no...

—Ellie, Ellie —un par de manos se posaron en sus mejillas, espantándola por lo súbito de la acción. Abrió los ojos con terror, encontrándose con la asustada pero tranquilizadora mirada de Ed Warren— Estás bien, estoy aquí.

A la chica le tomó un momento calmarse, relajar su respiración y enfocar la vista. Ed le dio todo el tiempo necesario, pasando una mano por su cabello mientras la otra se quedaba en su mejilla, cerciorándose de que la joven lo mirara y se tranquilizara.

Solo tras normalizar su respiración Eleanor pudo darse cuenta de dos cosas. Uno, Lorraine y Drew estaban a su izquierda y derecha, los Perron y el oficial en la puerta de la habitación. Dos, no estaba en el salón del primer piso, como antes de dormirse, sino que en el pasillo del segundo piso, como en el sueño.

Comenzaba a dudar que eso hubiese sido.

—Ellie —le sonrió entonces Ed, regresando su atención a él— Ya pasó, todo está bien.

—Yo... —Eleanor tuvo que carraspear, sintiendo su garganta seca— Yo estaba abajo. ¿Qué...?

—Fuiste sonámbulo —le explicó Lorraine, agachándose junto a ella, moviendo un mechón de cabello tras su oreja— Subiste las escaleras, entraste a esa habitación, —continuó, señalando el umbral de la puerta que daba a la habitación del armario— luego saliste, y comenzaste a gritar aquí.

Drew se agachó a su otro costado, mirándola serio, preocupado. Tocó su mano y ella, buscando alguna forma de consuelo, se apresuró a entrelazar sus dedos.

Ed miró sus manos un momento antes de regresar la vista a Elle— Ven, vamos a arroparte.

Eleanor se dejó guiar por el mayor, que la regresó a su cama improvisada en el sofá. Le permitió sentarse a sus pies y quedarse dormido allí, todos los demás sentados o acostados en algún otro lugar del salón, cayendo dormidos antes o después que ella.

Y por fin pudo descansar.

〇 〇 〇

Espero que les gustara ♡ cuéntenme, qué les ha parecido hasta ahora? alguna parte de la película que les emocione ver en esta historia? díganme! ♡

besitos besitos,
connie

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro