nueve
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Le habían mostrado fotos y señalado nombres entre las mil páginas que habían revisado; caras que no reconocía y personas que no le sonaban de nada.
Hasta que lo vio.
Era él. Era el niño que la había empujado. Lo sabía porque llevaba el mismo saco en la cabeza, el mismo que le había visto también a uno de los muñecos.
Lorraine no pareció sorprenderse cuando Elle le dijo que lo había visto. Tampoco cuando le explicó que había sido él el culpable de sus heridas.
Pero Eleanor no lo entendía, los periódicos lucían viejos y, cuando se inclinó más para verlos bien, lo confirmó. Eran de hace al menos 50 años.
—¿Cómo...?
Eleanor miró a los demás en busca de una respuesta, Drew poniendo otro periódico frente a ella, el último de la pila.
Desaparecido.
La foto del mismo niño estaba en la portada, la historia de su desaparición en letras grandes; Elle leyó todo, sus manos temblando involuntariamente más cerca del final estaba.
El niño había desaparecido del orfanato en que vivía. Mismo orfanato en el que ella residía ahora.
La única información que había era que lo habían visto por última vez jugando con los demás niños del orfanato, cosa que no hacía a menudo debido a la malformación con la que había nacido, misma que lo obligaba a usar a diario un saco sobre la cabeza.
—Jamás lo encontraron —dijo Lorraine, tomando el periódico de manos de la chica, que estaba visiblemente afectada por la nueva información.
—Tiempo después el lugar cerró, lo reabrieron hace tan solo un par de años, distintos dueños, según los apellidos en los registros —explicó Drew, revisando sus notas— Ahora pertenece a...
—Mary Griffin, sí —asintió Elle, poniendo las manos en su regazo— Es la actual directora.
—No —negó Drew— es la directora, sí, pero la dueña del orfanato y todos los terrenos a su alrededor es Agatha Griffin, su madre.
Eleanor alzó la vista, sorprendida— ¿La anciana? ¿Hace cuánto reabrieron el orfanato?
Lorraine y Ed los miraron, dirigiendo su atención a Drew cuando este empezó a buscar en sus notas.
—Hace diez años —respondió el muchacho, confirmando la fecha al encontrar uno de los periódicos en la pila— Sí, justo después de un incendio. El orfanato quedó intacto, fueron un par de las casas alrededor las que se quemaron. Habían cuatro, donde se quedaban las cuidadoras y sus familias. Solo dos quedaron intactas.
—¿Pero por qué comprar el lugar justo después de un incendio? ¿Y a su edad? Tiene 95 años, tenía 85 cuando lo compró. ¿Para qué? —se preguntó Elle, pensando en la vieja a la que solo veía por la tarde mirando por la ventana, sobre su silla de ruedas.
—¿Para que su hija lo dirigiese? ¿Quizá quería asegurarse de dejarle alguna propiedad? —cuestionó él, aunque no sonaba convencido— Es raro, la verdad.
Lorraine decidió reintegrarse a la conversación entonces— ¿Qué pasó con los demás niños que habían antes de que cerrase el orfanato?
—Según los registros fueron todos adoptados —le mostró Drew los papeles, Ed viéndolos por sobre el hombre de su esposa.
—¿En cuánto tiempo? —preguntó Ed.
Drew lo miró sin entender la pregunta, Elle apresurándose a reformularla, queriendo saber la respuesta también— Entre el tiempo en que el niño desapareció y cerraron el orfanato, ¿qué tan rápido adoptaron a los niños?
El chico asintió, buscando la respuesta en sus notas— Una semana.
Ed lo miró incrédulo, inclinándose para ver los registros por sí mismo— Eso no parece probable.
—Llevo toda mi vida en el sistema, jamás he visto adopciones tan rápidas —se unió a la incredulidad Elle— No puedes empezar y terminar el papeleo para un niño en ese tiempo. ¿Cuántos fueron?
—Cinco —se encogió de hombros Drew— Tampoco eran demasiados, ¿quizá la urgencia de desalojar el lugar apresuró el proceso?
Drew y Ed siguieron discutiendo la situación, pero Eleanor guardó silencio, pensativa. Lorraine lo notó, podía ver en los ojos de la pelinegra que algo había en su mente, algo que la incomodaba y que la conversación había puesto en su cabeza.
—¿Elle? —le habló suavemente— ¿En qué piensas?
—Yo... —no fue necesario que Eleanor respondiera.
Lorraine se acercó a ella y puso una mano sobre la de ella, la que no estaba vendada. Ambas cerraron los ojos de inmediato y la mujer pudo verlo.
Vió como si los ojos de Elle fueran suyos. Pudo ver el baúl, como este era abierto y luego los seis muñecos, pudo ver que uno tenía el mismo saco que Eleanor había escrito, el mismo que aparecía en las fotografías del niño perdido.
Y luego no vio nada.
Abrieron los ojos, Elle con un salto, asustada por lo que acababa de pasar. Lorraine, en cambio, estaba tranquila o, al menos, no afectada.
—Esos niños no fueron adoptados —dijo, aún mirando a Eleanor, que temblaba— Siguen ahí.
Ed las miró a ambas. Elle lucía devastada pues, como él, había entendido lo que eso significaba. Se acercó a ella, rodeando sus hombros con el brazo, dejando que apoyara la cabeza sobre sus hombros, y suspiró.
Drew los miró frunciendo el entrecejo, preocupado. No sabía nada de la chica más que su nombre y que estaba, de alguna manera, implicada en el caso, pero el solo verla con esa expresión en el rostro le hacía doler tantito el corazón.
—Necesito ayudarlos —habló entonces Eleanor— Necesito saber lo que les pasó para que puedan descansar —declaró, decidida.
—Los ayudaremos —le prometió Lorraine, dedicándole una pequeña y delicada sonrisa.
—Te ayudaremos —le siguió Ed— No quiero más idas a urgencias —agregó, sacando una risita de los labios de la chica.
—Gracias —murmuró la pelinegra, su voz reflejando lo verdaderamente agradecida que estaba— Y no más idas a urgencias —prometió entonces, haciendo reír a la pareja.
El chico, sentado en una silla frente a ellos, sonrió. Lucían, ahí juntos en el sofá del estudio, como una extraña pero unida familia.
Más tarde dieron por terminado ese día de investigación, Drew y Ed comenzando a ordenar el estudio mientras Elle ayudaba a Lorraine a lavar y secar las tazas de té que habían bebido durante la jornada.
Ed lo atrapó mirando a la pelinegra cada que regresaba al estudio por alguna taza o plato, sonriéndole o simplemente siguiéndola con la mirada y, ya en la última oportunidad que tuvo de hacerlo —pues no quedaba una sola taza por llevarse— y asegurandose de que Eleanor no venía, le dió un golpecito en la nuca.
No fue lo suficientemente fuerte como para sacarle un quejido, pero sí como para llamar su atención; el chico volteó, ambas cejas alzadas y una expresión ofendida.
—No creas que no veo como la estás mirando —lo retó, señalandolo con el dedo. Su tono era medio serio medio bromeando, así que Drew sonrió divertido.
—¿Quién eres, su papá? —le preguntó burlón.
—No —respondió de inmediato Ed, luciendo algo pasado a llevar con la pregunta— Pero es amiga de la familia.
—Ajá —asintió el moreno, sonriendo— Solo creo que es interesante.
—Ajá —gruño en respuesta Ed.
No pudieron seguir su pequeña e inocente conversación pues, como si la hubiesen invocado, Eleanor apareció nuevamente en el estudio— Ya me voy —anunció— Quedan diez minutos para que pase el último autobús.
Ed se alarmó. Eran más de las once, no era hora para que una adolescente estuviese en las calles, y estuvo a punto de señalarlo, pero Drew fue más rápido que él.
—Yo puedo llevarte —le ofreció a Elle, que lo miró sorprendida pero con una pequeña sonrisa— ¿Podemos discutir más teorías en el camino?
—Eso me gustaría —asintió de acuerdo, caminando con el chico, que cogió su bolso y el de ella, a la salida— ¡Nos vemos, señor y señora Warren!
Ambos se despidieron de los adultos, que los miraron hasta que el coche desapareció antes de cerrar la puerta.
Lorraine miró a Ed, que soltó un bufido y habló— ¿Así es cómo se sentirá cuando Judy empiece a interesarse por los chicos?
La mujer simplemente rió, no queriendo añadir más a la cabeza de su marido con lo que había pasado por su mente; y es que ambos comenzaban a querer y preocuparse demasiado por Eleanor.
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Capitulo dedicado a merryblueberry que siempre comenta y vota! gracias bb, me animas a seguir escribiendo ♡
Espero que les gustara el capítulo, no olviden dejar su comentario y votito ♡
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