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especial navideño

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La chimenea estaba encendida y del tocadiscos sonaba una suave melodía navideña, creando un ambiente acogedor y familiar para todos los presentes.

Todos menos Eleanor, que miraba a su alrededor sin poder creerlo del todo. La casa olía a canela y jengibre, pues Judy armaba casitas de galletas junto a Ed.

Lorraine leía sentada en el sofá, una gruesa manta sobre sus piernas, un chocolate caliente en la mesita, con crema batida hasta arriba.

Drew se acercó a ella, ofreciéndole una recién hecha taza de chocolate caliente, malvaviscos y canela decorando la crema.

La pelinegra le sonrió, recordando las muchas veces que el chico había hecho exactamente lo mismo, pero dándole un café durante las heladas mañanas camino a su escuela.

Bebió un sorbo, con cuidado de no quemarse, sus ojos abriéndose con sorpresa cuando el delicioso liquido rozó sus labios y entró a su boca.

—Delicioso, ¿verdad? —Drew rió al ver su expresión, sus ojos yendo de forma casi automática a la comisura de sus labios, donde había una poco de crema— Tienes algo, emm, ahí...

Eleanor intentó limpiarse con el pulgar, haciéndolo reír cuando lo hizo, pero del lado erróneo. Drew negó, sonriéndole aquella sonrisa que la hacía sentirse pequeñita, pero en el mejor sentido. Como una niña y su primer crush, tomándose las manos en el receso.

—Del otro lado —le dijo, limpiando el mismo la manchita de crema, su pulgar suave al tocar su labio— Ya. Perfecta.

Ed tomó ese como el momento ideal para interrumpir, anunciando a todos que las casas de jengibre estaban listas, y todos debían ir a ver y decidir cuál era la mejor.

Lorraine apareció tras ellos, lista para ser parte del jurado. Tomó del brazo a Eleanor y la llevó consigo, Drew siguiéndolas de cerca, sonriente, como siempre.

Ed y Judy se pararon detrás de sus respectivas casitas, y Eleanor tuvo que aguantarse la risa al notar la clara diferencia entre ambas.

La estructura de la de Judy era correcta; una casa típica, techo y cuatro paredes, unas cuantas ventanas y una chimenea. Estaba decorada a la perfección, glaseado pretendía ser nieve y las gomitas eran luces de navidad, chispitas agregando más color.

La de Ed, por otro lado...

—¡Es creativa! —les dijo, indignado cuando, al mirar la suya, los jueces hicieron una poco disimulada mueca— ¡Casa de verano, para pasar la navidad sin congelarse!

Ed había convertido el techo en una alberca a un costado de la casa, usando prácticamente todo el glaseado disponible para pintar el "agua". Las gomitas eran flotadores y las chispitas estaban en las paredes de la casa como manchas de pintura, la mayoría cayéndose pues no le había quedado demasiado glaseado para que se pegaran.

—Es... Interesante —concedió Lorraine, sonriéndole a su esposo.

—¿Qué se supone que son las chispas de chocolate junto a la piscina? —preguntó Drew, curioso y preocupado a la vez.

—La familia tiene un perro —se encogió de hombros Ed, las mujeres presentes soltando diversas variaciones de "ew" a la vez.

—Pues creo que tenemos una clara ganadora —se carcajeó Eleanor, Lorraine y Drew asintiendo con la cabeza, de acuerdo— y es Judy.

La menor celebró, alzando los brazos y sacándole la lengua a Ed, que le devolvió el gesto con fingida molestia.

La pequeña rodeó la mesa y abrazó a Eleanor que, después de un segundo de sorpresa, la abrazó devuelta.

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Habían cenado y llevado a Judy a la cama, recordándole que si no se dormía temprano Santa no visitaría el hogar. La menor estaba dormida en menos de veinte minutos.

Eleanor y Drew bajaron las escaleras entonces, pretendiendo regresar al salón. Una música lenta y suave llegó a sus oídos, Drew deteniéndose y Elle haciendo lo propio a su lado, quedando juntos en el penúltimo escalón.

Desde allí podían ver a Ed y Lorraine bailando en el espacio entre la sala y el comedor; ella lo abrazaba por el cuello y tenía la cabeza en su pecho, y él tenía las manos en su cintura y su cabeza sobre la de ella, ambos moviéndose despacio, ojos cerrados.

Elle sonrió, sus ojos reflejando las luces del árbol de navidad. Si había algo que amaba era el amor que Ed y Lorraine compartían, tan profundo, genuino y honesto que hacía que su pecho se apretara, el deseo de algo la mitad de maravilloso invadiéndola.

Drew sonrió también, viendo como el rojo y verde se turnaban al reflejarse en los ojos de Eleanor, su sonrisa ensanchándose cuando apareció la de ella. Hace un minuto que había dejado de mirar a los Warren y su atención había acabado en la pelinegra, imaginándose a sí mismo en el lugar de Ed, con Elle en el lugar de Lorraine.

Parpadeó, dándose cuenta de algo. No tenía que solo imaginarse a sí mismo y a Ellie bailando, sino que era algo que podía ocurrir, si se atrevía a dar el primer paso.

Descendió al último escalón y se volteó a verla, ofreciéndole una mano. La chica, ante su movimiento, movió la vista de la pareja de casados y la llevó a él, sus ojos curiosos cuando vió como le ofrecía la mano.

—¿Me concedes esta pieza?

Drew rió despacio ante su propia ridiculez, pero Elle lo miró con una sonrisa que dejaba claro que no le parecía ridículo en absoluto.

—Solo si no te importa que probablemente vaya a destrozarte los pies —le respondió, una sonrisa contagiosa en su rostro, su mano pasándose suavemente en la de él.

—En absoluto —rió Drew, envolviendo su mano y guiándola cerca de los Warren, poniendo su mano libre en su cintura, la libre de ella en su hombro mientras comenzaban a girar.

Eleanor no le pisó los pies en ningún momento, ambos moviéndose despacio, riendo todo el tiempo. Sus ojos en los del otro, sus mejillas ligeramente rosadas, seguramente por el calor de la chimenea.

El chico se detuvo cuando se acercaron al marco de la puerta de la cocina, su respiración deteniéndose por medio segundo. Eleanor siguió su mirada, el rosado de sus mejillas volviéndose más oscuro.

—¿Eso es...?

—Muérdago, sí.

La pelinegra lo miró entonces, y él ya estaba viéndola a ella. Estaban bajo el muérdago, sus miradas allí.

—¿Entonces debemos...?

—Es de mala suerte no hacerlo...

—Claro, claro...

La chica asintió, la mano que estaba en el hombro del chico deslizándose por su brazo. Lo estaba mirando. Se estaban mirando. La mano del chico en su cintura rodeó su cuerpo, acercándola a sí mismo. Se inclinó. Ella se paró en las puntas de sus pies.

—¡Permiso, permiso! —Ed y Lorraine, aún bailando, pasaron junto a ellos, empujándolos despacio. Era claro que Ed estaba guiando a Lorraine, que solo reía y negaba con la cabeza.

Cuando la pareja desapareció el momento ya había pasado. Eleanor y Drew se miraron por varios segundos, el pulgar de él acariciando la piel expuesta de la chica, entre la línea de su pantalón y su sweater, que se había alzando ligeramente al bailar.

—¿Cuántos años de mala suerte son? —preguntó Elle, sonriente.

—Uno, quizá dos —se encogió de hombros Drew, devolviéndole la sonrisa.

—No puede ser tan malo.

Comenzaron a reír, separándose y caminando juntos a la sala, donde Ed y Lorraine ya se habían cansado de bailar y se habían acomodado en el sillón más grande.

—Ven aquí, Ellie —la llamó Lorraine, haciéndose a un lado para darle espacio entre ella y su esposo, la pelinegra dejándose acurrucar.

Drew se sentó en el sillón individual del otro lado y así se quedaron, charlando, disfrutando de la suave música de fondo y del calor de la chimenea, contando las horas para que terminara la Nochebuena y fuera por fin Navidad.

Su primera Navidad con los Warren.

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feliz navidad gente bella ♡ espero que hayan tenido unas muy lindas fiestas

espero también que les haya gustado este especial ♡ cuéntenme!

besitos besitos besitos

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