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catorce

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Era la primera vez que caminaba por los pasillos del orfanato, pero el peso que presionaba sus hombros, como hundiéndola y haciéndole difícil moverse, la hacía sentir como si llevase mucho más tiempo allí.

Los cuadros, las paredes, la madera bajo sus pies. Incluso las partículas de polvo parecían pedir a gritos ayuda. El lugar estaba infestado de algo macabro, pero bañado en una tristeza que hacía complicado descifrarlo.

Sus dedos rozaban el viejo tapete que decoraba el salón principal mientras Ed y Drew instalaban cámaras en cada pasillo y esquina del establecimiento. Lorraine suspiró, viendo a la estoica directora hablar con Eleanor afuera.

Griffin había accedido a dejarles investigar. Cada año el orfanato tenía un fin de semana de vacaciones financiado por el estado, en el que las cuidadoras podían llevar a todos los niños de paseo.

Ese era aquel fin de semana.

Lorraine vio a Elle despedirse con la mano del bus lleno de niños que salía de los terrenos y caminó para encontrarse con ella en la puerta.
La pelinegra alzó la vista al escuchar pasos acercarse a ella, y le sonrió.

—¿Es raro si estoy tantito emocionada?

La pelinegra miró a la mayor con una mueca, esperando ansiosa su respuesta. Lorraine rió, negando despacio.

—No, no creo que sea raro —le respondió, abrazándola por los hombros con cariño— Es verdad que es un poco emocionante...

—Somos como detectives... —siguió hablando Elle, y Lorraine pensó en lo acostumbrada que debía estar ya a la sofocante sensación que el lugar provocaba, pues no parecía afectada en absoluto.

Somos detectives —se unió a la conversación Ed, una sonrisa en su rostro que iba dirigida a la adolescente. Lorraine ya reconocía esa sonrisa, era única y solo para Elle— No muy tradicionales, pero lo somos —acabó, despeinando a la menor, que intentó alejar su mano de su cabello.

Drew apareció entonces; había estado en el comedor instalando la última cámara. Ahora todo el orfanato, incluidas algunas de las áreas exteriores, estaba lleno de cámaras listas para activarse ante el más mínimo movimiento.

El chico se paró junto a Elle, dedicándole una sonrisa que la chica devolvió antes de dirigirse nuevamente a los Warren.

—¿Qué hacemos ahora?

—Esperamos —respondió Ed, mirando el salón con atención— Sigue tu rutina de siempre. ¿Qué estarías haciendo un día cualquiera a esta hora?

Eleanor lo pensó unos momentos, mirando a su alrededor— Bueno, los fines de semana intento estar el menor tiempo posible aquí, pero... A esta hora nos preparamos para el almuerzo. Todos comemos en el comedor, yo suelo poner la mesa.

—¿Y la mesa de la cocina? ¿Alguien come allí? —preguntó Lorraine.

—Solo la madre de Griffin. No le gusta comer con los demás niños así que come sola y se va a su habitación mucho antes de que los demás terminen de comer, así que nadie la ve hasta la tarde.

Ed y Lorraine se miraron. Solían hacer eso, mirarse por varios segundos y, para cuando hablaban de nuevo, parecían haber llegado a un acuerdo solo con la mirada.

Elle creía que era lindo.

—Bien. Entonces Drew, atento a las cámaras. Elle, te seguimos.

La chica asintió, caminando a la cocina y comenzando a sacar todas las cosas que requería para poner la mesa; los cubiertos, platos, vasos y servilletas, colocando todo en una bandeja tal y como hacía cada que iban a almorzar o cenar.

Ambos, Ed y Lorraine, la ayudaron, y cuando regresaron a la cocina a por la comida fue que pasó.

Lorraine arrugó la nariz, el olor a arándanos golpeándola de forma sorpresiva. Ed lo sintió también, y miró a Elle solo para comprobar que ella podía olerlo igual que ellos.

—La cocina y mi habitación siempre apestan a arándanos —explicó, y su voz pareció activar algo, porque de pronto, y como muchas veces había pasado ya, la mesa y sillas comenzaron a temblar— Eso pasa seguido.

Ed se acercó a una de las sillas y con ambas manos detuvo su movimiento, forzando al objeto a quedarse quieto. No duró demasiado, pues el resto de sillas empezó a temblar más fuerte hasta que la soltó.

—¡Drew! —llamó entonces Ed— ¿Estás viendo esto?

El chico gritó una respuesta afirmativa desde su lugar en el salón, donde había instalado la computadora desde la donde podían ver la imagen que captaban todas las cámaras.

—Ya, basta —ordenó Eleanor, las sillas y mesa deteniéndose al instante— Gracias.

Los Warren la miraron sorprendimos, aunque la mirada de Lorraine denotaba también preocupación— ¿Siempre te escuchan?

La pelinegra se encogió de hombro, como si estuviese ya acostumbrada y no fuera nada interesante para ella— La mayoría.

La mayor asintió, haciéndose una pequeña idea de como era el día a día de Elle en aquel lugar.

Comieron sin ningún tipo de interrupción, el olor a arándanos quedándose en la cocina y permitiéndoles ignorar por un momento el qué estaban haciendo allí y pretendiendo que ese no era más que un sábado normal.

Caída la noche comenzó la verdadera investigación. Ed, junto a Drew en el salón, encendió su grabadora.

Elle y Lorraine estaban en la cocina, desde donde empezarían su recorrido por el resto del orfanato.

—Soy Ed Warren. Me encuentro con Eleanor, quien ha estado viviendo situaciones paranormales desde su llegada al Orfanato dirigido por Mary Griffin. En este momento daremos inicio a una sesión en la que mi esposa Lorraine intentará viajar al pasado y averiguar que sucedió aquí, y Eleanor permanecerá a su lado para guiarla —habló Ed, queriendo dejar un registro de todo lo que estaban por hacer— ¿Listas?

Ambas podían escucharlo gracias a los auriculares que Drew había instalado para ellas. Se conectaban a una especie de teléfono que llevaban atado a sus cinturas y, aunque era algo incómodo, cumplía su propósito.

Lorraine levantó el pulgar en respuesta afirmativa a la pregunta de Ed, el hombre pudiendo verla a través de una de las muchas cámaras, cámaras que les permitirían verlas a lo largo de todo su recorrido por el edificio.

—Entonces, empezamos —indicó Ed, Elle tomando la mano de Lorraine, que había cerrado ya los ojos.

Se quedaron en la cocina por unos minutos, en completo silencio. Lorraine intentaba, aún con los ojos cerrados, encontrar algo, alguien, una memoria, que la ayudase a inmiscuirse en el tiempo y en la historia que marcaba el lugar, pero no lo conseguía.

Comenzaron a caminar. Quizá la cocina no era tan importante como habían creído. Recorrieron el pasillo hasta estar entre el salón y las escaleras, y Elle le ayudó a subirlas lentamente.

Si Lorraine había sentido un peso sobre sus hombros al llegar al lugar, estando arriba sentía que algo la empujaba al suelo. El aire era pesado y había un olor desagradable, como de fruta comenzando a pudrirse.

Elle la llevó al baño en donde había visto a aquel terrorífico niño, Lorraine tomando una exagerada bocanada de aire y deteniéndose en el marco de la puerta, viendo en su cabeza al niño, viéndolo desde el suelo, como si ella fuese Eleanor justo en el momento en que cayó dentro de la tina y golpeó su cabeza.

Se sintió mareada.

Drew estaba concentrado viendo la pantalla con todos los cuadros de imagen que mostraban los pasillos y habitaciones. Tenía su vista fija en Eleanor y Lorraine, pero sus ojos se concentraban más en la figura de la pelinegra, que desde que habían entrado a aquel baño lucía extraña.

—Ed —llamó su atención entonces, dándole un golpecito en el brazo para que mirara la pantalla también.

El hombre, que había estado más concentrado en oír con sus auriculares en caso de escuchar algo fuera de lo común, volteó. Drew le señaló la figura de Elle, y Ed pudo notar que por alguna razón había cerrado los ojos también.

—¿Elle? —le habló por el intercomunicador, preocupado cuando luego de unos momentos no obtuvo respuesta— ¿Elle? —insistió, pero cuando siguió sin recibir algo a cambio se dirigió a Lorraine— ¿Lorraine, me escuchas?

Pudo ver a su esposa abrir los ojos y mirar medio aturdida a su alrededor, pero regresando a la realidad con rapidez. Lorraine, por su lado, notó lo rígida que estaba Eleanor, a excepción de sus manos, que parecían temblar.

—¿Eleanor? —tocó su mejilla con la palma de su mano, sintiendo lo fría que estaba— ¿Elle?

La chica, nuevamente, no respondió, al menos no a Lorraine. Habló, pero ninguno de ellos pudo entender de qué o a quién le estaba hablando.

—¿Hola? —Elle comenzó a caminar apresurada, Lorraine siguiéndole, Ed y Drew viendo la pantalla preocupados— ¿Dónde están?

Eleanor corrió por el pasillo, como siguiendo algo que solo ella podía oír. Se detuvo frente a una puerta e intentó abrirla, moviendo la manilla con desesperación.

—No puedo abrir —dijo alarmada, intentándolo con más fuerza— ¿Qué pasa, por qué lloran?

Sus intentos de abrir la puerta se hicieron más violentos, hasta que se hartó de intentar girar la manilla y comenzó a golpear, acabando por darse de lleno contra la puerta, soltando un quejido cuando utilizó todo su costado hasta que logró abrirla.

Era su habitación. Pero lucía distinta, más oscura. Las camas eran las mismas, pero sobre ellas habían niños, niños que lloraban y tocaban sus estómagos con expresiones de intenso dolor, retorciéndose desesperados, gritando y llamando su nombre.

—No, no... ¿Qué les ha pasado?

Ni Ed, Drew o Lorraine podían ver lo que Eleanor estaba viendo, pero ahora que la puerta estaba abierta —lo que era extraño, porque Drew había estado allí en la mañana instalando cámaras, y podía jurar que había dejado abierto— si que podían oír lo que ella oía.

Estamos enfermos —se escucharon los sollozos y gritos de varios niños, sus voces arremolinándose una sobre la otra—  Nos duele...

—¿Qué, qué les duele?

Eleanor estaba llorando con ellos, lucía aterrada, preocupada y consternada, moviéndose entre las camas vacías y tocando el aire, sus ojos abiertos pero sin mirar realmente.

Todo —chillaron en respuesta, Eleanor soltando un sollozo desesperado— Nos quiere matar, vamos a morir —los niños lloraban con fuerza, el dolor en sus voces evidente.

—No, no, yo los cuido, yo los cuido —Eleanor se había dejado caer al costado de una de las camas, agarrando las cobijas entre sus manos con fuerza— No les pasa nada, yo los cuido.

Nos quiere matar, nos quiere matar —los gritos se hicieron más fuertes, tanto que Ed y Drew tuvieron que sacarse los auriculares de la cabeza e, incluso así, podían oírlos.

—¿Quién, quién?

Cuando esa pregunta dejó la boca de Elle los gritos se transformaron en chillidos y aullidos de desesperación de los cuales no podía entenderse nada, Elle tapándose los oídos sentada en el suelo, apretando la mandíbula con una mueca.

—¡Lorraine! —gritó Ed, y la mujer asintió para sí, corriendo hasta estar en el suelo junto a Elle, abrazándola y meciéndose con ella hasta que la chica pareció despertar, los gritos dejando de escucharse entonces.

Ed y Drew corrieron por las escaleras entonces, Ed prácticamente lanzándose al suelo de la habitación para poder envolver a la pelinegra entre sus brazos, susurrandole que todo estaba bien mientras ella sollozaba, no entendiendo nada de lo que acababa de pasar.

Lorraine acariciaba su cabello, dirigiendo su vista a Drew que, desde el marco de la puerta, soltaba un suspiro. Sus ojos estaban en Elle, preocupados.

Sería una de las investigaciones más difíciles.

〇 〇 〇

AL FIN SE LOGRÓ BITCHESSSS

tuve que editar como enferma porque wattpad me había desordenado todo

pero bueno

espero que les haya gustado y puto sea wattpad

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