•ELDEN RING• CAPITULO 3
•ELDEN RING•
"Desert Wolf"
Capitulo 3: Solo dos y una piel.
Una pala se enterraba en la tierra mientras que el sol se asomaba dando paso a una calurosa mañana, el Tiznado sudaba a chorros esto provocó que se quitará su armadura y solo llevará una camiseta blanca opaca y desgastada la cual llevaba una cinta de cuero cerca del cuello que apenas la mantenía unida.
"Lo malo de que la muerte no esté escrita para nosotros... Es que te cansas de romper tus promesas y esas promesas que le hice al amanecer eran tan ciertas como las demás"
Habiendo terminando y asentado bien la tierra se sentó en una roca. Kale presenció esto desde la distancia no sabiendo que hacer o decirle, sin embargo con su gorro en mano se aproximó.
—Si tan sólo... Hubiera...
—No, no es tu culpa —interrumpió con la pala en el hombro y sabiendo para donde iba la conversación se dirigió a la cueva —Podrías haber hecho esto o aquello, no tiene sentido pensarlo, lo hecho, hecho está, recordarlo o sobre pensarlo no la traerá de vuelta.
Sin pensarlo Thars tomó la destrozada puerta de la cueva y la colocó cerrando la entrada.
"Mierda..." pensando un momento Kale sacó el kit de fabricación de su enorme bolso y lo miró por unos segundos. Sin dudar se adentró en el hogar del chico sin tocar la puerta, por primera vez vio en las condiciones que vivía, humedad, musgo, un piso duro y repleto de gravilla, sin olvidar mencionar la abrumadora oscuridad.
El muchacho comenzó acomodar algunas cosas, todo lo sucedido hizo que no tuviera tiempo de ordenar después del ataque de los semi humanos.
Tras unos segundos de limpieza Thars cayó sentado junto a una roca con el cansancio reflejado en su lenguaje corporal.
—Que desastre... —comentó el comerciante que se acercaba a él con cautela y extendía el inventó hasta el campo de visión del joven —Toma.
Dudoso lo recibió mirando a Kale y luego el artefacto.
—Kale ¿Por qué me das esto? —preguntó entre cerrando sus ojos y alzando las cejas.
—"Todos tenemos algo que no queremos vender" bueno yo tengo este kit desde hace mucho es preciado para mí, quiero que tu lo tengas, no pienses que es por lástima —soltando un suspiro se puso en pie e hizo su típico acto de caminar de lado a lado —Así como tú insistes en desayunar conmigo cada mañana, a cambio quiero que salgas de este lugar... Se que éstas tierras no han sido gentil contigo, bueno de hecho con nadie, pero, dale una oportunidad págame con eso —el Tiznado estaba inseguro otra vez estaba a punto de responder lo mismo que anteriormente —¡Lo sé! Se que ya conoces como es ésta tierra quizás mejor que yo... El punto es que en ocasiones te sorprende, puede ser tan fascinante cómo tú quieras que lo sea —dándole una palmada en el hombro se dirigió a la puerta, volteó una última vez antes de irse y hacer una seña con los dedos índice y pulgar como si estuviera mostrando el tamaño de algo —Así... Así de pequeño siempre es el conocimiento que tenemos del mundo, solo ve... Y quién sabe, tal vez encuentres una razón por la cual seguir existiendo... Piénsalo, ella era libre ¿Pero que hay de ti?
"Un hombre que vive atrapado en el pasado no tiene la capacidad de ver un futuro brillante" con eso mente el nómada se marchó.
La noche cayó en cuestión de horas y Thars estaba recostado en lo que era su cama, esta vez la soledad en ese lugar era abrumadora lo único que podía hacer era observar el techo y lamentarse por lo sucedido, sin embargo, llevo la vista a su preciado espadón curvo y seguidamente se levantó y caminó hasta el y por unos momentos atesoró los adornos pasando sus dedos por la hoja y el pomo como si fuera una pieza artística. En el pomo estaban incrustados los colmillos que inesperadamente seguían siendo dos, uno de Cio y el otro de Myu.
Todo esto pareció llevarlo a una resolución interna envolvió el espadón y lo dejó en su lugar, se encaminó hacia la puerta éste la abrió mostrando que ya estaba reparada, tomó un farolillo y caminó a la tumba reciente.
Se arrodilló ante la lapida y con sus manos desnudas se animó a desenterrar el cuerpo.
"En ese entonces Cio y Myu eran los que cuidaban de mí una pareja de lobos y cuando ellos se fueron, prometí cuidar de ella..." un recuerdo se dibujó a medida que se decía aquello, se arrodillaba frente a la loba en donde se mostraba a Cio cuidándola y cerca del vientre un sollozo de un cachorro recién nacido "Lo hice, ese día al amanecer cuando ellos ya no estuvieran prometí eso. Porque después de tanta masacre, violencia, odio, ver nacer a un ser vivo me lleno de esperanza algo que me fue arrebatado el día que me volví un Tiznado"
El amanecer era un espectáculo esperanzador junto a Thars aquel Tiznado se dignaba a tomar camino hacia la iglesia donde se encontraba Kale quien estaba dormido nadie lo culpaba era muy temprano todavía.
Él sonrió al ver lo plácidamente que dormía su amigo y al voltear prestó atención finalmente a aquella luz que vio anoche.
"La gracia... es una luz que guía a los Tiznados hasta donde se encuentran las grandes runas y así restaurar el Círculo de Elden. Desde hace años que la veo, pero, en mi caso no suele decirme o guiarme hacia ninguna parte salvo por anoche que se encendió y no ha parado de señalarme esa dirección"
De la misma una línea parecida a una Aurora Boreal se manifestaba como si está le estuviera indicando a dónde debería dirigirse.
"Da igual de todas formas nunca le he hecho caso, todo camino al que te lleve la Gracia termina en tragedia... Eso solían decirme"0
—Kale... —el comerciante no espondió hasta que él le dio una leve patada, al instante pegó un salto de su saco de dormir.
—¿Qué pasa? Casi me da algo no vuelvas a hacer eso chico —el muchacho río ante su reacción.
—Es hora, marcharé ahora mismo.
—Oh, entonces aguarda —levantándose se pegó un estirón rebuscó en un montón de objetos que tenía en su bolsa y de allí sacó un pañuelo que parecía envolver algo —Ten... Es para unos cuantos días no es mucho —entregó lo que al final se entendía que era comida.
—Gracias... Al menos tendré algo para recordarte —declaró refiriéne al pañuelo.
—Chico, puedes volver aquí cuando quieras, que te vayas no significa que no puedas volver de vez en cuando... Aunque pasará tiempo de eso no hay duda —expresó a punto de darle una palmada en el hombro, pero, al momento notó una piel que tenía rodeando sus hombros, cerrando sus ojos pareció satisfecho con el mensaje que parecía dar con eso.
—Si está todo —acomodando un pequeño bolso observó a la distancia la tumba de su fiel compañera que ahora se veía mucho más elaborada y decorada.
—Nos vemos amigo mío, ten cuidado y vuelve cuando necesites comprar algo —comerciante extendió su brazo y Thars lo tomó similar a un apretón de manos.
Con un pequeño bolso finalmente se despidió de su hogar esperando volver pronto, sin embargo, como dijo Kale no volvería a casa por mucho, mucho tiempo.
En cuestión de minutos atravesó el bosque del otro lado se encontraba el campamento donde había ocurrido el incidente él no se dirigía hacia ahí, pero tras verlo no pudo evitar querer revisar si había algo de utilidad para más adelante.
Con su ojo en un carruaje perteneciente al campamento se dispuso a revisarlo encontrando así un mayal una famosa arma que consiste en un palo y una cadena sujetada a una bola con pinchos. Al examinarla la dejó de regreso en el cajón dándole poca importancia. Con su mano sobre el cofre mantuvo su vista sobre el carruaje pensando y entendiendo que posiblemente en otro carruaje cercano habría más armamento así que sin preámbulos se encaminó hacia el otro encontrando así un espadón con un mango marrón y decoraciones talladas en oro, dentro del cajón se encontraba su funda así que la tomó y envaino el arma.
Con el arma en mano volteó con toda la calma del mundo y frente a su rostro un sujeto le apuntaba con un espadón curvo. El Tiznado ojeó a la distancia lejana en el que un caballo montado por otro semejante al que le apuntaba se acercaba. Estos tenían una armadura en el torso idéntica a la Thars resaltando incluso la piel de lobo sobre sus hombros.
—Oiga jefe ¿Ya lo vio?... En sus hombros.
—Ha pasado tiempo, sigues siendo algo enano Richard —comentó el joven entre risas cosa que molestó a quien le apuntaba con el espadón curvo.
Notando la piel en sus hombros el dichoso jefe bajó junto a otros soldados de sus caballos, todos llevaban yelmos con una especie de melena blanca excepto él quien tenía la cara llena de cicatrices y ojos azules.
—Thars —el hombre bebió de una botella envuelta por una tela y se secó los labios —Mírate parece que estás mucho mejor sin nosotros —el nombrado observó en su periferia notando que la cantidad de soldados había aumentado enormemente —Ya me parecía extraño porque la paga tardaba tanto en llegar —el jefe prestaba atención al camino de cadáveres que se apoderaba del campamento —¿Tu hiciste esto? —el sujeto lo miró extrañado esperando su respuesta —¿Por qué no me respondes?
Aquél mercenario con el rostro abundado de cicatrices mostró una espeluznante sonrisa todo porque los ojos de aquel Tiznado mostraban rencor acumulado.
—Yo te pregunto ¿Qué es para ti tener códigos?
—Vamos amigo ¿No tienes otra cosa que decir? El pasado es pasado, ¿Nunca te han dicho que no debes vivir atado a ello? —ante las preguntas, Thars río con sarcasmo.
—Eso no es un pasado que puedas ignorar... No si sigues siendo la misma persona —los ojos dorados del Tiznado analizaron a todos alrededor bajó del carruaje lentamente mientras aún era apuntado con el arma del soldado Richard —Díganme si estoy en un error... Código número cuatro de los caballeros mercenarios Kaiden, no matarás a mujeres ni niños, por más que la paga valga más que un reino entero —expuso entre dientes. Nadie respondió dándole toda la razón cosa que irritó al jefe —Sino estoy equivocado entonces dígame ¿Por qué este hombre si es que aún se le puede llamar así, mató una madre y a su hijo frente a nosotros?
—El niño no está muerto —negó con descaro.
—En el estado que se encuentra actualmente está peor que muerto —los demás caballeros se miraron entre ellos, después de todo no era la primera vez que tenía esta discusión, sin embargo, Thars en esta ocasión mostraba puntos de vista bastantes lógicos —Dime una cosa "jefe" si tú alguna vez amaste a alguien cosa que todos aquí sabemos que así fue ¿Te gustaría que la hicieran pedazos? ¿Que a ti te hicieran pedazos? ¿Que te injertaran en ella o la injertaran a ella en ti? Sabiendo que eso equivale a vivir en total agonía por el resto de su vida —el Kaiden se acercó a Thars quedando frente a frente, ambos intentaban contener sus ansias de pelear.
—Tu estuviste presente cuando pasó y no hiciste nada para detenerme —expuso a regañadientes.
Fue solo un segundo lo que bastó para los soldados, pero, para Thars ese día se repitió segundo a segundo, minuto a minuto aquella secuencia.
En una noche tormentosa típica de la colina los caballeros Kaiden se reunían en una tienda para protegerse de la lluvia.
—Bien, los soldados del señor Godrick irán en la vanguardia nosotros iremos en una falsa retaguardia —señalo sobre un mapa un caballero —franquearemos por detrás así no tendrán como escapar.
—¡MAMI!
El desgarrador grito de un niño llamó la atención de todos algunos siguieron en lo suyo, pero, Thars fue el único que se acercó averiguar que sucedía al salir de la tienda lo primero que sus ojos captaron fue una aberrante escena un indefenso niño era arrastrado por un Kaiden por el barro bajo la intensa lluvia mientras que su madre corría tras el caballero rogándole que suelte a su criatura.
—¡Hey! ¡¿Que crees que haces?! —el chico detuvo a su compañero tomándolo del hombro observando al niño llorando a chorros.
—Novato, son órdenes del jefe.
Al oír esto Thars debilitó inconscientemente su agarre permitiendo que el caballero siga su camino y por sorpresa la mujer lo tomó de los hombros viéndolo con sus verdes ojos rojos y empapados en lágrimas.
—¡Por favor te lo ruego no le hagan daño a mí hijo es todo lo que me queda!
La expresión del muchacho empatizaba con el dolor de la mujer sin poder evitarlo detuvo a su compañero una vez más.
—Los Kaiden no lastiman niños, ni a mujeres... suficiente déjalo ir.
—Wow ¿Pero que pasa aquí? —la repentina aparición del jefe hizo pedazos la tensión entre ambos caballeros —Thars no molestes al chico solo hace su trabajo, son órdenes del Rey Godrick.
—Entonces es peor, Godrick es un hombre fuera de sí, obsesionado con obtener poder no deberíamos... —repentinamente el jefe lo rodeó con su brazo.
—Muchacho tus hombros se ven vacíos... cuando llenes estos enormes y fornidos hombros con agallas tal vez si escuche lo que tienes para decir —volteando de reojo miró a la madre del niño quien se mostró aterrada ante su expresión y con solo un movimiento la dejó inconsciente todo esto ante los ojos del joven y el hijo —También llévenla con el Rey será un costo adicional a cobrarle.
El Tiznado solo permaneció con la mirada en el suelo misma que concordó con la actual. Su mirada se mostró dócil y su voz se tornó cálida.
—Dime, que de vivo hay si una madre vive eternamente injertada en el cuerpo de su hijo convertido en un completo monstruo.
Entre los caballeros comenzaron a indagar y murmurar, asustando al jefe poniendo en duda su liderazgo.
—¡Es curioso que digas eso cuando sobre tus hombros hay agallas! ¿No lo recuerdas?
—Perfectamente... solo que esto que tengo en mis hombros no es eso... Es mucho más que eso —con melancolía llevó su mano al hombro y acarició el pelaje grisáceo "Ella era libre... Pero ¿Que hay de ti?" recordó esas palabras.
—Eso me recuerda... eso que hay en tu espalda no será un Colmillo de sabueso ¿O si? ¿Cómo lo conseguiste? —claramente aquel sujeto intentaba provocar la ira del Tiznado cosa que no le estaba funcionando.
Cerca del portón que subía la colina donde una vez hubo un troll, una persona encapuchada con una capa negra hasta los pies se arrodillaba ante el escenario para atestiguar con atención.
—¿En serio te consideras alguien digno de un arma así?
—¿Y tú sí? Solo es un pedazo de metal afilado Dairas. Aunque éste es especial...
El jefe Kaiden denominado como Dairas hizo una señal a Richard para que se acercará con cautela e intentar robar el espadón curvo en la espalda del joven sin saber que esto era un grave error.
El chico desenvainó su espada curva Dairas esperó un asesinato, sin embargo, inesperadamente sostuvo el arma del revés y con el pomo le dio un leve golpe que sorprendió a todos ya que así como se vio leve lo hizo volar contra uno de sus compañeros que no tuvo tiempo de reacción para atraparlo.
—Creí que entendiste cuando dije que era especial, todo aquel que osé en tocarlo perecerá, última advertencia.
—¡Ja, ja, ja mírate! ¡Realmente ese espadón es preciado para ti! —exaltó la máxima autoridad con euforia.
El silencio de Thars dejaba a todo a la ofensiva preparados para atacar ante cualquier movimiento, sin embargo, una sonrisa amable se esbozó en su rostro para cada uno de los miembros del grupo.
—No tenemos que hacer esto...
"No necesito ir contra todos..." entre pensamientos guardó la espada curva y lentamente alzó la mano al notarlo todos los caballeros se miraron y murmuraron haciendo una pequeña ronda.
—Ya veo por donde vas... Con que un duelo —accedió con confianza, sus ojos mostraban la ferocidad encarnada —Una victoria para reclamar el puesto del Alfa.
Ambos caminaban en ronda mientras se provocan con la mirada. Thars sacó el Colmillo de sabueso de su espalda y lo clavó en el suelo dando a entender que apostaba eso si perdía.
El jefe observó a uno de sus compañeros y le arrebató una Desmontadora, otro espadón tipo curvo que suelen llevar los Kaiden casi siempre.
—No pusiste condiciones al duelo.
—Tranquilo si deseas usar ambas adelante.
El viejo río con sadismo y alzando ambos espadones los chocó haciendo que la fricción de los filos genere chispas y así se sentía como un completo campeón.
Sin embargo, Thars no desenfundó absolutamente nada, solo esperó el ataque del jefe. Con un par de pasos a gran velocidad el rival se aproximó hasta él con ambas hojas decidió atacarlo en repetidas ocasiones, pero en ninguno sestando con éxito casi parecía que el Tiznado estaba jugando. Arriba abajo o con una voltereta por encima de la espalda del enemigo el chico evadía cada intento de ser rebanado.
El jefe Kaiden comenzaba a entrar en cólera estaba siendo humillado frente sus hombres, sin embargo, se notaba una amplia diferencia de velocidad los caballeros Kaiden destacan por su insuperable fuerza y destreza Thars era la excepción cuando se trataba de la primera a pesar de verse como un muchacho corpulento ese atributo no era su punto a destacar, aunque si la situación ameritaba usar fuerza descomunal el estaba preparado de antemano.
En medio de sus ataques había varias aberturas que él fue analizando y finalmente en una de ellas dio una patada que lo desestabilizó, en furia el Kaiden arremetió con ambas armas en un tajo horizontal con intenciones de partirlo en dos desde la cintura. Thars se agachó pasando por debajo de las hojas y de un saltó contratacó con un golpe en el rostro.
"Lo sabía..." se afirmó el jefe en sus pensamientos mientras observaba en cámara lenta los dorados ojos del Tiznado que sentía que le presumía su gran habilidad "Desde el día en que lo conocí, supe de su potencial... nunca me específico de dónde provenía en combate cuerpo a cuerpo con o sin armas él es capaz de matar a un hombre lo hacía cuando era necesario sino, no se atrevía a tocar ni una mosca" pisando firme volteó para atacar ya consciente de que su rival no era cualquiera "Pero desde el momento en que acepte el duelo..." parecía que lo había logrado con sus ojos en blanco blandió el arma en su mano derecha y con un grito de guerra apuntó directo a la cabeza.
Repentinamente todo se silenció, todos estaban estáticos ante la escena.
—¿El arma en mí mano derecha se ha desvanecido? —a los segundos notó lo que realmente sucedía —No, mí mano es la que se ha ido.
Ante la vista todos Thars alzaba su espada curva en postura de combate mientras sostenía la funda del arma como si hubiera realizado un corte.
"Pero, desde ese momento ya estaba condenado a la derrota"
El Tiznado sacudió la espada limpiando el excedente de sangre de la mancillada y gastada hoja y la guardó. Él observó unos segundos a Dairas dio media vuelta y al dar el primer paso para marcharse el rival cayó de rodillas con un tajo en el cuello para así finalmente caer.
—Tienen un par de segundos antes de que muera, sálvenlo si así lo desean, pero sino entiérrenlo con las costumbres más comunes de un habitante de las Tierra Intermedias.
Un soldado dio un paso al frente sorprendido por sus sugerencias.
—¿Por qué? Ambas opciones son demasiadas nobles para él.
—Porque es como tu dices, así como lo ves ahora, no solo él, todos alguna vez fuimos nobles una vez en nuestras vidas... En su caso todos lo sabemos el amor, te lleva a hacer actos de nobleza —sin decir nada más el chico prosiguió con su camino —Además, nadie merece la muerte todos tenemos derecho a una segunda oportunidad.
Su camino siguió hasta el Este alejándose más del enorme portón que subía colina arriba, volteando una última vez observó a la distancia como se llevaban el cuerpo del jefe.
"Él amor te vuelve noble pero, cuando se va deja expuesto lo peor de uno"
En medio de su reflexión se paró en seco sentía que alguien lo observaba, su vista rápidamente se fijó encima de la gran puerta donde hace unos instantes estuvo aquella misteriosa figura que lo estuvo fisgoneando pero, ya se había ido.
Sin preámbulos siguió a un paso tranquilo sabiendo a que unos cuántos metros el peligro volvería no por algo estaba en las Tierras Intermedias un lugar hostil. A la distancia habían algunos soldados de Godrick acampando junto a un puente para poder custodiarlo.
"Antes no estaban allí... esto si será un problema" a unos pasos se encontraba más cerca del diminuto puesto que al verlo dos soldados se pararon y desenfundaron armas y alzaron escudos, igual Thars estuvo a punto de hacer lo mismo con su espada curva sin embargo no saco ésta, sino el espadón que había encontrado anteriormente en el carruaje, espadón idéntico al que poseían algunos soldados de Godrick. Se sujetó bien la funda a la espalda y dando un par de pasos se hecho a trote para acercarse más rápido al campamento.
Al escuchar sus pasos los soldados se alertaron no eran muchos así que no supondrían un problema para el Tiznado con un ataque en salto eliminó al más peligroso quedando así solo dos soldados de infantería que fueron eliminados con un simple ataque cada uno.
Tras lo ocurrido tomó aire y alzó vista hacia la distancia notando que un carruaje se acercaba el problema no era eso sino el hecho de que tenía que pasar por ahí.
"Pensaba en hacerle una visita a Sellen antes de ir más lejos" notando más la cercanía del carruaje pudo tener mejor panorama de todo mostrándose una exagerada cantidad de plebeyos, infantería y soldados con espadones.
El chico reflejó el agotamiento no pudiendo evitar mirar a los cielos, sin embargo, gracias a esto pudo notar un destello dorado similar a una aurora boreal que dirigía a la entrada de una densa arboleda.
"Cierto la Gracia del Bosque Neblinoso, había olvidado que estaba allí" antes de dar un paso pensó un poco que hacer y finalmente se decidió "Pasaré el rato allí hasta que el carruaje se aleje, no creo que tarde demasiado" sin preámbulos se dirigió hacia la locación.
Thars llegó a la Gracia en cuestión de minutos sin problema alguno, con su mano la tocó y nuevamente se mostró un leve destello, dejando sus cosas en el suelo se sentó sobre el verdoso césped mientras observaba el sol mañanero asomarse de entre los árboles neblinosos no pudiendo evitar esbozar una sonrisa apoyó su la manos sobre pasto y solo cerró sus ojos disfrutando la brisa.
"Esto... ¿Es ser libre? Vaya concepto, no soy capaz de entenderlo, pensar que los Tiznados vivimos presos de nuestra libertad bueno los habitantes de estas tierras viven bajo el régimen de la orden dorada" por un segundo se fijó en el carruaje que aún se movía con bastante lentitud, luego su vista indagó en la Gracia frente a él "Creer en algo como eso llevó a la gente a la locura, desesperanza, desolación... Es como si se burlara de nosotros"
Con esto en mente se dejó caer sobre el suelo y cerró los ojos un momento sin darse cuenta se quedó dormido. Las horas pasaron nadie lo culparía, después de todo llevaba encima muy pocas horas de sueño más aún después de lo ocurrido dos noches atrás.
En medio de todo esto se escuchó un extraño sonido a la par de la aparición de unas extrañas partículas azules que comenzaron a formar una silueta frente a él.
Repentinamente en su plácido sueño el rugido de un oso lo despertó eso creyó oír, por mero instinto sacó su espada curva sin embargo fue calmando su expresión quedando perplejo ante la imagen frente a él.
—Tranquilo... No tienes porque asustarte —finalmente se dejó ver aquella persona de capa negra que lo había estado observando.
Él no contestó solo miró a la aparente chica eso pudo descifrar al oír su voz. Ella se arrodilló lentamente a medida que Thars se enderezaba se quitó la capucha y con ambas manos movió su capa negra hacia atrás.
—Mi nombre es Melina... y hay algo que quiero proponerte...
CONTINUARÁ...
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