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XXXVI "Incandescente"

Advertencia: capitulo con contenido sexual explícito

Ese momento en que las palabras carecen de sentido tan sólo a una simple mirada. Las brillantes pupilas perdiéndose en el contraste del color contrario, viendo más allá de lo físico.

El deseo de una pasión se puede desbordar en los ojos contrarios.

Como las dos amantes atrapadas en sus labios desde que cerraron la puerta tras de sí, entrando en ese pequeño pero a la vez inmenso mundo en el que sólo estaban ellas.

Era su última noche de sus vacaciones y definitivamente querían disfrutarla al máximo.

Los jadeos no se hicieron esperar en cuanto las manos de la pelirroja se adhieren con fuerza a sus muslos, siendo levantada y por inercia cruzar sus piernas en la cintura de esta sin separar sus bocas.

Al ser recostada las prendas de ambas son tironeadas hasta el punto que las telas ceden, separándose para terminar de quitar las inferiores, lanzando estas a lo lejos.

Se quedan hipnotizadas en sus ojos oscuros de lujuria.

—Quiero probar algo nuevo—Dice rozando la comisura de sus labios

—Si se trata de esa cosa que compraste, no creo estar muy interesada—Dice al entender lo que se propone la rusa

—¿Lo viste?

—No fuiste muy discreta que digamos—se ríe al ver como frunce el entrecejo

—¿Te puedo convencer de alguna forma?—sonríe

La morena baja la mirada nerviosa, mordiendo su labio para asentir con las mejillas sonrojadas.

Provocando que sea atacada con pequeños besos recorriendo su cara antes de atrapar su boca en uno apasionado.

—Espera—dice para levantarse confundiendo a la pelinegra hasta que pudo ver como sacaba algunas cosas del velador a su lado

—Tenías todo previsto

—Siempre—sonríe traviesa dejándo a la vista un velo y una pequeña cuerda

—¡Tu tenías mi libro!—se queja indignada

—Ya no es necesario que lo termines, te mostraré cada verso—la silencia con beso a la vez que sube las manos de la menor sobre su cabeza y amarra estás en el respaldo de la cama

—Te has tomado enserio lo de las cincuenta sombras de Romanoff—se ríe

—Si te sigues burlando te dejaré así para irme al festival—amenaza

—Bien

—¿Serás una buena chica?—delineando su cuerpo con la yema de sus dedos

Al asentir nota como sus ojos son tapados por la tela, privando su visión del ser majestuoso que tiene encima.

—Nat—iba a protestar pero al sentir la lengua de la pelirroja sobre su cuello, con movimientos envolventes, perdió la capacidad del habla al instante

—Ahora cada sensación será mucho más fuerte—muerde su labio, permitiéndose admirar con detalle el cuerpo a su merced

Era gratificante provocar tales reacciones ante un toque de piel con la persona amada,  tanto que se había vuelto un tipo de droga que no podría dejar.

Nunca tuvo tanto placer al brindarselo a otra persona, antes sólo se enfocaba en satisfacer sus necesidades sin preocuparse en lo más mínimo con quien fuera pero ahora que podía disfrutar tener en sus brazos a alguien tan especial a sus ojos, deseando que sienta cada caricia y beso como ella misma, perdiéndose la una en la otra.

Terminó de desnudar a su amada y así formar un camino de chupones hasta sus senos, donde se detuvo dejando pequeños mordiscos.

—Nat—gime mientras se retuerce bajo suyo, en un intento de librar sus manos para alcanzar su cuerpo—sacame esto—suplica

—Si te zafas, te irá mal—Dice parando sus acciones de golpe

—Por eso digo que me quedo así

Luego de compartir un par de risas, prosigue a atender su pecho, pellizcando el izquierdo con el otro en su boca a la vez.

Los gemidos no demoran en resonar por la habitación y la entonación aumenta a medida que su mano libre se encamina a la intimidad de la menor jugando con sus pliegues.

Ya sin algún sonido coherente saliendo de sus labios, con la respiración errática y pequeños espasmos que avecinan la llegada del clímax.

—aún no cariño—Dice autoritaria dejando confundida a la chica, y más cuando sus manos son liberadas como sus ojos, encontrando esas perlas esmeraldas iluminando las suyas mientras una sonrisa de lado acompaña su pícara expresión

—Ahora debes compensarme—Ronronea en su oído

Sus labios son unidos por un imán incandescente donde explora la cavidad bucal a su deleite mientras sus dedos tiran de su ropa  tratando quitarla inútilmente por lo que la ayuda a deshacerse de las molestas prendas.

Ahora ambas estaban desnudas con una leve capa de sudor haciendo brillar su cuerpo.

Artemisa dispuesta a complacer los caprichos de la rusa, sin rodeo alguno va directo por el palpitante sexo de Natasha la que suelta una maldición en cuanto una curiosa lengua rodea su botón de placer.

Se adentra luego de recorrer la línea de sus pliegues comenzando a sondear su entrada a la vez que su mano atiende su clítoris.

Su espalda parecía querer alcanzarla como sus gemidos hasta que una idea vengativa se cruzó por la mente de la azabache pero antes que se pudiera alejar se aferran a su cabello, impidiendo cualquier movimiento.

—Ni se te ocurra—regaña queriendo recibir la misma atención—por favor— termina suplicando al no obtener respuesta

Definitivamente su novia era bipolar, debía admitir pero ahora mejor se dedica a terminar con lo que empezó, antes que se enoje.

Iba a insultarle hasta que sintió su intimidad siendo chupada con intensidad, los jadeos regresan con fuerza y los espasmos no de hacen esperar hasta soltarse mediante un grito reclamando el nombre de la morena.

Se levanta con la respiración agitada para envolver su boca con la contraria en un beso desordenado.

Ella se alejó para sacar el consolador doble sonriente por la aturdida expresión  de la menor y peor cuando ésta jugó consigo misma haciéndola lloriquear.

gimió mientras insertaba un dedo dentro de ella...

—Ven aquí— ordenó, colocando la punta del objeto de silicona dentro de ella.

Se acerca nerviosa, recibiendo un beso en su frente para calmar sus dudas, con toda la dedicación y delicadeza que pudo en estos momentos, introdujo todo con lentitud hasta que se pudiera acostumbrar a la intromisión.

—ay... nat—gimio ya lista en cuanto la acercó más. Tan cerca que tus dos clítoris se alcanzan a rozar, lo que genera daba una sobrecarga de sensaciones de placer.

Comenzó lentamente, alejándose y volviendo con un movimiento de estallido.

Afirma  su cara contra ella de ella, reclamando sus besos. Lamió su labio inferior, pidiendo o mejor dicho exigiendo la entrada a recorrer la boca de la pelinegra.

La punta estaba golpeando su lugar, haciendo arquear su cuello y los nervios reaccionar. Donde Artemisa ya sin timidez comienza a empujar más rápido, intentando llegar al límite.

Tan pronto como se alejó, sintió que un dedo presionaba su clítoris sobre el consolador. Cierra los ojos y se encuentra la mirada de Natasha brillando en los suya.

—¿Estás a punto de acabar?—Pregunta recibiendo un asentimiento en respuesta ya que no podía hablar a estas alturas, era demasiado intenso. —Voy a dejar que te corras, solo esta vez—ronroneó seductoramente, acelerando su ritmo.

Llegaron juntas al borde del orgasmo, enrojecidas y tambaleantes, tratando de alcanzarle. Ella gime al sincronizar sus movimientos la morena, montando el juguete aún más fuerte, haciendo que sus sensibles núcleos explotaran de placer.

—ah mierda—dijo sin aliento al aumentar la velocidad, para llegar juntas a la liberación de clímax, dejándose caer a recuperar la respiración escondida en el cuello de la chica.

—Te dije que te iba a gustar—sonríe sacando el aparato y tirarlo por ahí, quedándose en la misma posición

—Ya veo—sonríe de igual forma

Se quedan inmersas en sus miradas, en silencio, sumidas en una paz reconfortante hasta caer en los brazos de Morfeo con una serena alegría inundando sus corazones

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