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XXXV "Patógeno"

ARTEMISA

Aún conservando sonrisas embobadas y divertidas de nuestra perfecta llegada a las tierras de Brasil, nos arreglamos a pesar de no haber alcanzado a dormir o siquiera volver al hotel por estar de caravana en caravana; las horas simplemente pasaron volando que ni nos fijaron cuando ya teníamos que salir al tour.

Como la vieja y confiable, ambas nos atamos el cabello junto a unas gafas de sol, ocultando las evidencias de su noche.

—Artemisa apurate—me regaña en cuanto ve que me dedicaba a meter bolsas de comida y refrescos, era un misterio como cabía todo en la pobre mochila

—Son municiones—digo obvia

—Mis armas son las municiones no vas a lastimar a nadie con una galleta, bueno al menos una que no sea de las de Wanda

—Eso si

Bajo la mirada amenazadora de la rusa, termino por sacar la mayoría. La seguí melancólica de mis chocolates y así emprender camino.

—Lamentamos la demora—dice la pelirroja sin saber de los cuarenta minutos de retraso

—Descuide Srta. Romanoff—responde con una sonrisa de lado deteniendo su mirada evidentemente en los atributos de mi novia pero como muchas otras veces no puedo hacer nada ya que la misma Natasha nos tiene prohibido demostrar algún signo de afecto entre ambas y así evitar ser un blanco de los enemigos, aunque era frustrante en muchas ocasiones

Un guía y desgraciadamente para mí, uno de los turistas eran agentes los cuales Nat contacto al llegar.

Como desconocidas ingresamos al automóvil especial de Safari e iniciar el trayecto.

Para colmar ahora tenía que estar sentada atrás y prescenciar como el descarado le coquetea sin pudor alguno, sólo puedo apretar las uñas el las palmas de mi mano omitiendo cualquier acción impropia, como enterrar la cabeza del agente en alguna parte de este vasto lugar.

Parece que lo hace a propósito al reír con cada una de sus estúpidas bromas, sabiendo del espectáculo que forma en mi cara, a veces creo que le gusta el sufrimiento ajeno más que a Stark.

Suspiro con resignación en mi puesto cuando escucho una voz a mi lado, encontrando una bonita chica de cabello corto. Una sonrisa de malicia se forma en mi mente, Romanoff no es la única que puede jugar sucio.

—¿Estás bien?

—Claro, un mosquito me estaba molestando pero ya no—le regalo mi mejor sonrisa

—Y... ¿También has venido sola?—responde de la misma manera, perfecto

—Si, es interesante a quienes puede descubrir en el camino

—Pienso lo mismo, por tanto podríamos disfrutar en compañía éste maravilloso lugar—dice con picardía—Soy Clare—me ofrece su mano

—Verónica—la estrecho para comenzar a hablar del paisaje y compartir datos de una vida imaginaria

Bajamos en cuanto nos detenemos a sacar fotografías y explorar, para ahora yo tener la atención de la rusa. Aunque, definitivamente,  era mucho mejor que yo en disimular sus expresiones.

—Vero, vero—siento mi manga en tirones

Me volteó al salir de mis pensamientos.

—¿Qué pasa?—casi olvidando mi nombre falso

—Se acercan unas jirafas (imaginemos, imaginemos)—señala emocionada al grupo de animales

Mierda, vienen directo hacia mi, bueno puedo hacer como que ocultó comida, total no es mentira.

Siento como Clare se aferra a mi brazo al estar a un metro de nosotras.

Con curiosidad se inclina ante mi, quedando su cabeza a la altura de la mia. Ganando la atención y sorpresa de todos.

Intento hacer caras para que se aleje pero sólo provoca que ahora todas hagan lo mismo con más intriga.

La chica se aferra a mi cintura para esconderse, haciéndome retroceder cuando se asusta, debido a la jirafa por levantarse.

En cuanto se marchan, con rapidez todos los presentes me rodean asombrados, bombardeando de preguntas y gritos eufóricos.

Y prefiero no describir el semblante de la pelirroja en estos momentos en los que los brazos ajenos me han soltado, se quedará sin mandíbula de tanta presión que hacen sus dientes.

Sumando otro problema, ahora que ya no se como quitar la atención de los visitantes, siento el inconfundible olor químico de las instalaciones de Snow, estamos tan cerca y yo sin excusa.

—Necesito orinar—digo lo primero que se me ocurre al agente/guía

—Puedes ir a los matorrales—al comprender—Alice y Joaquín están esperando hace un rato, los guiare

Era estúpido pero no pensé mucho.

—No demores—escucho decir a la chica y respondo con una sonrisa, antes de seguir  a los agentes

—¿Hacia dónde?—pregunta el idiota cabeza de huevo

—Unos diez kilómetros más al este

—Tardaremos un siglo a pie—se queja

—Creo que eso no será problema—digo señalando una manada de cebras pasando a la distancia

—Estas loca si crees que no a subiremos a esas cosas

—Puedes ir corriendo tu mismo si quieres, pelón—maldito por mi que se pierda en la boca de un león, aunque no es un mal plan

Al alcanzar las, no es difícil que me obedezcan por lo que no tardamos mucho en llegar.

—Nos separamos desde aquí, tenemos nuestra propia misión—dice el no guía, sacando sus armas

—¿Para qué las armas? Se supone que está vacía

Se miran entre sí para ver a Natasha que mantuvo su semblante neutro.

—Tenemos rehenes y algunos se han revelado, necesitamos un mayor control

—Torturando a los de Hydra querrás decir

—Así se hacen las cosas aquí, princesa

—¿Lo sabías?—le pregunté directamente a Nat, buscando su mirada, necesito saber que no me ha ocultado algo tan grande

Cuando baja esta, lo confirmo...

No me dolía lo que le hacen en verdad, no es su culpa lo que decida hacer Shield pero eso no es impedimento para contarme hechos que me involucran. Será en un intento de protegerme, aunque resulte lo contrario.

Antes que pudieran mencionar algo, saco de mi bolsillo trasero, con cautela, unas agujas especiales que me inventó Tony, las que se adhieren a mi guante no sin antes impregnar las con un veneno tranquilizante.

No pudieron reaccionar cuando ya caían inconscientes, dormir a Natasha estaba lejos de haberse cruzado por mi mente pero hubiera impedido lo que me propongo hacer ahora y estoy bastante molesta con ella de todas formas.

Ingreso por una ventanilla del ducto de aire, a gatas avanzo siguiendo el aroma de los agentes que deambulan. No son más de una docena en toda la instalación por lo que no será problema deshacerme de ellos, más si se concentran donde tienen a los cautivos.

Y gracias otra vez a Stark con mi super traje, uso el guante que contiene un filtro especial donde se expande mi sedante en modo de vapor.

Caen seis agentes y me tiro por la escotilla donde lance el gas.

Se acerca un grupo de cuatro que se derribaron no sin antes pegarme unos tiros aunque resultarán inútiles.

Terminó con los últimos de guardia y tengo libertad de una hora a que despierten.

Revisó las computadoras los datos donde tienen a Snow.

Si quiero respuestas es la mejor opción.

Al verlo en la jaula de vidrio como la que tantos años fui retenida, no puedo evitar una emoción indescriptible de un dulzor de la venganza misma ante mis ojos; estaba tan demacrado como mi niñez y era sumamente gratificante.

Pero no debo aceptar estos sentimientos negativos o seré un monstruo al igual que él.

—¿Artemisa?—exclama con dificultad en cuanto me distingue

—Te he venido a interrogar—digo al ingresar a su celda, cerrando tras de mi

—Créeme que lo han intentado—sonríe al señalar sus profundas cicatrices—sabía que la sed de venganza te traería de vuelta a mi

—No soy como tu, ni como los que te han torturado

—Sabes que sí, siempre lo haz sido

—¿Desde qué tanto? ¿Desde que tu padre encerró a la diosa?

—Te has enterado

—La he visto en mis sueños, y a Frederick

—No es "ella" si no tú—enfatiza

—¿Quieres decir que somos la misma?—asiente a la vez que ríe a boca tendida.

Es cierta la teoría de Bruce, no cabe duda alguna.

—Pero como la vez que te fuiste, borraste su memoria, parte tuya

—A tanto dolor—murmuro—¿Cómo dieron con en ella? ¿Cómo soy parte suya?....

—Si me terminas de soltar hablaré, es incómodo conversar atado

Lo desamarro sin objeción aunque asegurando la puerta.

—Bien, sigue

—Mi padre la encontró deambulando por estas tierras, quedó cautivado por sus cualidades, la vigilaba cada día, comprobando sus capacidades así que un dia sin más la capturó al atenderle una trampa—cambia su expresión a una de rabia — trajo una maldita perra a nuestras instalaciones, yo era menor aún cuando salió de control

Ya no me quedan marcas de la vez que me atravesó el abdomen, irónico fue que su sangre las borrará

—Fue culpa de tu padre, él era la bestia

—Esa maldita sufrió cada insulto, mordisco, arañazo y cada uno de los muertos en sus manos, juró venganza, ahora lo vienes a cumplir

—No creo en las maldidiones—digo de brazos cruzados

—Él tampoco lo hacía, por lo que sacó sus óvulos, muriendo a manos de unos hambrientos leones al salir del complejo

—Eso la convertiría en mi madre biológica

—Sus óvulos eran los de menos, su juramento se había cumplido y la ira me consumió, ahí decidí crearte, traspase su sangre a ti, cada una de sus capacidades y las mejore, sus conciencias, la maldición terminó por transformarte en ella

—Es confuso, ocultas algo

—No, era una diosa, su palabra se cumplió y la reencarnación se hizo, son la misma persona

—Sigue sonando irreal

—Mirate, tu traspasas la realidad, ¿Qué mejor prueba?

—Las terrenales, necesito los informes

—Los tengo ocultos en una de las salas de arriba, déjame mostrarte, sólo yo puedo hacerlo

—No creo en tus buenas intenciones, y escaparas sobre mi cadáver

—Sé que no volveré a ver la luz del sol, permíteme regalarte esto como padre

—No soy tu hija—digo con asco

—Entiendo tu odio pero antes de mi muerte quiero enmendar alguna parte de mis errores

—No...

—Así nos librarnos de nuestros monstruos internos, te doy eso

No sé si fue su mirada o su tono de voz pero algo cambio en su semblante que me hizo creer en sus palabras por un momento.

Até sus manos y lo seguí, efectivamente no lo podríamos encontrar sin sus huellas dactilares y su cabeza.

Me entregó un libro enorme con todos mis datos, cumpliendo.

Al volver los dos agentes y Natasha nos rodearon, con el par apuntando mi cabeza con una metralleta.

—Cometes traición, no podrás

—No es eso

—Dejaste inconciente a todos es obvia tu intención—se acerca amenazante con el arma pero Nat se interpuso apuntando la cabeza de ambos

—Suelten el arma o les vuelo los sesos

—Deja de jugar

—No lo hago—dice sacando el seguro por lo que obedecen

—Ella tendrá que ser interrogada—vuelve hacia mí, inútilmente ya que la pelirroja se pone enfrente, derribando éste

—No lo creo, Snow vuelve a su celda y Artemisa conmigo

—¿Por qué la defiendes? Sólo es tu colega, Fury no se molestará si le hacemos unas cuantas heridas, diremos que la atacaron—Dice el otro

La iba tirar del brazo para que nos fuéramos antes de que soltara la lengua pero no se pudo, al diablo con el profesionalismo.

—Es mi novia, y si te acercas un milímetro más a ella, estarás muerto—su mirada era fulminante a otro nivel, no fue problema que nos dejaran ir, hasta entregando uno de los autos

Es un hecho, no me puedo enojar con mi rusa...

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