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XXVIII "Frenesí"

El quinjet aterriza en plena selva, pero no es la zona que les indica el mapa.

—Por aquí no es

—Cierto—dice simple la rubia para cambiar su expresión drásticamente, tomando al par de amigos por absoluta sorpresa

Cuando se dio tiempo de reaccionar, era muy tarde, ya tenía a James inmovilizado por el cuello, con un arma apuntando su cabeza.

—Susan

—Lo lamento Artie, en verdad me agradan—exclama con fingida dolencia—pero tengo mis prioridades

—Déjalo porfavor—se intenta acercar pero se detiene en cuanto quita el seguro de la pistola

—No lo haría si fuera tu, a menos que quieras ver los sesos de JJ por todas partes y no queremos eso ¿Cierto?

—¡Vete! No te preocupes por mi

—Tu cállate—saca una jeringa para dejarlo inconsciente, cayendo al instante

—James—se agacha a tomarlo y siente un pinchazo en su cuello, quedando en las mismas condiciones

Logrando su cometido sin problema alguno, llama a sus secuaces para llevarlos a la sede, que estaba oculta específicamente bajo tierra, así sin dejar rastro a la vista de nadie.


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Despierta adolorida, notando su cuerpo amarrado a una camilla, mientras tiene una máquina conectada a su brazo, extrayendo su sangre.

—Al fin en casa—oye la voz de Snow y la sigue con dificultad de fijar la vista

Se acerca con una sonrisa arrogante—¿Lo ves? No puedes escapar de tu papito

La chica le escupe con desprecio en respuesta, ganándose una bofetada que no le hizo cambiar su semblante.

—¡¿Lo quieres así?!—dice con cólera—Susan tu habla con esta malcriada—saliendo de la sala de vidrio

—Si señor

—¿Dónde está?

—James está bien, durmiendo en otra sala... Con los seguros necesarios cabe decir

—Me das asco

—Lo sé, me importa una mierda—ríe

—¿Qué hacen?

—Es por lo que me tienes aquí, al sacar tu sangre podré hacer todos los estudios que se me plazcan y usarlos a favor

—¿Y por qué unirte a mi padre?

—Siempre lo he admirado—alza los hombros—ahora soy su mano derecha y mejor súbdito

—Que conformista de tu parte luego de traicionar a todos

—No creas, no me conoces

—Tu a mi si, más que yo de echo, así que dime porque lo admiras tanto

—El uso a su mujer para crearte sin problemas, es un frío calculador y tu abuelo era aún peor

—¿Qué?

—El capturó a la diosa de la que sacaron todas tus capacidades, hace décadas que pudo extraer sus células y transformarlas, tu papi solo lo mejoró e implantó

—Sueltas todo sin tapujos, maldición—comenzando a hiperventilarse

—No volverás a salir para decirlo a nadie—alza los hombros—y me agradan todavía, debes saber tus verdades

—Que consideración—dice con ironía

—Sigo entonces, querida—continuando su relato
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Sobrevolando los cielos estaba la rusa, sosteniendo con fuerza el volante.

—No te desquites con la pobre nave

—Cállate Rogers

—Nat, sabes que no estarán donde dicen los informes, hay que detenerse a pensar y averiguar, intenta calmarte

—No puedo si ella está a manos de hydra

—Por eso hay que relajarnos para poder dar con la guarida—posa su mano en el hombro contrario—también estoy preocupado, quiero mucho a Artemisa y no me gustaría que le pase nada pero para eso necesito a la Natasha calculadora

—Está bien—suspira resignada para poner el piloto automático
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Aunque al pasar los días, ninguno tenía buena la paciencia, donde la agente con cada hora perdía más los estribos al no tener ninguna pista del paradero de la menor.

Sobrevolaron cada rincón de la selva, hablaron con cada excursionista y residentes cercanos pero parecía que la tierra se la tragó por completo.

Hasta que surge un milagro, por las mismas tribus del Amazonas que intentaron explicar mediante gestos, un extraño lugar del que salían y entraban personas como los agentes.

"Ya voy amor, aguanta un poco más" siente su corazón apretado de pensar como puede estar la chica.

Quien se encuentra en esa lúgubre sala de paredes de cristal, siendo vigilada como todo el dia.

—Te vez fatal cariño—aparece su padre—debes comer mejor para recuperar tus fuerzas

—Que te den

—Sigues con la insolencia—dice molesto para presionar el botón infernal, mandando una aguja tan fina como dolorosa directo en un nervio central—¿Te gusta? Es un modelo nuevo

Se retuerce de dolor en su sitio—basta, por favor—súplica

—No me gusta lastimarte querida así que se una buena chica ¿Está bien?—dice y ella asiente para no recibir otro

Toma los sándwiches que le trajeron hace horas para llevarlos a su boca pero le dificulta tragar, tiene todo el maldito cuerpo dañado.

—Así muy bien, quizás puedas ver a tu amiguito hoy—Se levanta de su puesto tras el cristal

Cuando se va tira el pan lejos para abrazar sus piernas, escondiendo su cabeza

Y al pasarlas horas James fue ingresado a su sala.

—JJ—solloza frustrada al no poder ni mantenerse en pie

—Cariño—corre a abrazarla—¿Qué te han echo?—dice al ver sus ojeras

—Juegan a los científicos los muy idiotas—dice apretando los dientes y admirar que no está muy diferente a ella—¿Qué te han...

—No te llevas el crédito sola—ríe en seco, sin fuerza

Se escuchan alborotos por todos lados donde no demoran el llegar su progenitor junto a la rubia, con un grupo de hombres a sus espaldas.

—Deben ser ellos—le dice en secreto a la pelinegra

Corriendo fuera para gritar a los cuatro vientos a que los encuentren pero es detenido a golpes, uno tras otro.

—¡No! ¡Suficiente!—grita desesperada, juntando toda la fuerza que le queda para dejar inconsistente a los atacantes

—Quieta o te juro que le vuelan la cabeza como a tu hermanita—sonríe sádico el hombre que causó todas sus desgracias y se aproxima cegada por la ira, formando sus cuchillas en las manos dispuestas a incrustrarse en lo más profundo de su carne

Las ondas de dolor se hacen notar pero sigue su camino a pesar de irritar en cada paso.

Pero todo el esfuerzo es en vano cuando siente un liquido invadir sus venas.

Alcanzando a oír su nombre a la distancia, antes de quedar inconsciente.

Los hombres no demoran en caer como moscas y una vez quedando sólo el par en pie, Steve retiene a la furia roja por la cintura.

—No cometas una estupidez

—¡Mataré a ese hijo de puta!—intentando zafarse

—No querrás ensuciar más tus manos, ya entiendo como aprecias tanto a mi hija, tienen la misma cantidad de sangre a sus espaldas—provocándole , recibiendo una bala en su pierna en respuesta

Steve la suelta ya que bien merecido se tenía el dolor.

—¿Que le pusiste?—encara a la rubia, a la que no se le mueve un pelo—Habla maldita—le tira del cabello hasta que siente como los mechones ceden, repartiendo unos cuantos golpes aunque no logra nada

—Natasha es suficiente, una vez en la torre lo averiguaran—tranquiliza el capitán

Con cuidado toman a la azabache, para llevarla al quinjet, donde la acuestan.

James ayudó a pilotear para que la pelirroja pudiera acompañar a la menor.

No pudo evitar sus lágrimas al ver como la dejaron, con moratones por todo el cuerpo tan frío como pálido, además que a penas respira.

—malditos—murmura, acariciando su rostro acabado

Llegan en unas horas, se la lleva con rapidez a la enfermería; mientras los demás se encargan de los prisioneros.

Y tan sólo al subirla a la camilla comienza a convulsionar.

—¡Artemisa!—se desespera sin saber que hacer, cuando llega Bruce a socorrer

Corre al verla, levantando su cabeza y poner algo para que no se ahogue con su lengua, donde poco a poco se deja de mover.

La máquina de latidos avisa que ya están estables.

—¿Qué le pasa?—dice con los ojos llenos de lágrimas, al borde de un colapso

—Es una reacción por una sobredosis de alguna droga anestésica—explica mientras la comienza a revisar

—¿Va a estar bien?—dice con un hilo de voz

Al verla lo nota, Artemisa era de quien se había enamorado y muy a su pesar, nunca vio esa mirada para él. Ése singular brillo esmeralda era para la pelinegra, sólo para ella.

—Estará bien, es fuerte—le acaricia la mejilla—es muy especial para que estés así

—Bruce

—Tranquila, es verdad lo mucho que me agrada así que no te atormentes por mí, comprendo que la ames y por eso la cuidaré, por ambas

—Gracias—lo abraza permitiéndose soltar todo lo que se retuvo

Se quedó al lado de la morena en todo momento, sin molestarse por comer algo.

—Yo me quedaré a verla, necesitas comer algo y descansar—propone Wanda con un café en sus manos

—No—dice segura—gracias de todas formas

La castaña bufa al ver como se complementan en la terquedad, así que le entrega las provisiones que usaría.

—Estaré atenta si cambias de idea

Al devorar todo en segundos literalmente, se queda dormida en la incómoda silla.

Hasta que una tos se hace presente.

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