"De corta duración"
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Fueron pasando los días desde esa situación que marcó un antes y un después en la relación de ambas chicas.

Artemisa se mantenía distante, además que ahora rotaba sus entrenamientos para no tener que pasarlos con la rusa por lo que no se veían mucho, lo que Natasha comenzó a notar pero no quería presionar a la menor o hacer algo que le provoque alejarse más.

Ambas extrañaban esa cercanía de confidencialidad que habían formado. Se necesitan pero ninguna quería enfrentar su situación.

Con Lana del Rey a todo volumen, acostada en la alfombra, apoyando sus piernas en la cama; intenta acabar con un flujo de lágrimas mientras juega con los mechones de su cabello, una rutina que se había formado en estos días para ella.

Wanda se hizo presente, preocupada por el estado su amiga.

—¡Suficiente!—se irrita al ver como la chica sigue igual—Levanta tu existencia del suelo de una vez

Y al no obtener mayor respuesta que un bufido, controla su cuerpo, dejándola de pie, frente a la puerta del baño.

—Vete a duchar y te arreglas bonita que tienes una cita

—Ya voy, calma—la peminegra alza las manos en son de paz—espera ¡¿Qué?!—voltea y mira a su amiga, exigiendo una explicación

—Le dije a María que aceptabas su propuesta, viene en una hora así que te debes apurar—dijo sin más rodeos para empujarle dentro del baño y cerrar la puerta

—Wanda ¿Qué hiciste?

—Ay, no te quejes, será bueno salir y despejar tu cabeza, por eso obedece o te voy a golpear

—Bien, calma tus nervios bruja detonante

Sin más remedio se bañó, eliminando cualquier rastro de su llanto para arreglarse y darse ánimos que lo que ya estaba echo.

Wanda quedo conforme al verla ya radiante. Luego de dejar toda esa mala energía en el agua, había vuelto a su estado normal.

Hizo caso de olvidar todo por este día al menos...

Y con una perfecta puntualidad, junto a un regalo en sus manos; María Hill se hizo presente en la torre, con un aura galante, haciéndo que sonría al ver su esfuerzo.

—Agente Hill, no imaginé que cayeras en un cliché—dice al aceptar el paquete, luego de besar la mejilla contraria

—Vale la pena hacerlo—le da un guiño

Desenvuelve la caja misteriosa, dejando ver un set de pinturas, de diferentes tipos y colores, un gesto que la hizo alegrarse demasiado

—Debo admitir mi ignorancia respecto a las técnicas de las artes plásticas, por eso traje los tipos de pintura que encontré

—Gracias—le da un abrazo efusivo—hace mucho que no pinto o dibujo y me servirán de mucho

Pasó a dejarlos a su cuarto rápidamente aún manteniendo su sonrisa, tal humor fue notado por dos curiosas.

—Suerte con la "Agente Hill"—dice Wanda imitando su tono de voz

En respuesta muestra su dedo corazón para desaparecer de la sala, dejando a la castaña riendo. Pero la pelirroja, muy por el contrario, estaba bastante molesta por la actitud de Artemisa respecto a la otra agente, mientras que con ella no quería cruzar palabra alguna o sólo las necesarias.

Estaba desconcertada, de eso no había duda, no se podía quedar imaginando como disfrutarán su velada por lo que fue ideando un camuflaje de su olor...

Dejando de lado todo su orgullo o principios para ir en plan de espionaje.
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—Bueno, entonces ¿Dónde quieres ir?

—Como te haz confesado respecto al arte, es inútil arrastrar tu trasero allí por lo que podríamos ir a un lugar más divertido

—¿Y dónde sería?

—Agente Hill, acepta ir a gritar de emoción en el parque de diversiones—extiende su mano

—Me parece—corresponde

—Vamos por algodón de azúcar—le da tirones efusivamente

—Pareces una niña

—a mucha honra—le guiña un ojo, sacándole una sonrisa

Por otro lado, cierta chica divisa su objetivo y con cautela prosigue el seguirlas.

Al llegar no había tanta concurrencia como creían por lo que tendrían libre acceso a los juegos.

Aunque al llegar a cierto de estos la de ojos claros trago en seco.

— No me digas que la ruda y despiadada agente Hill, tiene miedo

—No

—Pues avísale a tu cara, estás pálida—ríe

—Bueno entonces necesito un incentivo—dice cambiando su actitud y acercar su rostro al de la más baja, quedando a un par de centímetros de distancia

Natasha tenía los nudillos blancos  por la precisión de su ira en estos momentos, con unos incontrolables deseos que ni sabe de dónde sacó, de ejercer esa fuerza en el rostro de la agente.

—Creo...—retrocede—que le bastará con mis cuidados

María sin más la sigue aunque con algo fastidio, a pesar de que igual fuera muy rápido, le molesta un poco el hecho de ser rechazada.

Siguieron su día subiendo y participando de todo, hasta el mal humor de Hill había cesado al disfrutar de la alegre chica, donde por el lado contrario la rusa seguía vigilando desde las sombras.

Decidieron pasar a la cafetería para terminar su velada, hablando de trivialidades.

Pero su mala suerte se tenía que hacer presente. Al salir de ésta, la menor pudo divisar a su progenitor, comenzando a sudar en frío y antes de que la pudiera ver, se voltea hacia su acompañante para ponerse de puntillas y rodear su cuello, quedando con su rostro entre éste y su oído, lo que efectivamente hizo sobresaltar a la desprevenida chica. Una imagen muy comprometedora más para la fulminante mirada rusa.

—Sigue la corriente—dijo por lo que al captar puso sus manos en la cintura de ésta

—El hombre rubio de gafas y al menos de 50 años de edad, ¿Sigue cerca?

—Creo que va a entrar—en cuanto le localiza—está con un par de hombres y... ya se fue

La azabache dejó salir el aire que retuvo al escucharla, y cuando se separaron pregunto.

—¿Quién era?

—Mi queridísimo padre—dijo irónica

—Bien mientras estés en la torre con todos no se va a atrever a entrar

Artemisa se quedó pensando en el rostro de satisfacción que tenía el hombre, ¿Tendrá algo planeado?.

—Te parece si te acompaño a la torre?

—Si, gracias—dijo al reaccionar

No demoran en llegar por lo que era hora de despedirse
—Gracias por todo, la pase de maravilla—le ofreció una cálida sonrisa

—Fue un placer, y espero que sea una de muchas—sonrie—hasta luego agente Warren—ofrece su mejilla pero antes de recibir el beso, da vuelta el rostro para así robarlo e irse riendo feliz, antes que la menor se pudiera reaccionar

Se dispuso a entrar pero antes de poder cerrar la puerta, la jaló la furia roja, para ser estampada contra la misma.

Se quedó paralizada debido a la sorpresa.

—¿Qué te traes con Hill?

—¿Disculpa? Esa parte de mi vida no te incumbe, así que con tu permiso—se trató de mover pero sólo consiguió más presión sobre ella, ahora con menos espacio separando sus rostros

—No te vas, ¿Por qué te comportas así con ella? ¿Te gusta?

—No te tiene que importar mejor vete a fastidiar a Bruce

—¿Qué tiene que ver él?

—No te hagas, te vi besarle, percibí la emoción que sentías—la separa de sí para secar una lágrima traicionera—estás mejor con él, volvió correspondiente, por ti—suspira—no te confundas y no hagas que yo también

Le agarró de la muñeca antes de que se fuera—No es así... yo

En eso fueron interrumpidas por un gran estruendo...