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XVI "Opia"

"La ambigua intensidad de mirar a alguien a los ojos, que puede sentirse simultáneamente invasivo y vulnerable"
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Steve llegó junto a Tony a unos cuantos en que las dos chicas seguían en la misma posición, en su propia burbuja, casi olvidando por unos cuantos segundos dónde estaban.

—Artemisa nos alegra mucho verte

—Haber si ahora Natasha no anda con humor de "te corto la yugular si me miras"—expresa divertido el filántropo

Fueron directo hacia el automóvil, todos menos Artemisa que pudo percibir un olor familiar que no recordaba bien, le desagrado la intensidad de éste a pesar de notarlo lejano.

Natasha retrocedió al verla algo abrumada—¿Estás bien?—posando sus ojos en la vista pérdida de la chica a quien le costó devolverle mirada

—Si, pero creo que pronto vendrán más

—Tranquila—Dice para tomar su mano y trasmitir calma

Artemisa sonrió complacida, correspondiendo al agradable gesto y seguirla e ir a la torre.

Una vez ya en la sede de los Vengadores Tony se despidió para irse a su casa, antes de que entraran.

Adentro estaban todos ansiosos por su compañera, en especial la castaña que la consideraba una hermana.

—¡Artie!—corrió con sus lágrimas ahora de alivio, amenazando con salir

Pero antes que la pudiera abrazar la pelirroja interpuso su mano con un disfrazado recelo.

—Con calma, tiene que tratarse las heridas—explicó

Wanda la miro mal pero al procesar mejor la acción de la mayor, sonrió de forma ladina.

—No te preocupes Wanda ya estoy bien, gracias por traer a la familia a salvo—sonríe para acariciar los mechones de la contraria

—No me hagas como a Black—bufa

—Bueno Artemisa, vamos a tratar tus heridas—interrumpe al par de amigas

—Está bien, buenas noches y cuídate

Se despiden para ir a la enfermería aún con las manos entrelazadas, se había vuelto muy cómodo que lo habían olvidado.

—Al parecer ya se están cerrando en su mayoría—dice mientras analiza las heridas

Saca lo necesario del botiquín y con un algodón untado limpia la sangre seca.

—Me avisas si te duele

Natasha seguía con su labor con delicadeza, las heridas ya sin visibilidad pero se preocupa de todas formas al ver como Artemisa tenía la vista pérdida.

—¿Pasó algo más? ¿Qué te hicieron? —puso ambas manos en las de la chica, para agacharse a su altura, al ésta estar sentada

Fijo su vista en los preocupados ojos esmeralda, perdiéndose en la intensidad de éstos.

—Antes de irnos pude sentir un aroma familiar junto a los hombres que venían detrás de nosotros

—No alcanzamos a verlos de todas formas

—Si porque estaban a un par de kilómetros, creo que lo bueno de esto fueron mis sentidos, ya se van agudizando muy rápido

—¿Qué clases de sentidos?—sonríe de lado para levantarse y con una mano en cada lado, acorralar a la chica, acercando peligrosamente su rostro

Artemisa quedó atrapada en su mirada antes de terminar con el mínimo espacio que las separaba, sintiendo sus labios contra los suaves de la rusa, en un beso el cual se fue tornando apasionado.

Al separarse por falta de aire sin pensarlo más allá de lo que su corazón quería expresar a como de lugar, sólo actuó como sus sentimientos le dictaron.

—Te amo—rápido y sencillo, sólo una frase desde lo profundo de su alma, simple, pero tenía tal peso consigo que Natasha se alejó de un salto como si tal palabra la hubiese quemado, aunque de alguna forma si lo había echo

—Yo...—la pelirroja estaba con un gran lío mental como sentimental, con una guerra interna, con los nervios comenzando a invadir su ser

Artemisa lo notó pero estaba lejos de molestarse con la rusa por eso.

Sólo sonrió dulcemente, mientras se levantó a tomar la mano de la contraria—No tienes que decir nada ahora si no quieres, no tienes que corresponderme tampoco—Nat la vio, aún más confundida—sólo quería decírtelo

—Lo dices porque no conoces todo de mí, no sabes quien soy en verdad—murmura con un hilo de voz

—En eso te equivocas, no tengo que saber todo tu pasado para saber quien eres—hace que la mire a los ojos—con tratar cada día contigo puedo ver lo maravillosa que eres, una chica fuerte y decidida, con mucha personalidad, atrevida, confiada—sonríe— tanto así que no dejas ver a simple vista tu lado amable, tierno y sensible, el que de todas formas demuestras

—No sabes que clase de monstruo llevo dentro mio—Dice con la voz quebrada

Tomando el rostro de Nat entre sus manos y secar las lágrimas que caen—déjame conocerlo si es así, quiero saber lo que te atormenta para así poder ayudarte, sólo tienes que soltar eso y el pasado se irá porque como lo dice la palabra, ya fue, quedo atrás y tu eliges que rescatar o que no para progresar

Y junto a un café con la habitación de la menor siendo testigo, esa noche Natasha por primera vez se pudo abrir a alguien.

No sabía bien cómo o por qué, esa niña desde que llegó fue una dosis de calma, luego de pasar por ese mal amoroso que la hizo revivir sus tormentos que ahora puede contar con toda confianza, Artemisa causaba eso después de todo, con ella se sentía cómoda y confortada.

Pudo hablar de la habitación roja, sucesos de asesinatos, promiscuidad, delitos que causó al salir y no tener noción de los límites de lo correcto o lo que estuviera mal, claro que omitiendo detalles más allá, y posteriormente gracias a Clint haber ingresado a Shield que generó su más grande cambio y progreso pero aún se veía atormentada por los grandes pesos de su pasado.

Se expresó, se permitió llorar dónde Artemisa escuchaba atenta  comprensiva, sin interrumpir, sólo abrazandola cuando lo necesitara para poder reconfortarle.

—gracias—dijo una vez calmada—siempre haces que hable de mi

—Esa es la idea, tienes que desahogarte más seguido—sonríe—y estaré con mi hombro preparado

Pasaron unos minutos en silencio donde Natasha tendría que volver a su cuarto pero no quería alejarse de esta serenidad que sentía en su mente y corazón, donde sabía que al encontrarse sola sus pensamientos malos la atacaran en su desvelo.

—¿Puedo dormir aquí?

Artemisa se sorprendió al oírla, abriendo los ojos, confusa, no lo esperaba para nada pero estaba lejos de molestarle.

—Puedo dormir sola, sólo que no quiero quedarme pensando tanto...

—Claro que puedes quedarte—sonrió con nervios por la idea de compartir cama con la chica que la traía loca—pero antes deberíamos ir por algo cómodo

—Claro—dice al fijarse que aún tenía su traje, al igual que la contraria

Ambas se fueron a cambiar y al volver Natasha recién sintió los nervios venir a su cuerpo, cuando vio a Artemisa ya semiacostada.

Con una sonrisa en invitación a subir, se acomodó a un lado de la cama y ambas se quedaron en silencio ocultando su nerviosismo al ver hacia otro lado.

—Descanza, has pasado por mucho hoy—dice Natasha dándose vuelta para quedar frente a la morena, vio el tono morado que aún conserva su mejilla izquierda y la acaricia como si en el tacto pudiera borrarla

—creo que los moratones demoran más en desaparecer—dice comenzando a caer en el sueño

Natasha se quedó así hasta que la menor se durmió.

—¿Cómo logras que actúe de estas formas?—dijo despejando el rostro de la contraria, peinando sus mechones negros hasta que de igual forma se durmió profundamente

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