XLVIII "Recuerdos rojos"
Una melodía hizo despertar a la durmiente roja, quien abrió sus esmeraldas con pesar para buscar con ellas a la morena pero no estaba a su lado y no estaba en su habitación.
Se alarmó al levantarse, analizando el cuarto que la rodea, paredes en blanco junto a una pared repleta de todo tipo de armas y a un lado un pequeño escritorio.
Era su antigua pieza, estaba en la habitación roja.
Sintió su respiración fallando mientras un nudo se formaba tanto en su garganta como su estómago.
No podía estar ahí de vuelta, debía ser un mal sueño.
Pasos se escucharon avanzar a su puerta, reaccionando en posición, lista para agarrar uno de los cuchillos y atacar.
Pero era quien nunca creyó volver a ver, sintiendo su corazón oprimido al instante.
Yelena con quien se crió desde que tiene memoria...
-Es hoy-oía su voz lejana, viendo la ansiedad en sus ojos pardo, los que parecían temblar
Decía algo más pero estaba ocupada admirando este reflejo que mostraba su mente.
-¿Natalia me estas oyendo?-la regaña de un golpe en su brazo
-¿Qué pasa?-exclama abatida
-La operación es hoy
Ya se acordaba, revive el día en que le extirparon el útero en su adolescencia, no les servía tener una forma de descendencia que significara un tipo de apego, para las máquinas de matar que requieren era un peligro llamando a los errores no permitidos.
-Natalia Alianovna y Yelena Belova, pasen a enfermería-escuchan la voz de la directora
Sólo alcanza a tomar su mano temblorosa entre las propias, buscando brindar calma mediante su acción.
Los guardias no demoran en retenerlas en camillas y llevarlas a su destino amargo.
Vio su mirada nerviosa, asustada de lo que estaba por venir, antes de desaparecer tras la habitación de al lado.
Los doctores de azul con las mascarillas ya listas en sus lúgubres rostros, pusieron la anestesia en el suyo, comenzando la cuenta regresiva de la perdición.
Despierta abatida con la respiración errática y el sudor recorriendo su frente, sintiendo las antiguas emociones invadir su alma, hasta que sintió tanto un brazo como pierna aferrarse a su cuerpo.
Con el episodio de flashback pasando a segundo plano al ver a su durmiente con las mejillas sonrojadas mientras frunce la nariz como diferentes muecas que a sus ojos son lo más tierno y acogedor.
Artemisa no la juzgo de su pasado pero...
¿Seguirá haciéndolo al saber que abandonó a su casi hermana en manos de esas bestias?
Acariciaba los rizos azabache, buscando acallar sus pensamientos, aumentando las morisquetas en la menor quien no demoró en abrir los ojos, los que frega con sus manos.
-Buen día, lyubov-no pudo evitar sonreír con ella
Se quedó perdida en la intensidad marrón que le regalaban sus orbes, viéndose en ellos, con las imágenes de su pesadilla volviendo, junto a diferentes recuerdos sufridos en ese lugar.
Viendo sus rostros, de esa especie de familia, si no se hubiera ido y dejado...
¿Pudo algún día haber resultado esa tranquilidad acogedora que le regalaron los vengadores?
Artemisa al notar su vista perdida, alcanza su rostro con ambas manos, para repartir pequeñas formas suaves en sus mejillas.
-¿Pasa algo?-dice suave, buscando la atención de las esmeraldas
Natasha se quedo en silencio, si bien ya le había contado sobre la habitación roja, omitió detalles que aún la avergüenzan y la hacen sentir una horrible culpa.
No quería decepcionarla, no a ella.
Disimuló su expresión a una de picardía, sonriendo de lado a la vez que muerde su labio, antes de tomar los de la morena, iniciando un pequeño vaivén, distrayendo no solo a la menor si no que a ella misma.
-¿Buscas persuadir mi pregunta con ese beso?-sonríe, al conocerla bien
Pero para su salvación se escuchó la voz de la castaña tras la puerta.
-¡Pónganse ropa! ¡Voy a entrar! ¡No quiero traumas!
-¿Por qué estarían sin ropa?-oyen la voz de la inocente Lila
Por lo que no demoran en recoger las cosas regadas en el suelo y vestirse en tiempo récord, pudiendo abrir.
La niña no demora en lanzarse a los brazos de la morena-Tía artie ¿Por qué no me dijiste que eras una princesa?-reclama, inflando sus mejillas
-No recordaba serlo-hace un puchero lastimero, disculpándose con la pequeña
-¿La tía Nat también será una princesa?
-No lo creo, sólo es una simple mortal -Wanda se burla con una cantarina risa
-Para que sepas, si lo seré-afirma-Cuando sea mía oficialmente
La castaña no tomó el peso de sus palabras hasta analizarlas bien, abriendo los ojos sin creerlo.
-¡¿Se van a casar?!
La sonrisa en ambas lo confirma, oyendo un nuevo grito agudo pero no era de Wanda esta vez.
Clint apareció en la entrada con la misma expresión de alegre sorpresa.
-¿Le robaste la voz a tu hija?
-Yo no chillo de esa forma-reclama la menor entre risas como las de todas las presentes
-Espera... ¿Estás llorando?-pregunta la pelirroja con la ceja alzada
-¿Por qué estoy más emocionado que tú, rusa insensible?
-Ya me encargué de demostrarle mi emoción anoche-murmura en doble sentido
Wanda aprieta su cabeza, buscando obviar las imágenes que le cruzaron en cuanto lo dijo, ya creía que Natasha lo hacia a propósito para verla sufrir.
Fueron a desayunar en conjunto, sonrientes por la noticia pero de todas formas Artemisa notaba como la rusa se perdía en momentos, cambiando su expresión cuando sus ojos se encontraban.
-¡Artemisa se va a casar es una injusticia!, lastima mi corazoncito frágil-dramatiza la menor de las escuderas
-Siempre serás mi pequeña niña-le da palmaditas en su coronilla
-¿Te vas a casar?-Apareció Aretha con voz rasposa, desapareciendo al instante
Disfrutaba a costa de un corazón dolido, debio tomar tiempo en decirlo, no quería lastimarla más de lo que ya había echo al no darse cuenta antes de sus sentimientos.
-Iré a hablar con ella-avisa antes de desaparecer de igual forma con la furtiva mirada esmeralda sobre sí
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Un jardín decorado por las más bellas flores hasta donde daba la vista era testigo de la abatida albina quien parecía camuflarse entre la belleza de las plantas coloridas.
-Perdóname, no debí anunciarlo de esa forma, fui insensible
-No-se aclara la garganta-No debes disculparte, no es tu culpa
-Lo es, por no haberme dado cuenta antes
-No quiero hablar de eso-la mira con un suspiro saliendo de sus labios-Me iré un tiempo, necesito pensar y conocer nuevos lugares
-No te culpes-aclara rápido al ver como sus ojos se cristalizan-por mi decisión quiero hacerlo-sonríe secando una lágrima que salió de los ojos marrones
-¿Venias a despedirte?
-Si, ya lo tenía preponderado
-Cuidate mucho
-Hablas conmigo, quien me rete debe cuidarse-sonrie y la morena ríe
Envolviendose en un abrazo del adiós donde Aretha quería sentirla por última vez antes que se fuera en los brazos de otra persona.
Pero no esperaban que la rusa viera toda la escena, al ser mandada con ayuda de una pequeña escudera. Mal pensando todo, focalizando sus sentimientos encontrados de esta mañana en una ira desenfrenada hacia la rubia.
-¡Aléjate de ella!-la empuja con fuerza al suelo
-¡Natasha!
-Maldita mortal-Aretha se levanta con la misma rabia, buscando responder
Iniciando una guerra prevista desde su primer encuentro, hace tiempo tenían ganas de enfrentar a la contraria y ahora que estaba la oportunidad no habría tregua alguna.
O eso pensaban ya que la menor se interpuso, recibiendo golpes por parte de ambas.
-¡Basta las dos!
-Discúlpeme mi Lady
Cuando la mirada de la pelinegra se posó en Natasha quien gruño para salir corriendo.
Artemisa no demoró en seguirla luego de disculparse y terminar de despedirse de la albina.
Al alcanzarla es notada en seguida por la espía quien le daba la espalda, escondiendo su sentir.
-Nat-exclama suave
-Ve a consolar a tu amiga-reclama con rabia pero su voz se quiebra no pudiendo cumplir
La morena la hace voltear, buscando su mirada, al tomar su rostro entre sus manos, fijándose como retenían el agua en sus esmeraldas.
-¿Qué pasa, Nat? Haz estado rara desde la mañana
No sé atrevía a responder, sin poder evitar sentir miedo por su reacción si se enteraba.
Artemisa sin entender lo que pasaba por su mente, sólo tenía una respuesta, se arrepentía de sus palabras dichas en su noche de reencuentro, quizás no las midió al dejarse llevar por el momento y ahora podía sentir el peso.
Con la inseguridad golpeando su pecho igual que la rusa pero por diferentes motivos, se aclaró la garganta por la emoción amarga que se venía al pronunciar lo que no quería pero sentía que debía hacerlo.
-Si necesitas un tiempo, lo voy a entender-dice con la mejor voz que puede lograr
Natasha se asusto más, reteniendo su cuerpo contra el suyo, sin dejarle espacio alguno para escapar.
-No es eso, lyubov-aseguraba contra su cuello
-Entonces ¿Qué tienes, amor?
-¿No me dejarás? ¿No me vas a juzgar?
-¿Qué dices, Nat? Nunca haría tal cosa-acaricia su espalda buscando transmitir la seguridad que necesita
-Los recuerdos de aquel lugar vuelven a perseguirme y en ellos volví a ver a quienes dejé en sus sádicas manos, sin cabida a salvación o un poco de la felicidad que yo he vivido a costa suya-suspira con las lágrimas mojando su piel expuesta
-Soy un monstruo insensible-solloza
-Ahora me toca a mí aclararte que no eres el ser que ves en ti misma, eres perfecta Natasha Romanoff, tienes tantos sentimientos y empatía por los demás que incluso cuando tu vida se comienza a resolver, no puedes evitar pensar en otros
La pelirroja se separa para juntar sus frentes y encontrar su dulce mirada.
¿Cómo pudo dudar de su comprensión?
Artemisa nunca la juzgaría, ya estaba segura.
-Si quieres buscarlos, te apoyaré en todo
-Mi pasado me persigue, es oscuro y peligroso, no quiero arrastrarte a él, no si tu vida queda en riesgo, nos buscan en todas partes y una vez allá no se que esperar
-Iré de todas formas, rusa, soy tu futura esposa ¿Recuerdas? Ya no le libraras de mi tan fácil
-Puedo ser más terca que tú si me lo propongo-sonrie
-De eso no tengo dudas-sonrie de igual forma
-Te amo-dicen al unísono buscando los labios contrarios, comenzando esa conocida danza en sincronía que esta vez sellaba el pacto de enfrentar juntas este nuevo desafío
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