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LII "Jealousy"






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Las hermanas compartían miradas desafiantes, ambas con ira desprendiendo de sus cuerpos.

—¡¿Por qué la defiendes?!—Natasha es la primera en romper en silencio mientras alza sus armas hacia el cuerpo caído una vez más

—Basta Natalia—gruñe al tomar la muñeca que contiene el arma para que la suelte

—¡Secuestró a Artemisa!

—Habrá una explicación, es más, yo veo la completa

—Bueno cuando despierte la haré hablar

—No, no se te ocurra tocarla

Natasha iba a responder llena de cólera cuando la morena se acerca a tomar su mano.

—Yelena tiene razón—dice y en cuanto sus ojos se encuentran, le da una dulce sonrisa de calma a la vez que acariciaba su rostro—Estoy bien, no me hizo nada

La pelirroja la abrazó ante el desespero que vivió al no encontrarla, hundiendo su cabeza en el cuello de la menor, pudiendo sentir su aroma caramelizado, ya más tranquila, lo que la abatida rubia agradeció de sobremanera.

La rusa menor tenía su conmocionada  atención en la inconsciente chica que había visto en sus sueños, era hermosa sin duda alguna y una ligera punzada dio directo en su estómago como un nudo que en efecto reflejo le dio un extraño calor a su corazón.

¿Quién era la chica tras sus visiones?

Un fuerte dolor punzante se aferró a su cabeza al intentar recordarlo.

Artemisa miraba el confundido estado de Yelena, ¿Qué las habría separado?, no puede evitar la intriga de la relación entre ambas.

La pelinaranja frunce el ceño antes de comenzar a abrir sus ojos, soltando un suspiro extrañado.

Natasha al sentirla despertar saca uno de sus cuchillos para romper el abrazo y enfrentarla. Pero Artemisa lo nota antes, deteniendo sus acciones.

—Démosle su espacio—exclama ante la confusión roja para llevarla al cuarto de al lado, antes que cometa alguna imprudencia

Cuando la mirada pardo vuelve a sus cinco sentidos y ve el conocido rostro admirando el suyo, pega un salto lejos de ella.

Sus miradas se encuentran para ambas sentir una calidez dentro suyo pero ninguna pueda hacer algún tipo de acción ante la emoción que las envuelve.

Una se debate en la confusión y la otra en la ira que se comienza a apoderar de su resentida alma.

—Yelena—exclama entre dientes más para sí, dispuesta a irse pero la prisión de su brazo se lo impide

—Espera porfavor—no se dio cuenta de en que momento sus orbes miel se inundaron de lágrimas, no entendía nada y sólo buscaba una respuesta a la unión con la chica de cabello anaranjado

—¿Qué quieres?

—Yo—moja su labio inferior con su lengua a la vez que lo muerde—Dime quién eres y por qué yo...—suspira—¿Qué me une a ti?

—¿Enserio Belova?—gruñe y su cólera aumenta como su conmoción de ver la confusión en los ojos miel, confirmando sus palabras

—Respóndeme—suplica

—Déjame—se quita de su agarre con fuerza y al notar que no la dejaría irse tan fácilmente con la sangre quemando dentro suyo, le dispara en la pierna

Creando la distracción perfecta para poder escapar...

—¡¿Cómo que es hermana de esa demente?!  Ahora sí la mato

—Basta Natasha te digo que tiene una conexión con Yelena, no puedes lastimarla

—Es un peligro, no le daré el chance de atacarnos

—Nat...

El sonido del balazo las interrumpe para salir corriendo en su dirección.

Yelena estaba tirada en el suelo con su pierna sangrante pero su mirada estaba fija en la dirección que se fue la chica.

—¿Vieron? ¡Es una amenaza!—regaña la pelirroja

—Nat, no es el momento—reprende su novia al fijarse en la herida de la rubia

Las personas no iban a tardar en aparecer por el ruido por lo que hicieron presión sobre la herida para detener el sangrado y salir rápidamente.

Melina y Alexei las socorren sin entender nada, arrancando el motor a los segundos que ingresaron al auto.

Tras una resumida explicación nadie emitió palabra alguna hasta llegar a la casona.

Al no poder ir a un hospital Natasha le quita la bala para Artemisa poder curarla.

—¿Estás bien?

—Supongo, mi rodilla ya no tiene nada pero

—¿Quieres hablarlo?—propone la menor

Yelena iba a corresponder a su palabra cuando un gruñido sale del interior del pecho de la rusa quien recién había recordado el suceso que cometió su novia.

—Haber si la besas para calmarla ¿No?—se levanta con rabia—¿Acaso se te hará una costumbre?

—UF... fuertes declaraciones—Comenta la rubia con gracia

—Nat, fue lo único que se me ocurrió, discúlpame

—Claro haber si a ti te gustaría que ande besando a otras chicas—reprende—ah, y la excusa de dejarla inconsciente no basta

—Pero Nat, no te enojes tanto—esbozando un puchero al tratar de alcanzar su mejilla

—No Artemisa del Olimpo, no trates de persuadirme con esa cara, hoy duermes lejos mío

—Pero Natasha

—Nada de peros y no me besaras hasta que se te quite el olor de esa bastarda

—Tranquila Artie, yo te hago un espacio en mi cama—le da un guiño

—¡Ni se te ocurra Artemisa Warren! Al sillón si no me pondré peor

—Bien ya voy, ya voy—alza las manos resignada de dormir en el sofá de la sala principal

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Una vuelta tras otra dio en la cama ya con frío debido a la costumbre del carol corporal de la morena contra suyo. Natasha suspiro resignada por levantarse a prepararse un café y calmar los cólicos que golpeaban con fuerza dentro suyo.

Ahí la vio durmiendo serena, acercándose sigilosamente de no despertarla.

¿Por qué el castigo que le dio le molestaba más a ella que a Artemisa?

Suspiró por enésima vez en el día para seguir el procedimiento de hacer la bebida caliente cuando nota que las despensas están vacías, gruñendo al aire.

Yelena no demora en llegar en las mismas condiciones de un evidente desvelo marcado por las grandes ojeras bajo sus ojos.

Acercándose a su molesta hermana y al entender la razón de su enojo se convirtió en su propia emoción al también querer café.

La rubia inhala profundamente—¡Melina no hay café!

La durmiente llega a caer al suelo del salto que pegó por el grito de la rubia.

La nombrada no demora en llegar con el ceño fruncido y cruzarse de brazos cuando se encuentre frente a frente con su par de hijas.

—A mi me bajas el tono niña—gruñe la mayor—Si quieres el café vas a comprar

—No pienso salir así—bufa molesta para mirar a Natasha—Todo es culpa de tu novia

—¿Y yo qué hice?—dice la menor sin entender nada

—Que devolviste este jodido órgano sangrante y duele un como un demonio

—¿Artemisa qué?

—Con sus sanaciones me devolvió el útero y no pienso agradecerle por tener la regla

—¿Puedes hacer eso?—exclama Melina con asombro

—Contigo no que te da la menopausia

—Yelena Belova—dice lento y claro, mientras su mirada se dirige a mutilar los ojos miel mientras su cabello parece erizar como si de un gato se tratase—Ve a comprar en estos momentos si no quieres que me enoje

—Pero

—Voy a contar hasta tres

—Ya voy, cálmate —alza las manos  para tomar a su hermana del brazo como a la morena—no quiero salir sol y me acompañarán si saben los que les conviene, Alexei sabe calmar su histeria

Se arreglan con sus infaltables pelucas para abrirse camino al centro para abastecerse de provisiones y la diosa se vio envuelta entre dos risas con el humor de un demonio hasta por sillas miraba por lo que decidió mantenerse en silencio y no ser masacrada brutalmente.

Una vez en el centro comercial se separaron para comprar donde la menor pudo tener un respiro del tenso ambiente.

Buscó los remedios necesarios en la farmacia junto a unos guateros e ir por chocolates como ofrenda a las dolientes.

Acercándose al punto acordado cuando ya estaba lista nota a Natasha a la distancia y al ver como un hombre se le acercó iba ir con ella en caso de cualquier amenaza.

—¿Natalia?—esboza el moreno con sorpresa

La nombrada se tensa al escucharlo, sin demorar en sostener su arma escondida en el bolsillo de su casaca al voltear.

—¿Mason?—frunció el entrecejo confusa al ver la amplia sonrisa de su ex compañero sin alcanzar a reaccionar del efusivo abrazo en el que se vio envuelta

—Uy...al parecer te llegó competencia Caperucita—exclama la rubia con burla al posar su mano en su hombro

Artemisa no respondió, su atención estaba fija en los brazos ajenos sobre el cuerpo de su novia, sin evitar fruncir tanto los labios como la nariz.

—Han pasado años ¿Cómo haz estado?, estas más hermosa que la última vez que te vi—dice emocionado tras separarse

—¿Qué haces aquí?

—Tuve una misión hace poco y me quedé unos días pero nunca esperé reencontrarme contigo

Natasha se quedó meditando por algunos segundos, era un agente de Shield podría servirles en su momento, debía tomar cartas en en asunto y eso significaba conseguir su ayuda con la mejor forma de convencimiento desde hace años, la seducción, lo que no sería difícil al tratarse de él con su claro interés que siempre le demostró.

—Dicen que nos reencuentros inesperados son predestinados —Sonríe de lado con un tono inquisidor

El hombre corresponde la sonrisa con una mirada que la recorría entera sin pudor alguno—¿Qué insinúa?—responde con la voz ligeramente ronca

La pelirroja se acerca hasta casi rozar su cuerpo con el de él y poder hablar a su oído.

—Necesito un favor, me están persiguiendo y me podrías servir de ayuda ¿Qué dices? ¿Quieres recordar los viejos tiempos?—dice en un casi ronroneo para separarse y notar el oscuro brillo en la mirada contraria

—Todo lo que necesites, Nat—sonríe

—No es por echarle más leña al fuego Caperucita pero fueron amantes hace mucho y él siempre estuvo obsesionado con Natasha

Artemisa no respondió estaba muy ocupada en procesar la información y evadir las corrosivas emociones que la envuelven con molestia.

Dios, estaba celosa, mucho, pero sabía que Nat se traía algo entre manos aunque seguramente agregaría algún tipo de vendetta por su encuentro con Susan y eso era lo que la molestaba.

¿Hasta dónde pensaba llegar con su estúpido castigo?

Yelena le dio un codazo para que volviera en sí en cuanto el par llegó, tuvo que aguantarse el gruñido de ver la descarada mirada del hombre sobre la rusa.

—Rick Mason, nuestro nuevo recluta

El moreno sonríe al par de chicas en saludo, una tenía sonrisa burlesca y la otra con una clara mueca de desagrado.

—Bien, supongo que ya nos vamos—dice la rubia para romper el incómodo silencio que se había formado

Enrollando su brazo en el de la menor buscando distraerla y molestar a la rusa de paso, apoyando su cabeza en su hombro.

Una vez en el automóvil Yelena se quedó al volante con Artemisa de copiloto, mientras el par se quedó atrás.

La menor buscó centrar su atención en el paisaje al ya tener suficiente con la conversación de sus pasados en común y las estupendas risillas que conllevan.

La rubia contó chistes todo el camino siendo ignorada rotundamente.

No demoran en llegar y bajar las compras.

—Hija de mi corazón con qué complaceras el paladar de tu padre hoy—Un efusivo Alexei abre la puerta—Es mucho peso mi niña—Le quita las bolsas—¿Qué me vas cocinar?

Sus emociones bajan el ver la conmoción en la mirada marrón, notando recién al nuevo invitado pegado a la rusa y comprendió su molestia.

Saludó como cortesía, nunca le agradó mucho ese chico y ahora molestaba a su nueva hija adoptiva.

—Vamos a cocinar, prometo no tirar la harina—sonríe al abrazarla por los hombros y dirigirla hasta la cocina, buscando distraerla

Prepararon pasta casera y el humor del hombre mayor logró sacarle más de una sonrisa mientras lo hacían.

El almuerzo no demoró  en estar listo aunque la cocina quedó echa un caos por lo que bajo la supervisión de la intensa mirada azul, limpiaron el desastre en un tiempo récord.

Todos se sentaron en la mesa y  procedieron a comer con su mirada fija en la menor y el nuevo.

—Nat me comentó que querían ir al orfanato municipal

—Es la principal fuente de abastecimiento de la habitación roja

—Escuché que mañana harán una cosecha

—Hay que ir

—¿Pero cómo?

—Nos conocen y unas pelucas con maquillaje no ayudarán

—No conocen a todos—dice la matriarca mirando a la menor y luego al moreno—Ustedes iran como un matrimonio que quiere adoptar

Artemisa casi escupe el vino que estaba tomando. ¿Melina quería matarla?

—Bien, será fácil ingresar así—Rick se encoje de hombros y la morena tiene que asentir con una sonrisa forzada ya que la rubia la pateó por la silla para que disimulara

Acuerdan el plan de rescate y búsqueda al terminar de almorzar.

Artemisa iba a lavar los trastes sucios cuando apareció Melina.

—Yo lo hago

La menor sólo asintió en cuanto la madre volvió a hablar —No te atormentes, cariño, Natasha necesita usarlo para que nos ayude

Artemisa suspira—Lo sé, sólo que es algo frustrante

—Pero todo está calculado, ella está demasiado enamorada de ti que es casi irreconocible, no puedo hacer nada más que agradecerte por darle alegría a su oscura vida—sonríe dulcemente para acariciar sus cabellos azabaches haciendo que la menor se emocione y una lágrima escape de sus orbes antes de asentir

—Eres una gran madre Melina—sonríe la menor de igual forma y la nombrada corresponde feliz, recibiendo un abrazo que la tomó por sorpresa pero no esquivó

Alexei veía la escena con dulzura, ya todos se habían encariñado con la diosa.

Una vez separadas Melina le dio chance de salir y Artemisa se fue a despejar al extenso jardín, desviándose al bosque, envolviendose  en la reconfortante paz del aroma a tierra húmeda y árboles.

Natasha por su parte estaba harta de tener al hombre encima sin poder tener oportunidad de ir a hablar con la menor.

La noche cayó y las horas pasaban hasta que Artemisa decidió hacer aparición, notando a una de las razones de su molestia, dormitando en el sillón por lo que suspiró una vez más en el día sin saber dónde acostarse optó por devolverse al bosque cuando Melina y Yelena aparecieron ofreciéndole cobijo pero la rusa al sentirla llegó corriendo.

—Artemisa

—Uf, aquí corre bardo yo soy Artie  team —la rubia levanta la mano para su oreja ser tironeada por su madre que se la llevó del lugar y darle su espacio a las chicas

—Artie—se acerca

—¿Qué? ¿Ahora me hablas?—gruñe—¿Ya terminaste con tu reproche?

—No es eso, Lyubov

—No me digas así, ahora yo estoy enojada y no me place verte—se dio la vuelta para irse cuando la devuelven y abrazan con la fuerza suficiente para que no pueda escapar

—Perdóname por hacerte sentir mal, siempre hago grandes estupideces pero te puedo jurar que no fue por molestarte, si que odie que la tuvieras que besar pero dejarte durmiendo en el sillón ya superó mi capacidad, no pude dormir sin tenerte a mi lado—la suelta en cuanto la siente más tranquila para envolver sus mejillas entre sus manos y poder encontrar sus miradas, sintiéndose peor de botar como retiene las lágrimas —no siento nada por él, sólo lo necesito para solucionar esto

—Lo sé, es sólo que.... es jodidamente verlo tan interesado en ti más sabiendo que estuvieron juntos

—Eso nisiquiera se puede comparar una milésima de nuestra relación, nunca lo amé—seca con su pulgar la lágrima que escapa del orbe marrón—Contigo en cambio las palabras no son suficientes  para explicar lo que siento por ti—sonríe buscando transmitir todo su amor con su acción, Artemisa se queda inmersa en el brillo de sus esmeraldas para abrazarse a su cuerpo y esconder su rostro en su cuello deleitando se con el aroma de canela y café

—Te amo—dice contra su cuello para la mayor tomar levantar su cabeza con una sonrisa y poder juntar sus labios e ingresar a su habitación entre estos

Se acostaron para Artemisa acomodar su cabeza en el pecho de Romanoff quien acariciaba su cabello, en un silencio reconfortante y poder consolidar el sueño. Mañana tendrían un día del cual no sabían que esperar por lo que debían descansar bien.

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