LI "Improvisos"
La pelinegra estaba durmiendo cómodamente al lado de su amante quien tenía toda su atención en la anatomía de la menor, la que llevaba una camisa de dormir ligera que se subió lo suficiente para dejar ver sus bragas, las cuales eran de la rusa y pudo jurar que las disfrutó más de admirar en el cuerpo contrario.
Suspiro con malicia y una sonrisa de lado presionando su labio inferior, acercándose a despejar su cuello de la masa azabache el cual quedó a su absoluta disposición.
Como un león acechando su presa fue cautelosa en sus acciones, rozando primero su nariz, pudiendo deleitarse con el natural aroma de Artemisa para probarlo en un beso húmedo. La menor se removió al fruncir sus labios, buscando acomodarse mejor y voltear. Natasha se lo permitió solo para subirse encima, apoyando su peso sus piernas y codos.
Se quedó mirando su apacible rostro unos segundos para acercar sus labios a los de la menor sin poder evitarlo, uno tras otros, todos fugaces y en diferentes zonas de su rostro, hasta que al Artemisa abrir los ojos con una gran sonrisa, su boca es atrapada dulcemente para tornarse más apasionado y demandante por parte de la pelirroja quien sonriendo encima de sus labios, cuela sus manos por la blusa de dormir, acariciando su cintura y abdomen.
-Nat-suspira al tener los labios rusos en su cuello-espera
-Ambas sabemos que no quieres detenerme, Lyubov-muerde este para lamer la zona rojiza, subiendo hasta su oído donde pudo sentir un ronroneo
-Yelena está al lado y ya es de día
-Trabe la puerta y conozco formas para ahogar tus gemidos-sus manos suben hasta sus senos, los que aprieta sin aviso previo a la vez que pellizca uno de sus pezones
Atrapando sus labios y sentir como gime contra su boca, acallandolo.
Una sonrisa arrogante se formaría en su rostro si no fuera por un ligero cambio olvidado en su cuerpo, que le hizo volver de golpe a su cordura.
-Mierda-jadea para salir corriendo al baño
La morena se quedó en la misma posición, procesando su curioso despertar, antes de acercarse a la puerta donde la rusa estaba, donde la podía escuchar maldecir.
-¿Nat?
-¡¿Por qué tenía que venir ahora?!
-¿Venir?
-¿Dónde está esa cosa maldita?
-¿Qué hablas, cariño?
La pelirroja gritó frustrada, antes de abrir a la morena.
-¿Cómo aguantan esto cada mes?-suspira agarrando sus cabellos para verla y notar como la camisa estaba corrida dejando una increíble vista a sus esmeraldas-Joder
-¿Te llego la regla? ¿A ti?-dice confundida, Natasha hace tiempo le contó lo de la esterilización y todo lo que conlleva pero ¿Podría ser su causa? ¿Desde la vez que la curó?
-Sí, gracias a ti-gruñe al sentir como le comienza a doler-es tedioso pero es lo mejor que me pudiste dar, esta oportunidad que siempre quise-las lágrimas invaden sus ojos y su voz se quiebra-te quiero tanto-solloza
-Cariño no llores-hace un mohin al secar sus lágrimas pero Natasha no le respondía hasta que estas cesaron sin más-¿Nat?-su vista estaba perdida
Suspira entre dientes-tapate que me distraes-se queja al correr la vista de su escote provocándole una risa instantánea a su novia
-Iré por un café, debes tomar algo caliente-dice para besar su frente antes de salir pero es seguida por la rusa quien la rodea por la cintura
-Dije que te taparas
-Ya me abotone la camisa
-Pero igual-se queja frunciendo los labios que son atrapados en un beso fugaz de la menor
-Siéntate, te preparo algo dulce ¿Si?
La pelirroja bufa antes de acomodarse en el sillón con una gran manta y poder admirar como la menor cocina.
En menos de diez minutos unos panqueques con manjar y fresas junto a una humeante de café, llegó a sus manos.
-¿No la consientes demasiado?-Aparece Yelena en la sala para que la pelirroja le muestre la lengua con suficiencia
-¿Te sirvo?
-Por eso te adoro, Caperucita-sonríe y al ver como su hermana frunce el ceño, sonríe de lado-Por cierto, lindas piernas-exclama con picardía y la rusa casi se atraganta con su comida
-Dilo otra vez y te corto la gartanta-se levanta amenazante
Ambiente que se hubiera tornado tenso si no fuera por la llegada de los demás habitantes.
-El aroma me trajo volando
-No le des o se pondrá más gordo
-¡Son panqueques! Estas adoptada, es un hecho, bienvenida hija mía-la abraza hasta dejarla sin aire
Comieron en conjunto mientras la rubia tenía una divertida lucha de miradas con su hermana quien tenía a su novia presa entre sus brazos.
-Hoy en la noche habrá una fiesta de renombre donde asistirán la mayoría de los encargados de la habitación roja
-¿Propones asistir?
-Precisamente, de camareras aunque ustedes nos controlarán desde las afueras, ya están muy viejos
-Esta mocosa
-Es la verdad-se encoje de hombros-ya tengo listos los uniformes
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Se arreglaron con unas ajustadas camisas negras y una falda tubo corta del mismo tono junto al delantal ajustado a la cadera.
Natasha una vez lista ayudo a la menor a acomodar su peluca con flequillo para que tapara sus azabache cejas como el nuevo color de la rusa.
—Te vez adorable con flequillo—besa su frente
—Y a mi me encantas con ese color, resalta tus ojos—sonríe al corresponder
—Me dan diabetes—se queja la rubia ahora pelirroja
—Tú cállate Yelena
Iban a iniciar una discusión en cuanto sintieron una lluvia de bajos quejidos de varón.
—¡Waa!—grito feliz—Aún me queda—alza las manos en celebración
—Estas gordo—reprende Melina
—No te muevas tanto que lo vas a romper—Secunda Yelena mientras Natasha sólo reía
—Todas ustedes están en mi contra no como mi dulce niña—se acerca a abrazar a la morena—Es mi hija predilecta, heredarás la mayor parte de mis ganancias
—¿Qué ganancias?
—Tu cállate mocosa
La rusa río al sentarse junto a su madre.
—Enderezate, espalda recta
—Me sente bien—Se queja
—Te saldrá una joroba
—Hazle caso a tu madre
Ajustaron sus planes y tácticas en cuanto cayó la noche.
Fueron hasta el centro robado de celebración donde se colaron entre los sirvientes. Una señora las revisaba con detalle y acomodaba sus ropas si estaban desarregladas.
Pasaron la prueba del crítico ojo viejo para separarse a recibir a los invitados y servir las correspondientes bebidas.
—No hagan nada imprudente, él podría estar aquí—murmura Natasha entre dientes—Específicamente para ti Lyubov, sin poderes
—Ya entendí
Las habitantes de Rusia pudieron notar conocidos rostros ya instalados por lo que fueron más precavidas al servir, quedándose en puntos estratégicos para oír cualquier información importante.
Artemisa fue la principal en disimular por ellas hasta que percibió el familiar olor ingresar y se tensó dándole la espalda a esa persona.
—¿Lyubov?—escuchó en su oído y volvió en si para atender a un grupo de muchachos frente a ella
Natasha miró por encima de su hombro la responsable de la tensión de su novia y la encontró, era Susan, ya había llegado.
Continuaron como si nada lo mejor que pudieron pero la rubia era demasiado astuta y no demoró en notar a Artemisa pese a su disfraz y la distancia en que la vio.
Como una fiera al acecho se le acercó lento a medida que la veía en una zona oscura del bar.
Natasha lo percibe para ir a por ella antes que se pudieran encontrar pero es detenida por Yelena.
—Debes calmarte—afirma su muñeca —piensa, aquí no puede hacer mucho con tanta gente, debe estar buscando una provocación y vas justo a la trampa
La rusa gruñe entre dientes al asentir.
—Debo admitir que no esperaba verte tan pronto—sonríe al ver como su cuerpo se paraliza antes de voltear
—¿Me habla a mi?—esboza una confundida sonrisa
—Conmigo es inútil fingir, cariño—alza una ceja, al acercar sus manos al cuello de su camisa y acomodarlo
Yelena ya veía que la pelirroja se le tiraba encima por lo que se mantuvo cercana a su hermana.
—¿Qué quieres?
—¿No es obvio? Te quiero a ti, específicamente tu cuerpo
—me hice más fuerte gracias a ti, ya no será tan fácil llegar a mi
Susan ríe entre dientes—¿Eso creés? Bueno si no llego a ti puedo acabar con tu querida novia, supe que se van a casar, seria una lástima que no alcance la boda ¿No creés?
—Eres una perra arpía—gruñe la menor
—Controlate cariño, podrías salir afectada por un improperio, estás rodeada de los mios—susurra en su oído
Artemisa apretó su quijada con fuerza reprimiendo el temblor de su cuerpo de atacarla ahí mismo pero buscó calmar sus ansias, pensando en blanco meditando una opción concreta y sin traspié.
Una idea se cruzó en su mente, pareciendo ser la ideal sólo que traería un gran caos por parte de Natasha, no sabía si saldría viva después de esto y se asustaba de solo pensar en la cara que pondría al verla.
Se acercó a la rubia, disculpándose con la rusa en su cabeza y rogando que no la matara sin piedad.
Tomo a Susan por el cuello de su vestido y cuando sonrió con suficiencia pensando en un golpe, este nunca llegó, en cambio unos cálidos labios se posaron en los suyos sin cabida a entender su acción debido a la sorpresa.
Natasha apretó un vaso con fuerza hasta sentir como se comenzaba a trizar, Yelena corrió en socorro de la explosión rusa para tomarla del brazo.
—Cálmate, piensa en cosas lindas—dijo y la pelirroja gruñó
En cuanto la morena mordió su labio inferior la rubia comprendió y se la quitó pero ya era muy tarde, el veneno ya estaba inyectado.
—Maldita
Artemisa sonrió en cuanto su brazo es tirado con fuerza hacia las sombras, pensando por un instante que se trataba de Natasha pero era un aroma desconocido y luego un gran químico inundó sus fosas nasales cayendo en brazos desconocidos.
La ojiverde atendía a uno de los comensales aguantando su histeria en cuanto Yelena se le vuelve a acercar.
—No te espantes pero....—la mira preocupada de su reacción—Artemisa no se ve por ningún lado
—¿Qué?—aprecia como el pánico se apodera de sus ojos
—Tranquila, vamos a buscarla pero debes calmarte
A pasos temblorosos se acercaron donde la vieron por última vez, encontrando el cuerpo de Susan tirado en el suelo, inconsciente y con sangre seca en su nariz.
—Debo admitir que tu novia fue valiente con su táctica sabiendo que probablemente la matarías al verla—pica el rostro de la rubia que no respondió
—Si ella está aquí ¿Dónde está Artemisa? ¿Quién se la llevó?—se comienza a hiperventilar
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La pelinegra despertó debido a un gran dolor de cabeza, al abrir los ojos se mareo y no reconoció el lugar oscuro en el que se encontraba.
Se intentó mover pero estaba encadenada al respaldo de una cama, sin entender nada.
—¿Quién eres Artemisa Warren? ¿Por qué te busca Susan?—recordó las diversas imágenes de la morena en los archivos de la rubia
—¿Susan?—frunce el ceño y su vista se fija en la dueña de la voz, gracias a su vista nocturna puede notar a la perfección su rostro, ¿Dónde la había visto?
—Kiara no te vayas—Yelena se veía nerviosa y ansiosa, algo raro en ella
La chica de cabellos anaranjados volteo y pozo sus ojos pardo ahora fríos en la rubia una vez más, antes de desaparecer.
Yelena quedó abatida, mientras hacía toda su cabellera hacia atrás con desespero.
La pelinegra no demoró en abrir los ojos debido al extraño sueño de la hermana de Nat.
—¿Quién eres tú?—frunce la nariz—¿Conoces a Yelena?
—No me cambies el tema—gruñe—¿Por qué mi hermana está obsesionada contigo?
—¡¿Susan es tu hermana?!
—Medio hermana
—¿Por qué no le preguntas a ella entonces?—gruñe la diosa al encenderse su cabello en llamas
—La odias tanto como yo puedo ver, para mi lo es mi hermana
—Si no es así... ¿Por qué me secuestras?
—Ya te dije, quiero respuestas
—¿Por qué debería confiar en ti?
—Porque mi objetivo es destruirla
Artemisa la analizo detenidamente y algo bajo su fría mirada le hizo confiar, quizás su relación con Yelena pero desidio cooperar, necesitaban aliados de su parte.
—Hablaré si me suelta—la pelinaranja frunce el ceño—Si no puedes ir jugando a los adivinos ¿Cómo quieres que crea en tus palabras si me tienes amarrada como un perro?
La mujer bufa en un suspiro para soltarle la cadenas, la menor se estiró conforme para sonreír.
—¿Por dónde quieres empezar?
—¿Para qué le sirves?
—Quiere mi sangre, ya lo intento una vez
—¿Qué?
—Digamos que tengo capacidades curativas y si es bien usada podría crear fuerza de ella, eso es lo que debe querer
La chica murmura algo inaudible para si
—Ahora me toca a mí ¿Qué relación tienes con Yelena?
—Eso no te incumbe—gruñe
—Pues a mi parece que sí, yo ya te respondí
Un gran estruendo las hace sobresaltar, Natasha apareció dando una patada a la puerta que la hizo derribar.
Su vista se fijó en la chica que raptó a su novia con rabia y sin escuchar las voces a sus espaldas, se le tiro encima.
Comenzando una lucha, la pelinaranja no se quedaba atrás en sus movimientos parejos con los de la rusa pero la ira que carcomia su cuerpo la hizo derribarla de un golpe en la nuca que la hizo caer.
Iba a disparar cuando es detenida por su hermana.
—Suficiente Natasha—se interpone—¡No te atrevas a tocarla!
—¿La conoces?—gruñe ante la imponente mirada miel
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