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🌙Moon🌙

Canción con la que escribi éste  capítulo:
Careless Whisper- George Michael


Gladys subió a su habitación con su taza de café después de haber tenido una ronda de juego de cartas con su padre.

Dejo la bebida en la mesita que tenía en la terraza y fue en busca de una manta; una calientita para abrigarse en esta fría noche.
Cuando encontró la indicada, sacó el libro que su madre le había regalado justo hace una semana por su cumpleaños número 18.
"Los quince Magos" continuación de su saga favorita "Crónicas de un Mago".

Se acomodo en la silla y se tapó con la manta afelpada. Se puso sus lentes y sacó el libro de su hule para comenzar a leerlo.

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Mientras tanto sus padres mantenían una amena platica de como han pasado los años, en el sofá.

-Gladys ya es mayor de edad... ya tendrá novio y hará su vida
-Dijo un preocupado Jun-  No quiero que mi hija se valla del nido. -Hizo un puchero-

-No puedo creer que a tu edad sigas actuando como un niño
-Resoplo Agnes-

-Admite que me sigo viendo lindo y que tu ya eres vieja
-Sonrió ladino-

-Tienes razón... sigues igual de hermoso que hace dieciocho años pero aún así tenemos la misma edad y para tu información no me veo vieja JunHui

El de ahora pelo castaño soltó una carcajada y abrazo a su amada esposa para darle unos mimos que calmarian su enojo.

-Tienes razón, No estas vieja... sigues igual de hermosa
-dejó un beso en sus labios- Siempre fuiste hermosa para mi y ahora que está Gladys puedo aclarar que saco la hermosura de su madre.

Agnes Sonrió mostrando los dientes y después abrazo a Jun por el cuello.

-Tenemos 37 años pero seguimos  comportandonos como niños de preescolar
-Ambos rieron- Nunca es tarde para volver a ser Jóvenes

-Para ti si... bueno quizás si te pones unas mascarillas rejuvenecedoras todo se arregle

-Jun por favor, deja de decirme vieja
-Puchero-

El contrario abrazo a Agnes susurrando en su oído cuanto la amba y lo feliz que era junto a ella y su hija.

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Gladys iba en la sexta página de su libro.
Específicamente la parte donde el Mago del Invierno y el de la Luna tenían un enfrentamiento.

Ya había terminado su café ya que ese libro la había convertido en la mujer mas sedienta del mundo.
Como si hubiese corrido un maratón o como si estuviera en el mismísimo desierto.

Se acomodaba los anteojos cada que sentía que los llevaba por el cuello, no sentía frío ahora sentía un inmenso calor.

Decidió ir por otra taza de café así que dejó el libro de lado y bajo a la cocina cautelosa para no despertar a sus padres ya que daban casi las 12.

Se sirvió el café y regreso a su habitación, se abrigo con la manta y continuó leyendo el libro que se había vuelto su favorito de la saga.











1:23 am









Gladys decidió parar de leer para ir a dormir ya que en un par de horas tendría que ir al colegio.

Estaba por cerrar la puerta de la terraza cuando un fuerte viento estampó contra su espalda seguido de un estruendoso trueno  como si se aproximará una tormenta.
La chica se dio la vuelta y vio una luz iluminar el cielo como si fuera medio día, poco a poco se fue oscureciendo volviendo a la noche fría que era horas antes.

Ahora una luz más pequeña se asomaba por su jardín, ella curiosa se acercó a la cerca de la terraza y bajo la mirada logrando visualizar una figura masculina.

Un joven con rostro serio la miraba desde el pasto verde, Gladys observó cada detalle.
Vestía de traje negro sin embargo partes de éste brillaban como si el traje contuviera quilates.
Su pelo era rojo lo que hacía que se distinguiera mejor.

Creyó que eran ilusinaciones por el pesades en su ojos gracias al  cansancio pero esta idea fue descartada al descubrir que ese chico se estaba acercando a ella. No de una manera amenazante si no curiosa, como si aquel cuerpo nunca hubiese visto a un ser humano aunque el era uno... bueno si no es un extraterrestre claro.

Cuando lo tuvo a tan sólo unos metros, Gladys sintió un gran dolor en su cuerpo y unas ganas inmensas de vomitar la cantidad de café que había consumido en su lapso de lectura. En un pequeño cerrar de ojos sintió su cuerpo desplomarse en el suelo caliente quedando inconsciente.







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