Me despierta Lily saltando sobre mi cama. ¡Abre los ojos, Ella, Ella, abre los ojos, papá y mamá han preparado un bizcocho y lo vamos a comer aquíííí'!-Al alzar los párpados veo que al lado de la puerta se encuentran mis padres con Ava, que esboza una sonrisa tímida.-¿Podemos pasar?-dice mi madre, dirigiendo a Lily una mirada de reprobación, aunque divertida, y otra sonriente a mi.-Claro, ese bizcocho no me lo pierdo por nada-contesto, mientras me incorporo. Mis padres se acercan y me dan una bandeja con un trozo de bizcocho, leche con cacao y zumo de naranja, mientras se sientan ellos al lado mio con las suyas. Hoy es mi último día aquí. Esta tarde me iré en avión hasta Estados Unidos, donde pasaré nueve meses sin ver a mi familia, ya que el intercambio exige una inmersión completa. Aunque vaya a ser duro estar tanto tiempo separada de mi familia y amigos, espero hacerlos allí también y pasármelo bien conociendo otra cultura y la ciudad de mis sueños.

Al terminar el desayuno Lily se acerca presurosa hacia mi, con las manos hacia atrás, ocultando algo.

-Te he hecho un regalo, para que te acuerdes de mi cuando estés en América- me dice entregándome ilusionada una pulsera de abalorios confeccionada por ella misma en donde leo "Lily ♥ Ella", adornado por los lados con mariposas de diferentes colores, círculos y más corazones.

-Es preciosa. La voy a llevar puesta todo el tiempo para no olvidarte-la digo, a lo que se ruboriza.

Al terminar de desayunar, espero a que todos hayan salido de mi habitación para vestirme. Son las diez de la mañana; tengo tres horas para gastar con mis mejores amigos antes de irme. Me enfundo unos pantalones vaqueros y un jersey rosa mullido y me calzo unas convers: esta también va a ser la ropa que lleve en el avión y debo esta cómoda. Agarro mi mini bolso rosa (es muy cuqui y me encanta) y salgo a toda prisa de casa. Llego al Max & Brothers, mi café favorito, donde me están esperando Ross, Martha y Betty, mis mejores amigos, que me esperan sentados. -Siempre tarde... me regaña cariñosamente Ross; y es que es algo que no puedo remediar. Nunca llego pronto a los sitios.

Después de tomarnos unas crêpes y unos cafés, me despido de ellos.

-¡Te vamos a echar muchísimo de menos ! – me dice Betty- llámanos, mantennos informadas, cuéntanoslo todo. ¡Y tanto!¡ Lo que daría yo por estar en tu lugar, un año entero en Los Ángeles! – me dice Martha, riéndose. -Estas dos son mis amigas desde primaria, y siempre hemos andado juntas. No me voy a acostumbrar a estar sin ellas. A Ross, en cambio, lo conozco por el patinaje. Son muchos días junto a él y siempre me apoya. Cuando se lo presenté a mis amigas se enamoraron de sus chorradas y forma de ser. Desde entonces los cuatro somos como una familia: no nos separamos nunca. Salvo hoy, y cuando llega el momento nos envolvemos en un abrazo que dura varios minutos. Cuando por fin vuelvo a mi casa, como con mis padres y mi abuela, que ha venido a despedirse. A las tres salimos de mi casa para llegar al aeropuerto. Después del check-in me despido de mis padres y hermanas.

-Pásatelo bien, cariño-me dice mi padre, a lo que se une la sonrisa de mi madre y la de Ava.-Llévame contigo-dice Lily.-¡Ay, cariño, si pudiera!,-la respondo.

Después de darnos todos un abrazo termino consiguiendo que Lily se suelte de mis brazos y me dirijo hacia la puerta de embarque. Nos decimos adiós hasta que desaparezco de su vista. Verlos por última vez me hace sentir triste, pero este sentimiento es reemplazado rápidamente por la emoción del viaje que tengo por delante, y me preparo para dar el primer paso en esta nueva vida.