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Él volverá

Una semana antes que Andrew muriera, Erick lo llevo a cenar.

Tomaron el metro para alejarse lo más posible de sus respectivas viviendas. Para Erick no era problema que lo observaran de la mano con la persona que amaba. Que el mundo se fuera al infierno si alguna vez se avergonzaba del maravilloso hombre a su lado.

Pero para Andrew... para él no era tan fácil.

Su padre gritaría, su madre lloraría y su hermano lo despreciaría. Avergonzaría a su familia. Seria renegado, expulsado de su propia casa y perdería lo único que tiene.

Porque para Andrew, su familia, su padre, lo eran todo.

Esa noche, siete días antes que Andrew muriera, Erick los llevo a los dos de la mano. Se recostaron en un parque desierto y observaron las pocas estrellas que se lograban ver.

−¿Te das cuenta que están muertas?

Fue una de las cosas que primero lo enamoro, la voz de Andy tenía una cadencia como la de un poeta. Abría sido buen artista si su familia lo hubiese dejado.

−¿Quiénes?

−Las estrellas Erick, las estrellas−. Extendió una pálida mano señalando el cielo. –Mira. La gran mayoría de lo que vemos son recuerdos de estrellas que murieron hace mucho. Una imagen de algo que ya no existe− su voz bajo de tono− es como si viviéramos perpetuamente con el recuerdo de algo que jamás tendremos, algo para la cual llegamos muy tarde.

¿Y no es eso bello?

Erick pasaría años viviendo solo con recuerdos. Aprendería a amarlos de la misma manera que había amado a Andrew O'connor.

Cinco días antes que Andrew muriera, lo llamo por teléfono. Era de madrugada y la llamada lo despertó.

Por un segundo casi no contesta.

La voz de Andy sonaba silenciosa, como si no quisiera que nadie más lo escuchara. Como si se escondiera en su propia casa, en su propia habitación del mundo que lo rodeaba.

Hablaron de la vida, de los estudios, nunca de sus familias. Se volvieron a contar historias que ya se sabían. Recuerdos que tenían juntos y vivencias ocurridas en un tiempo donde todavía no se habían reunido.

La mañana los descubrió aún al teléfono, hablando en susurros sobre cosas que solo ellos entendían.

Tres días antes que Andrew muriera, volvieron a salir. Tomando las precauciones de siempre: nada cerca de sus casas, algo discreto, ningún lugar donde pudiesen ser reconocidos.

Comieron en un pequeño lugar familiar. La dueña del local les coloco una vela en la mesa. Antes de irse, les saco una foto con el celular de Erick.

Sería su última foto junta.

Al día siguiente Andy llego de visita. A diferencia de la familia O'connor, sus padres sabían de su relación.

Su madre lo adoraba y su padre lo llamaba hijo.

Si tan solo todo fuese tan fácil.

Erick vio como sus manos temblaban, como su respiración era agitada y su piel sudaba.

Antes que le preguntara que ocurría, Andy hablo.

−Tenemos que terminar.

−¿Qué?

−Tenemos que terminar, Erick.

Miro al otro joven intentando descubrir que ocurría. −¿Por qué?

−Mi familia... papá se entero. Alguien nos vio. Yo lo negué, pero...− Escondió el rostro entre sus manos− No puedo decirles Erick, por favor, no puedo.

Intento abrazarlo, acercarse a él y decirle que todo estaría bien. Encontrarían una solución.

Pero antes de tocarlo, Andrew corrió.

Si solo hubiese sabido que sería lo último que vería de él.

Si solo hubiese corrido en vez de creer que darle tiempo era lo mejor.

Si solo...

Los siguientes dos días no supo nada. No contestaba las llamadas y no había ido al colegio. No podía ir a su casa y no tenían amigos en común.

Solo una persona podía ayudarlo.

El tercer día llamo a Michael.

Michael había sido el mejor amigo de Erick desde que tenían cuatro años. Había sido el primero en enterarse de su amistad y su posterior relación con Andy.

Era compañero de curso del hermano mayor de Andy y mantenía buena relación con la familia O'connor.

Fue el primero que se entero de la muerte de Andrew.

Michael no sabía cómo contarle a Erick. ¿Cómo le dices a tu mejor amigo que su novio a muerto?

¿Cómo le dices que lo encontraron en el baño, repleto de pastillas y con dos cortes en las muñecas?

¿Cómo explicarle que la persona que mas amaba no volverá?

Tres días después de la muerte de Andrew, Erick lo llamo para preguntarle si sabía algo del joven.

−No me responde el celular, Myck. Estoy preocupado.

El corazón del mayor se apretó ante la pregunta. Recordaba al niño llorando y gritando en sus brazos por la muerte del joven, ¿entonces que era esto?

−Erick. ¿Recuerdas nuestra conversación de ayer?

−¿De qué hablas? No importa. Ahora recuerdo que se le perdió el celular. Después te llamo Myck.

Antes que el joven pudiese responder, la llamada había sido cortada.

Cinco días después de la muerte de Andrew, Michael fue a visitar a Erick.

−¿Qué haces Erick?

−¿Yo? Preparo el almuerzo. Hoy serán verduras al vapor con arroz. Arroz integral. Andy no come de otro. ¿Sabes cuánto cuesta para que quede blando pero no pegajoso como a él le gusta?

Michael guardo silencio. Miro a la madre del joven que solo negó con la cabeza antes de abandonar la habitación.

No podía hacer daño dejarlo afrontar esto a su manera, ¿cierto?

Ocho días después de la muerte de Andrew, lo llamo por teléfono.

−¿Cómo estas Erick?

−¿Yo? Bien. Voy a ir al parque con Andrew, solo estoy esperando que me llame. Ya sabes cómo es con el tema de que su familia no se entere.

Decidió cortar la llamada después de desearle buena suerte.

Quince días después de la muerte de Andrew, Erick lo llamo desesperado.

−¿Erick?

−¡Myck! Necesito tu ayuda. Andy dijo que llegaría a las 9 de la mañana, pero ya son las 3 de la tarde. No contesta el celular. Y no puedo ir a su casa.

−Tranquilo.

−Pero ¿y si le paso algo?

−No te preocupes. Andy... él está bien.

Todo estaría bien.

Veinte días después de la muerte de Andrew, fue a ver a Erick a pedido de su madre.

−¿Erick?

−¡Myck! Pasa hombre. Andy no está, anda de viaje con su familia pero espero vuelva hoy. No sabes cuánto lo extraño.

No llores. No puedes llorar. No frente a él.

Paso la tarde escuchando como Erick se quejaba de estúpidos viajes familiares que alejaban a su novio y como algún día serian ellos los que se desaparecerían por semanas en un viaje misterioso.

Esa noche Erick lo llamo por teléfono.

−¿Por qué no ha vuelto Andy?− la voz del joven sonaba tan vulnerable.

−No lo sé amigo.

−¿Crees que tardara mucho?

−No lo sé.

−Quiero que vuelva.

Michael ahogo un sollozo. –Lo sé Erick, lo sé.

−Él volverá Myck, Andy no me dejaría. El volverá.

La llamada termino antes de poder explicarle al menor que eso no sucedería. Andrew O'connor no volvería.

Un mes después de la muerte de Andrew, encontró a Erick llorando en la cocina de su casa.

Corrió a abrazar al menor quien inmediatamente se derrumbo en sus brazos.

−No encuentro su arroz, Myck. No puedo preparar la cena sin su arroz. A él no le gusta comer afuera.

El niño temblaba.

−Tienes que calmarte Erick. Compraremos arroz.

−¿Me acompañaras a comprar?

−Por supuesto amigo. Estaré siempre contigo.

Porque no importaba lo que ocurriera. No importaba si Andrew era solo un fantasma o en algún momento se volvía un simple recuerdo.

No importaba si era solo una estrella que brillaba para su amigo en el cielo sin que este supiera que no era más que un recuerdo.

Michael estaría con Erick hasta que se recuperara. O hasta que Andrew volviera.

Si solo los muertos volvieran.

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