Al día siguiente, Rocío y Froakie fueron al parque central de la ciudad para pasar la tarde allí. Rocío caminaba y su Froakie se subió su hombro, mirando alrededor con curiosidad, mirando si era capaz de encontrar el parque.

Llegaron al parque y al instante, Froakie bajo del hombro de Rocío con un salto y corrió hacia el parque, dando saltitos mientras avanzaba. Rocío miraba a su Pokémon con una sonrisa y seguía a Froakie.

Entonces, Froakie noto a un arbusto moverse ligeramente, fue rápidamente hacia su entrenadora.
-Rocío: Que pasa Froakie?
-Froakie: *Señalando con una de sus patas* Creo que hay algo en el arbusto.
Rocío siguió a Froakie hasta el arbusto, ella movió las ramas suavemente y dentro vio a un Sooble temblando de miedo y acurrucado en el suelo.
-Rocío: Hola pequeñín, estas bien?
Sooble giró la cabeza y miró a Rocío con lágrimas brotando de sus ojos.
-Sooble: *Con voz tímida y temblorosa* M-me he perdido y n-no se donde estoy ni que hacer...
-Rocío: No te preocupes Sooble, estoy buscando compañeros para mi nueva aventura en esta ciudad, ¿quieres venir conmigo?
Sooble miro a Rocío y luego a Froakie, este le sonreía, diciéndole en forma de silencio que aceptara.
-Sooble: S-si, me gustaría tener alguien que me cuide.
-Rocío: *Sonriendo y sacando una Pokeball* Estarás genial con nosotros.
Rocío extendió la pokeball hacia Sooble y este la tocó con su pata, la pokeball se cerró con un clic final.
-Froakie: Genial! Tengo un nuevo amigo!
Rocío sacó a Sooble de la pokeball y salieron del parque, yendo hacia la casa.