▫️ Capítulo 9 - Alcohol -▫️
Llego a la habitación. Sarah aún no ha salido, tiene una clase extra. Me cambio de ropa y me coloco shorts de jean, blusa blanca sencilla y mi cárdigan negro que me llega a la altura de los muslos. Agarro helado de la mini nevera, me acuesto en la cama y veo mi película.
"—Supongo que debería sentirme especial.
—Es que eres especial."
—¡No es cierto! —le grito al televisor y resoplo, como si eso ayudara.
Tocan la puerta, una vez, pero no le hago caso. Otra vez. Me levanto de la cama fastidiada y abro la puerta sin expresión alguna, pero al menos ya sé quién es, o quién podría ser.
—¡Sorpresa! ¿lista para la mejor salida de nuestras vidas?
—No creo que tenga ganas de ir. —le revelo.
—¿Cómo dices? ¿es una broma? vamos, será divertido. Sin chicos, sólo nosotras.
—Era una broma, por supuesto que quiero. Bien, iré a tomar una ducha.
Salgo de la ducha, y me alisto: utilizo botas de tacón con jeans, blusa de tirantes y un collar sencillo plateado.
—Allie, apresúrate, no quiero llegar demasiado tarde, o cuando el sol se esconda.
—De acuerdo. Espérame en el auto, iré en minutos.
Tomo la llave de la habitación y la cierro. Llego a su Hyundai accent vena rojo. Falta que yo me compre el mío propio, no puedo depender del de mis amigos o del auto de Dylan. Sin embargo, ahora no me dan mis posibilidades económicas. Subo al asiento del copiloto. Sarah comienza a manejar y la música va en aleatorio.
Transcurre el rato en risas y anécdotas. Cuando estacionamos y nos adentramos al centro comercial, vamos a muchas tiendas, y nos hacemos manicure mientras hablamos de temas variados. Tanto personales como profesionales. Esto es lo que ambas necesitábamos.
Dos horas después, caminamos a tomar un café, y justo cuando estoy muy al pendiente de lo que habla mi amiga, un mensaje me hace ver el teléfono.
—¿Quién te escribió? —cuestiona en tanto se acerca a mi teléfono—oh, un mensaje no leído, seguro es importante. Yo siendo tú lo leería ahora.
Mensaje no leído —indica mi celular.
Abro la conversación y miro la foto con detenimiento. Sostiene una cerveza y otro mensaje me llega y dice:
Dylan=Ojalá estuviera mi chica aquí. Los muchachos y yo nos divertimos, pero, te extraño.
Le sonrío al comentario y respondo el mensaje.
Allie=Yo también te extraño, pero me gusta que tengas tiempo para tus amigos sin incluirme a mí. Nos vemos en la noche, espero no llegar tan tarde.
Alzo la vista y ella sigue esperando que le diga.
—Es Dylan. Me envió una foto. —se la muestro y ella mira más de cerca.
—Aw, que tierno, considerando que se pelearon anoche.
—Lo resolvimos a tiempo. Ya todo está en orden, te lo prometo.
—Me alegra mucho escuchar eso. Si crees que necesita un puñetazo, llámame, yo lo haré. Tú no le darías un puñetazo ni en juego, y menos una cachetada.
«No sé si estoy en de acuerdo o en desacuerdo. En definitiva, lo haría si comete algo que no puedo tolerar. No puedo ser buena todo el tiempo.»
Igual no pienso contestar con lo que pienso. Ese gesto es... dulce sin duda. Entramos a una tienda de ropa y después de esa nos pasamos a una tienda de lencería, solo para averiguar.
En esas, me llega otro mensaje:
Dylan=No te preocupes por llegar temprano, hermosa.
Allie=De acuerdo. No bebas demasiado, Dylan.
Dylan=Lo tengo controlado, pero gracias por tu preocupación.
Allie=No hay problema. Cuídate, te mando un beso.
Dylan=Tu también. Te mando un beso, hablamos al rato.
Meto mi celular a mi bolso y me dedico a mirar los diferentes conjuntos y colores de ropa íntima. Sí que son atractivos. Llevo uno negro y rojo oscuro.
—¿Encontraste algo que te cautivó la mirada? —-pregunta mientras se acerca al estante a mi lado.
—Em, sí lo hice. Me quedaré con estos dos conjuntos por ahora ¿qué tal tú?
—Nada todavía. ¡Ah! prueba esto antes de que se me olvide —Sarah me entrega medias hasta los muslos con encaje rojo, y una bata negra fina y transparente.
—Está precioso, no debías buscarlo para mí, pero gracias, Sarah. Puedes seguir buscando. Estaré en los probadores.
Ella asiente. Yo me adentro a uno de ellos y me los pruebo. Los miro con detalles en el espejo: el brasier vino tinto hace notar más mis senos y una tanga del mismo color, también pruebo las medias junto con la bata. El otro conjunto es casi lo mismo, pero de azul marino, pero ¡uf, estoy que ardo!
—¿Allie, estás ahí? —Sarah entra a mi vestidor y visualiza lo que mi cuerpo modela—¡uh! te ves...bueno te ves...
—Ay no. Si no te gusta a ti ¿cómo creeré que le gustará a él?
—¡No! no te ves mal, es que los colores te quedan muy bien. Tengo en mente algo que Dylan podría llegar a decir. Te lo advierto, vas a reír con mi voz masculina improvisada...
—No, no termines la frase. Te lo pido. —digo con nervios.
—Te juro que tendría sexo rápido ahora mismo, cariño, te ves fenomenal. —imita. Le aplaudo a su actuación con risas.
—Interesante, lo hiciste excelente. A este conjunto le quedarían bien un par de tacones ¿qué crees?
—Sin tacones o con tacones, es un conjunto de fuego.
Considero la opción, y la acepto. Compro ambos conjuntos y adicional la bata junto con las medias de encaje. Cenamos y se hacen las siete de la noche cuando volvemos a las residencias. Subimos agotadas a nuestra habitación. Le doy el tiempo a Sarah para que se bañe y haga todo lo que tenga que hacer mientras que yo reviso mis correos.
Es probable que Dylan ya esté dormido, o esté con los amigos en algún otro lugar ya que sale desconectado desde la última vez.
Cuando Sarah sale, se va a su cama y revisa su laptop, me toca a mí. Agarro mi pantalón de algodón grises y camiseta negra, ah y un par de calcetines. Y claro, me ducho con agua caliente. Me desmaquillo y hago mi rutina de noche. Arreglo mi cabello en una trenza mientras camino a mi escritorio. Mi celular suena.
Dylan=Tú y yo, a mi habitación, ahora. Tengo que verte.
Arrugo la frente. Se nota que está pasado de tragos, él no suele hablar así.
Allie=Dylan, ve a dormir, estás borracho.
Dylan= ¿No puedes venir? ¿no puedo ver a mi novia?
Allie=Claro que sí. Dame un segundo.
Le aviso a Sarah que iré a la habitación de Dylan. Salgo del calor de mi habitación para enfrentarme al frío de afuera. Le doy unos golpes a la puerta de Dylan. Él me deja pasar en cuanto me ve.
Su habitación está a oscuras, a excepción de la luz en su mesa de noche. Remojo mis labios.
—Dylan, estás en un estado de ebriedad alto. Me dijiste que ya no beberías.
Asiente con sus ojos rojos, y me abraza cálido. Respira con tranquilidad.
—Lo sé, querida mía. Entiendo que hice mal, pero era una reunión de amigos. Allie no lo haré más no es bueno para mí ¿es mucho pedir que te quedes conmigo esta noche?
—Puedo quedarme si eso quieres. —agarro sus mejillas y miro sus ojos agotados—En tu aliento, y cuerpo entero, es notoria la cantidad que te hicieron beber ¿estaban jugando a quién aguantaba más?
—Estábamos haciendo retos, y creo que gané. Brandon fue el que quedó sobrio de todos nosotros, alguien tenía que conducir.
—Me alegra que hayas pasado el día con tus amigos, es importante que ambos tengamos un tiempo con nuestras personas queridas. —lo llevo hasta la cama y yo me siento junto a él, dándole cariño en las manos y cuello. Él toca mi cabello y mi piel.
—Allie, estoy muy enamorado de ti. Siento paz y amor de tu lado, y del mío, y cada día me sorprendes más, y eres preciosa y yo espero no hacerte daño porque si no, no me lo perdonaré.
—Dylan, perdóname, pero creo que no estás pensando con claridad.
Sonríe de lado y me suelta una risa.
—Gran parte de las palabras son reales, pero algunas no, como esta que digo que estoy pensando en procrear justo ahora, pero tienes razón, no estoy pensando con claridad.
—¿Tú quieres...? son pensamientos apresurados ¿no crees?
—Quizás lo sean, pero creo también que, soy amante de tus caderas.
Le rodeo el cuello y él pega sus labios húmedos a los míos. El sabor a alcohol queda en mi garganta, es tequila por supuesto. Dylan desciende al cuello y me lo besa. Un largo suspiro sale de mi boca.
—Te extrañé. —susurra contra mi piel y da unos mordiscos a mi nuca y garganta, se me escapa un gemido. Voy detrás de él, mis manos recorren su tórax y bajan a sus pantalones. Mis labios lo besan en la nuca y lamen el lóbulo de su oreja, suspiro lo más cerca para que me escuche. Esos suspiros le hacen perder los estribos, tanto así que me voltea a mirarme y sus brazos fuertes me dejan tendida en su cama, y esos mismo, me encarcelan. Mis dedos le desabrochan los botones y bajan el cierre.
Dylan se detiene a mirarme los ojos y dice:
—No juegues cerca del fuego, Jensen o te matará.
—Entonces moriremos juntos.
Deja al descubierto mi abdomen y comienza a besar y besar, y besar, y yo le acaricio su pelo. Ambos nos acostamos y él me deja quitarle los pantalones y la camiseta por arriba. Apago la luz de su mesa de noche y nos cubro a ambos con las sábanas. Dylan abre y cierra los ojos gracias a mi tacto en su mejilla, melodioso y fino.
—Duerme bien, Allie. Te adoro mucho, aunque eso ya lo sabes.
—Eres un tierno. —le digo—Descansa, Dylan. Yo te quiero más.
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