▫️ Capítulo 46 - No es un adiós -▫️
—Allie ¿y ese anillo? —pregunta interesado mientras lo mira—se ve costoso... ¿acaso?
—Es correcta tú intuición, Dylan y yo nos casaremos.
—¡Mi mejor amiga se va casar! -empieza a festejar, y toma por sorpresa. Él me baja y sonríe, sí que extrañaba su sonrisa-Wao. Estoy feliz por ustedes.
—Cuando Emma me dijo que aún estabas vivo, sabía que tenía que hacértelo saber.
—¡Oigan! —grita Dylan con sus manos en su cinturón-los refuerzos están en camino, y no extiendan la plática, hay que estar atentos a lo que ocurra.
Sterling y yo caminamos hacia el espacio abierto en el centro, hecho ruinas, paredes incompletas de piedra y algunos restos alrededor; como es de madrugada la única luz que tenemos es la luna, y algunos postes de luz que se encuentran a nuestros costados. Stefan se queda al lado de Emma y yo del lado de Dylan, él me entrega la ballesta. Evalúo mi vista frontal mientras mis manos empiezan a temblar, y luego siento que todo mi cuerpo de encoje poco a poco. Forcejeo y forcejeo.
—¿Todo está bien? te noto...inquieta.
—No, es que yo... sostén esto, por favor, —le entrego mi ballesta— necesito un momento.
Camino hacia las afueras del lugar en ruinas sin mirar atrás, sin importar que esta batalla podría comenzar en cualquier momento. No puedo pensar. Mi cabeza está llena de pensamientos, estímulos externos de la naturaleza, hasta parece que tuviera asma porque no logro respirar de manera apropiada. Apenas hay un césped aquí, además de tierra marrón clara, arbustos, rocas grandes, y luz de los otros postes. Sus pasos detrás de mí no hacen que me detenga, pero su voz sí lo hace.
—Estoy asustada. Estoy más asustada de lo que puedo decir de esta batalla.
—Es normal, en las batallas mueren personas, no hay excepciones, Allie.
—Nos acabamos de comprometer ¿crees que eso Adelard lo tiene en cuenta? claro que no. Perdón por hablar así, es que, ¿qué pasa si tú te vas?
Dylan se acerca más a mí y toca mi mejilla.
—Te cuidaré en el cielo.
—No es lo mismo. —suspiro y lo abrazo—No es lo mismo y lo sabes.
—No va a pasar nada. —me hace saber mientras me sostiene la cara—No me iré, Allie.
—Nunca sabes lo que pasará, Dylan...
Él mueve la cabeza en negación.
—Estaremos bien. Nos cuidaremos las espaldas ¿de acuerdo? tranquila, aquí estoy, y estaré contigo siempre.
—Hay que ser optimista, pero también realista, amor. No se sabe lo que ocurrirá después de esto, es incierto, es escalofriante. Nuestra vida puede cambiar de forma drástica en tan solo unas horas de batalla.
Personas perdidas, almas elevadas, más no recuerdos escondidos y reprimidos. La vida de aquellos que mueran hoy, serán recordados mañana, y flores serán llevadas a sus tumbas para que sepan lo cuánto que hicieron por los que viven hoy, para que sepan lo cuánto que los valoramos y extrañamos.
Aunque Dylan intenta ser lo más positivo posible en la situación, noto miedo en sus ojos, y angustia. Intenta ser fuerte por mí.
—Hay que tener cuidado, es todo. —él me abraza a mí-Nosotros podemos con esto. -Sus labios tocan los míos. Su celular suena, y lo revisa—Ya están aquí, vamos.
Ambos nos apresuramos al centro del lugar en ruinas, ahí los vemos: Isobel y Jordan con espadas, Élise con dagas en un cinturón e Ivette con una ballesta y una espada diabolique.
Isobel y Élise se acercan a nosotros.
—Isobel y yo trajimos más refuerzos, espero que ayude.
«¿Más refuerzos?»
De pronto, Dylan y yo dirigimos nuestra mirada al cielo y vemos ángeles, y serafines, cien de ellos. Todos portan algún arma. Nos damos la vuelta y encontramos con demonios viniendo hacia nosotros desde el cielo. Dylan y yo damos un paso atrás cuando los ciento diez demonios de ojos rojos y colmillos se quedan frente a nosotros. Él saca su espada y yo sostengo la ballesta mientras les apunto. Un humo deja ver a Adelard con su típica ropa negra.
—¡Qué entrada tan triunfal! ¿no creen? casi saboreo la victoria. —Adelard me pide que me acerque, acato sus órdenes—¿estás segura que no quieres estar de mi lado, hermana?
—No gracias, estoy bien donde debo estar, estoy con los míos.
Asiente y me manda atrás. Vuelvo junto a Dylan y todos nos preparamos. Él me entrega una diabolique y me la cuelgo en la espalda. Adelard da la vuelta y alza su mano.
—Demonios... —empieza. Todos los diferentes demonios se ponen en posición—¡ataquen!
Todos corremos en direcciones opuestas y empezamos a contraatacar. Corro y me adentro a un pasillo largo, sucio y destrozado. Logro ver desde lejos, y asesino a dos demonios que entran y, luego a otro que viene desde arriba, y otro a mi lado. Unos aplausos me sorprenden.
—Sorprendente, y déjame decirte que es ridículo estar aquí. —ruedo los ojos al ver a Adelard.
Él rompe el suelo desnivelado. Caigo cuesta abajo del lugar, mi cuerpo se roza con césped y piso, y arde. Me levanto, y mis alas degradadas aparecen empiezo a volar a toda velocidad. Por supuesto, él me persigue. No le hago caso hasta que él me empieza a atacar con una espada que tiene, y entonces lo contraataco. Hierro contra hierro, y un filo amenazando con dañar mis alas, y mi piel. Está siendo más rápido, le sigo el ritmo. El viento no ayuda. Desciendo de forma terrible, y de eso consigo que mi cuerpo se quede quieto en el piso rústico, en un acantilado, y también que mi espada esté al borde de caerse al agua. Mi dedo toca mi frente y un líquido rojo sale. Sangre. Adelard agarra la espada y el filo me hace un corte en la curva del cuello y en el hueso de la clavícula, grito escandalizada por el inmenso dolor.
Él se acerca a mí y toca mi piel lastimada, y arroja la espada con sangre al agua. Me levanto del suelo rústico y le hago frente. Adelard amenaza con dañar mis alas, sin embargo, lo tengo controlado. Ambos volvemos al lugar en ruinas. Mi mano toma la ballesta, y voy al lado de Dylan.
—¿Necesitas una mano?
Un grupo extenso de demonios con ojos rojos y armamento nos rodea a ambos en círculo.
—Ahora que lo mencionas, no desaprovecharé la oportunidad de obtener ayuda tuya, haz lo tuyo.
Los confrontamos. Mi arma no tarda en acatar mi orden de asesinar a los demonios venidos del infierno. Dylan y yo formamos equipo. Los golpeamos con puños, y filos, y flechas. Doy cuenta como poco a poco se van desintegrando y volviendo cenizas. Aún nos quedan tres demonios por destruir.
—Todos están dispersos, debemos dividirnos. Ve arriba, yo quedaré abajo. —le asiento y cuando mis pies están listos para marchar, Dylan me agarra del brazo y besa rápido. Él me dice a poca distancia de mí:—Quizás no es el momento para decirlo porque podríamos morir, pero quiero que sepas que te amo, Jensen.
—Y yo te amo más a ti, Martin.
Subo las escaleras antiguas, y ya que me encuentro arriba reviso el panorama. Aparece un demonio, corre hacia mí y yo le apunto con la ballesta, y luego otro. Vienen otros cinco más y caminan lento, lo que me da ventaja para prepararme y pensar.
—¡Allie! —una voz grita. Dylan me lanza un objeto desde el aire. Mis manos lo agarran con agilidad. Es una bomba. Veo una soga sujetada a una columna destruida, los demonios aceleran el paso, entonces yo tiro la bomba y mis pies acatan la orden de corren a la soga. La bomba explota y yo me sujeto de la soga, pero no es lo suficiente resistente, segundos después caigo al suelo, siento rabia, y tristeza. Mi cuerpo está boca arriba, sin fuerzas, y con mis pulmones que tratan de no dejarme sin oxígeno.
DYLAN
Desciendo de los aires para encontrarme con Emma al otro lado del lugar.
—¡Ey! —ella se gira a mí con arco y flecha ya listos para hacer daño. Rueda los ojos y baja el arma—Wou, cuidado, retira esa arma de mi cara.
—Ya asesiné a al menos quince demonios, necesito descansar antes de continuar.
Los dos nos disponemos a caminar por el césped. De nuestras bocas no salen palabras, estamos cansados, eso es evidente, pero ¿no todos lo están?
—¿Qué fue eso? —pregunta. Emma prepara su arco y flecha, y yo hago con mismo con mi espada. Alguien nos aplaude, y vemos su presencia—¿Adelard?
Él apresura el paso. Tiene la mirada fija en ella. Me junto más a su lado.
—Es lindo verlos juntos ¿no? eran una linda pareja...
Saca una espada. Yo interpongo mi espada antes de que la ataque a ella. Sus ojos oscuros intentan penetrarme y darme miedo, sin embargo, mi sentimiento hacia Adelard no es eso, es todo lo contrario.
—Apártate. —le digo con calma—Emma necesita un poco de gentileza, y tú lo único que haces es reprocharle.
—Tonterías. Estás protegiendo a alguien que no merece protección, merece la muerte por todos sus pecados cometidos.
—No lastimarás a una de las mujeres más importantes en mi vida, no te lo permito. Será mejor que te apartes.
No tiene más opción que hacerme caso. Asiente de manera lenta. Me giro a Emma y ella hace una cara de horror.
—¡Dylan! —exclama.
Siento un filo en mi ala. Me encojo de dolor hasta que él la saca. Mi mirada se va a él, y él la tiene puesta en Emma. Va por ella, pero yo la empujo y el filo de la espada me hace un corte largo en el antebrazo. Mi cuerpo se pone arrodilla por consecuencia de la falta de energía. Detengo parte de la hemorragia mientras asesino a Adelard con la mirada.
Él se va sin decir nada. Aprieto los ojos, y gruño. Es Allie. Emma me mira a los ojos, y me ayuda a levantarme.
—Ey, tranquilo, se te curará ¿qué puedo hacer por ti?
—No puedes hacer nada, de igual manera, eso no importa, debemos buscar a Allie.
ALLIE
—¿Estás respirando? por favor, respira... —mi oído percibe una voz masculina.
Mis ojos ven a Dylan arrodillado. Me incorporo y él me ayuda a levantarme por completo del suelo. Me toca la frente.
—¿Te encuentras bien?
Asiento leve. Mi mirada se va a su herida en el brazo, una de sus manos ensangrentada tiene la mía.
—¿Qué te pasó? ese corte... ¡¿te duele?!
—Estoy bien, por ahora. —me comunica—Lo revisaré luego.
Sterling viene corriendo hacia nosotros. Tiene una espada puesta en un cinturón, junto con dagas y una pistola. Se detiene a mirar nuestros daños.
—Mierda ¿los dos están bien?
—Eso elegimos creer... ¿tú estás bien? —le pregunto.
Él asiente repetidas veces. Vemos a más demonios venir.
—Emma me llama, necesita ayuda. Tengan cuidado. Hablamos más tarde.
Sterling se echa a correr a toda velocidad, y nosotros preparamos nuestras armas. Corremos, y peleamos con ellos. No tardo en escuchar gritos. Vienen mucho más. De pronto vemos a Élise volando gracias a su magia, recitando hechizos y su mano hace movimientos hacia ellos. Es toda una bruja. Los ahorca y hace gritar. Sus pies quedan en el suelo, y sus manos no se detienen, y nosotros tampoco. Cada vez vienen más. Son...demasiados. Escuchamos gritos de demonios, y los vemos morir. De pronto, otro grito, que no es de demonio, nos sorprende. Ambos nos quedamos conmocionados al verla en el suelo. Gritando. Vamos a su lado. Yo le hago presión en su herida en el estómago.
—Buscaré a Ivette. —anuncia Dylan, está a punto de levantarse, pero ella lo agarra de su muñeca—Entonces deja que yo te cure, puedo hacer algo.
—No, no... —le pide ella con poco aire—no hagas eso, te lo pido.
Él asiente comprensivo. Le sujeta la cabeza y la descansa en su regazo y sostiene la mano. Sus labios se vuelven pálidos.
Está sangrando mucho. Intento hacer algo para ayudarla y él también.
—Tengo una hemorragia, ni un hechizo puede ayudarme, Dylan ni la magia que tienes para obtener el dolor de otros puede curarme, ya tengo que irme. Nunca obtuve el vínculo, pero estaré bien... —confiesa.
Recuerdo lo que Dylan me dijo esa vez:
«Si no lo obtienes, el destino de tu alma será deambular en el limbo por la eternidad.»
—No, no, Élise, quédate con nosotros ¡no! —le dice Dylan con voz desesperada.
—Díganle a Ivette que la amo...
Eso es lo último que dice. Sus ojos se dirigen al techo, y comienza su camino a la luz. Nosotros no sabemos qué hacer, hasta que Jordan llega volando. Nos da una mirada, y lleva a Élise en sus brazos. Antes de marcharse, nos asiente a ambos con la cabeza. Me levanto de ahí y camino sin rumbo.
No pensamos que sería esto. Que yo estaría aquí, y él también. Mi respiración es agitada cuando me doy la libertad de ponerme de rodillas y mirar a un punto fijo.
Parte del piso tiene sangre, y los alrededores lejanos también. Nunca pensamos que esto llegaría a ser tan... sangriento ¿quizás? no, no sangriento, despiadado.
—¿Dylan? —él está frente a mí, pero no ha podido pronunciar una palabra. Anoche estábamos bailando sin nada en mente, ahora estamos aquí, con las estrategias planeadas. Respiro rápido y sin control. Escucho aún algunos sollozos detrás de nosotros. Todo lo que acaba de pasar...ambos lo presenciamos—¿Dylan?
—Allie, aquí estoy, tranquila. Te fuiste por un momento.
Sacudo la cabeza y encuentro con sus ojos azules, que me hacen volver a la realidad. Su palma ensangrentada posada en mi mejilla, me fijo en él:
Su antebrazo con un corte a lo largo, por eso su mano tiene sangre, y su rostro con pequeñas salpicaduras. Sus alas con un pequeño corte a lo largo. Por las alas de Lucifer ella...
—Ella se fue. Élise se fue.
—Lo sé. Es duro saber que ya no estará, para todos nosotros. —Dylan quita su mano y toca mi cabello suelto y es probable que hecho un desastre—Tenemos que mantenernos fuertes. Jordan se llevó el cuerpo a casa. Hay que dejarla que vuele.
—Recuerdo que ayer nosotros estábamos felices; sin nada en mente que no fuera el otro, bailando en casi oscuridad, como si estuviéramos en esa época, y los demás en las habitaciones de arriba, disfrutando de un sueño placentero. Y ahora, estamos aquí, y casi morimos...perdona, aún no me percato de lo ocurrido.
—Descuida. No estamos muertos, Allie, estamos vivos y bien. Ganamos la batalla.
—¿Sabes qué hora es? —pregunto.
Busca su teléfono y revisa la hora.
—Es de madrugada. Casi va a amanecer.
Paso las manos por mi cabello.
—¿Tu herida está bien?
—Dejó de sangrar, pero tendré que ir a un hospital después de dejarte.
—¿Nos separaremos otra vez? pero pensé que... iríamos juntos.
—La estrategia tiene que ser más sutil, no podemos arriesgarnos después de haber sacrificado tanto. Lo siento, mi amor, pero...yo sé que lo entiendes.
—No, está bien. Lo entiendo. —digo en tono triste, no quiero separarme de él de nuevo, pero si es por una buena causa, mejor no estropear lo estipulado.
Dylan me abraza y besa con fuerza. Él me frota las manos. Su tacto no me había impactado tanto como ahora.
—No estés aterrada...
—No lo estoy. —le digo con seguridad.
—¡Santos demonios, podrían apresurarse! Allie debe irse ya. —dice Adelard en la distancia.
—Iré contigo en cuanto pueda. -me asegura-Yo sé quién y cuán fuerte eres. —me da el que podría ser nuestro último beso en un largo tiempo—Confío en ti, Allie.
Lo veo a los ojos y acaricio su cuello.
—Gracias. Te esperaré del otro lado.
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¡Hola! ¿cómo están?
Capítulo publicado, ya estamos aún más cerca del final de El Vínculo Eterno. Uff, larga travesía ¿no creen? igual espero que les esté gustando mucho el libro.
No olviden votar, dejar sus comentarios, y si quieres compartir, puedes hacerlo.
Muchas gracias por leerme.
—Cynthia.
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