▫️Capítulo 45 - Tomar tu mano de nuevo - ▫️
—¿Estás bien, cariño? —le pregunto con mis manos estando sobre sus mejillas—¿ningún rasguño ni corte de mayor grado o sí?
—Lo de mayor grado que pudo haber sucedido se llama muerte, algo que no ocurrió así que... deberíamos estar agradecidos con Dios ¿te parece si subimos ya?
—Sí, claro, fueron suficientes sorpresas por hoy.
—En eso concuerdo. —subimos a mi habitación sin importar que las luces estén apagadas y no haya ni una vela encendida. Al llegar, nos quitamos la ropa elegante y todo lo que conlleva; Dylan me entrega su camisa para dormir y él duerme con unos shorts de pijama. Nos metemos a la cama, intercambiamos unas cuantas palabras sobre lo sucedido además de las buenas noches. Por desgracia, a mitad de la noche me despierto con frío, me cambio de posición intentando de forma inútil obtener el calor, tal parece que el frío se está empezando a sentir en el interior de la camisa y se transfiere a mi piel. Me siento en la cama pensando en otra alternativa, cubro mi parte de la cama con una manta caliente adicional. Agarro el celular y la luz blanca intensa que este emite hace que, por instinto, entrecierre los ojos y no logre enfocar la hora sino hasta segundos después: once de la noche—Allie... —dice con voz ronca y se toca la cara—apaga el celular, no podrás dormir con esa luz.
—Dormiré en unos minutos, no te preocupes por mí.
Dylan se mueve y sienta junto a mí. Se pasa la mano por la cara y planta un beso en la curva de mi cuello. Él posa su cabeza en mi hombro y mi mano le acaricia el cabello.
—Allie, tesoro, tienes insomnio porque...estás emocionada por verlo ¿tengo razón?
Observo la foto que Sterling y yo nos tomamos a mediados de año, con la nieve a los alrededores, nosotros con nuestra toga y birrete de graduación, arrojándonos bolas de nieve y sonriendo a la vez; paso a la otra foto, en el mismo lugar riendo a carcajadas, y luego otra, abrazados y él dándome un beso en la frente. Dejo el celular en la mesa de noche y en ningún momento detengo mis dedos de darle caricias en su cabello.
—Sí, estoy emocionada por verlo, por eso tengo insomnio. Es extraño porque...es como si como si no lo hubiera visto en años, lo cual no es cierto.
Se incorpora, y coloca su mano sobre la mía.
—Tiene validez que lo consideres extraño, yo también lo considero así.
—¿Podemos ir a tu habitación a dormir? esta me trae malos recuerdos.
—Sí eso hará que duermas, está perfecto, todo para que mi mujer esté bien. —Dylan toma mi mentón y tocan la puerta. Suspira. Él se levanta y la deja entrar—¡No puede ser! ¿qué maldición tiene esta casa que nadie puede dormir? en serio, avísame si quieres un espacio en la cama y te lo doy con gusto.
Emma arruga la frente desconcertada de la situación.
—Qué generoso de tu parte darme un lugar, pero sería incómodo.
—De acuerdo, no tendrás tu espacio en la cama entonces, mejor para nosotros, podría haber dormido encima de Dylan, claro, no me molestaría, pero... preferiría dormir en un colchón plano, sin ofender, cielo, me encantas. —procedo a decir.
Ella me mira e inclina la cabeza.
—Ustedes dos si son tal para cual, me alegra que hayas encontrado a alguien con tu mismo pensamiento...encantador, dulce e inoportuno.
—Por favor Emma, siempre lo hemos sido... espera, dijiste ¿inoportuno?
—Es que siempre estás caliente, cariño...y Allie también, pero ese no es caso por el que vengo, es hora de cambiarse de ropa y ponerse algo más... decente de batalla, ya que tenemos una misión esta noche.
Nos vestimos de negro, es como si fuera nuestro uniforme habitual, bueno, no es cierto. Emma nos guía a una habitación abajo, cerca de la cocina, llena de armamentos; Dylan toma una daga que la mantiene en su muñequera, y espada, ambos con su respectivo protector de cuero, yo una ballesta en mi mano, una pistola en mi cinturón de cuero y una cinta de municiones colgadas en mi pecho, Emma un arco que lo lleva en su mano y las flechas en su protector en su espalda y una espada protegida en el mismo estilo de protector de cuero que tiene Dylan. Ella es la primera que tiene acceso a las llaves del auto de Dylan, abre la puerta del conductor al igual que las demás.
—¿No prefieres que yo maneje? conozco mi auto.
—Entiendo tu preocupación, pero yo puedo. Tranquilo, sé manejar, no se van a estrellar.
Él asiente y sube al copiloto, y yo subo a los asientos traseros, todos nos colocamos el cinturón de seguridad y Emma enciende el motor.
—Aquí tienes la dirección. —le entrega un papel escrito—¿qué buscas en el celular? —le cuestiona ella con las manos en el volante.
—El GPS para mejor visualización de la ruta.
—Perdón, no lo entiendo ¿un G qué?
—Se llama GPS —repite él—, nos ayudará a no perdernos.
—Bien, te haré caso, no entiendo estas cosas modernas, pero como sea. —Dylan suelta un sonido casi como de risa—¿te estás riendo de mí?
—No, no, yo no haría eso, sería incapaz, te quiero.
Ella fuerza una sonrisa y se ve a sí misma por el retrovisor mientras se arregla el cabello.
—Sí, yo también te odio a ti.
—Aw, que cariñosa, eres casi un ángel.
—Más bien un demonio, cariño.
—En eso tienes razón, quería hacerte una pregunta...
—¡Dylan ya basta de cháchara! ¡busca el maldito PGS con la dirección escrita o sino te golpearé en donde te duela y sí, estoy hablando de tus partes íntimas!
—Oh, wow, tranquila querida. —alza las manos—Y te equivocaste de nuevo, es GPS no PGS.
Logro ver como lo mata con la mirada, una hoguera en sus ojos.
—Me estás haciendo perder la paciencia, tengo ganas de matarte ¡busca la maldita cosa y vámonos! se nos hace más tarde.
—Bien, de acuerdo, mis más sinceras disculpas a la patrona.
—¿Patrona? ustedes no lo ven, pero esto es divertido como espectador.
—¿Qué? Dylan ¿de qué está hablando? —ambos me miran.
—Su dinámica es divertida, lástima que tenemos que irnos y no podrán hacer más espectáculo. Cómo sea, debemos irnos.
Las tres horas y media las paso viendo la naturaleza, apreciando el anillo, y escuchando a Dylan y a Emma charlar, su forma de hablarse se me hace chistosa y linda a la vez, por algo fueron amantes, y por algo hoy en día son mejores amigos, a pesar de que no siempre estuvieron juntos, el amor no se fue, ni el respeto, ni la lealtad, siempre se cuidaron el uno al otro aunque estuvieran peleados, se protegieron sin importar qué, se quisieron, y se quieren más, y eso, es algo que nadie les podrá quitar. Dylan frunce el ceño al ver que Emma se lame los labios sin parar. Le extiende una botella.
—¿Qué tienes ahí dentro? —ella no aparta la vista de la carretera.
—Te controlaste esta luna llena, pero también te reprimiste, es sangre nada más, supongo que te ayudaría a mantener fuerzas.
Le quita el vaso de las manos y bebe un buen sorbo.
—Sangre O negativo, buena elección, pero sabes que prefiero sangre tipo A.
—Lo sé, no había tipo A en la nevera. —saca un pañuelo y le limpia la barbilla y la boca.
—Gracias por intentar, el sorbo estuvo rico.
Él asiente. Emma aparca el auto y todos nos bajamos con nuestras armas. Yo me adelanto en el camino sin nada interesante, triste, y aun así los puedo escuchar y ver desde lo lejos:
—No tenías que traerme sangre, pero te lo agradezco, al menos no te has olvidado de mí.
Veo que Dylan detiene su caminado y la mira antes de hablar:
—¿Cómo voy a olvidarte? marcaste mi vida de una forma hermosa, eres una gran persona, Emma, no lo olvides nunca. —ella lo abraza de impulso.
—Tú también marcaste mi vida, gracias. Gracias por protegerme, gracias por todo. Te quiero.
Noto que sus miradas se cruzan y miran con dulzura, Dylan le sonríe.
—Sí, yo también te odio. —Emma ríe por lo bajo y no deja de mirarlo—Al fin, serás libre.
—Y todo te lo debo a ti, nunca dejaste que me rindiera.
—Tú tampoco te dejaste derrumbar pasara lo que pasara, tienes mucha fuerza interna. Vamos, tenemos que ver a alguien.
Y ahí los dejo de ver. Bajo las escaleras, y ahí está su ataúd, respiro profundo y toco la seca madera cubierta con polvo; al mirar abajo encuentro una lápida pequeña de mármol con cinco rosas marchitas, una sobre otra, y las palabras escritas: "Sterling, nuestro hermano amado que vivirá en los corazones hasta el final del tiempo"
«Sobre todo yo te extrañé.», pienso.
Segundos más tarde escucho las voces de ambos mientras se acercan y se me colocan a ambos lados. Emma es la que abre el ataúd, se le ve intacto. Ella recita unas palabras antes de comenzar la acción.
—Dylan, dame la daga, —él la saca de su muñequera y se la entrega, me mira a mí—y Allie, tu muñeca la necesito.
—¿Mi muñeca?
—El hechizo requiere sangre de ángel caído, si no lo hago no servirá.
Me quito la chaqueta de cuero y la tengo debajo de mi brazo. Cuando estoy lista, le extiendo mi muñeca, el filo de la daga corta mi piel, me hace suspirar de dolor. Emma pinta los labios de Sterling con mi sangre y deja unas gotas pasen a su boca, recita unas palabras que me hacen debilitar mi cuerpo, pero por suerte Dylan me sostiene por detrás, su mano sostiene la mía y siento cómo traspasa mi dolor a él, me siento aliviada. Los tres damos pasos atrás. Dylan rasga un pedazo de su camiseta, me rodea la muñeca con la venda y hace un nudo para detener la hemorragia.
—Estarás bien, amor. Se te curará rápido.
—Eso espero, gracias por cubrirla.
Esperamos unos minutos y escuchamos una inhalación de aire.
—¿Sterling? ¿eres tú, de verdad?
—¿Emma? —pregunta él y se sale del ataúd, camina despacio y ella también. Toca su mano, y su mejilla. De sus ojos salen lágrimas—¿Mi Emma? dime, por favor que no estoy soñando.
—Hola corazón. No, no estás soñando, todo lo que está a tu alrededor es real, yo soy real, amor. —su voz le tiembla. Ella lo besa sin avisarle. Stefan la pega fuerte contra sí, y toman su tiempo. Él y yo los admiramos. Sus frentes chocan, Sterling se remoja los labios—Te extrañé más de lo que puedes entender.
—Y yo te extrañé más de lo que las estrellas pueden brillar. Eres magnífica, eres la mejor hechicera de todas. Te amo, Emma, gracias por hacer lo posible por devolverme a la vida.
—Haría lo que fuera por ti, eres el único amor de mi vida, y mi vínculo eterno.
Sus bocas se encuentran en un beso deseado y esperado por los dos. Los ojos verdes de Sterling se quedan viendo los míos, sin parpadear. Corre hacia mí, y nos abrazamos con fuerza, nos sonreímos y él entrelaza una de nuestras manos con delicadeza. Ya puedo tomar su mano de nuevo.
—Allie. —suspira con su aliento a la altura de mi frente.
—Sterling, bienvenido de vuelta. —lo abrazo fuerte. Su mano fría me acaricia el cabello. Nos miramos y sonreímos. Nunca había visto sus ojos tan vivos. Estamos juntos de nuevo.
________________________________________
¡Hola! espero que te encuentres bien
¡Capítulo nuevo publicado! ya falta poco para terminar con esta maravillosa historia.
Muchas gracias por haber llegado hasta el final. Recuerden votar, comentar, y si quieres compartir, te dejo hacerlo.
—Cynthia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro