▫️Capítulo 42 - Oscuro y retorcido - ▫️
"Mis pies tocan el agua, camino con pétalos de rosa esparcidos por todas partes ¿por qué este lugar? ¿por qué todo es negro? ¿qué es esto? no me sorprendería que fuera obra de mi hermano, sí, mi maldito hermano. Intento descifrar lo que es esto, pero mi mente parece incapaz de deducirlo o incluso crear una hipótesis.
Me aliso el vestido y al mismo tiempo, escucho un susurro; logro admirar un alma de color blanco casi transparente, entra en mi cabeza y empieza a susurrar en lenguas antiguas, cierro los ojos para concentrarme en lo que me dice, su suave voz susurrante se convierte en una grave y oscura, entonces abro los ojos de golpe, y me encuentro a un espeluznante demonio. Me grita en la cara, se supone que debería gritar, pero estoy tan impactada que retrocedo, dos pasos hacia atrás. Viene a mí gritando, me cubro la cara con las manos, esperando que lo que tenga que pasar, pase.
Un grito de dolor, agonizante. El demonio se encoge y hace cenizas. Suspiro y casi se me salen las lágrimas al ver a Dylan con heridas y cortes: en las manos, uno en su torso y otros se apropian de sus antebrazos. Ha pasado una semanas y dos días, y él está aquí, en mi sueño.
—Dylan. —digo con voz vulnerable. Él intenta sonreír, pero en vez de eso, se coloca de rodillas de golpe. Corro hacia él y agacho. Le toco las mejillas calientes—Despierta, sé que te duele, pero no te duermas por favor...
Sus ojos responden a mi voz. Nunca había visto sus ojos tan cansados, está vulnerable, agotado, por poco veo la muerte en sus ojos y cuerpo adolorido.
—Te sabes proteger, mi único deber es protegerte a ti, déjamelo a mí...
—Dylan, tranquilo, mantén silencio, no te esfuerces. —le digo de forma dulce viéndolo a los ojos—Te mereces dormir, te estás derrumbando, y no quiero sentir que mi novio se está derrumbando, es horrendo.
La palma de su mano me acaricia el cabello. Nuestros labios se saborean luego de una semana sin contacto alguno.
—¿Qué gran espectáculo no creen? —nos separamos en cuanto Adelard aplaude, aplaude mientras camina a nosotros—por las alas de Luzbel, debí traerme palomitas ¡lo sabía! en fin, seguro sentirse vulnerable se siente horrendo ¿no es así, Dylan?
Ya comprendo. Me levanto del suelo y lo miro. Camino furiosa a él, y Dylan lo nota.
—¡Demonios, Allie! ¿serías más delicada?
Lo agarro de la camisa blanca.
—Escúchame con cuidado, si lo que quieres es hacerme sufrir, felicidades, lo lograste. Estás haciendo sufrir al hombre que amo y por lo tanto yo sufro también, te agradecería que tuvieras más misericordia, y... un corazón.
—¿Misericordia? ¿tener corazón? por favor hermana, tu estúpido novio te está controlando ¿por qué tener misericordia con el enemigo? ¡no me importa su maldita vida!
—A mí sí me importa ¡por supuesto que me importa, me importa más de lo que entiendes porque...!
—¿Por qué? dilo ya, hermana.
—Porque yo sí amo de verdad, y sabes que lo que digo es cierto, tú no sabes amar.
Adelard suspira y coloca sus manos atrás, analizando lo que dije.
—Fuertes declaraciones, es broma, ya lo sabía y lo detesto. Su momento de platicar, terminó.
—¿Qué? no han pasado ni diez minutos.
—Ha pasado suficiente. Tu amado y tú tendrán que esperar. Despídanse.
Corro más despacio en el agua, y me agacho a darle un abrazo de impulso, él me responde de vuelta con un beso en la frente, y un "Cuídate" le digo lo mismo y ayudo a levantarse. Adelard lo agarra fuerte del hombro, me hace inspirar aire y luego lo dejo ir. Entro en la mente de Dylan.
—Yo sé cuán fuerte eres. No temas, nos cuidaremos el uno al otro. Te amo.
Los pierdo de vista y vuelvo a la cama. Me acuesto y vuelvo a la realidad"
El atardecer llega a mis ojos, y a los de Élise. Estamos en la sala. Hemos estado conversando, pero no le he prestado la mayor atención.
—Allie, te noto en otro mundo ¿te encuentras bien? —me pregunta tomando una botella de vodka y sirviendo un vaso para sí misma.
—Lo siento si no te presté atención...la verdad no sé cómo estoy. —me cruzo de hombros.
—Tranquila. Supongo que quieres que te lo repita otra vez. —le hago saber que sí, y Élise toma un sorbo de su bebida antes comenzar—Estaba hablando con Ivette esta mañana, y dijo algo de "terminar" y "Élise", seguro estaba hablando con alguien más y me marcó por error, o al menos eso quiero creer.
—¿Por qué no vas a su casa y hablas con ella?
—Está de viaje a Rusia, asuntos familiares y otros privados. Me dijo que estaría demasiado ocupada para hablarme y, lo entiendo, la diferencia de horario es brutal.
—La diferencia de horario no lo hace tan complicado, sí se puede lograr ¿sabes cuándo regresará?
—No lo tiene en claro, las cosas se están poniendo extrañas, de igual forma intentaré contactarla... ¿y tú? ¿cómo está Dylan?
—Emm... —empiezo a decir.
Élise se me acerca con la copa.
—¿Emm qué? ¿qué hay con él, Allie?
—Está herido, lastimado, con sangre, está sufriendo, Élise.
Se queda perpleja. Casi parece que ni respira. La copa resbala de sus manos y en un parpadeo se encuentra rota en el suelo.
—Espera espera... ¡¿Dylan está herido?!
—Lo está. Debo ir con él, pero, no sé dónde está.
—¿Has tenido sueños?
—Sí, un poco ¿por qué la pregunta?
—Los sueños dicen mucho, Allie, te sorprenderías el significado que pueden tener. —tiene razón—¿Adelard dijo algo?
—Habló por supuesto ¿quién sería si no hablara?
—Tienes un punto ¿lugar en dónde lo viste? —la miro confundida-Aunque no lo creas, los lugares son importantes.
—Siempre creí que eran las palabras. Es un lugar, no son palabras. —susurro para mí misma—Déjame hacer memoria.... bueno, en un bosque, y luego en una habitación a oscuras.
—Habitación a oscuras, un bosque. Un establo ¡pues claro! —ella limpia el desastre mientras que yo intento analizar su respuesta.
—¿Un establo? ¿por qué estaría en un establo? hay que pensar en más.
Pasamos rato tratando de descifrar esto.
—Esto es agotador. —se queja ella, sentándose en el sofá—La verdad, admiro a los investigadores.
—¿Podría ser un acertijo? puede hacerlo, tiene una mente retorcida e imaginativa.
—Eso seguro... ¡ah! ¡lo tengo! un bosque, habitación oscura, en un sótano de una casa, Allie.
—El sótano de su casa, bueno...sí. ¡Élise qué inteligente eres! —la levanto del sofá y llevo a la salida—ve a dormir y no me esperes despierta.
—¿Tú no vendrás?
—No, no, de hecho, iré en un rato. Por favor ve a dormir.
—Allie ¿por qué actúas así? ¿qué pasa? ¿qué harás?
—Élise, tengo que ir. Ahora. En verdad tengo que ir, sino no sé lo que pueda pasar.
—Es mejor que salgas al amanecer, es peligroso, sabes podría...
Coloco una mano en su hombro.
—Agradezco que me cuides, pero nada malo va a pasarme. La casa de Adelard está a tres horas y media, si me voy ahora llegaré a la medianoche.
—De acuerdo, dejaré que vayas, pero envíame un mensaje cuando llegues.
—Muchas gracias, y claro que te escribiré. —dejo espacio entre ambas y suspiro—Ahora, ve a dormir.
—Claro. Suerte. —dice y cierra la puerta tras de sí.
Busco el arma que me llevaré: ¿una daga? no ¿espada? creo que es demasiado ¿ballesta? nada mal. Me cambio a pantalones negros, camiseta blanca, una chaqueta de cuero, y botas cómodas, con el cabello amarrado en una coleta alta. Me llevo el arma y agarro las llaves de su auto.
«Dylan, voy por ti.»
Coloco la dirección en mi teléfono y dejo que me guíe. Entro al bosque y intento rodear con precaución, el camino está desequilibrado. Me detengo un segundo, y bajo del auto con la ballesta y el GPS.
—Por favor caminar recto, tu destino estará a veinte minutos. —dice la voz del GPS.
«¿Veinte minutos dice? conduje tres horas y media... ¿para esto?»
—Por favor caminar recto, tu destino estará a veinte minutos.
—Maldición, no es cierto.
Redirijo la ruta, y esta vez me da una ruta en carretera. De pronto escucho un gruñido. Guardo el celular en silencio y preparo el arma. Apunto a los dos lobos, uno blanco y otro negro. Retrocedo y ellos me gruñen y aúllan. Uno de ellos me muerde en el tobillo, me hacen gritar de dolor. Mi tobillo sangra, y sangra. Intento correr al auto y apuntar, le doy a uno de ellos. Abro la puerta, subo y voy de ahí. Rompo un pedazo de mi camiseta blanca y aprieto con fuerza la herida. Conduzco y salgo del bosque, pero un árbol que no había visto, se me atraviesa, freno rápido y mi cabeza pega contra el vidrio de la puerta.
Siento que alguien me tiene a su lado, con un brazo sobre mi hombro, y pegada a su pecho. Me despierto tranquila.
“—Allie. —es su voz. Alzo la cabeza con dificultad.
—Eres tú. —asiente—Un lobo me mordió y...
—Lo sé. Cubrí la herida con un vendaje, tienes que lavarte cuando llegues y tienes que despertar.
—¿No es hora de irme? —frunce el ceño y niega con la cabeza —pensaba que siendo mi ángel tendrías la obligación de llevarme.
—No, amor. No es tu hora, te faltan muchas cosas por hacer y vivir. Despierta por favor. Despierta. Allie, despierta.”
Repito lo que me dice. Inhalo y exhalo. Fue un segundo nada más. Quedo unos segundos ahí y luego conduzco de nuevo. Veinte minutos más tarde llego a la casa, a la gran casa. Estaciono y apago el auto. Agarro la ballesta y voy a su entrada. Mi tobillo está recuperado. Reviso la puerta y... está abierta.
Me adentro y veo la escalera caracol. Camino recto y giro a la derecha, a un pasillo. Bajo tres escalones. Abro la puerta de enfrente y bajo tres escalones más. Saco de mi chaqueta una pequeña linterna y alumbro el sótano.
—¡Bss, Dylan! —susurro—¿puedes oírme?
Una mano me pone un cuchillo en la garganta.
—Él no, pero yo sí. —dice Adelard. Trato de quitar su mano, pero tiene más fuerza que yo.
—Déjame verlo. Adelard, por favor. —suplico con voz nerviosa.
—Aw, el ángel caído extrañó a su ángel, que repugnante. No creía que lo descifrarías, pero me impacta.
Ruedo los ojos.
—¿Qué te hace pensar que no lo extraño? —le pregunto.
—Ambos son unos ángeles idiotas. —me pone sobre la garganta un cuchillo, me niego a suspirar.
—¡Quítame el maldito cuchillo de encima! —le ordeno.
—Um, no tengo problema con eso. —me lo quita—No lo verás, Allie. —susurra, y en cuanto menos me lo espero me hace caer al suelo del sótano. Al caer hasta el suelo me deja sin aire, encuentro moretones en mis brazos y cuando veo hacia arriba, él cierra la puerta.
Me levanto el día siguiente con una cinta encima de mis labios y ambas manos atadas con una soga a un perchero.
—Pasaron dos días. No puedo entenderte con esa cinta en la boca ¿será que la quito? no, arriesgado sin duda, es mejor así. —hago movimientos inquietos—Tu novio no estará feliz de verte en un estado tan frágil, ni siquiera vendrá a verte. Su final feliz no sucederá, hermana mía, espero que te quede claro, porque yo lo destruiré.
Me hace un gesto con la mano y va hacia la puerta. Me quedo en la habitación con no tanta luz y no podía faltar, el frío del infierno que hace. No he bebido nada. No he comido nada. Unas horas más y podría llegar a fallecer.
________________________________________
¡Hola! ¿cómo están?
Capítulo publicado, espero que les guste, no olviden votar y comentar, y si quieres compartir puedes hacerlos.
Cuídense y tomen agua.
Hasta el próximo capítulo.
—Cynthia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro