▫️ Capítulo 38 - Un lugar encantador -▫️
—¡Allie, volviste! —exclama Isobel al verme entrar y me abraza tan fuerte de la emoción, como si hubieran pasado años—¡qué gusto volver a verte, la familia te extrañó!
—Qué bonito escuchar eso, yo también los extrañé.
Isobel guarda espacio y suspira mientras nos mira a ambos, luego, su mirada se posa en Dylan y la palma de su mano impacta en su mejilla, y él se cubre el daño hecho por ella.
—¡Y tú eres un idiota! ¿¡cómo la pudiste dejar ir!?
—Primero, auch, segundo, sí, estoy consciente de que fui un idiota al dejarla ir, es por eso que fui a buscarla. —admite Dylan con la mano en su pecho—No había necesidad de abofetearme ¿o sí?
—Eso no lo responderé, al menos aprendiste lo que no hay qué hacer.
—Isobel, cariño, no seas tan dura con Dylan.
—Por favor, tú hubieras hecho lo mismo en mi lugar. —Isobel camina hacia Ashley y la toma en sus brazos—En fin ¿qué van a desayunar?
—Oh, ya desayunamos, gracias. Tenemos trabajo por hacer así que... supongo que nos vemos más tarde. —agarro a Dylan del brazo y lo arrastro conmigo hacia la salida de la cocina.
—De acuerdo... ¡nos vemos! —los saluda Dylan al salir—Allie, Allie, auch, cuidado.
Miro atrás y lo dejo libre. Mis uñas le dejan irritado el brazo.
—Amor, lo siento ¿quieres que traiga hielo?
—No, descuida, está bien, pero antes de que nos vayamos debo contarte algo sobre una llamada que recibí.
—Oh ¿de qué se trata? —lo miro extrañada ¿qué será?
—Cuando te estabas duchando, sonó tu teléfono, el contacto decía: capitán Devlin, respondí y me contó sobre el caso de Gabriel Espinoza, ya fue a juicio y le dieron la sentencia, estará en prisión un largo tiempo.
«Ya está pasando. El momento que tantos meses esperé, ya está pasando.»
—Es una estupenda noticia, la estuve esperando por mucho tiempo. —sonrío y lo abrazo—Gracias, Dylan.
—Es un placer. —responde—Ahora, vamos al auto, hoy será un día pesado.
Los rayos de luz vienen a mi rostro como besos de ángeles. Luego de una hora de viaje admiro el paisaje de cerca, es increíble: el campo con pasto verde y un lago azul a unos pasos y a su vez hay una hermosa cascada, qué recuerdos. Dylan me pasa una espada y él se coloca a mi lado.
Me agarra firme la mano con la espada y me enseña como moverla y también como mover mi cuerpo con ella.
—Ya que sepas coordinar tus movimientos con tus pasos lo demás es fácil. Siempre mantén la vista arriba y concéntrate en tu enemigo y en lo que hace. Una pequeña demostración. —agarra otra espada y la alza, me cubro con la mía y con la fuerza que tengo, giro a un lado. Dylan aprieta mi cuerpo al suyo por detrás, mi respiración corre y yo interpongo mi espada con la suya, evitando lo que sería "juego terminado"—Nada mal. Tu respiración se aceleró ¿te asusté?
—Yo diría que un poco, te veías determinado.
—La determinación es importante y también la disciplina. Tienes que tener en claro tu objetivo al luchar: Matarlos, así sea difícil para ti. Ya que no vas a ver al demonio y decirle 'hola' ¿cierto? —aleja el arma y me deja voltearme.
—Decirle 'hola' hará que me mate más rápido, sería inútil.
—¿Por qué eres tan inteligente? digo ¿cómo es que Dios me permitió tenerte?
—Ay mi amor, sólo lo permitió.
Seguimos nuestra sesión de entrenamiento. Repasamos los movimientos y él me dice distintas partes en dónde podría llegar a matarlo. Damos otra repasada a los movimientos antes de ponernos a practicar de verdad. Me caigo repetidas veces porque, Dylan casi no me da el tiempo que requiero para reaccionar y, maldición sí que es bueno. Tengo los movimientos y todo, pero igual no ayuda porque él me deja tirada en el suelo. Levanto la vista del suelo.
—Auch. —me quejo.
—Siento si fui rudo contigo. —me entrega una mano para levantarme y la quita—Pensándolo bien, no en realidad.
—¿Es un maldito chiste?
—Nope, nada de eso. —me está molestando, quiere hacerme enojar, y lo está logrando, como si las palizas en el suelo no fueran suficientes en el entrenamiento. Me levanto molesta, agarro la espalda y me abalanzo sobre él y cayendo justo encima suyo en el césped. Le coloco la espada en su garganta y trato de no hacer daño a su manzana de adán.
—Si dices algo, estás muerto.
—Sí por supuesto ¡qué miedo!
—Seguro doy miedo. —me le levanto de encima y le tiendo la mano.
—De acuerdo, ya lo dominas, es hora del siguiente entrenamiento. —él me pide que me quite los zapatos. Dylan me lleva volando a la cima de la cascada. Sus alas parecen de cristal de lo hermosas que son. Procedo a hacer aparecer las mías—Después de saber que eras un ángel caído, sabía que tenía que enseñarte a volar, entonces ¿por qué no hacerlo ahora?
—Al parecer estuviste preparando esto desde hace tiempo.
Dylan se coloca detrás de mí y empieza a tocarme la espalda. Activando mis músculos.
—Usarás tus músculos de la espalda más que nada ¿estás lista?
—Eh, no estoy segura, sabes que le temo a las alturas.
—Eso puede arreglarse. Mientras más practiquemos el vuelo, tu miedo se irá. -tomo su mano fuerte y ambos nos acercamos al borde. Dylan y yo subimos hasta las nubes. Mis alas se mueven con naturalidad. Mi mirada va abajo por un momento y él encuentra mis ojos.
—¿Qué?
—Te dejé de tomar la mano y no te diste cuenta.
Estoy volando. Pierdo el equilibrio por un segundo, pero lo recupero de inmediato.
—Debes manejarlas bien, puedes llegar a pelear en el aire.
—¿Pelear en el aire? —él ya ha tenido que luchar en el aire, no creí que lo hicieran.
Asiente y comienza a volar a las nubes y desaparece. Yo voy tras él, un poco, bastante, lento, pero está mal para ser un ángel principiante. Dos horas más tarde de arduo trabajo, volvemos a tierra firme.
—Necesito una ducha antes de que anochezca, estoy mal, me siento sucia.
—Yo te veo bien.
Entro al agua con mi ropa interior y mi cabello se vuelve suave por el agua acariciándolo.
—¿Vas a venir o no? —me volteo y él se cruza de hombros, chistoso—Solo estamos nosotros aquí, pero no estaría mal que traigas unas cosas contigo cuando vengas. —me sumerjo en el agua y él me hace un gesto con la cabeza.
Nado hasta un hueco que hay en la cascada y ahí están las cosas: Comida, agua, toallas y ropa. Dylan se queda parado viéndome con una sonrisa atrevida mientras me sujeto de la superficie.
—¿Te sorprenderías si te digo que disfruto verte nadar?
—Ya nada me puede sorprender de ti, Dylan.
—Aw, qué dulce, me siento halagado. —salgo del agua y minutos después de estar seca, visto un vestido blanco corto. Se hace de noche y volvemos con las cosas a dónde se encuentra el auto. Nos sentamos en unos troncos. Dylan calienta nuestra pasta con queso en el fuego. Me entrega mi plato y ambos empezamos a comer. Hablamos a diferentes temas que no involucran nuestros conflictos personales como ángeles. La charla es divertida hasta que pasamos a un tema serio. Dejamos los platos en el suelo y él entrelaza nuestras manos—Te prometí no guardar secretos. —exhala—Tengo que decirte algo que he guardado desde hace tiempo.
—Em, de acuerdo esto no lo vi venir, te escucho, cielo.
—Esto no es fácil, es que es algo grande. Mucho antes de conocerte a ti, conocí a una mujer, ella se acercó a la puerta una noche, estaba empapada entonces la dejé entrar a la casa. Tiempo después, nos volvimos amigos, mejores amigos, y... nos terminamos enamorando, fuimos amantes hasta hace un año. Nos acostamos bastantes veces en el pasado y terminamos teniendo el vínculo, aún tenemos una pisca de él en nuestro ser.
—¿De quién se trata?
—Tú lo sabes, es sobre Emma. Y los días en los que te fuiste, ella vino, yo me embriagué, ella no me pudo parar y... tuvimos sexo, Allie.
Asiento repetidas veces con la cabeza y suelto sus manos, mis ojos se apartan de los suyos.
—¿Allie?
«Tengo que preguntárselo ya, sino pasará otro día y no pretendo quedarme con la duda una noche más, es tiempo de aclarar ese signo de interrogación que ha estado deambulando mi mente desde hace noches de insomnio», pienso.
Entonces giro mi cabeza y lo encuentro esperando una respuesta.
—¿Por qué el vínculo es tan importante para ustedes?
—Oh, eso, no tenía contemplado que me lo preguntaras, pero...supongo que es oportuno. Si no lo obtienes, tienes un destino: el destino de tu alma será deambular en el limbo por la eternidad, por eso es que, es tan importante.
—¿Y qué pasa si encuentras a tu alma cuando ya moriste? —me entra escalofrío al decir la última palabra.
—No ocurre nada, porque ya estás muerto.
Abrazo mis piernas, con ganas de borrar la imagen horrenda de mi mente y las voces que la acompañan.
—¿Qué sucede?
—Es que todo lo que ocurre si no lo obtienes es... triste, eso es todo.
—Algunas personas no nacieron para encontrar a una pareja. —me levanto de mi lugar y siento en sus piernas y lo beso—¿y eso fue por?
—No tengo que tener razones para besarte, lo que dijiste me causó impresión es todo.
—Sabes que lo tenemos ¿cierto?
—Sí, lo sé. —me levanto de sus piernas y camino al auto. Abro la puerta trasera y me voy a los asientos de más atrás, él entra y cierra las puertas, les coloca el seguro, prende el auto junto con el aire acondicionando a una temperatura tolerable. Le entrego su almohada y una cobija. Nos deseamos las buenas noches y nos dejamos caer en, cómo yo lo llamo, las nubes del cielo. El sonido de mi celular me despierta, torpe estado de vibración. Por supuesto que es tarde y necesito seguir durmiendo, pero al parecer el sonido ya me despertó del todo, bueno, casi del todo. Bostezo y miro el lugar de Dylan, se ha ido, está jugando ¿no? salgo de la comodidad del auto y voy por él. Camino mientras digo su nombre y nada que responde. Me agacho al pasar por un árbol caído—¡ahí estás! ¡por fin te encuentro!
Se voltea y se toca la cabeza.
—Allie, disculpa si interrumpí tu sueño, de verdad, no fue mi intención.
—No, no fuiste tú, mi teléfono lo hizo, debí ponerlo en silencio o apagarlo. —camino hasta él con mis botas blancas—¿qué te hizo levantarte?
Se hace a un lado y deja ver un cuerpo muerto: una mujer joven, piel bronceada, cabello marrón oscuro, con ropa desgarrada, en posición decúbito abdominal y se ve en la década de sus veinte.
—Estaba caminando tranquilo por aquí para despejar mi mente ya que no puedo dormir, y me encuentro con esto, y...no dejo de pensar en el depredador. Si ves más de cerca, verás, que las marcas de mordidas y garras son de hombres lobo.
—Me encanta cuando haces deslumbrar tu coeficiente intelectual en estas cosas, pero, yo aún estoy aprendiendo a identificar, pero entonces tú... ¿insinúas que pueden estar con nosotros?
—Es lo que mi lógica me da a entender. —nos dirigimos al auto y vemos a tres personas paradas frente a nosotros, una mujer y dos hombres, con las ropas rasgadas y viejas, el mismo cabello negro y piel bronceada brillante—Disculpen, pero están bloqueando nuestro lugar de descanso.
—¿Su lugar de descanso es un auto? —pregunta el señor grandote—¿eres el hijo de Gaveil Martin?
Lo veo sonreír amigable.
—Sí lo soy, señor ¿cómo es que se conocen?
—Solíamos ser amigos antes de que decidió comenzar una vida en otro país. Ellos son mis hijos, Clarisse y Theo.
La mujer me mira con sus ojos amarillos.
—Oh, presa fresca.
Ella se acerca y Dylan me echa un paso atrás. Su padre la toma por el brazo y hace retroceder.
—Disculpen a mi hija, es una de sus primeras cacerías en mucho tiempo y a veces no puede contener el hambre.
—En tanto no saque las garras estaremos bien.
Clarisse saca una sonrisa perversa.
—Siento haber intimidado a tu pareja, hermoso, no era mi intención asustarla.
—¡Ey, él es mío! —reclamo. Dylan me mira sorprendido, pero no tanto porque me escuchó cuando se lo dije anoche en su habitación.
—Es cierto, soy suyo, ella es mía, eso no se discute.
—Ignórala, es un fastidio. —comenta Theo, su hermano—Podemos darles refugio si quieren, nuestra casa está a unos pasos y tenemos un cuarto disponible y comida.
—Estaría genial, de veras muchas gracias por ofrecimiento.
—¿Qué? —digo con el ceño fruncido y viéndolo a Dylan—¿cómo se te ocurre semejante idea loca? no es seguro.
—¿Nos permiten un momento? —ellos se van a un lugar apartado de nosotros—Allie ¿cuál es el problema?
—El problema, Dylan, es que no conocemos a esas personas, no es seguro. Les dijiste que sí ¿por qué lo hiciste?
Él posa sus manos en mis hombros.
—Vamos a estar bien, es un amigo de mi padre. Además, si algo se sale de control tenemos dos opciones: La primera es que sabemos defendernos, y si eso no funciona, tenemos la segunda opción que es correr por nuestras vidas.
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¡Hola! una disculpa por el retraso del capítulo, he estado en finales y cosas personales, pero ya pasó y aquí lo tienen.
¿qué tal les pareció? no olviden votar y comentar, y si quieres compartir, te dejo hacerlo.
Qué tengan un buen día y hasta la próxima actualización.
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