▫️ Capítulo 29 - La plática pendiente -▫️
DYLAN
Al parecer mi plática de anoche con Emma no había acabado. La dirección para ir hasta ella es simple: casa de Adelard, arriba a la derecha, aislada de todo. Abro la puerta y la única luz que se puede ver es la de su ventana, que tengo que destacar que, es escasa. Emma voltea su mirada a nosotros.
—No creí que llegarían. Si están pensando en que les daré indagaciones, pues... no es el momento.
—Te trajimos vino.
—¿Creen que podrán hacer algo con el vino?
—Todavía no sabemos, pero sí con esto —Allie le muestra transfusiones de sangre. Apenas la ve, se le tornan los ojos rojos y se le hacen más visibles las venas de los ojos, justo como le pasaba a Stefan.
—Dame. La. Sangre.
Sus labios pálidos lo dicen todo. Me acerco a ella y se la entrego. La agarra y empieza a tomar poco a poco.
—¿Por qué estás en este lugar? —pregunto.
—A él no le gusta que salga sin su permiso, dice que quiere protegerme, yo la verdad no creo eso, pero prefiero no arriesgarme a lo peor. En fin, les contaré una historia.
—¿Una historia? Emma no tenemos tiempo para...
—Pónganse cómodos. Es mí historia, supongo que nunca te la conté. —sus ojos oscuros se posan en Allie—Era finales del 1858 y principios del '59. Iba a pasear por los bosques cerca de la casa de mis familiares, allí conocí a Adelard. Atractivo, muy atractivo. Después de unos cuantos meses nos hicimos novios y no tardó en decirme que era en verdad. Estábamos en la habitación esa noche:
«Adelard se quitó la camiseta y luego lo hizo con ella. La agarró de las piernas y subió al tocador, las manos de Adelard le tocaron la piel mientras él le besaba el hombro descubierto, sus labios besaron los suyos y su cuello.
—Te tengo un decir algo de suma urgencia. -susurró en su oído con voz sensual mientras pegó su cuerpo al de ella.
—De acuerdo ¿qué es? —preguntó exhalando.
Él le acomodó mechones del cabello y entrelazó sus dedos con los de ella.
—Es sobre un casamiento.
—Ah... le dije a mi prima que nos escribiera en la lista no te preocupes por eso.
—No es del casamiento de tu prima, Emma, en cambio, es el nuestro.
—¿Q-Qué?
—Escucha, amor, sé que llevamos cinco meses de conocernos, pero, yo te deseo conmigo y te deseo de una forma mayor, así que te pregunto: ¿quieres ser mía por toda la eternidad, Emma Gárdonyi?
No pronunció ni una palabra.
—¿Qué sucede?
—Creo que necesitaré tiempo para pensarlo y entiendo que puede sonar mal, pero en realidad no lo es —se bajó del tocador y se dirigió a la puerta—¿eso está bien para ti?
—Sí, pero, te regresas mañana a Hungría y pensé en si ¿podrías quedarte conmigo? —levantó ambas manos—si tú quieres.
Ella le dio una media sonrisa y asintió.
—Eso me encantaría. Le preguntaré a mis padres para ver lo que piensan y te haré saber al anochecer.
—Y si dicen que sí ¿te parece ir a los establos y cabalgar para celebrar?
Abrió la puerta.
—Considéralo hecho. Nos vemos en los establos. —le sopló un beso en el aire antes de irse.»
Emma toma la tercera transfusión de sangre. Suspira y se relame los labios.
—Semanas más tarde, él se fue a un lugar. Y empecé a sospechar de él. Decidí que debía hablar con él sobre nuestra relación y dos días más tarde nos fuimos a dar un paseo:
«—¡Ey, Emma! ¡vamos!
Sus manos estaban juntas, rondaban por el bosque. Ella cayó al suelo y él encima. Ella lo besó y se detuvo por un momento.
—Espera. Espera un segundo... —dijo con la voz acelerada.
—¿Qué? ¿qué pasa, querida mía? ¿hice algo mal?
—No quiero que nos descubran así —sus nudillos rozaron su mejilla y le dio una sonrisa.
—Es mejor aquí que en una habitación... las sirvientas no están.
Sus bocas se tocaron hasta que Emma interrumpió de nuevo el placer que Adelard sentía por ella, por su boca rozando la suya.
—Adelard, escucha... —empezó.
—¿Sí, amor mío? ¿qué tienes? —preguntó con paciencia.
—Discúlpame por interrumpir tanto nuestro…momento juntos, pero tengo algo por decir. No me gusta que te vayas sin decirme nada, estamos juntos y necesito saber qué ocurre.
Acarició su mejilla.
—Emma, sé que estás preocupada por mí, pero no pasa nada ¿de acuerdo? yo estoy bien y tú también lo estarás.
—Bien, eso ayuda a mi alma a estar en paz, gracias.
Sus labios besaron los suyos, suave y despacio.
—Qué hermosa eres ¿ya tienes una respuesta para mí?
Emma iba a hablar, pero él se adelantó con un beso en su fino cuello. Separó sus labios de golpe porque se escuchó un ruido.
—Demonios —se levantó del suelo.
—¿Qué? ¿qué era eso?
—Debo irme.
—¡Ey! —Ella se incorporó y tomó su mano deprisa—¿te despedirás de mí?
Agarró su cara entre sus manos y le entregó un suave beso.
—Eres toda mi vida, Emma. Te veo en la cena ¿sí? te amo.
—Perfecto, ten cuidado. Y yo te amo a ti.»
Sacudo mi cabeza y vuelvo a la habitación.
—Luego de despedirme de él, empecé a cuestionarme si llegaría a cenar, —toma un trago y lame sus labios—no llegó. Entonces, fui donde me dijo que estaría... cuando llegué era demasiado tarde. Descubrieron lo que era, y lo habían matado por ser un ángel caído. Estaba destrozada, sin embargo, eso no me detuvo para empezar la búsqueda. Sabía que no podía morir así. Él escapó y estuvo dos siglos buscándome, en cambio yo estaba escapando. Mucho tiempo después, estaba rondando por Boston y me encontré con Stefan, estaba hambrienta así que no tuve más remedio que morderlo. Él tomó sangre de algunas personas y listo. Y podría contar mucho más de esto, pero no lo haré porque me tomaría más tiempo de lo normal.
—¿cómo puedes decir eso sin más? arruinaste su vida. —dice Allie.
—No querida, yo creo que la hice más... interesante.
—Emma, lo asesinaste con una daga de plata.
—Siento decepcionarlos, pero no fui yo. —Allie y yo nos miramos—Yo nunca le haría daño a Stefan... él y yo fuimos pareja. Nos amábamos con pasión. —hace una pausa—Allie, ¿cómo lo supiste? ¿cómo supiste que fue con una daga de plata?
—Los artefactos de plata son peligrosos para ellos, además de la estaca.
—Wao, veo que nuestra chica está educada en los temas sobrenaturales, no tenía idea de que sabías eso.
—¿Para qué querrías la espada? —le pregunto.
—Dylan ¿tú para qué crees?
Allie y yo nos miramos de nuevo y luego vuelvo a fijar mi vista en Emma.
—¿Ahora estás de nuestro lado? —inquiere Allie.
—Siempre he estado de su lado, soy su aliado en este conflicto. Escuchen, no soy mala, no estoy ni cerca de igualarme a él, a pesar de que sea lo que soy.
—A veces parece qué si estás de su lado, coincides con todo lo que dice, y sacas... es decir, que estás preparando una estrategia.
—¿Cuándo te volviste tan inteligente? la inteligencia que tienes es increíble y majestuosa, seguro Allie me lo puede asegurar. Eso era todo, ahora váyanse antes de que llegue.
Nos dirigimos a la puerta, pero Adelard entra con furia.
—Emma ¿qué es esto?
—Mi amor, —dice con un tono elegante y dramático—ellos... ya se iban.
Adelard le da un beso en los labios y toma sus pálidas manos.
—¡¿Cómo se te ocurre tocarla?! —le pregunto.
Adelard frunce el ceño.
—¿Disculpa?
—Dylan, calma —dice Allie y agarra mi brazo. Si no hubiera sido por ella me le hubiera tirado encima y quizá también golpeado a Adelard. Allie acaricia mi antebrazo con sus yemas—. Calma.
—No sabes el daño que le has hecho —me dirijo a él.
—¿Crees que voy a prestarle atención a tu comentario? no sabía lo patético que podía llegar a ser mi némesis, y en cuánto a ella, yo puedo hacer lo que quiera, es mi novia.
Me acerco un poco. Emma se esconde detrás de Adelard y él retrocede junto a ella. Ella tiembla y él la rodea con sus brazos. Allie agarra mi antebrazo.
—Dylan, ya basta. —me ordena Allie.
Emma susurra algo en su oído.
—Emma dice que pares. Está asustada.
—Lo siento, Emma, no pretendía asustarte. No era para nada mi intención.
Ella asiente, aún atrapada en sus brazos. Sacude la cabeza en confusión, pero sigue la corriente.
—Está bien, yo sé que no pretendías hacerlo.
—Bueno yo creo que sí. —interviene Adelard—. Tengo que platicar con mi novia y ustedes tienen un largo camino por recorrer, es mejor que se vayan.
Emma se separa de él.
—Adelard, no tienen que irse si no quieren ¿verdad? podrían quedarse a cenar, me haría feliz más compañía en casa.
Él niega y se dirige a ella.
—No lo creo. Estoy seguro de que tienen asuntos pendientes como nosotros. Allie, Dylan, váyanse de mi casa.
—Pero... —interviene ella.
—Dije que no, querida mía. Váyanse de mi casa. —nos repite.
—Bien, nos vamos. Disfruten de su plática. —agarro la mano de Allie, abro la puerta y dejo que ella pase primero—Nos vemos, Emma.
Ella asiente con una media sonrisa de tristeza y cabizbaja.
—Nos vemos, Dylan, les agradezco por haber venido a ambos.
Asiento antes de irme del cuarto. No dirigirnos a casa lo más rápido. No hablamos por todo el camino, aún estábamos sorprendidos. Yo estaba sorprendido de mí mismo.
Llegamos a casa y nos vamos a su habitación.
—El aire estaba tenso con ellos juntos, debe ser pesado estar con alguien así todos los días. —no podría estar más de acuerdo—Iré a ducharme
—Sí, estaré en mi habitación si me necesitas.
Asiente y me da un beso en la mejilla. Voy y me encuentro a mi padre. Me acerco a él, que está mirando la ventana.
—Papá ¿qué sucede?
Deja un momento de suspenso.
—Te quise decir esto antes de que te fueras, pero no lo creí correcto.
—Bueno, ya estoy aquí, puedes decirlo.
Agarra aire y dice:
—Te romperá el corazón, pero... no quiero que estés cerca de Allie.
—¿Qué dices?
—Ya me oíste hijo y...
—Pero ella es mi novia y...
—Dylan, entiendo que es duro, en serio lo entiendo. Pero debes comprender que ella está contigo por interés.
—¿Duro? tú no lo entiendes, no lo entiendes ni un poco. Sé qué crees que puedes tomar decisiones por mí, pero ya no puedes.
—Vas a hacer lo que te pido y ya está. A menos que quieras algo peor.
Paso una mano por mi pelo y cierro los ojos con fuerza.
—No, ya...está bien, papá.
—Eso pensé. Estaré fuera, te avisaré para salir.
Él se va, gracias a Dios. Respiro hondo con mis manos en la cabeza ¿cómo es posible que me pida esto? ¿estoy dispuesto a hacerlo? ¿estoy dispuesto a sacrificar mi amor, mi relación? maldita sea, maldita sea, maldita sea.
Pasan minutos y me llega el mensaje, que dice que baje, al cuál le respondo que en un minuto estaré allí.
Allie entra al cuarto y se acerca mí. Yo volteo y ella me dedica una sonrisa.
—Ey, ¿está todo bien? te ves...no estás cómo hace un momento atrás ¿o sí?
—No, todo bien, todo bien. Tardaste un poco.
—No hay problema ¿cierto?
—En absoluto. —Ella me besa los labios y mi cuello. Sus manos se deslizan hasta mi pecho—¿qué haces?
—Ah, tener un lindo momento, pero no está funcionando —suspira—¿qué pasa?
—Nada, yo... tengo que irme.
Me voy hacia la puerta y ella empieza a sospechar. No se equivoca, estoy casi a lo que puede llamarse corriendo por las escaleras.
—Oye... Dylan, para por favor. Ya basta, no es divertido.
Yo sigo caminando y ella trata de tomarme la mano.
—Dylan Martin, no puedes dejarme así, ¿me oyes? —intenta de nuevo—detente de una vez. —dice tomando mi mano—mírame.
—Allie, ahora no...
—Mírame, por favor —mi mirada se posa en sus ojos miel—¿qué te ocurre? ¿me estás evadiendo?
—Allie no, no te estoy evadiendo.
—¿Ah no? porque te diré, eso es lo que parece. Nunca antes lo habías hecho ¿por qué hacerlo ahora? —pregunta en voz baja y quebradiza en la última palabra.
—Amor yo...
Mis palabras no salen, ella se cruza de hombros.
—Ahora no puedo.
—Dylan dilo ¿tan difícil es?
—Lo es, un poco, sí. Pero debes decirme que no vas a acercarte.
—¿De qué hablas? ¿acercarme a quién?
Le tomo de las manos, me acerco a su oído y le susurro:
—Mi padre no quiere vernos juntos. No te acerques a mí, no lo hagas, aunque quieras ¿entiendes?
Sus lágrimas comienzan a caer por sus mejillas. Toma su tiempo para responderme.
—Sí. Evitaré acercarme a ti.
Seco sus lágrimas, acaricio la mejilla y la beso en los labios.
—Lo lamento. —susurro ante nuestra cercanía.
Mira alrededor, otra cosa que no sea mi rostro. Quiere llorar, pero contrae las lágrimas que están a punto de aparecer. Agarro su mentón con mi pulgar y le doy una linda mirada. Le quito las pocas lágrimas con mis dedos.
—Ey —digo de forma suave mientras agarro aire—, que esto esté pasando no significa nada. Yo aún te amo.
Asiente con los labios apretados
—También te amo.
Le sonrío y le entrego otro beso en los labios.
—Volveré a verte más tarde, Allie. Recuerda, esto no significa que no te ame.
—Entendido. Tomaré un tiempo para asimilarlo, no quiero que nadie lo sepa, no ahora.
Toco su brazalete al igual que su mano. Él nos está viendo. Me dirijo a la salida, pero antes de cerrar la puerta miro su rostro, y sus mejillas enrojecidas por las lágrimas que mis dedos le quitaron.
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¡Hola! espero que les haya gustado el capítulo de hoy.
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Si deseas hacer una traducción en otro idioma, por favor contáctenme, he visto muchas obras que dicen que el autor/a no le dió el permiso pero igual decidió hacerlo ¡POR FAVOR NO HAGAN ESO! contactenme antes.
¡Nos vemos!
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