▫️ Capítulo 13 - Carretera -▫️
—¿Dylan? ¿estás aquí? —sigo tocando ¿se le habrá olvidado?
Procedo a ir a su contacto a escribirle a ver si se encuentra en su departamento, al minuto en el que mi dedo le presiona el envíar, él abre, me invita a pasar usando una toalla en su cintura. El televisor está prendido y el control de videojuegos en el sofá, y con fresas en un bowl. Dylan va al sofá y sigue jugando.
Me voy a su lado y siento con las piernas estiradas, las dejo en su regazo. Él me mira.
—¿Por qué me miras de ese modo? —sonrío de un lado.
—Por nada. —sigue jugando. Mi mano toma un puño de fresas frescas y como unas cuantos. Giro mi cabeza a su cama. Tomo en mis manos su filtro de agua y bebo, cuando termino le pregunto:
—¿Y esas maletas? planeas irte lejos este verano ¿cierto? —le pregunto mirando en dirección a la cama.
—Bueno ya que terminó el primer año, me iré a la casa de unos amigos.
—Y... ¿cuándo te irás?
—Mañana. —¿por qué esperar hasta la noche para decírmelo?
—¡¿Mañana?! —quedo asombrada—¿por eso querías que viniera?
—Exacto. —toma una fresa y se lo mete a la boca.
—¿Estás seguro que no quisiste decir en dos días?
—No amor, me voy mañana.
Asiento. Dylan me dice que vaya con él y yo acepto. Estoy ansiosa por saber que nos espera.
—¿Por qué estás en toalla y jugando?
—Una buena ducha caliente y una partida me ayuda a despejar la mente. Es relajante, deberías intentarlo. —esta vez yo río.
—Si podría intentarlo. —hago una pausa. Me corro a su lado y siento en sus piernas, agarro el control y lo dejo a un lado. Huelo su cabello—. Hueles muy bien. Eso es... coco ¿no?
—Sí ¿cómo lo sabías?
—Es mi favorito, y tengo un buen olfato también. En serio Dylan, hueles demasiado bien. -le beso los labios, la mejilla y el cuello.
—¿Allie?
—¿Mhhm? —digo con mi cabeza en su hombro.
—¿Ya tú te diste un baño?
Lo veo, poso mis manos en sus brazos.
—Sí, lo hice —miro por encima de su hombro el libro tirado sobre la cama regreso mi mirada a él—¿te llevarás el libro?
Juega con mi cabello.
—Es complicado. Aún no lo decido. Tal vez lo haga.
—Bueno, todavía tienes hasta mañana para decidirlo —le entrego otro beso y me levanto de su regazo.
—Quédate a dormir ¿podrías?
—Es... tentador, pero me temo que esta noche no —suspiro—. Prepararé mis maletas.
—De acuerdo, pero no olvides que me debes una.
Le guiño un ojo y giro la manija de la puerta.
—No lo voy a olvidar.
Sarah y yo pasamos parte de la tarde juntas, hasta principios de la tarde. Nos regresamos a las residencias lo más antes posible por si ocurre algún inconveniente.
—Estaré con Stefan, te dejaré a solas, tienes cosas por recoger. —su mano se desliza por la barandilla mientras baja.
Camino hacia mi habitación. Miro mis maletas ya hechas. Me siento por última vez en mi cómoda cama. Dylan toca y entra.
—Allie, ya es hora. Tenemos que irnos horas antes de que anochezca. —anuncia. Me quedo quieta y él se sienta a mi lado—Ey, ¿qué tienes?
—Me va costar dejar este lugar. Dylan, aquí empezó todo lo nuestro.
—Sí, lo sé, pero todo va a estar bien, porque estamos juntos.
Sonrío de un lado y nos damos un abrazo. Y me besa en la coronilla de la cabeza—Espera. —interrumpo nuestro abrazo y levanto la mirada—Nunca me dijiste dónde viven tus amigos, es un buen momento para decirlo.
—En Pensilvania.
—Excelente y... te iba a decir que, hablé con mis padres que están allá, se quedarán con mis abuelos un tiempo y... quieren conocerte.
—¿Tus padres?
Asiento. No se muestra asustado. Tomamos mis maletas y las llevamos al auto, las sube junto a las suyas. Nos despedimos de Sarah, Stefan y Josh. Me hizo reír que Stefan le dijera a Dylan: cuídala bien.
Nos vamos al auto y emprendemos camino.
Llevamos tres horas de seis, nos hemos detenido a la gasolinera, pero nada más que eso.
—Sabes que pudimos haber tomado un avión ¿verdad? —digo con mi mano en la frente.
—Lo sé, pero el viaje no sería tan divertido —río—. Entonces ¿tus padres te enviaron su ubicación?
—Sí —reviso el celular con torpeza y llego al contacto de mi madre—. El lugar es Lakeswood.
—Diez minutos para llegar —le respondo con un: perfecto, pero con la voz agotada, noto que sus ojos se achican— ¿amor, todo está bien?
—Sí, todo muy bien, pero, me duele la cabeza ¿tienes pastillas aquí?
—Hay medicina en la guantera. —me indica y reviso. Encuentro una tableta y me la trago con agua de por medio.
Unos diez minutos después, cruzamos a la derecha y nos encontramos con casas de dos pisos, pintada de beige.
—Es esta —indico y se detiene. Ambos nos bajamos.
—Dylan ¿por qué tiemblas de repente?
—Estoy emocionado y a la vez asustado. —le tomo la mano.
—No tienes por qué estarlo, tranquilo. Le caerás bien.
Toco el timbre y se quedan impresionados al verme.
—¡Allie! —exclama mamá y papá al unísono. Me abrazan muy fuerte—, estamos muy felices de verte.
—Y yo a ustedes ¿dónde están los abuelos?
—En una fiesta cerca de aquí, pero sospechamos que se quedarán hasta tarde. Pasen, adelante, pónganse cómodos —dice papá cortés.
Entramos y nos quitamos las chaquetas.
—Quiero presentarles a alguien —digo viéndolos a ambos—, mamá, papá, él es Dylan, mi novio.
—Dylan Martin, es un placer, señor y señora Jensen —le estrecha la mano primero a mamá.
—Es placer es nuestro, Dylan. —dice mamá.
—Un placer conocerte muchacho, bienvenido a la familia. —estrechan sus manos y papá le da un golpe amistoso en el hombro.
—Gracias, señor.
—Por favor hijo, llámame Axel.
—Bueno si así lo prefiere no puedo hacer nada al respecto...
—Mami, por qué tanto rui... —llega mi hermana menor: Lauren, con su cabello castaño revuelto y frotándose los ojos. Me mira y corre a mis brazos—¡Allie! ¡te extrañé!
La alzo, le doy unos cuantos besos y dejo en el suelo.
—¡Hola Lauren! ¿cómo está la hermanita más linda del mundo?
—No muy bien ¿por qué tuviste que irte a la universidad? te extraño mucho.
—Aw. Yo también te he extrañado mucho.
—Y ¿quién es este chico?
Dylan va a su altura, ella no deja de sonreírle.
—Hola Lauren, soy Dylan, el novio de tu hermana.
—¿Novio? siempre pensé que Stefan era tu novio.
Él me mira—¿Tu hermana creía que Stefan era tu novio?
—Estaba pequeña, pensaba que porque venía a casa era mi novio, pero no era así.
—¿Te puedo contar un secreto? —le pregunta Lauren en voz baja, él asiente y se le acerca al oído—. Mi hermana usa ropa interior de encaje porque dice que es em... sexy.
—Es sexy, pero no le digas que dije eso. Buen dato —susurra y ambos chocan los puños.
—Ujum —finjo toser y ambos me miran—. Escuché lo que dijiste, Lauren. Yo no digo eso.
—Oh, sí que lo haces.
—Mira eso fue... yo no —mejor dejo esta conversación—¿por qué discuto de esto contigo? da igual, piensa lo que quieras.
—Así se habla. —Ella se va corriendo a la sala y Dylan estira las piernas hasta estar erguido junto a mí.
—Ahora que tenemos confianza —empieza mi padre y agarra de imprevisto la camiseta de Dylan—. Ten mucho cuidado Dylan, si le haces daño a mi hija, si Allie sale herida por tu culpa, no podrás regresar a esta familia. Así que te pido que no la lastimes ¿entendido?
Suelta una risa nerviosa—¿Es así con los chicos, Allie?
—De hecho, nunca se ha puesto así. Papá, estás sofocándolo...
—Pero no me ha respondido la pregunta. —me interrumpe.
—Cierto —se aclara la garganta—. No se preocupe, señor Jensen, le aseguro que la cuidaré como a mi propia vida. No tiene que preocuparse.
Le doy una sonrisa. Ese es mi chico.
Él sonríe y lo deja—Perfecto. —agrega papá y suspira—Ahora, vamos a cenar.
—Eso fue... impecable, felicidades —le susurro y le golpeo suave con mi hombro el suyo.
—Felicítame luego. —hace una seña hacia arriba con las cejas.
Nos sentamos a la mesa. Comemos y les contamos sobre cómo nos conocimos. Papá le pregunta que es lo que estudia y él le detalla sobre la carrera y datos simples de su vida. En la plática, Dylan posa su mano en mi pierna. Después lavo los platos, ellos están en el jardín con Lauren y él está frente a mí, es nuestra oportunidad de charlar solos.
—¿Por qué lo hiciste? —cierro el grifo y seco mis manos.
—Estaba a tu lado ¿cómo quieres que no tenga ganas de tocarte la piel cuando estás a mi lado y vistiendo falda? y hablando de faldas, me encantan como te lucen.
—Estábamos en la mesa, Dylan. Mis padres estaban presentes, mi hermana también. —bajo el tono de mi voz.
—De acuerdo, tienes razón, estuvo... mal. Tienes suerte que pude controlar mis manos.
—¿Qué sucede? —inquiere papá en la esquina de la puerta del patio.
—Lo que sucede es que llevaré a Dylan a ver mi antigua habitación, ya volvemos. —lo agarro de las manos y subimos con prisa las escaleras. Entramos a la segunda habitación, él entra y yo cierro con llave la habitación. Me siento en la cama, él va detrás de mi. Me rodea con sus brazos y besa en el hombro. Digo un sí a su pregunta que deja vagando en mi oído. Me dice que abra las piernas un poco, mete dos dedos a mi boca y los llena de saliva, baja mi ropa interior, su dedo índice me empieza a rozar los costados. Muerdo mi labio inferior y suspiro.
—Shh, tenemos que ser silenciosos. —me susurra al oído y lo introduce con fuerza.
—Dylan... —gimo, lo hace de nuevo. Y de nuevo, y otra vez.
—Es hermoso cuando gimes y aunque me encantaría escuchar la frase que tus apetitosos labios dejaron incompleta, no puedo dejar que eso pase. Al menos no aquí.
Me cubre la boca con su otra mano y él sigue explorando mi interior. Mi mano trata de agarrar su camiseta, pero lo que hace, me deja casi que sin fuerzas, lo hace con rapidez y gracia, me sale un quejido gracias a él. Él quita su mano de mi boca y suspiro. Descanso mi cabeza en su hombro. Sus dos dedos se van y me suben la ropa interior. Mis ojos marrones ven los suyos azules.
—Discúlpame si te dejé sin fuerzas tan pronto, a veces no recuerdo que puedo hacer todo esto y eso te pondría débil por un rato, lo olvido y sé que está mal. —Me besa rápido en los labios—Lo lamento, es que no logro controlar del todo mis deseos.
Intento subir mi mano y tocar su cabello, es lento, pero al final lo logro. Dylan sabe que quiero besarlo, me toma con cuidado el cuello y besa.
—Está bien ¿ya podemos bajar? —le pregunto.
—Sí. —se levanta y después de ayuda a encontrar el equilibrio, le digo que yo puedo caminar sola—¿estás segura?
—Sí, pero no está de más que estés a mi lado. —sonrío y salimos del cuarto. Dylan entra al baño y se limpia las manos, y bajamos. Todos están en la sala, nos estaban esperando. Nos colocamos nuestras chaquetas.
—¿Se irán? —los ojos de Lauren se entristecen.
—Vendremos otro día. —le aseguro.
—¿Están seguros de querer hacerlo? —pregunta mamá—. Podrían quedarse, nos queda dos cuartos disponibles.
—Mamá, gracias, pero tenemos un largo camino que recorrer.
—Piénsenlo. Es peligroso y la carretera no es favorable a estas horas. —papá se cruza de hombros.
Dylan posiciona una mano en mi cintura—Estaremos bien, gracias, Axel. Nos cuidaremos el uno al otro. —nos despedimos con abrazos a todos, salimos de la casa y nos vamos yendo al auto.
—Les caíste muy bien ¿viste? no tenías nada de qué preocuparte. Me alegra que les hayas caído bien, es buena señal. Le da un suave beso a mi mano y la deja en mi pierna.
—Nunca he dudado de ti. —gira la llave y enciende el motor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro