Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1

Un día más en dónde me doy cuenta lo mucho que odio las mañanas, ¿No era más fácil decir que la vida normal se viviría de noche? Sin sol, sin calor, sin ninguna molestia que te trae las mañanas temprano.

Un poco de mal humor mañanero, ¿No?

No había almorzado.

Tomé me teléfono para ver la hora con un ojo pegado a la almohada, ¿En serio?, ¿Eran las ocho de la mañana en un sábado? Odiaba tener la costumbre horaria para ir al trabajo los días hábiles.

Al sentir la boca seca, me levanto de mi muy cómoda cama para salir de la habitación e ir a la cocina.

-¿¡Quién tomó mis gomitas de edición limitada sabor cielo!? -la voz de Sara alarma todos los sentidos que tenía flojos hace dos segundos.

Pensándolo bien, podría aguantar mi boca seca unos días más... O hasta que el camión de la basura pase y pueda tirar la envoltura sin que se note.

Sabía perfectamente que eran de Sara, lo que no sabía era que eran de edición limitada el cuál estuvo esperando por dos meses completos.

Fui corriendo hasta el baño y cerré la puerta, echándome en el piso frente a la puerta para trabarla, al escuchar que la puerta de mi habitación se había abierto, supe que iba a ser mi fin. La última vez que le tomaron sin permiso algo a Sara, su novio, Oliver, tuvo que pagar con tres semanas de mal humor por parte de ella.

-Oh, Sam, Sam, Samantha Connor... Cometiste un grave error. -la voz macabra de aquella pelirroja solo hacia que mis nervios aumentaran más.

Después de esa oración, solo escuché pasos fuera de la habitación y la puerta cerrarse, solté un suspiro aliviada antes de salir del baño, y cuando pensé que mi suerte estaba de mi lado hoy, llega Sara corriendo y lanzando su cuerpo encima de mi, haciendo que caiga en la cama con ella encima.

-¡Yo no fui, déjame! -grité sacudiendo todo mi cuerpo mientras la miraba.

-¡Eros! -Sara gritó, haciendo que nuestro Husky siberiano entrara a la habitación corriendo y saltando a la cama, comenzando a lamer toda mi cara con mis quejidos entre cada lamida.

-¡No, Eros, no! -reía mientras trataba de quitarlo.

-Lamento interrumpir la... Discusión, pero Jean nos espera en la cafetería. -Oliver entra a la habitación directamente hablando mientras Sara se levantaba de la cama entre risas y tomaba la mano del rubio.

Oliver y Sara han sido pareja desde que vivíamos en un pueblo lejos de Seattle, y cuando me mudé aquí, Sara quería venir y al sentir que dejaría solo a su novio, Oliver vino con ella, y entonces Jean se mudó con su abuela para estar más cerca de nosotros.

-¿Te vas a vestir, Sam? Pareces vagabunda. -rió Sara con el comentario que ella misma lanzó antes de jalar a Oliver fuera de la habitación, el rubio solo tomo el collar de Eros para jalarlo suavemente afuera.

Puse mis ojos en blanco con una leve sonrisa antes de cerrar la puerta y comenzar a desvestirme, me miré al espejo para dejar de mirarme inmediatamente.

Después de mudarme aquí, ha sido realmente difícil poder verme aunque sea en ropa interior al espejo, ver aquellas cicatrices simplemente era algo que no podía hacer, así fui rápidamente por mi ropa para comenzar a vestirme.

Un suéter de manga larga y un pantalón era lo único que me hacía sentir segura y asegurarme de que no me vieran, así me muera de calor, estoy dispuesta a usarlas cuando sea. Me hice una media cola de caballo en mi cabello negro y largo para prevenir un poco el calor.

-¡Rápido, Sam! -la voz de Oliver interrumpe mi preparación estética.

-¡Ya voy! -grito solo para ponerme mis zapatos y salir corriendo de la habitación.

Después de eso, los tres salimos del departamento, bajando las escaleras entre empujones y mini carreras hasta llegar a la recepción del edificio donde nos recibió Carlos, el recepcionista canoso, amigable y muy bueno con nosotros desde que llegamos.

-Carlos, ¿Cómo está tu esposa? -me acerco para saludarlo mientras le sonrío y me apoyo en el escritorio.

-¿Aparte de saludable y hermosa? Está bien, ha estado un poco sensible con la perdida de nuestro sobrino... Pero ella estará bien. -sonrió mientras veía la foto en su escritorio.

Carlos nos había contado hace algunos días que el sobrino de Marian había fallecido de una extraña enfermedad, y claramente me podía imaginar el dolor que estaba sintiendo en estos momentos.

Fuera de eso, algo que siempre he admirado de aquel hombre, era el amor tan fuerte que le tenía a su esposa, llevan años juntos, nos ha contado que desde que estaban en el jardín de niños sabían que serían el uno para el otro, muy loco, ¿No?

Cuando entramos a la cafetería, observo con detenimiento todo mientras mi nariz se ahoga con el olor a café. Hace unos meses había abierto este lugar pero nunca tuvimos la oportunidad de venir.

-¡Chicos, aquí! -escuchamos el grito de Jean y vimos el cómo se levantaba de la mesa para mover sus manos escandalosamente a pesar de ser una cafetería pequeña.

Los tres reímos antes de sentarnos junto a el, yo me siento en medio de la mesa mientras que Jean se sienta al lado mío y al otro lado están Sara y Oliver .

-Supongo que estas vacaciones las pasarás como un perro abandonado, ¿No, Jean? -Oliver miró al castaño mientras tomaba la cartilla con el menú de la cafetería.

-Oh si, no veré a la profesora de química por casi tres meses, ¿Qué se supone que voy a hacer? -Jean niega mientras miraba el menú.

-Puedes intentar conseguir una novia que no sea veinte años mayor que tu. -dije mientras jugaba con una servilleta.

Cuando Jean estaba apunto de protestar, se comenzaron a escuchar varios gritos desde la cocina.

-¿¡Por que demonios me haces venir en este preciso día!? ¡¡Sabías lo ocupado que estaría, maldición, Karen!!

-Baja la voz... Escucha, lo siento, sé que no debías venir hoy pero yo no soy la que controla esto...

-¡¡Trabajé los siete malditos días la semana pasada, deja de decirme que lo sientes, si lo sientes no me tendrías trabajando hoy!!

De un segundo a otro, todas las personas presentes en la cafetería estábamos mirando en dirección a la cocina en dónde, si bien no podíamos ver nada, se escuchaba perfectamente.

-Creo que alguien está de muy buen humor -murmuró Oliver mientras miraba en dirección a la cocina.

Sara le dió una palmada en su hombro aunque ella también estuviera viendo a esa dirección.

-Tal vez sea el cumpleaños de un familiar suyo. -dijo Jean mientras se hacía aire con la cartilla.

Yo seguí mirando en dirección a la cocina mientras los demás comenzaban a bromear y a platicar sobre la situación.

Al escuchar esos gritos de aquel chico, sentí una extraña sensación en mi pecho, mi ritmo cardíaco había acelerado y un nudo en la garganta se me había formado.

Tal vez estaba sintiendo esto por la sensación que siempre dejan los momentos tensos, eso les pasa a todos... ¿No?

Miré a los demás integrantes en la mesa y al ver que estaban riendo y hablando como si nada hubiera pasado, decidí ignorar aquel sentimiento y unirme a su plática.

-Bienvenidos al café Dragon's, ¿Ya saben lo que van a ordenar?

Todos miramos al mesero, era la misma voz de la que habíamos escuchado los gritos, yo creo que por eso todos en la mesa dejaron de reír y comenzaron a pedir lo que querían.

Mientras todos empezaban a ordenar, yo me le quedé mirando por muchos segundos a sus ojos a través de unos cristales los cuales no me miraban, solo miraban a la persona que estaba hablando, pero, a pesar de que no me estaban viendo a mi, sentía aquel nudo en la garganta que estaba sintiendo más grande.

-¿Tú qué vas a pedir, Sam? -Sara interrumpe mis pensamientos y gracias a su pregunta, el mesero me miró y mi corazón se detuvo por unos segundos. Segundos que fueron suficientes para dejar de mirar al mesero rápidamente.

-Un té frío de fresa... Solo eso. -dije tan rápido que Oliver lo repitió para que el mesero tuviera una oportunidad más de apuntar lo que había dicho, sentí la mirada del chico unos segundos antes de que se alejara de nuestra mesa.

-Claro... En un momento se los traigo.

En cuanto el castaño se fue hacia la cocina, solté todo el aire que tenía retenido dentro de mi.

-Parece que alguien te puso nerviosa, ¿Eh? -Jean soltó una risa soltando aquel comentario.

-¿Qué dices? -solté un bufido mirándolo con una sonrisa y negando más veces de las necesarias.

-Sam, te le quedaste mirando como por un minuto entero. -dijo Sara con una sonrisa mientras se abrazaba el brazo de Oliver y apoyaba su cabeza en su hombro.

¿Un minuto? Creí haberlo visto por un solo segundo... Y de manera más discreta.

Cerré mis ojos suspirando en cuanto sentí un escalofrío en mi espalda

-¡Quítate, Jean! -golpeaba al castaño mientras me removia al tener unas ganas tremendas de ir al baño.

Cuando el mesero había vuelto, mantuve la mirada baja todo el tiempo, unos minutos después habíamos terminado de consumir lo que habíamos pedido y ahí estaba, rogando porque Jean se hiciera a un lado.

-No, te pusiste ahí por gusto.

Le lancé una mirada asesina que el simplemente decidió ignorar, después de unos segundos de estar rogándole, solté un suspiro y comencé a escabullirme por debajo de la mesa.

En menos de cinco segundos había pasado demasiado.

Al levantarme, recibí un fuerte golpe en la cabeza y seguido de eso escuché un fuerte estruendo. Tomé mi cabeza en un quejido mientras me enderezaba y lo primero que ví fue al mesero viéndome asustado con su bandeja de plata vacía.

Al mirar el piso, pude ver vasos rotos, bebidas derramadas, bocadillos destrozados, platos rodando por el piso, miré hacia abajo y pude ver qué un café helado se había derramado encima de mi camisa.

Creo que tengo una teoría de lo que pudo haber pasado.

-¡Dios mío! ¿¡Está bien, señorita!? ¡Perdóneme, en serio! -el mesero se acercó acomodando sus lentes antes de tirar la bandeja y sacar un trapo de su bolsillo para intentar secarme, cosa que fue realmente inútil.

Lo miré y por primera vez desde que habíamos estado aquí, me miró. Ambos nos quedamos paralizados, viendo el uno al otro y, de nuevo, comencé a sentir esa extraña sensación en el pecho.

Nos vimos un par de segundos más hasta que alguien se puso en medio de nosotros.

-Señorita, no sabe cuánto lamentamos que haya pasado esto, nuestro mesero no ha tenido su mejor día, por favor no piense que fue a propósito. -una mujer empujó levemente al castaño para acercarse a mi.

-¿Eh?... Oh, no, no sé preocupe, fue mi culpa.

-No, fue mi culpa, Karen, en serio no pensé que saldría de ahí, debí alejarme un poco más.

-Carson, ¿Por qué no vas a descansar un poco? -La mujer le habló al castaño, en su voz se podía notar un poco de tensión y una advertencia que había sido lanzada al mesero.

-No necesito descansar...

La situación estaba comenzando a ser abrumadora para el castaño y se podía notar desde lejos, los ojos de todas las personas presentes estaban alrededor de el, incluso el de la señora que había salido de la cocina para reprenderlo.

-Fue un accidente, señorita, no debí pasarme por debajo de la mesa sin asegurarme que no había nadie... Perdóneme.

La mujer de cabello canoso solo lanzó una mirada al mesero antes de retirarse de la mesa.

El mesero solo me miró y con su boca formuló en silencio un gracias para agacharse y comenzar a recoger los vidrios. Yo al mirarlo, me agaché también para ayudarle.

-En serio quiero pedirle disculpas, no fue mi intención darle un...

-Está bien, me han golpeado con cosas peores. -intenté bromear para aligerar la situación y, sorprendentemente, funcionó, generando una suave sonrisa en el rostro del mesero.

Después de recoger los vidrios y limpiar el suelo, decidimos que lo mejor sería irnos de la cafetería.

-Te va a salir un chipote bien grande ahí. -Jean reía mientras caminaba hacia el estacionamiento.

Yo solo lo miré feo antes de seguir mi camino, pensativa.

Aún tenía la extraña sensación en mi pecho, era como si...

-Sam...¿Estás bien?-Sara se acercó a mi y me abrazó de los hombros para seguir caminando a mi lado, yo solo asentí sonriendo levemente y seguí caminando.

Cuando todos entramos al auto, todos comenzaron a hablar como si nada hubiera pasado mientras yo miraba al camino, pensando en la insistente sensación en mi pecho.

Al caer la noche, decidimos volver al edificio en donde vivíamos, Jean había vuelto con su abuela después de dejarnos a Sara, Oliver y a mi. Al entrar, nos recibió Carlos con una leve sonrisa.

-Pero si ya volvieron mis inquilinos menos favoritos.

-Oow, nosotros también te queremos, Carlos. -habló Sara mientras sonreía y pasaba por la recepción.

Carlos rió y yo solo apoyé mi cabeza en el escritorio, sonriendo cansada.

-¿Tuvo un día muy duro, señorita Connor? -Carlos acarició mi cabello como suele hacerlo cuando llego después de la escuela y fue un día muy cansado.

-Hubo muchas cosas interesantes.

-Abuelo, no encontré los papeles que querías, solo algunos inquilinos que se fueron a la...

Una voz extremadamente familiar se hizo presente, erizando los vellos de mi brazo y haciendo que me recorriera un escalofrío en la espalda, después de que esa voz se interrumpiera a el mismo, sentí la mano de Oliver sacudir mi brazo para que enderezara mi espalda, y al hacerlo, pude ver nuevamente aquellos ojos negros que ví en la cafetería.

El chico de los ojos oscuros, en el momento en el que cruzó su mirada con la mía, soltó todas las carpetas en sus manos, y se me quedó viendo fijamente al igual que yo a el, y de nuevo, aquella sensación había vuelto.

-Carson, ¿Quieres qué te ayude? -Carlos se acercó a nosotros y vi de reojo su sonrisa.

Espera...

¿¡Abuelo!?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro