La chica que no podía ver, oír o pensar.
Era hace una vez, cuenta el susurro de los bosques oscuros del norte, la historia de un antiguo pueblo perdido en el tiempo, donde los días parecían no cambiar al mundo ni avanzar con el pasar de las días, casi como si los años no existiesen para todos aquellos que vivían ahí.
~Y es ahí, es ahí... Donde lo imposible pasó; en un antiguo pueblo llamado Moonwolf...~
Fue durante mucho que la humanidad sufrió en pobreza y miseria, pero el pueblo de Moonwol, apartado de toda sociedad era bendecido en abundancia y paz, pero no todo era gloria pues parecía que habían sido malditos por un mal sobre natural. Fue por aquellos años, que cuentan las fabulas del viento, que ese hombre llegó...
Desde hacía mucho tiempo que una peste azotaba el pueblo matando a la escasa población que vivía en ella. Ganado, mascotas y personas morían por igual y no podían hacer nada para remediarlo. Aquel pueblo, jamás había tenido la necesidad de un médico. Apartados de todo mal, la aislada aldea nunca había enfrentado una crisis como esa.
Fue así que el llego, un hombre que dijo ser solo un viajero de tierras lejanas, apareció de la nada, ofreciendo al pueblo ser su médico a cambio de un techo donde vivir...
Los temerosos aldeanos se sorprendieron al mirar las extrañas y elegantes ropas de aquel hombre. Sabían que fuera del espeso y profundo busque que los rodeaba, habían otras ciudades y personas diferentes a ellos, pero nunca, jamás alguien había dado con su pueblo desde hacia mas tiempo del que sus leyendas contaban. Semejante pulcritud y una piel tan blanca como la misma luna llena pareciera como si jamás hubiera levantado un brazo para hacer un trabajo forzado acompañado de un quebradizo cabello albo largo y unos ojos tono almíbar terqueza que causaban tanto intriga como atracción. Una belleza muy salvaje para un hombre que jamás habían visto.
Entre la multitud que lo observaba, una chica de edad joven quedo completamente enamorada... Sus ojos, su cara, su piel, su ropa, todo le parecía hermoso.
Era de esperarse en una joven y curiosa chica. Pero, sobre todo, de una mujer; el único ser capaz de amar de verdad y a primera vista.
Un sentimiento tan puro; que ningún hombre podría entender, la pureza de esos labios y la perfección del amor que solo ellas le pueden dar a un ser amado...
Sin pena, sin gloria, sin lujuria sencillamente dándolo todo por esa emoción que solo puede llegar a surgir algunas extrañas veces en ellas...
Tal era la necesidad de aquel pueblo que aceptó la oferta del viajero; cosa que llevo a la joven chica a su estado más puro de belleza. Una profunda y cautivadora inocencia. Pues ella estaba enamorada.
Aquel hombre, era todo un erudito. Conocía todo lo que había que saber sobre herbolaria, medicina y el cuerpo humano. No había un solo músculo que no supiese como funcionara. Tanto era su conocimiento, que provocaba miedo en los aldeanos; ya que curaba a las personas tan rápido que podía confundirse con hechicería, sobre todo por su antipático carácter y tendencia a preferir la soledad y el gélido abrazo de las noches, por las cuales, decía siempre que salía a recolectas las plantas que necesitaba para su medicina todas las noches.
Por su parte aquella chica, entre más pasaba el tiempo, más se enamoraba de aquel hombre enigmático. Cada noche pensaba; soñaba con abrazarle y estar a su lado. Pero siempre que trataba de encontrarle, este se escondía. No importaba cuantos pretextos encontrara para buscarle, él siempre le rechazaba; nunca le escuchaba sin importar lo que le dijera. Nunca le miraba, sin importar que se pusiera, y nunca le tomó en serio, sin importar que hiciera.
No paso mucho tiempo después de que el médico salvara a todos de la enfermedad; pero tampoco paso mucho para que otra plaga mucho peor aparecieras.
Una bestia que devoraba ganado y personas había empezado a rondar por el viejo pueblo de Moonwolf.
Sin embargo nada de eso le importaba ha aquella mujer, sin importar todas las vece que le rechazó sin piedad ni corazón, mantenía su obsesiva esperanza y amor fiel, solo preocupándose por el bienestar del hombre que amaba. No podía dejar de pensar que si algo malo le sucedía ella moriría de tristeza... Pero pese a todo esto los aldeanos, no opinaban lo mismo. Todas las masacres había empezado poco después por las fechas en las que él apareció comenzó a vivir con ellos y conforme aumentaban las víctimas, fueron aumentando las sospechas y confabulaciones en contra del hombre que en algún momento había salvado sus vidas.
Cuando por fin todo llego a un punto sin retorno, el pueblo se reunió a hablar sobre el destino de aquel que consideraban su maldición, no importaba como lo analizaran, ese hombre daba motivos para sospechar de él. Siempre solo, siempre de noche en el bosque. Inclusive, si, incluso se encontraron algunas pertenencias suyas no muy lejos de donde se encontraban víctimas, pero sin importar que tan obvio o tanta razón tuvieran en sospechar, la chica no lo creía, tan pronto el pueblo emitió su juicio en aquella noche de luna llena, ella salió corriendo a toda prisa para buscar a su amado, para advertirle que huyera del pueblo antes de que le atraparan pues ellos deseaban cobrar su vida...
Pero cuando fue a buscarlo a su choza, solo pudo ver como su silueta se adentrándose al viejo bosque oscuro que siempre los había protegido de forasteros. Era inconfundible para la aquella chica la figura de su adorado caballero que se empezaba a difuminar en la oscuridad mientras a su vez podía escuchar los gritos acercándose a lo lejos de la aldea como una turba enfurecida comenzaba a marchar por las muertes de sus seres queridos.
Pero ella sin dudarlo se adentró al bosque nocturno donde se suponía la bestia se atacaba por las noches azotando al pueblo, para ella nada de eso importaba solo importaba poder alcanzarle y así con mucho esfuerzo y sin luz mas luz que el brillo de las estrellas y una blanca luna siguió el casi invisible rastro de su amado para rogarle que huyera del pueblo y la llevara con el... Pero...
Una vez en lo mas hondo del bosque negro del norte, la bestia le encontró. Y de un fuerte y certero golpe en la nuca la derribó, dejándola inconsciente sin siquiera poderse defender.
Aquella bestia, era un hombre lobo, capaz de hablar el lenguaje humano y mientras estaba ahí tirada, en la fría tierra del bosque, le preguntó al cuerpo inmóvil una y otra vez...
"-¿Por qué?
¿Por qué viniste?
¿Por qué me seguiste? Si te lo dije muchas veces. No me interesas...
¿Por qué no escuchaste el consejo de tus padres y amigos y te alejaste de mí?
¿Por qué no viste lo que era más que obvio?
¿Por qué no entendiste que yo realmente no era humano?"
Y mientras se preguntaba esto una y otra vez sin cesar, aquel hombre lobo pensó en voz alta...
"Si devoro tus oído, tal vez sepa porque no pudiste escuchar lo que era muy claro para mi.
Si me como tus ojos, tal vez pueda ver porque no viste lo que era evidente para todos aquí.
No, mejor, si me como tu cabeza completa, y así por fin podré saber porque no pudiste entender que si te adentrabas a este bosque morirías antes de poderme ver..."
Entonces...
~Cliing~
justo antes del que la bestia se dispusiera a devorar a la chica, el sonido de un cascabel gentil tintineo en las abrumadoras sombra nocturnas del bosque negro y como si el mismo bosque le susurrara al ido comenzó a escuchar una voz muy tranquila hablarle:
"~Si de verdad , de verdad quieres entender porque no escucho; porque no vio; porque no entendió que eras un monstruo; lo único que tienes que hacer es devorar su corazón y lo podrás saber... Pero ten cuidado... Ten cuidado... ¿Realmente quieres saber la verdad?~"
Dijo la voz que comenzaba a tornear formas a través del fondo negro del mismo bosque dibujando dejando ves únicamente una suave sonrisa y un contorno humanoide en la oscuridad. Y así, como un mandato y sin dudarlo por un segundo, ni escuchar advertencia de aquella figura sombría, devoró el corazón de la mujer. Y en ese mismo instante, murió...
Era tan grande el amor de la mujer, que el cuerpo de la bestia no lo pudo soportar y falleció.
~Te lo advertí, te lo advertí mi querido doctor...~
Fue solo entonces que lo pudo comprender, fue entonces cuando el primer hombre entendió el corazón de una mujer y saber porque no escucho, porque no vio, y porque no entendió lo que para él no era más que una verdad. Pues para ella la respuesta era muy clara desde antes sin importar que pudiera pasar y es que para ella el representaba su mas grande y puro amor...
El amor de una mujer que transforma ángeles en demonios, mendigos en reyes y pecados en milagros...
Desde entonces, se dice, que el espíritu de ambos ronda por el bosque; juntos, tomados de la mano, esperando reencarnar, pasando cada día de la eternidad unidos por siempre por toda la existencia entendiendo se mutuamente como ningún otro ser es capaz de hacerlo unidos por el único y mas puro motivo formando así...
~ El vinculo del compromiso~
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