Epílogo
Sehun se sujetó con fuerza a la almohada y suspiró varias veces sobre ella. La tela de algodón rozaba sus pezones con cada movimiento que daba hacia adelante. A duras penas intentaba callar sus gemidos; el dildo en su parte baja se movía en un nivel medio y tocaba en algunos lugares que destruían su determinación.
Elegir el correcto había sido un verdadero calvario, sin mencionar que en el sex shop muchos hombres, empleados y a veces clientes, lo habían abordado con propuestas extrañas. ¡Solo quería comprar un maldito consolador en paz! No quería público. Era suficiente con la miseria que sentía porque tenía que recurrir a un objeto que odiaba para satisfacer sus deseos; y todo era por la culpa de su maldito vecino que se bañaba en su casa, se vestía delante de él y lo tocaba como si fueran un par de adolescentes hormonales pero, cuando Sehun creía que obtendría un poco te atención... no pasaba nada.
- ¡Maldito, gigante y estúpido... ¡Ah! ¡Mmmg! Park Chanyeol... - Suspiró por ultima vez antes de venirse sobre su sábana. Tenía que limpiar y guardar todo antes de que él regresara del trabajo.
Guardó todo y fue al baño para poder liberar su cuerpo de esas sensaciones raras que había experimentado por cuenta de su juguete y de su vecino. No podía demostrar ningún cambio en su comportamiento habitual.
Chanyeol llegó a las nueve de la noche y se sentó junto a él en el sofá. Sehun iba a proponerle que pidieran pizza, pero se paralizó cuando recibió una mordida en el cuello, y no solo eso, su compañero no parecía interesado en soltar la pobre piel maltratada.
- ¡Chanyeol! - Le dio un par de golpes y esperó a que retirara la presión de la zona.
- Ups... lo siento, Sehunnie.
- ¿Estás loco? Eso dolió.
- Perdón, es que tu cuello se ve tan delicado, largo y apetitoso.
- Si tienes hambre vamos a pedir pizza. - Intentó levantarse, pero Chanyeol lo sentó en su regazo.
- No me contaste nada sobre tu día.
- Eso lo podemos hablar mientras comemos.
- Buena idea, yo quiero comerte ahora mismo.
- Chanyeol... bájame, no es momento de bromas. ¡Ah! - Gritó cuando fue atacado por una segunda mordida, pero esta vez en su pezón izquierdo y sobre la tela de su camisa. - Es suficiente, ¿te golpeaste la cabeza con al? ¿Te drogaron en el trabajo?
- No, no... Hueles a chocolate... - Sehun palideció y se bajó del regazo de su vecino. ¿Cómo podía sentir el olor del lubricante que había utilizado hace unas horas? Se había bañado y cambió las sabanas. ¿Quedó en el aire? Debió perfumar la casa con algún aromatizante. - ¿Estabas comiendo chocolate? - No exactamente, pensó. - ¿No me dejaste un poco? A mi también me gusta el chocolate. - La lengua Chanyeol cruzó por sus labios y volvió con rapidez a su boca.
- No... ya no queda. - Mintió y se giró para buscar su celular y marcar a la pizzería.
- No me gustan las mentiras, Sehunnie. - Dijo cuando su compañero abandonó la habitación. No estaba molesto con su pequeño, sí muy caliente. Segun el gps del celular, a las cuatro de la tarde, una hora después de que él saliera a trabajar, Sehun salió de la casa y fue hasta una dirección no habitual. Podía ser un cambio normal, un articulo dificil de conseguir o algo que te obliga a visitar más de un local o supermercado.
Sin embargo, aprovechó las horas de patrullaje para seguir a su chico. No terminó de salir de su asombró cuando estacionó la camioneta policial a dos cuadras de un sex shop. ¿Qué hacía su dulzura en un lugar así? ¿Se encontraba con alguien? La sola idea le revolvió el estómago, volvió a la camioneta y se cambió para no llamar la atención en el local.
¿Su pequeño estaba comprando juguetes sin él? No podía ser posible. Caminó tomando distancia y, de vez en cuando, se sostenía de las góndolas para no incrustarle una bala en la cabeza a cada idiota que rozaba el cuerpo de su chico; aunque, no todos somos perfectos, por lo que Chanyeol se los volvía cruzar en los pasillos solo para chocar con nada de cuidado contra ellos.
Antes de salir, tomó un par de cosas y las llevó hasta la caja; aprovecharía esa compra.
Su precioso angelito volvió a casa a salvo y se encerró en la habitación.
- Ya llegó la pizza. - Chanyeol abrió espacio en la mesa baja y dejó pasar a Sehun.
- ¿Cerveza? Sí que me conoces.
- Solo pedí lo de siempre.
Durante la hora siguiente Chanyeol se dedicó a robarle pequeños besos, algunos dulces y otros, más profundos. Sehun se dejaba, creía que era como un juego porque nunca pasaban a otro nivel. En realidad, muchas veces y en confianza se permitían toques íntimos, pero nunca tenían relaciones, lo que era frustrante para el más joven.
- Chanyeol... - Se escapó del beso antes de perder el aire. Se concentró un poco solo para darse cuenta de que el policía estaba sobre él. - ¿Qué...
- Estoy cansado de tanto plancebo. Te quiero a ti, ahora. - Las manos de Chanyeol se metieron debajo de su camisa y apretaron sus pezones.
- No...
- Estoy duro desde que llegué. ¿No crees que ha sido suficiente? - Suspiró sobre sus labios. - Sueño contigo desde que te vi. La estúpida maceta que me habían obsequiado cuando compré la casa fue la escusa perfecta para llegar a ti.
- Por eso me era familiar...
- Bueno, eso no importa. - Mordió nuevamente el cuello de Sehun y apretó su cuerpo contra el sofá.
- ¿Dónde...
- Mi lugar favorito. - Apretó el muslo y siguió con las nalgas. - Definitivamente.
Sehun esperaba desnudo, sobre la cama y de espaldas a todo lo que ocurría en la habitación. Apretó los dedos de sus pies porque estaba nervioso y ansioso, lo harían por primera vez. De alguna forma estar vulnerable frente a él le sigue causando vergüenza.
La sombra de Chanyeol se deslizó por la pared y permaneció estática, como si ocultara algo.
- ¿Chanyeol... - Mas manos del mayor tomaron sus caderas y se trasladaron hasta sus glúteos para acariciarlos. Sehun suspiró ante el tacto y descansó la cabeza sobre la almohada. Los dedos de su amante pronto llegaron hasta su entrada y acariciaron la piel hasta adentrarse lentamente; para ese entonces, las caderas de Sehun se levantaron involuntariamente buscando más caricias. - Ah... - Los dedos encontraban los lugares correctos, mediante besos Chanyeol lo distraía de cualquier posible dolor. Sehun ya solo esperaba a su compañero y anticipó el momento cuando una de las manos golpeó su cadera contra el colchón. - ¡Chanyeol!
- ¿Qué pasa, cariño? ¿Estás molesto? - Sehun tomó una almohada y se la arrojó, un quejido ahogado salió de sus labios cuando el dildo comenzó a vibrar. - Pensé que te gustaban los juguetes. - Dijo esquivando otra almohada. - No te enojes, mi vida... - Se paró en el borde de la cama, su erección apuntando hacia Sehun. - ¿Qué tal si jugamos?
Con un botón en su reloj activó las cámaras que había instalado en la habitación, desde la cabecera de la cama hasta cualquier ángulo posible en la habitación; le dolía saber que después tendría que destruir todo, pero era excitante.
Deslizó su pulgar por la frente de Sehun, el chico estaba haciendo su mejor esfuerzo para tomar todo su pene. Chanyeol podía sentir cómo la lengua de su chico apretaba con fuerza en puntos sensibles, como las venas o el glande; apretó la mejilla del menor y lo forzó a soltar su pene.
- Dejame quitarte esa cosa, cariño. - Sehun se dio la vuelta y recostó su cuerpo en la cama. Chanyeol retiró con paciencia el consolador y lo arrojó en un sillón.
Sehun se colocó boca arriba y abrió sus piernas para que Chanyeol pudiera ubicarse entre ellas.
- ¿Te gusta esta posición, Sehunnie? - Su voz se oyó más gruesa.
- No. - Enredó sus brazos en su cuello y sus piernas en sus caderas. - No quiero más juegos.
Pensó en retirarse, dejarlo para otro momento, pero su cuerpo ya no podía más. Quería tener a ese hombre en su interior. Su torso dolió cuando Chanyeol cerró sus fuertes brazos alrededor de él. Estaba seguro de que el choque de ambos cuerpos produciría toda clase de daños en el otro, pero le importaba una mierda. Ese hombre era suyo.
Su cuello se estiró en toda su capacidad al ser penetrado por algo tan nocivo. La verga de su amante era de un tamaño considerable y, aunque Sehun tampoco se quedaba atrás en ese tema, agradecía haber experimentado primero con los dildos.
- ¡Dios!
- Me agrada el nombre pero... me gusta más Chanyeol.
- Me gusta más... ¡Chanyeol! - Gritó al ser penetrado con fuerza.
- ¿Ves? ¡Estamos de acuerdo! - Repitió las penetraciones de forma continua y besó con violencia los labios de Sehun. Estaba hambriento, muy hambriento. Sus dedos se marcaron en la piel. No sabía que quería de Sehun, si su terquedad al buscar mas contacto o su sumisión a los embistes de su locura. Ese niño era suyo. Suyo desde el momento en que lo vio por la pantalla de su computador. Dio un golpe y se vino en su interior, arrastrando la libido del más joven.
Suyo y de nadie más.
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