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¿Cómo podía llegar tan lejos? ¿Cuánto valía realmente su vida social? ¿Por qué tendría que arrastrar a alguien mas a la misma destrucción?
Mientras dejaba que Chanyeol le quitara la ropa, Sehun pensaba en la clase de imagen que le estaba dejando al único chico que le había gustabo. El maldito juego lo estaba lastimando tanto. Ser el objeto de un demente lo estaba perdiendo lentamente.
Podía sentir cada parte del cuerpo del otro. Sus pieles se rozaban y los gemidos no tardaban en llegar, como una reacción en cadena. Los labios de su amante atraparon todos los lugares sensibles, por la presión que ejercían sus dedos en las sábanas no podía soltarse para tocar el cuerpo de Chanyeol.
- No deberías estar tan tenso. - Sehun jadeó al sentir la lengua de su amante tocando la piel de sus testículos. - ¿Te gusta aquí? - Repitió la acción e incertó un dedo en la entrada del joven.
- ¡Ah! ¡Mmmg! - Estaba perdiendo el control de su cuerpo y de sus acciones. - Chanyeol... - Su corazón se paralizó y la libido se vino abajo cuando notó cómo los ojos de su compañero miraban la computadora.
- Sehun... - Y cuando sus manos tomaron su cintura comenzó a llorar y a maldecir sin sentido alguno golpeando el pecho de su amante en el proceso. - ¡Sehun! ¡Cálmate! ¿Qué pasa?
- ¡Déjame! ¡Suéltame! ¡No quiero hacerlo! ¡No quiero hacerlo más!
- ¿De qué estás hablando, Sehun? ¿Qué ocurre? - Se acostó junto a él y lo cubrió con su cuerpo. Los ojos del más joven se abrieron de golpe.
- ¡No! La computadora... tienes que irte, Chanyeol.
- ¿Qué pasa con esa computadora? - Acarició el rostro de Sehun y lo encerró en un abrazo.
- No puedo...
- Claro que puedes... - Bajó su voz para que solo él pudiera escucharlo. - Puedes confiar en mí.
- Tengo que hacer lo que él diga o subirá mis videos a internet. - Suspiró y se acercó al rostro ajeno. - Tienes que irte o hará lo mismo contigo.
- ¿Recuerdas que soy policía? - Se levantó de la cama y cubrió a Sehun con las sábanas.
- Chanyeol... - El mayor se sentó frente al aparato y lo revisó varias veces. El virus había ingresado por un juego de baja calidad y, poco a poco, tomó posesión de los archivos y programas de la computadora. No era de extrañarse que la cámara fuera activada para grabar al usuario; el acoso cibernético era uno de los crímenes más comunes y siempre involucraba dinero, venganza amorosa o era movido por un peculiar interés sexual hacia la víctima.
- Tengo el origen del virus. Puedo hacerme cargo de esto. ¿Confías en mí? - Sehun se sentó sobre la cama y sus piernas quedaron expuestas. - Puedo borrarlo todo y ese bastardo o quien sea no podrá hacerte nada.
- Por favor... - Chanyeol se dio la vuelta y paseó con maestría sus dedos sobre el teclado de la computadora borrando todo a su paso. - Voy a llevarla a mi casa y te la traeré cuando esté completamente limpia.
- Sí, pero... mi celular y mi correo.
- Eso también.
Su cuerpo estaba consintiendo las decisiones de Chanyeol y aceptando la seguridad que quería brindarle. En cierta forma quería que ese hombre cuidara de él y lo liberara de esa tortura. Se sentía asqueado de sí mismo porque minutos antes había pensado de forma tan cruel y ahora estaba siendo ayudado por la persona que pensaba traicionar.
- ¿Qué harás? - Se colocó a espaldas de su salvador y esperó su respuesta.
- Voy a limpiar tu computadora y borrar todo lo que sea de tu propiedad privada e intima.
- Gracias...
- Tengo que ir a mi casa. - Le robó un beso. - Mañana vendré con noticias. ¿De acuerdo? - Sehun asintió y dejó que se llevara las cosas.
Desde ese día Chanyeol se volvió como su guardián, primero por un par de horas y luego toda la noche; a Sehun cada vez le parecía más insignificante el tiempo que pasaban juntos, por lo que, su vecino se separaba de él solo para ir al trabajo o cuando el menor iba a la universidad.
- ¿Qué sucedió con los videos y las fotos que la cámara había tomado?
- Todo se ha ido. Ya no tienes de qué preocuparte.
- Yo... gracias.
- De nada, Sehunnie.
Un mes había pasado desde incidente con el virus y su acosador. Se sentía culpable por absorber el tiempo de Chanyeol; sus miedos eran tan absurdos que había arrastrado a su mayor a una convivencia de casi veinticuatro horas. Tal vez debía preguntarle si estaba de acuerdo, aunque se ponía ansioso con la sola idea de tener que alejarse de su... ¿Qué se suponía que era? ¿Cómo podía explicar una situación como esa? Prácticamente vivía con él, pero no era su amigo, o al menos eso le había dicho Chanyeol. Entonces si no eran amigos, ¿qué eran? ¿Compañeros? ¿Am... ¡No! Eso no. ¿Se podía ser amantes sin tener intimidad? ¿Era posible?
- Oye, - una hoja de papel cruzó el aire - Kyunsoo y yo queremos saber si vendrás al cine con nosotros o si tenemos que invitar a tu vecino el grandote, otra vez.
- Solo fue una vez, Kai.
- Sí, pero la forma en la casi derribó a ese tipo fue inolvidable para mi y para el gerente del cine.
- El hombre estaba borracho...
- Sí, se te tiró encima y Chanyeol casi lo envía a hospital. - Recordó Kyunsoo con total tranquilidad.
- Supongo que su actitud de oficial fue un poco sorpresiva.
- Agresiva...
- E intimidante.
- Bien, ustedes ganan. Además, hoy solo puedo ir yo. Él trabaja por las tardes.
- Prometo que no dejaré que ningún borrachín te toque. - Su amigo levantó la mano en señal de juramento.
- ¿De verdad? - Sonrió con malicia. - ¿A Kyung nunca se le ha acercado ningún borrachín?
- No.
- Entonces voy a estar bien. - Se burló de la cara seria de su amigo.
Con él gps del celular Chanyeol podía saber exactamente en dónde se encontraba su tesoro. No usaría el parlante para escucharlo a menos que fuera necesario, es decir, debía respetar la privacidad de su pequeño aunque los nervios le endurecieran el cuello. Se recostó sobre la silla de su escritorio y tomó aire; lo que vendría sería muy doloroso. Se palmeó la cara y tomó posición frente a su computador, del escritorio paso a sus archivos confidenciales y de ahí, a una carpeta que estaba especialmente protegida. Tuvo que sacudirse dos veces para tomar la decisión final. Abrió la carpeta. Las fotos y videos que le había tomado a su pequeño vecino estaban flotando en esa nube de datos, se mordió el puño y los fue borrando uno a uno. No podía dejar rastro alguno. Hizo una limpieza completa y se tragó la bronca.
- Bueno, fue un placer... - Frente a él se encontraba el virus que había llegado a la computadora de Sehun. Un malware de origen problemático y vulnerable, creado para robar información o algo así. Chanyeol se había preguntado por qué una tontería como esa había sido perseguida con tanto esmero por la policía, no tenía una buena base y su creador era un criminal de poca monta que soñaba con destruir las fortalezas de las grandes empresas. Sin embargo, una tarde como cualquiera se adentró en el dichoso videojuego que funcionaba como caballo de troya y rastreó el camino del virus. - No quiero volver a verte.
Se quedó durante unos minutos contemplando el espacio en blanco y sacó su celular solo para reproducir el último video que le quedaba. Llevó su mano hasta el cierre de su pantalón y comenzó a tocarse al ritmo de los gemidos de Sehun. Recordaría comprar otro de esos juguetes para usarlo con su lindo universitario.
En la cresta de la ola, borró el video y se vino con el recuerdo de la piel de Sehun.
Su celular vibró para avisarle que su pequeño estaba volviendo a casa, tal vez con sus amigos.
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