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- Si es tan peligrosa, ¿por qué la hicieron de tres pisos? - Preguntó mientras caminaba detrás del joven.

- La casa no es peligrosa, los inquilinos lo son.

- No soy peligroso... solo quería arreglar un poco el techo.

- Tus herramientas, ¿qué harás para recuperarlas? - Se volteó y encaró a Chanyeol.

- Obviamente tengo que subir... - El rostro del más joven se oscureció. - Por la mañana y llamar a los bomberos si sucede algo.

- ¿Es una broma?

- Jamás bromearia con eso.

- ¿Qué hacías en el techo a esta hora?

- Lo estaba arreglando.

- ¿Te golpeaste?

- No, por suerte no llegué al suelo. - Sonrió y el más joven le cerró la puerta en la cara. - ¡Gracias!

- Gigantón suicida... ¿Por qué siempre me encuentro con gente rara? - Fue hasta su habitación.

- ¡Vecinito! - Le gritó desde la ventana. - Llegué a salvó y no subí al techo.

- No sabes cuánto me alegro.

- Lo sé. - Miró hacia los costados. - ¿Sabes algo? Yo puedo saltar a tu habitación.

- ¡No hagas eso! Es muy peligroso.

- Por favor, solo tengo que observar bien y saltar.

- ¡No! - Gritó.

- ¡Auch! Eso dolió... - Se quejó; Sehun guardó el botiquín de emergencias y se sentó junto a él. - Repararé tu silla.

- Casi te rompes el brazo...

- Ey, no llores. Está bien, me pasé un poco. - Intentó acercarse, pero Sehun tomó distancia.

- Eso es muy peligroso... - En el fondo sabía que estaba llorando por una carga superior, aunque no le quitaba el mérito al salto de Chanyeol. - No vuelvas a hacerlo.

- Sí, lo prometo. ¿Puedes mirarme? - Chanyeol se quedó paralizado cuando esos ojos negros aparecieron enmarcados por unas sólidas y delicadas cejas. - Bonito...

- ¿Qué... ? - Sus hombros se achicaron por el comentario.

- Digo, tu rostro es muy bonito.

- Gracias... - El sonido de su celular escapó desde su mochila.

- Tú...

- Debe ser una alarma. - Quería ignorarlo. Seguramente los había escuchado con la computadora y tenía algún plan en mente.

- Es muy intenso.

- Voy a ver. - Abrió el mensaje y casi pierde pié al levantarse.

Desnúdate.

El cambio en el accionar de su verdugo lo desconcertó. ¿Cómo podía dejar que alguien más lo viera? ¿Era parte de otro tipo de juego? Su primer instinto fue negarse, pero en verdad no podía. En su mente se disculpó mil veces con Chanyeol y se volvió para hablarle.

- ¿En qué trabajas Chanyeol?

- Soy policía. - Lo refrescante de su respuesta le hizo pensar que adoraba su trabajo.

- Seguramente deben estar en forma para cumplir con sus deberes.

- Sí, es parte del trabajo. - Levantó su brazo izquierdo y forzó el músculo para mostrarselo a Sehun.

- Yo estudio para ser profesor de educación física.

- Oh, suena a mucho ejercicio...

- Sí... - Sehun se levantó de la silla y dejó caer la bata hasta sus pies. - Debemos mantenernos para ser algo así como un ejemplo y esto es lo que queda como resultado. - Trató de ignorar la vergüenza que sentía y permaneció en esa postura solo unos segundos más; se cubrió cuando escuchó un silbido de Chanyeol.

- Eso... eso sí es hacer ejercicio. - Sehun se sonrojó y permaneció en silencio. - Tus alumnos  adolescentes van a ser muy afortunados... - Una arruga se instaló en el rostro de Chanyeol y se borró cuando Sehun volvió a hablar.

La conversación tomó un nuevo rumbo conforme pasaron los minutos y, al final, el oficial se retiró por pedido de Sehun. Por increible que parecía, los mensajes se habían detenido pero no dejaban de preocupar al joven universitario. Estaba claro que su observador sabía quienes lo rodeaban. ¿Habrá escuchado que Chanyeol pertenecía a la policía? ¿Su vecino podría ayudarlo a salir de ese horrible estado o sería el esclavo de una computadora para siempre?

A la mañana siguiente los golpes en la ventana le avisaron que su vecino estaba despierto y que, al parecer, quería hablar con alguien.

- ¡Hola! - Escuchó apenas abrió la ventana. - ¿Cómo dormiste?

- Bien, ¿por qué estabas golpeando?

- Bueno, no me gusta desayunar solo... - Apuntó hacia su jardín y Sehun pudo notar la mesa que esperaba abajo. - Yo invito, puedes tomar lo que quieras.

- Pudiste golpear la puerta...

- La ventana estaba mas cerca. ¿Vienes?

- Voy. - Sonrió y cerró la ventana. Definitivamente su vecino buscaba acercarse a alguien.

Nunca se había reído tanto en su vida. Chanyeol era todo un caso cuando intentaba sacarle una sonrisa o llamar su atención; Sehun estaba tan perdido que olvidó por completo sus clases en la universidad y pasó toda la mañana junto a su vecino.

- ¡Oye! ¡Toben! ¡Ven acá! - Se volteó hacia Sehun. - Juro que es obediente, solo que ahora está un poco travieso.

- No te preocupes. - Agitó su mano para quitarle importancia. - ¡Oh! ¡Mierda! - Se paralizó al ver la hora en su reloj.

- ¿Pasa algo?

- Mis clases, las olvidé. - Se levantó y fue hasta su casa; su celular explotaba con mensajes de su mejor amigo. ¿Cómo le explicaría la falta?

- ¡Me diste un susto! - Chanyeol llegó corriendo detrás.

- No... ¿cómo voy a recuperar la falta? - El estaba hecho una bola de nervios.

- Puedes decirles que...

- Mejor voy a tomar clases extra. - Suspiró resignado. - ¿No tienes que ir a trabajar, Chanyeol?

- En un par de horas; trabajo por la tarde.

- Ya veo, será mejor que descanses. Yo tengo que ir a hablar con un amigo.

- Oh, bueno. - Se rascó la nuca. - Nos vemos esta noche.

- Adiós, Chanyeol. - Lo saludó con la mano y tomó su mochila; tenía que hablar con Kai y pedirle sus apuntes.

Descifrar la letra de Kai y pasarla a su cuaderno fue más dificil que asistir a clases. Su amigo podía ser un genio en el baile, pero se llevaba muy  mal con los apuntes rápidos.

- ¿Qué te pasó hoy? ¿Te dormiste?

- Sí. - Sacudió su cabeza. - Estaba muy cansado ayer.

- Tiene sentido. ¿Tu computadora sigue sin funcionar?

- Sí, aunque puede que pronto esté lista. - Lista para enviarle cualquier mensaje que le hiciera desear estar muerto.

Kai lo acompañó hasta su casa y bebieron un par de cervezas hasta que su amigo tuvo que irse; su novio lo esperaba para festejar su aniversario.

Apenas cerró la puerta recibió un correo, lo abrió con un ojo cerrado y se preparó mentalmente para la noche que tendría que pasar. El timbre de la puerta hizo eco en sus oídos pero no lograron sacarlo de su trance.

Acuéstate con la primera persona que toque tu puerta. 

No estaba dispuesto  a enredar a ninguna persona inocente en las locuras de su victimario. Se alejó de la puerta y, entonces, el último video que fue grabado comenzó a reproducirse con el parlante del celular a todo volumen. Cubrió el aparato con sus manos y se dio la vuelta.

- ¡Sehun! ¿Qué sucede? - La voz de Chanyeol atravesó la habitación. Sehun arrojó en celular entre los cojines del sillón de la sala y abrió la puerta para tomar la boca de su vecino con un profundo y necesitado beso.

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