Capítulo 8 La chica del futuro.
El lugar que nos rodeaba se fue apagando poco a poco, hasta que quedamos envueltos por oscuridad y caímos hacia un pozo sin fondo que no tenía fin.
–Lo hice porque quería salvar a Ki-Mico. Y no sólo fallé en mi cometido, sino que además cambié el futuro del mundo. – Ella recordó ese pequeño detalle, lo que yo había confesado antes y se centró en eso mientras seguíamos cayendo sin ver nada. – Como bien sabes, el futuro del que procedo... Vana no fue destruida. La energía del núcleo del planeta se controlaba a través de la simbiosis del poder de Ki y el poder de Krang, es decir, mi poder. Y el único con la capacidad de moldearlos era yo mismo, con la ayuda y la tecnología punta del capitán Zort. El futuro del que procedo Hannet nació varón e iba a casarse con la General Uk... – Me detuve pues no quería contarle demasiado sobre ese momento que jamás sería. No quería confesarle que ella y yo nos conocíamos cuando fui enviado a la tierra en una misión de reconocimiento, que nos infiltramos en su especie para tratar de entenderlos antes de decidir si ayudarlos o no. Y fue ella, la curiosidad que despertó en mí y la enfermedad que produje al hacerla olvidar lo que me hizo tomar la decisión de ayudar a su especie a salvarse de la extinción.– Inventamos los viajes inter dimensionales y tendimos la mano a otros planetas al borde de la extinción para salvar su planeta del desastre. Mico y yo nos distanciamos después de que nuestro planeta permitiese la llegada de ingenieros de vuestro mundo al nuestro... – Me resistía a contarle que de nuevo la razón fue ella. – El poder de Mico era peligroso y habían comenzado a temerla. Fui enviado en más de una ocasión a detenerla, pues mi energía era lo único que podía calmarla. En medio de todo eso una nueva expedición de terrícolas llegó a nuestro planeta. En ella venían algunos ingenieros, científicos y botánicos de tu mundo. Fui el encargado de recibirles y enseñarles el lugar. El capitán Zort acababa de rechazar a su quinta pareja, los sabios estaban decididos a emparejarle. Yo ni siquiera estaba interesado en la descendencia, así que me daba igual todo eso. Lo cierto es que las cosas eran un poco distintas en aquel mundo. Se nos permitía disfrutar de los hijos como padres, y podíamos amarlos, incluso cuidar de nuestra familia. A pesar de eso, no nos tocábamos nada más que cuando era necesario y no nos besábamos. – Ella me escuchaba con sumo interés. – No entraré en detalles, porque los detalles no son importantes. Sólo te diré que Mico se desestabilizó y sembró el caos, incluso llegó a usar sus poderes contra uno de vosotros. Fue entonces cuando... para evitar que pudiese dañar a personas inocentes, usé mi poder contra ella para detenerla. ¿Lo entiendes? Mientras yo era el héroe en la historia ella era la villana. En aquel entonces Kay y yo nos lo contábamos todo, incluso me confesó que el consejo iba a matar a Mico, pues no podían dejar que algo como aquello volviese a suceder. Estaba preocupado en aquellos días y ... – Me rasqué la cabeza antes de confesar aquello que me preocupaba. – Bueno... me sorprendió demasiado cuando descubrí que él sentía interés por una mujer de tu especie, Anna. – Abrió mucho los ojos con sorpresa. – La mujer por el que él tenía esos sentimientos era la misma a la que yo tuve que borrar la memoria cuando estuve en Ekhun.
–Espera un momento – me detuvo en el acto. – ¿Estuviste en la tierra y te enamoraste de una terrícola?
–¿Amor? – me quejé tomándomelo a guasa. – Ni siquiera sabía lo que era el amor en aquella época.
Abrió la boca al darse cuenta de que lo que estaba reconociéndole.
–No voy a contarte detalles, porque no son importantes. Sólo te diré que los azules querían poner a Mico en muerte súbita para evitar que volviese a hacer daño de nuevo, y además estaba Kay que pretendía escaparse con la mujer que me gustaba.
Una risotada escapó de su garganta y su respiración empezó a crecer. Lucía realmente molesta con la situación, como si estuviese celosa.
–¿La mujer que te gustaba? Se suponía que la mujer que te gustaba era yo. Dijiste que nunca antes habías besado a alguien, pero ... todo era mentira, ¿no?
–Todo lo que te dije es cierto.
Me pegó empujó para apartarme de ella y eso conllevó a que dejásemos de caer. Nuestros pies aterrizaron sobre el bosque con el que yo estaba obsesionado.
–Has estado tan cerca de engañarme... ¿qué era lo que querías conseguir esta vez, Bako?, ¿tanto te divertía burlarte de una insignificante...?
–No es lo que crees.
–¿No? ¿Te gustaba esa chica o no? – No contesté y entonces ella gritó. – ¡Respóndeme, maldita sea!
Su rostro lo dijo todo. Estaba enfadada. De la rabia pasó a la pena y de ahí a la negación.
–Deja que te lo explique – di un paso hacia ella y traté de alcanzarla.
–¡No me toques! ¡Me das asco! ¿Me oyes? No eres más que un ... – la oscuridad la atrajo hasta mí. – No quiero escucharlo, no creas ni por un momento que vas a volver a engañarme. ¡Suéltame!
–Vas a escucharme y a dejar el maldito drama de una vez, Anna. – Ella negó con la cabeza como si fuese una cría. – Pensé que la única forma de salvar a Mico era evitando que viesen su potencial. Así que volví atrás en el tiempo, al pasado, justo al día en el que vieron lo que ella era capaz de hacer con los portales y evité que les mostrase su poder. Pensé que podría volver después de eso. Pero ... lo cambié todo. El futuro entero cambió y se convirtió en mi pasado. Me desintegré y me convertí en un niño de once años con conocimientos de uno mayor. Todo cambió por culpa de alterar ese pequeño detalle y el futuro en el que viví nunca llegó. El monstruo que todo el mundo temería ya no sería Mico, si no yo. Había cambiado el rol con ella sin tan siquiera darme cuenta.
–Entonces... ¿qué pasó con la chica humana que te gustaba? ¿nunca existió? – tragué saliva, sin saber cómo continuar, porque, ante todo, no quería mentirle.
–Ese detalle no es importante, Anna. Lo que hice lo es. Cambiar el pasado puede alterar el futuro. Y esta vez no voy a alterarlo, tengo demasiadas cosas que perder.
–Podrías volver a ser el bueno de la historia. Por no hablar que podrías volver a encontrarte con esa chica...
–Sólo quería mostrarte las razones por las que soy el villano. Ahora ya lo sabes: todas las cosas horribles que ellos nos hicieron para controlarnos. Si después de esto quieres que te devuelva a tu mundo para que puedas seguir con tu vida...
–Responde a la pregunta – sus ojos se llenaron de lágrimas y trató de huir de sus propios sentimientos. La desilusión que sentía era tan grande que apenas podía mirarme. – ¿Ella nunca existió?
–Existió.
El miedo lo inundó todo y me aterró verla tan asustada. Sus lágrimas no tardaron nada en precipitarse por sus mejillas. ¿Por qué tenía yo que ser así? ¿por qué siempre terminaba dañándola incluso sin pretenderlo?
–Pero no es lo que crees. No te he mentido sobre lo que siento por ti. – Mis dedos secaron sus lágrimas.
–¿Por qué no me hablas sobre ella? – estaba ansiosa por saber más, a pesar del daño que eso podía propiciarle.
–¿Quieres saber qué fue de ella después de que cambiase el futuro? – Asintió. – El futuro al que debía volver desapareció, al igual que ella.
–¿Desapareció sin más?
–Así es. Se volatilizó como si nunca hubiese existido.
–Pero... dijiste que volviste a encontrarte con ella en este mundo.
–No con ella. Con la versión de ella en esta realidad. – Anna trataba de entender a lo que me refería y yo tenía miedo de volver a alejarla, así que hablé de nuevo. – Lo estropeé, Anna. Mi vida se convirtió en un infierno, pero la suya no fue distinta a la mía. Cada una de las calamidades que esa chica sufrió por mi culpa, creo que nunca voy a poder perdonármelas.
Volvió a pensar en todo lo que le había contado y recordó la parte en la que Kay tenía sentimientos por esa chica.
–No lo hice por celos. No había nada entre ella y Kay. Ella tenía sentimientos por mí y yo... fui demasiado cobarde como para confesarle lo que sentía y me fui. Eso no volverá a repetirse de nuevo, jamás me arrepentiré por algo que no haya dicho.
–¿Te has encontrado con ella alguna vez en este futuro? – tragué saliva sin saber cómo explicárselo. – Lo hiciste, ¿verdad?, ¿cómo si no sabrías que para ella su vida fue un infierno?
–Sí, nos hemos encontrado – me cruzó la cara con rabia mientras la nieve empezaba a caer a nuestro alrededor. Mi corazón volvía a ser un témpano y el frío estaba empezando a envolverlo todo. – No es lo que imaginas.
–Me has mentido, ¿verdad? – negué con la cabeza. – ¡Deja de burlarte de una vez!
Me parecía una locura que estuviese comportándose así cuando minutos antes había jurado y perjurado no sentir absolutamente nada por mí. ¿Por qué aquella humana era tan bipolar?
–Dijiste que nunca antes habías tocado a nadie, que no habías besado a nadie, que no podías sentir amor. Pero ... todo era mentira. – Su voz temblaba de rabia. – No te atrevas a decirme otra mentira. Quiero que vuelvas a dejarme en ese callejón y que no vuelvas a aparecerte frente a mí nunca más.
–No, Anna... – rogué tratando de retenerla a mi lado. Era tan idiota... porque ni siquiera sabía cómo hacerlo.
El mundo que nos rodeaba se detuvo tan pronto como una segunda lágrima empezó a recorrer su mejilla.
– ¿Sabes si quiera lo que es mirar a los ojos de la persona que amas y que ella no te reconozca? ¿Sabes lo que se siente cuando esa persona te odia y cree que eres un monstruo? – tapó mis labios para que me detuviese, no quería escuchar más, no podía. Más lágrimas silenciosas salían y me quedé mirándolas sin poder hacer nada por detenerlas. Entonces me decidí a mostrarle mi frío corazón y la agarré de la cintura para atraerla hasta mí. – Ni siquiera sabes lo que se siente cuando deseas con todo tu ser besarla y ella empieza a desearlo también.
El frío se apropió de su alma y por un momento fue como si estuviese en el polo norte siendo golpeada por una ventisca. Quería hacerme pagar por cada mentira que pensaba que le había contado.
–¿Por qué no te vas con ella y me dejas en paz? Parece que ella también siente lo mismo por ti, ¿no? ¡No me digas más! Seguro que hiciste algo y ahora te odia, y por eso estás aquí...
–Esa chica eres tú, Anna.
–... pidiéndome... ¿qué? – Dejó de hablar y su mente trató de reaccionar. Puso todas sus hormonas en funcionamiento, pero parecía haberse quedado en shock.
–La chica por la que me sentí atraído en ese futuro y la chica por la que siento todo esto que incluso a veces me asusta... eres tú.
–¿Yo? – se señaló con el dedo en cuanto hubo recuperado el habla – No. Yo no puedo ser esa chica.
–¿Por qué no?
–¿Yo soy la chica que te gustó en ese futuro? – asentí – ¿La chica en la que el capitán Zort se fijó? – Recordó los celos que sentí cuando se acercó a Kay y mis reclamos.
Pensó en la ilusión que una vez vio en mi cabeza, en mis palabras cuando aseguraron que era otra realidad que estaba conectada con la nuestra, pero no relacionada y entonces pensó en algo... ¿y si esa realidad era el futuro del que provenía?
–¿Qué harás ahora?, ¿seguirás huyendo de lo que sientes por mí?
–Es meramente imposible que yo sea esa chica – se quejó.
–Te estoy diciendo que eres tú, Anna. ¿Por qué te cuesta tanto creerlo?
Una tonta sonrisa apareció en su rostro antes de haberlo si quiera entendiendo del todo. Y me quedé sin palabras tan pronto como ella acortó las distancias entre ambos y me besó, haciéndome perder el aliento.
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