UNIÓN ETERNA P3
ESTOS CAPÍTULOS RECIENTEMENTE LOS ESTOY SUBIENDO AQUÍ. ERAN LOS QUE DEJÉ DE PUBLICAR Y QUE COMPLETAN LA HISTORIA.
Nota
Texto entre " ", pensamientos de los personajes.
Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.
PVO POPP
Antes de ir a Papunika, pensé que lo mejor era despertar a Merle en lo que fue nuestro campamento, y así lo hice.
Su falta de recuerdos de lo que hablamos la noche que la llevé a la montaña de Eira, me indicó que la poción tenía un efecto secundario bastante útil, (al menos no tendría que darle explicaciones; entre ellas, el por qué me veo un poco diferente).
Una vez recogidas nuestras cosas, nos teletransporté al palacio de Papunika.
No quise aparecer adentro, así que llegamos a donde estaban los guardias para que nos anunciaran y mientras caminábamos por los pasillos, me preparaba mentalmente para el regaño que seguramente Maam me daría, pero ella no estaba en el lugar, (su desaparición los tenía tan preocupados, que nadie se dio cuenta de mi inexplicable cambio físico).
–¿Por qué la dejaste sola? –Leona fue la primera en gritarme –no sé lo que habrá pasado, pero en su rostro se notaba una gran preocupación y cuando salió del palacio, lo hizo porque iba a buscarte y ya lleva veinte días desaparecida.
–¿Qué le hiciste a la señorita Maam? –Chiu saltó para darme unos golpes en la cabeza –la hemos estado buscando por días, pero nadie la ha visto.
–Popp –Hyunckel me quitó a Chiu de encima –necesito que me indiques el lugar en el que estuvieron la última vez... Si fue a buscarte, es obvio que se dirigía para allá, pero ninguno de nosotros sabemos en dónde está.
–Te llevaré. Es lo mejor si es que deseas encontrarla pronto.
Sin perder tiempo, Hyunckel puso su mano en mi hombro y nos trasladé al campamento.
Buscamos por los alrededores, pero en ese sitio no había ni siquiera una pequeña aldea en la que hubiera podido refugiarse.
Al anochecer, Hyunckel me pidió regresar.
A pesar de que era mi culpa lo que estaba pasando, él nunca me lo echó en cara y fue el primero en organizar al grupo de búsqueda.
Al amanecer del siguiente día, Chiu tomó la dirección Este con Crocodine y algunos de sus seguidores, Him se fue al Oeste, Larhart y Hyunckel al Sur, y a mí me tocó ir hacia el Norte.
Buscarla por cuenta propia nos llevaría mucho tiempo y aunque no quería encontrarme con la chica, me vi en la necesidad de visitar a Eira.
Al principio pensó que iba por lo de Dai, pero al enterarse de lo Maam, se concentró en buscarla, (subimos a la punta de la montaña para que expandiera su aura).
–Es extraño –dijo preocupada –no siento a esa niña en este mundo.
Llamó a Skadi para que la ayudara a buscarla en el plano astral, pero tampoco estaba ahí.
La desesperación me invadió, pues la única razón por la que Maam no estuviera en este mundo, sería porque ha muerto.
–Yo puedo decirte en dónde está esa niña –la chica apareció a mi lado y me miraba seria –pero quiero algo a cambio.
–¿Cómo es qué sabes dónde está esa niña, si no tienes poderes espirituales? –Eira se le acercó y aunque es más bajita que la chica, parece que al menos les tiene respeto porque no le sostuvo la mirada.
–Sabes bien que Koré puede entrar en los sueños de cualquier ser vivo, y como su descendiente, heredé su habilidad.
–Entonces esa traidora trasladó su alma a un mundo creado por sus pesadillas –explicó Skadi –si es de ese modo, ¿cómo la vamos a sacar de ahí sin tener una batalla que termine con la estabilidad mental de esa niña?
–Si tengo sus mismas habilidades, por lógica también puedo adentrarme en los sueños de cualquiera –me miró fijamente –no soporto a esa niña indecisa, pero por ti haré el sacrificio de aguantarla, aunque te repito que quiero algo a cambio.
–Si salvas a Maam, te daré lo que quieras –no deseaba hacer esa promesa, pero Maam es mucho más importante para mí.
–Bien –sonrió y saltó para abrazarme –te llevaré a donde está su cuerpo y me adentraré en su mente para liberarla de las pesadillas de Koré. Cuando la tengas a salvo en algún lugar, ven a verme para que me pagues mi ayuda.
–No tienes qué pagarle nada –Skadi la jaló para que me soltara –si esa bruja traidora capturó a esa niña, significa que Popp es a quien realmente quiere lastimar y no me lo niegues.
–Te lo niego porque Koré no desea herir a mi novio. Le dejé muy claro que no se metiera con él, pero esa niña inmadura tiene todo lo que se necesita para crear a un ser malvado, por eso la quiere.
–¿Maam es el verdugo del que habló esa mujer? –sujeté el brazo de la chica para que me prestara atención.
–Y eso que no lo dije con la intención de que te dieras cuenta, pero aun así lo descubriste muy rápido.
–¿Cómo planea usar a Maam? –apreté su brazo y al ver su mueca de dolor, la solté –¡perdón!
–No te disculpes. Era cierto que soy la más fuerte de las tres porque tenía una resistencia igual a la de los monstruos, pero ahora mi cuerpo es completamente humano y a menos de que use mi poder de diosa en batalla, en estado normal, físicamente eres más fuerte que yo, aunque creo que esta información no te importa, ¿verdad?
–¿Qué? –no comprendí lo último.
–Respondiendo a tu primera pregunta. Koré busca un poderoso aliado humano para destruirlos usando la mano de aquél de su misma raza... En tu mundo solamente existen tres humanos con poderes superiores. Dai es un Caballero del Dragon y su mezcla de razas lo descarta como su elegido, así que el primero serías tú porque tienes la capacidad de aprender cualquier tipo de magia, incluso las que deberían ser exclusivas de los dioses o demonios y tu inteligencia es asombrosa. El segundo es Hyunckel, el guerrero inmortal. Su fuerza y habilidad para manejar el ataque de aura en su máxima potencia, lo convierte en un arma poderosa. La última es esa niña indecisa que si dejara de ser egoísta y aprendiera a reconocer sus emociones, el poder que tiene escondido sería la salvación del mundo humano. Para ejemplificarlo, Eira no tendría la necesidad de seguir siendo la diosa de la sanación y la resurrección porque...
–Porque el poder curativo de Maam podría llegar a ser igual de fuerte que la magia curativa celestial –terminé por ella y sonreí al entender que sumando esa habilidad a su fuerza física, Maam se convertiría en una guerrera increíblemente poderosa y una bendición para nuestro mundo.
–Pero así como puede salvar cientos de vidas con sólo desearlo, también podría arrebatarlas si en su corazón existiera maldad.
–Maam no es... –guardé silencio porque recordé todas las veces en que el aura negativa ha intentado apoderarse de ella.
–De los tres, esa niña es la más débil mentalmente. Sus indecisiones son las que la maldad necesita para desestabilizarla y hacer que pierda su alma bondadosa.
–Entonces tenemos que protegerla de esa mujer –volví a sujetarla del brazo y caminé hacia la orilla con la intención de lanzarnos para volar –¿hacia dónde está?
–Muy cerca –pasó sus brazos por mi cuello –te guiaré y después de que la encontremos, la traeré del reino de las pesadillas.
No quise darle importancia a la manera en que enroscó sus piernas con las mías y me mantuve volando sin mirarla.
En ningún lugar había algo extraño, aunque sí pude sentir una energía maligna en el punto que señaló la chica.
El sitio era una casa maltrecha que se hallaba escondida por la maleza de algún campo olvidado.
La chica entró primero y después de que le permitiera estar sola con Maam, (según ella para concentrarse en liberarla del hechizo de la mujer maligna), salió para que me la llevara a donde quisiera, pero antes de irme con la preciosa carga en mis brazos, me amargó la alegría de verla a salvo, al recordarme que tengo que regresar para cumplir mi promesa.
El país de Bengana fue lo primero que se me vino a la mente y allá nos trasladé.
Al ser un reino comercial y turístico, no fue difícil encontrar una posada, (muy elegante), en la que Maam pudiera recuperarse.
Leona nos dio unas monedas de oro a cada uno de los que fuimos a buscarla y con ellas pagué dos habitaciones y contraté los servicios de una doncella para que la aseara y la cambiara de ropa.
Maam estuvo dos días inconsciente y con una fiebre que la atacaba constantemente.
Mi habitación no fue ocupada porque me la pasé colocándole paños fríos para bajarle la temperatura.
La pobre lloró todo el tiempo. Un sanador me dijo que físicamente estaba bien y que no parecía que hubiera adquirido una enfermedad, pero que presentía que el problema venía de su estado emocional y en eso nada podía hacer para ayudarla.
Mi preocupación no me permitió abandonarla ni siquiera para ir a avisarle a los demás que la había encontrado.
Cuando lloraba me apresuraba a sostener su mano, pero cada que la tocaba, su llanto aumentaba y mejor dejé de hacerlo.
Al tercer día respiré tranquilo porque despertó y aunque me trató de una forma muy grosera, eso no opacó mi alegría de verla bien, sin embargo, no me quería cerca y pidió que sólo Merle fuera quien la cuidara. Ese rechazo le ocasionó a mi corazón otra de las tantas heridas que me provoca cuando me aleja como si no le importara ni como amigo.
Decepcionado, regresé por Merle a Papunika y luego de informarles a todos que Maam estaba bien, nos trasladé a la posada.
–¡Espera Popp! –me pidió Merle al ver que iba a tocar la puerta de la habitación –no quise preguntarte esto antes porque todos están molestos contigo por lo que le pasó a Maam y no me atreví a ocasionarte más problemas, pero me preocupa que no me contaras ni siquiera a mí, lo que pasó con la búsqueda de Dai en el volcán al que ibas a dirigirte la noche en que nos separamos.
–Como no me preguntaste nada, creí que lo sabrías debido a nuestra conexión.
–Ya no hay una conexión entre los dos –eso me sorprendió –no sé la razón, pero desde esa ocasión he dejado de ver lo que tú ves y tampoco consigo saber lo que piensas.
"¿Será acaso por la unión que tengo con esa chica?", es una posibilidad, pero ¿cómo se lo explico a Merle?
–No importa si ya no tenemos esa conexión –sonrió tímidamente –no niego que me gustaba al menos poder estar cerca de ti de esa manera, pero después de pensarlo, siento que fue lo mejor, sobre todo para mí.
–¡Lo siento tanto, Merle! –puse mis manos en sus hombros y no pude evitar mirarla con arrepentimiento.
–No te preocupes –colocó su mano sobre la mía –ojalá que esto haya pasado porque las cosas entre Maam y tú cambiaron y lo más lógico es pensar que tus sentimientos al fin fueron correspondidos.
Su mirada no mentía. Merle en verdad estaba feliz al pensar que Maam me había aceptado, pero si supiera el motivo por el que nuestra conexión ya no existe, tal vez se decepcionaría de mí.
–Ambos sabemos que ella sólo puede amar a un hombre y ese nunca seré yo.
–Entonces... bueno, confío en que algún día tendrás aquello que más quieres –me sonrió amablemente y le agradecí porque ella jamás me humilla con expresiones de lástima.
Aclaradas las cosas, iba a tocar la puerta, pero decidí que no quería soportar más muestras de indiferencia y le pedí que la cuidara, mientras yo iba a tomar un receso de la búsqueda de mi amigo, en casa de mis padres.
Obviamente no fui a donde le dije, sino a la montaña de Eira.
La chica afortunadamente no se encontraba y pude hablar tranquilamente con ella y Skadi, aunque la información que me dieron no fue nada alentadora.
Al cerrarse la dimensión del Dios demonio, Koré se llevó a Dai a un lugar que no han logrado ubicar.
La chica es la que se está encargando de localizar a la maligna mujer. Siendo su hija de sangre, es capaz de sortear con facilidad cualquier barrera con la que trate de esconderse de nosotros.
Respecto a ese asunto quise que me contaran cómo es que una de ellas terminó sirviendo a un ser maligno, y cómo fue que su hija consiguió ocupar su lugar como diosa, pero ambas coincidieron en que la decisión de revelarme ese secreto le pertenece únicamente a la chica, la cual apareció en la noche, (para mi infortunio), y lo primero que hizo fue usar un aro de fuego a mi alrededor para impedir que me le escape y me llevó con ella a lo que supuse, es su habitación.
–¡Maldita sea!, ¿qué no te enseñaron a respetar a las personas?, si querías hablar conmigo, pudiste preguntarme –con mi aura mágica, (que últimamente invoca el hielo), congelé los aros para destruirlos.
–Si te preguntaba, te ibas a negar, así que prefiero que te enojes, a pasar días sin tener la oportunidad de reclamar el pago que me prometiste por salvar a esa niña tonta.
–Dime rápido ¿qué quieres?, estar cerca de ti es lo último que deseo –su mirada se ensombreció y por primera vez me sentí un poco mal por ser tan grosero.
–Los machos humanos deben aprender a hacerse responsables de sus acciones, ¿no crees? –ahora estaba molesta –sé que no querías intimar conmigo, pero ya lo hicimos y no me parece justo que me estés culpando todo el tiempo por algo que aceptaste, con el conocimiento previo de lo que pasaría si sellábamos el pacto.
No me esperaba ese reclamo y tuve qué aceptar que tiene mucha razón.
–¡Está bien!, lamento lo que dije, pero te pido que al menos dejes de recordarme lo que sucedió... es lo más sano para los dos.
–¡Si es lo que quieres! –apretó los puños y pensé que se estaba conteniendo de golpearme –regresando a mi pago, ¿puedo decirte lo que quiero? –asentí con la cabeza –¡llámame, Astrid! –sus ojos tenían un destello de súplica que me hizo pensar que en realidad yo sí soy el malo.
Como no respondí, la chica se me acercó para abrazarme del cuello.
–Sé que no te agradé desde el principio porque desde esa vez no dejas de nombrarme "chica" cada que te refieres a mí y honestamente no me gusta escuchar ese término en la boca del hombre con el que uní mi vida.
–Ya lo prometí y voy a cumplir... Astrid –sujeté sus brazos y los retiré de mi cuello –me voy a dormir.
Me apresuré a salir de su habitación para no darle la oportunidad de que hiciera alguno de sus insoportables intentos de sacarme de quicio.
Para librar a Maam de mi presencia indeseable, opté por quedarme con las diosas para aprender magia celestial.
En la montaña de Eira el tiempo es más lento, así que Astrid se encargó de igualarlo para que al regresar con mis compañeras, no hubiera perdido meses en lugar de semanas.
Con a ella mi trato seguía siendo el mismo. Aun siendo consciente de que no debería estar enojado por una cosa sin importancia, tampoco consigo que mi furia se reduzca y eso me hace pensar que sigo siendo muy inmaduro.
Como un medio para olvidarme de mi enojo, me concentré en mi entrenamiento.
Había pensado que la magia celestial era sencilla, pero requiere un alto de grado de energía espiritual para poder purificar esencias malignas y lo primero que tuve que hacer, fue realizar un ritual en el fondo de la montaña para que las tres diosas invocaran la bendición de los dioses celestiales.
Astrid no mintió al decir que con nuestra unión sería capaz de usar esa magia sin sufrir repercusiones en mi energía vital por ser un mortal, (al menos destruyendo pocos seres malignos, pero si se trata de una horda, me debilito bastante). Al ser la que más requiere de mi energía, debía dejar de usarla por cuatro o cinco días y mientras tanto, entrenaba con Skadi, (que me enseñó el ataque de flechas que traspasan el cuerpo para herir el alma).
Hasta ahora únicamente había visto pelear a Skadi y a Eira, con todas sus habilidades.
Ambas son fuertes, pero con diferentes estilos de combate.
Eira se mantiene fija y sus ataques son meramente espirituales, aunque lo suficientemente poderosos como para purificar lo equivalente a la mitad de la superficie, lo que significa que es capaz de desintegrar una horda de monstruos que abarquen esas dimensiones, y lo mejor es que su aura mágica es infinita.
Skadi es una guerrera bastante completa. Sus ataques son a distancia corta o larga, y como hace uso del control mental, puede utilizar cualquier objeto para herir, (aunque no esté cerca de ella). El poder de hielo es muy efectivo si se desea inmovilizar a los enemigos que estén a poca distancia y luego los aniquila con sus ventiscas o flechas astrales. Pero si esto ya era sorprendente, verla luchar en su forma de lobo fue magnífico. Siendo un cuerpo de monstruo, le permite resistir más tiempo y los colmillos son tan filosos que sus heridas no pueden curarse rápidamente.
Todo esto lo vi gracias a que habían decidido mejorar sus habilidades y entrenaban entre ellas después de instruirme, (se sintieron humilladas al haber perdido contra ese Dios demonio a pesar de su gran poder).
Astrid también empezó a entrenar. Su estilo de combate más efectivo es el cuerpo a cuerpo. Tiene una fuerza física impresionante y lo más increíble, es su habilidad de crear armas con su fuego del Inframundo, (espadas, lanzas, arco y flecha, todo lo que tenga en mente), y detener el tiempo la da mucha ventaja. El problema es que con el pacto, perdió su vida eterna y ya no consigue soportar mucho el uso de ese poder.
Una de las cosas que me pareció extraña, es el hecho de que es la única que puede manipular el hechizo de los brazaletes de sus hermanas.
Siempre creí que necesitaban encontrarla, para que las liberara el hechizo de sus brazaletes, pero al parecer, sólo se le permite quitarlo cuando van a combatir por el bien del humano de corazón puro, (Dai). Sin una batalla qué luchar, las dos están atadas a la montaña.
La mañana previa a mi regreso con mis compañeras, estaba entrenando con Skadi. Habíamos retomado la lección que me diera antes de que la hirieran la primera vez que estuvimos en el volcán donde capturaron a Dai.
Todo el desarrollo era el mismo, (me atrapaba con su ventisca helada y yo tenía que destruir los objetos que me lanzaba). La variante fue que en lugar de atacarme con trozos de madera, lo hizo con sus flechas astrales.
El problema vino con mi debilidad mental. Skadi no detendría su poder, a menos de que me deshiciera de las flechas con lo que llamó, poder psíquico, y no con magia.
Al ser un hechicero, mi velocidad no es buena, sin embargo, había logrado esquivar varias flechas, pero hubo un instante en el que me desconcentré y una flecha atravesó mi hombro.
El grito de Astrid se llevó toda mi atención y Skadi se forzó a detener sus ataques para que no me lastimaran.
Desde la altura donde me encontraba, observé que Eira se acercaba a ella, (que yacía arrodillada en el suelo, con su mano en su hombro intentando detener su sangre).
Descendí lentamente. La incredulidad me estaba superando, porque su herida era en el mismo lugar en el que debería estar la que me hizo la flecha de Skadi, pero mi hombro no tenía ni un rasguño.
El poder curativo de Eira cerró la herida. Astrid me vio de reojo y limpió sus lágrimas con rapidez.
–¿Qué te pasó? –mi tono brusco la sobresaltó y cerré los ojos para controlar mi mal carácter –lamento haberte hablado así, pero el susto que me diste fue muy grande.
–¡Lo siento! –rehuyó mi mirada –no quise interrumpir tu entrenamiento. Es que no estoy acostumbrada al dolor que sienten los humanos y al ser la primera vez que lo experimento, no supe cómo reaccionar.
Eira la ayudó a levantarse y vi que tenía la intención de llevarla adentro de la montaña, así que caminé hacia ellas para ofrecerme silenciosamente a ser yo quien lo hiciera.
En cuanto sujeté con mis manos su cintura, el cuerpo de Astrid se tensó y volteó a verme con una mirada de incredulidad.
–Voy a llevarte a que descanses –fue lo único que dije.
Eira la soltó y me dedicó una sonrisa de agradecimiento.
Hace unos meses la altura de Astrid y la mía, era la misma, pero al desgastarse mi energía vital y sumarle dos años más a mi edad, ahora la rebaso por mucho. Caminar con esa diferencia, me era difícil porque su cuerpo estaba rígido, así que me vi en la necesidad de pasar mi brazo por detrás de sus piernas para cargarla.
–No tienes que sentir lástima por mí –la mirada melancólica que vi en aquel volcán se había instalado permanentemente en sus ojos desde que nos unimos, y creo que es por mi culpa.
–Nunca me ha gustado recibir la lástima de nadie, por eso tampoco me atrevería a dedicar ese horrible sentimiento a otra persona –fue mi respuesta más honesta.
Ninguno dijo nada más durante el trayecto.
Al estar en su habitación, la senté despacio en su cama y luego tomé asiento a lado de ella.
–¿Por qué la herida que debería tener yo, la sufriste tú? –le pregunté mirándola a la cara.
–No lo sé, pero parece que es algo que venía incluido con el pacto –apretó con fuerza su diminuta falda –sólo espero que las cosas no se den de la misma manera cuando me hieran a mí... no me perdonaría verte lastimado por culpa de mis estupideces –algunas lágrimas resbalaron por su cara y nuevamente se apresuró a limpiarlas –estas gotas de agua las vi varias veces en los ojos de Dai, cada que hablaba de lo mucho que te extrañaba a ti y a sus amigos, pero nunca comprendí sus sentimientos. Ahora mismo no entiendo la razón de que estén saliendo de mis ojos.
–¿Cuántos años tenías cuando te convirtieron en diosa?
–No tenía ningún año –lo dijo como si fuera obvio y la miré confundido –Koré estaba embarazada de mí cuando el Dios de los humanos se la llevó de su mundo. Lo primero que se le pidió aprender, fue manipular el tiempo para que detuviera mi gestación... Yo nací en el Inframundo después de cien años de haber cambiado de bando, por eso mi magia principal es la maligna.
Astrid relató una historia muy difícil de entender.
Koré es su madre, pero ninguna se trata de manera fraternal, y la razón es que al traicionar al Dios de los humanos, él pidió a los dioses celestiales que lo ayudaran a capturarla, (Skadi y Eira estaban entrenando en otros reinos). El error que las llevó a separarse fue que decidió dar a luz en el mundo humano, (desconoce el motivo de ese deseo). Estando débil por el parto, los dioses celestiales se apoderaron de la bebé y como el Dios demonio no es de esta dimensión, identificaron la entrada que usaba Koré para ir con él y la sellaron. Sin un lugar a dónde ir y con una hija arrebatada de sus brazos, Koré usó lo que le quedaba de poder para detener el tiempo en todo el mundo humano y así logró escapar. Los dioses celestiales intentaron ubicarla, pero jamás sintieron su presencia y pensaron que tal vez había muerto. A Astrid la llevaron al reino celestial para enseñarle el uso de la magia divina, sin embargo, descubrieron que en lugar de purificar, le daba más poder a los seres malignos. También heredó todas las habilidades de su madre, (al manejar el tiempo, es capaz de ver, cambiar, o destruir posibles futuros, mientras no lleguen a su punto culminante). El fuego es su único elemento y es del Inframundo. La resistencia de su cuerpo ya me la había explicado. Con la capacidad de ver el futuro, se dio cuenta de que Koré no estaba muerta y además tenía planeado liberar al Dios demonio. La batalla contra Vearn afectó la superficie y provocó que apareciera una grieta en la puerta infernal del volcán. Esto le permitió a ese miserable hacer contacto con su sierva, (Koré). Fue de esa manera que los dioses celestiales y el de los humanos, las llamaron para asignarles la misión de encontrar y proteger al humano de corazón puro, pero si las enviaban en su estado actual de diosas, ese demonio las sentiría, por eso las regresaron a su forma humana y en el mismo momento en que partieron de nuestro mundo. Una segunda orden, fue que tenían que impedir el daño en la superficie y evitar que se creara la grieta en la puerta. Desgraciadamente todo el plan se desbarató debido a los acontecimientos que también conozco, (los monstruos las atacaron y les impidieron recuperar sus formas de diosas, excepto a ella). Lógicamente Koré sabía de su llegada y fue ella la que la recibió.
–¿Crees que los humanos merecen este mundo? –Astrid pronunció la pregunta que le hiciera su madre –mi respuesta fue que no podía saberlo porque no los conozco, pero que mi deber es protegerlos porque sirvo al Dios de los humanos.
Con esa respuesta, Koré la estuvo reteniendo para que no interviniera en la batalla contra Vearn y tampoco pudiera ir con Dai. Afortunadamente consiguió escapar para llegar antes de la explosión que casi mata a mi amigo, aunque como es sabido, Koré aprovechó su debilidad para llevarlos al otro volcán. Durante su enfrentamiento en aquel lugar, le propuso un trato.
"Para traer a mi padre a esta dimensión, requiero de una gran cantidad de energía negativa. Ya he acumulado bastante con la batalla del Rey Vearn, pero encontré una fuente de maldad que me servirá mucho más, porque proviene de un humano que se suponía, es el ser más puro que existe", Astrid repitió lo que Koré le dijo.
–Ese humano es Maam –sujeté su brazo para girarla hacia mí –ella no puede ser.
–También quise creer que Koré estaba equivocada, por eso acepté el trato.
–¿Cuál es el trato?
–Amor, confianza y valor –debió notar que no le entendí porque sonrió triste –el humano que eligió debe demostrar que en su corazón existen esas tres cosas, si lo hace, Koré prometió dejar en paz al mundo humano... ingenuamente pensé que todos son buenos, sin embargo, esa niña ha perdido dos pruebas y la siguiente será la definitiva. Si en la tercera prueba no demuestra su valor, le dará a Koré la energía maligna que necesita el Dios demonio para quitar el hechizo que tiene atrapado a Velzar en el Inframundo. El Caballero Dragón que lo venció en el pasado, casi muere al enfrentarse a él. Dai es poderoso, pero todavía no consigue obtener toda la fuerza necesaria para luchar contra ese monstruo. Su muerte está asegurada, aunque logre vencerlo... Los sacrificios son parte de su destino.
–Y ustedes no podrán intervenir en esa batalla porque el deber de Dai es luchar contra ese enemigo al ser un descendiente de una creación de los dioses. Lo más que se les permite, es protegerlo de Koré debido a que es una diosa que traicionó al Dios de los humanos.
–Exacto –bajó la mirada –he intentado que esa niña comprenda sus sentimientos, pero creo que caí demasiado fácil en la trampa de Koré... Si ni yo misma entiendo las emociones humanas, ¿cómo iba a obligar a esa tonta a aceptar las suyas?... por culpa de sus niñerías, Koré absorbió más aura negativa y atacó a Dai mientras yo perdía el tiempo con una persona que no vale nada.
–Ustedes dos son las que le provocaban las pesadillas –afirmé porque era muy obvio –tienes que olvidarte del trato. Esto no es un juego. Dai está muriendo y la estabilidad emocional de Maam está dañándose por culpa tuya.
–Koré es mucho más poderosa que yo. De haberlo deseado, me habría matado en cuanto aparecí en el mundo humano. Mis hermanas cuentan con poderes que son capaces de hacerle frente a los suyos, pero los brazaletes que nos colocaron son para contenerlos... "Los humanos deben salvar a su mundo" –imitó una voz autoritaria –es lo que dijeron los dioses y le dieron el visto bueno al trato.
"Entonces son los dioses los que han permitido todos los acontecimientos que estamos viviendo".
Las diosas no deben ayudarnos más allá de lo que se les permite, por eso el Dios demonio se burló de ellas. Les otorgaron poder, pero con esos brazaletes, las marcaron como si fueran esclavas que únicamente actúan de acuerdo con lo que ellos desean.
–No es su culpa –de nuevo me leyó la mente –los dioses ya no quieren proteger una raza que es egoísta y ambiciosa, el Dios de los humanos también aceptó, porque quiere demostrarles que aún tienen bondad en sus corazones.
–Pues entonces creo que han estado haciendo mal las pruebas. Si dices que las que Maam perdió son la de amor y confianza, significa que no conocen su corazón.
–Dilo más directo. Ella ama al guerrero inmortal y por lógica pasaría la del amor y la confianza, pero lo que no sabes es que Koré identificó que su corazón estaba dividido entre dos personas y yo aposté por ti.
"¿Por qué siempre termino siendo humillado?".
–Fuiste muy tonta al apostar por un idiota como yo –me levanté para darle la espalda –Maam nunca ha estado enamorada de mí.
–Me di cuenta muy tarde –se puso de pie y me giró para poder abrazarme –confundí su lástima con amor y ese error ocasionó la herida mortal de Dai. Para realizar las pruebas, tengo que entrar en los sueños y lo descuidé... Varias veces le mostré situaciones amorosas que podría compartir a tu lado, pero al final, nada de eso le importó... esa niña no te ama, ni confía en ti –se puso de puntitas para alcanzar mi rostro –mientras te observaba a través de sus ojos y los de Dai, me pareciste un humano interesante –acarició mi mentón con su dedo –desconozco si lo que me haces sentir se llama amor, pero a pesar de que dije que nuestra unión no fue lo que esperaba, la verdad es que sí fue lindo y no he podido olvidarlo.
–En este momento mi corazón tiene dueña –no hice el intento de quitármela de encima y ella rozó mis labios con los suyos.
–No te estoy pidiendo que la olvides. Sólo dame la oportunidad de ganar tu corazón –sus ojos azules reflejaron sinceridad –seamos novios. Si en determinado momento descubres que jamás podrás amarme, te liberaré del pacto que tenemos.
Una oferta bastante tentadora.
Ya cometí el error de no aceptar a Merle por culpa de mis tontas esperanzas de algún día ser alguien importante para Maam.
¿Qué más necesito para comprender que estoy esperando un milagro que nunca va a volverse realidad?
Astrid al menos es sincera y aunque no sabe si me ama, puso en riesgo el bienestar de nuestro mundo porque confió en mí. Eso es más de lo que tendré de Maam.
Mi respuesta fue asentir con la cabeza y enseguida su boca se apoderó de la mía.
Quizás no me ama, pero al menos parece que le gusto. Su beso es demandante y aunque casi no le correspondo, ella intenta profundizarlo y es tan largo que tuve que quitármela de encima lo más delicadamente que pude.
–Dame tiempo. Ahora mismo no consigo sacar a Maam de mi cabeza, ni de mi corazón –caminé hacia la puerta para retirarme.
–Te daré el tiempo que necesites. Después de todo, soy la diosa del tiempo y algo me dice que esperarte valdrá la pena.
Desde ese día he recibido demasiados besos apasionados. Astrid es muy efusiva y siempre está colgada de mi cuello o de mi brazo.
Cuando regresé con mis compañeras, Maam demostró que mi presencia le fastidia. Durante un mes no habló conmigo, ni con Merle. Su carácter se hizo más amargado y de no ser porque los monstruos comenzaron a atacarnos, estoy seguro de que nos habría dejado para irse con Hyunckel.
Por la forma en que los monstruos han adquirido más fuerza, presentí que eso fue obra de Koré. Con su poder maligno que aumenta las fuerzas de cualquier ser del inframundo, se creó una desventaja, pues nosotros nos cansamos más rápido, es más complicado vencerlos con mi magia y ni los ataques de Maam consiguen destruirlos.
En esa situación desesperada, me he visto en la necesidad de combinar magia normal con la celestial para deshacerme de ellos. Merle me ayuda a localizar a los que se hacen invisibles, pero no siempre puede ubicarlos y Eira es quien me advierte en dónde se encuentran.
Nueve días estuvimos combatiendo casi sin descanso, pero lo peor sucedió cuando KillVearn apareció junto a un dragón maligno acompañado de otros cinco más pequeños.
Jamás creí que volvería a encontrarme a ese desgraciado, pero tengo que agradecerle porque al entrar en su plano astral, no sólo encontré a Dai, sino también una piedra del destino que me mostró el futuro perfecto que ayudará a mi amigo en su lucha contra Velzar.
Con esa última muestra de que nunca tuve una oportunidad con Maam, mi corazón por fin empezó a crear la barrera que sepultaría mi amor por ella y busqué a Hyunckel después de escapar de KillVearn, para llevarlo con la mujer que ama.
Luego de eso, fui con Astrid para terminar de destruir todo rastro de esperanza que aún guardara en mi interior, pero su comportamiento no fue el que pensé que tendría.
–Existe otro futuro que considero debes ver antes de tomar una decisión –los dos estábamos en la cima de la montaña; ella miraba al frente y su voz denotó tristeza.
Su aura dorada me cubrió y enseguida aparecí en un campo muy conocido para mí, (el que se encuentra en la villa de Nayle).
A los lejos escuché unas risas y caminé hacia donde provenían.
Mi corazón detuvo sus latidos al verme a mí mismo, (con otros años más), corriendo delante de una sonriente Maam. La velocidad de ella es mayor y no le costó atraparlo, pero ambos cayeron en el pasto por culpa de la torpeza de él.
Maam quedó encima y mis ojos se deleitaron con la hermosa mujer en la que se había convertido con los años.
Ninguno dijo nada, únicamente se miraban como si de verdad se amaran.
Maam se agachó para acercar su cara a la de ese Popp y lo besó con pasión, pero fue ese beso lo que me hizo pedirle a Astrid que me sacara de esa ilusión.
–¿Por qué no te quisiste quedar más tiempo? –estaba sorprendida por mi reacción –es lo que siempre has soñado y creí...
–¿Qué más pasó en ese futuro? –no quise mirarla para que no viera la molestia en mi rostro.
–¡Qué importa lo que haya pasado!, es tu deseo más anhelado ¿no?
–¡Muéstrame lo que te pedí! –en serio no quería volver a ser grosero con ella, pero la desesperación me estaba rebasando.
A regañadientes hizo lo que le dije y lo que vi fue la peor pesadilla que pudiera vivir.
Dai muerto luego de derrotar a Velzar. Hyunckel asesinado por un desconocido que aunque no se veía poderoso, consiguió perforarle el corazón con un ataque de aura oscura. Crocodine y Larhart fueron sus siguientes víctimas, y en esta parte me parecieron conocidos los movimientos de ese asesino, pero me negué a descubrir quién estaba detrás de esa túnica negra y volví a pedirle a Astrid que me sacara de ese futuro maldito.
–¿Para qué querías que viera ese futuro, si lo que sucedió antes fue terrible? –el sudor resbalaba por mi frente y los latidos acelerados de mi corazón me quitaban el aliento.
–Sólo quería que vieras la parte en la que obtuviste lo que más has deseado, pero tú insististe en ver lo demás.
–Perdiste el tiempo –pasé mi brazo por mi cara para limpiar el sudor –nunca antepondré mi felicidad, a la vida de mi querido hermano Dai.
–Esa niña se veía muy feliz en ese futuro –apareció una tela para terminar de secarme la frente –en el otro, su sonrisa se ha desvanecido por completo. ¿Eres capaz de sentenciarla a ella con tal de que tu amigo sobreviva?
–He analizado la situación y llegué a la conclusión de que tu trato con Koré provocó que el corazón de Maam se confundiera, al grado de pensar que tal vez se enamoró de mí.
–¿Y qué tal si no está confundido?
–Voy a teorizar y diré que el punto culminante que llevó a Maam a considerarme un candidato a su amor, fue mi estúpida confesión.
–¿Por qué necesitaste sacar esa teoría?
Me alejé de ella y aspiré el aire frío de la noche.
Usé mi sentido de percepción para ubicar a Maam, y sin despedirme de Astrid, me trasladé a donde estaba para resolver las cosas cuanto antes.
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