UNIÓN ETERNA P1
ESTOS CAPÍTULOS RECIENTEMENTE LOS ESTOY SUBIENDO AQUÍ. ERAN LOS QUE DEJÉ DE PUBLICAR Y QUE COMPLETAN LA HISTORIA.
Nota
Texto entre " ", pensamientos de los personajes.
Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.
PVO POPP
El resto del camino ninguno dijo otra cosa, pero ambos ahogamos un grito al ver la escena que se desarrollaba al interior del volcán.
Eira se encontraba hincada junto a su hermana menor; uno de sus brazos sangraba copiosamente y su aura azul ya casi no se veía, pero seguía intentando curar la horrible herida que tenía la chica en su vientre.
Skadi había tomado su forma humana y estaba parada frente a ellas, protegiéndolas con sus ataques de hielo y ventiscas. Mientras lo hacía, vi que de su cuerpo salían varias figuras que tomaban su apariencia y comprendí que era su magia astral en su máximo nivel. Las figuras no tenían un cuerpo sólido y todos los ataques las atravesaban, pero los que ellas ejecutaban sí conseguían destruir a los monstruos.
La mujer demonio seguía evitando estar cerca de ella, aunque me pareció que esta vez no le tenía miedo.
En su mirada dorada se apreciaba una expresión de lástima que era imposible que un ser maligno pudiera sentir por alguien.
–¿Verdad que esa mujer es un demonio extraño? –dijo Dai sin apartar su mirada de ella –varias veces pudo matar a Astrid, pero jamás intentó hacerlo.
–Entonces ella no fue la que hirió a la hermana de Eira –respondí lo evidente –si es así, entonces ¿quién lo hizo?
–¡Koré! –el rugido de la criatura resonó más molesta que antes –he neutralizado al estorbo que quería destruirnos y no tardará en exhalar su último aliento, pero esas dos diosas son peligrosas, quizás más que la otra, por eso tienes que matarlas.
–Sus poderes son inmensos, te aseguro que nos servirán en un futuro –la mujer demonio cerró los ojos al hablar.
–¡No me voy a arriesgar!... o las matas tú, o las mataré yo.
Todo el lugar tembló, y el piso se abrió para dar paso al magma acumulado en el interior del volcán.
Por suerte yo estaba volando y sólo tuve que elevarme un poco para evitar que el calor nos afectara, pero varios monstruos fueron tragados por el mar de fuego.
Preocupado, miré a las diosas y suspiré de alivio al ver que las tres estaban bien gracias a que Eira las cubrió con su barrera.
–¡Vamos con ellas! –Dai me pidió y volé hacia dónde están.
–¡Eres un necio! –el débil regaño de Skadi me indicó que se encontraba muy mal –¿por qué regresaste?
–Yo se lo pedí –Dai me miró para que lo bajara cuando Eira abrió un hueco en su barrera –deben... de... huir –tocó su pecho y cayó de rodillas –Popp, recuerda... lo que te dije.
Quería olvidar su petición, pero ver el estado en el que se encontraban las diosas, me hizo recordar que hace unas horas pensaba que no era justo usarlas como si sus vidas no valieran, y le di la razón a mi amigo; Dai y yo siempre nos sentiríamos culpables si las dejamos morir.
El problema es que con el magma, los ataques interminables, la mujer demonio y la criatura escondida en algún sitio, un escape sería difícil, sobre todo porque son tres personas a las que tengo que sacar, y la salida está lejos.
Los gruñidos de nuevos monstruos nos alertaron de que preparaban otro ataque a gran escala.
Skadi se transformó en lobo y salió de la barrera para enfrentarlos.
–Tu nombre es Eira ¿verdad? –la diosa asintió a la pregunta de Dai –necesito que... quites la barrera para que Popp pueda llevarse a Astrid –miró a Skadi que luchaba ferozmente contra cientos de monstruos–la diosa del hielo si no me equivoco –Eira volvió a asentir –yo me enfrentaré a los enemigos para darles la oportunidad de escapar.
–Mi hermana menor no va a sobrevivir –Eira dijo tratando de que no notáramos su tristeza –fue atacada por el Dios demonio mientras nosotras destruíamos a los monstruos. La herida fue mortal y la situación es más delicada por ser de magia astral. Popp ya sabe que es prácticamente imposible curarla, aunque use magia celestial. Afortunadamente su hechizo todavía te protegerá hasta que ella muera, así que no necesitas arriesgar tu vida por nosotras.
Dai palideció ante la noticia de la gravedad de la diosa y gateó hacia ella.
–¡Perdóname! –sus lágrimas cayeron en la mano de la chica –estuviste meses protegiéndome y te debilitaste por mi culpa –golpeó el piso de la barrera con fuerza –siempre es por mi culpa.
–Pequeño Dai –Eira acarició su cabeza con cariño –Astrid conocía a la perfección su deber y lo cumplió hasta el final, pero no solamente te protegió por ese motivo... A pesar de los siglos que ha vivido, en su interior sigue siendo una niña igual que tú y entiende mejor que nadie el peso tan grande que llevas a cuestas... Su deseo es que vivas con los que amas, en un mundo en paz.
–Pero no es justo que muera de este modo –Dai respondió con voz entrecortada –ni Astrid, ni ustedes, ni nadie más... Como Caballero del Dragón, tengo la responsabilidad de mantener la paz en el mundo en el que nací. Ustedes son humanas y también quiero salvarlas.
–La muerte no es lo peor que nos podría suceder –Eira le sonrió dulcemente –créeme cuando te digo que eso no nos preocupa, pero ver morir a niños inocentes, es algo que no vamos a permitir... Y si hablamos de deber, el de nosotras supera al tuyo, así que por favor, sal de este lugar y sobrevive –dirigió su mirada a mí y cuando se levantó, aprecié otra herida en su costado –Popp, sé que no quieres que tu querido amigo muera, por eso te pido por última vez que te lo lleves.
–Quisiera hacerlo, en serio, pero es obvio que ese Dios demonio es muy poderoso y tengo el presentimiento de que ninguno saldrá vivo, aunque hagan un ataque suicida, y lo saben perfectamente. Tú misma dijiste que tu magia celestial no sirve contra este enemigo.
–Servirá lo suficiente para darles la oportunidad de salir y de sellar algunos meses el portal de la dimensión del Dios demonio. De esa manera, la humanidad y ustedes como héroes tendrán tiempo de prepararse para enfrentarlo.
–Entonces ¿puedes hacer eso? –me le acerqué para sostenerla al ver que iba a caerse.
–¡Si! –cerró los ojos y supuse que esas heridas eran realmente dolorosas –tengo energía suficiente para sellar su dimensión y Skadi atacará al Dios demonio con su magia astral más poderosa para debilitarlo.
Dai y yo nos miramos. No fue necesario hablar porque ya habíamos planeado nuestra estrategia y aunque yo iba a variarla un poco, mi amigo me sigue demostrando la enorme confianza que me tiene.
–Dai, debes sostener a la chica para que no caiga en el magma cuando la barrera desaparezca –él asintió al tiempo que tomaba en sus brazos a la diosa moribunda –Eira, una vez que quites la barrera, haz lo que dijiste, pero espera a que me lleve a tu hermana para liberar tu hechizo.
–¿Qué planeas? –Eira me miró desconfiada.
–Una locura, pero si funciona, podré sacarlas a las tres.
–¿Por qué no dices, a los cuatro?... ¿acaso piensas abandonar a tu amigo?
–Popp no me va a abandonar –contestó Dai con seguridad –él nos dará la oportunidad de sobrevivir, para después enfrentarnos con todas nuestras fuerzas a ese ser maligno que quiere acabar con los humanos.
Eira observó atenta a Dai y estoy seguro de que vio que confía en que lo que dice, se volverá una realidad.
Yo esperé nervioso a que aceptara o se negara, y cuando pensé que haría lo último, asintió con la cabeza y después liberó su aura para levitar.
Enseguida hice lo mismo y cerré los ojos para concentrarme.
No estaba seguro de que la magia que apenas aprendí funcionara en su totalidad, pero al menos conseguí hacer el desdoblamiento astral y frente a mí se encontraba otra versión de mí mismo.
"¡Llévate a la chica!", como es una imagen astral, su poder y movimientos dependen de mi control mental, (también me costó bastante hacerla sólida para que sostuviera a la diosa cuando Dai se la entregó).
–Expande toda el aura que puedas para deslumbrarlos –le pedí a Eira e inmediatamente lo hizo.
La intensa luz era tan fuerte que incluso a mí me cegó. Por fortuna mi otro yo no fue afectado, debido a que dio la espalda para dirigirse a la salida.
Estaba a unos metros de llegar, pero la demonio se apareció frente a él.
–¡Muy listo, hechicero!, incluso mi padre no puede verte en ese momento, pero has de saber que no hay manera de que las diosas salgan vivas de este lugar –sus ojos dorados reflejaron impotencia –no necesita ver para lanzar sus ataques y el que usará ahora, matará a Skadi.
–¿Qué dijiste? –logré hacer que mi voz se trasladara a la imagen astral.
Apenas había preguntado, cuando escuché el aullido lastimero de Skadi.
Mi cuerpo real abrió los ojos y me apresuré a volar hacia donde recuerdo que estaba la diosa y vi que se precipitaba al magma. Su forma lobuna desapareció y al recuperar su cuerpo humano, observé una herida en su pecho demasiado grande.
Llegué a ella segundos antes de que cayera dentro del magma y volé de regreso con Eira.
«¡Estoy impresionada!»
Me quedé estático porque no sólo escuché la voz de la chica, sino también la vi abrir los ojos para luego mirarme, (o más bien, miraba a mi yo astral).
«Estás usando la magia astral más complicada que existe y en menos tiempo del que tardó mi hermana en aprenderla», sonrió débilmente, «su plan es bueno, pero no es conveniente que Koré sea la que mantenga con vida a Dai»
"¿Cómo sabes lo que planeamos?".
«De ti no obtuve la información... Skadi se esmeró en eliminar tu debilidad mental y no puedo escuchar tus pensamientos, pero Dai es otra cosa»
"¿Por qué esa demonio no debe salvar a Dai?".
«Aún no es tiempo de que lo sepas, y yendo al punto importante, quisiera decir que tengo una idea mejor para que ustedes sobrevivan, sin embargo, no encuentro alguna que supere la suya»
Con una última sonrisa, se zafó de mis brazos y liberó una gran cantidad de aura dorada.
Observé asombrado cómo envolvió a Dai hasta que creo una cúpula a su alrededor, pero en el cuerpo de ella no quedó ni un leve brillo, (era como si toda su aura la hubiera abandonado para quedarse con mi amigo).
–¡Ejecuta tu hechizo, Eira! –gritó con sus escasas fuerzas –¡hechicero, por favor!, ¡salva a mis hermanas!
De su boca salió un hilo de sangre, su rostro palideció y al cerrar sus ojos su cuerpo empezó a caer.
Nuevamente mi yo astral la cargó y mi yo real continuó acercándose a Eira, (que ya estaba expandiendo toda su aura y conjurando un hechizo en lengua extraña).
Todos los rincones y orificios dentro del volcán quedaron cubiertos por el aura azul de la diosa.
–¡Maldita! –la voz furiosa de la criatura se fue haciendo queda –no vas a detenerme por siempre... a diferencia de ti, yo sí soy un Dios con la fuerza y resistencia que a ti te faltan... ni el Dios de los humanos las considera importantes... para él simplemente son y serán esclavas y así morirán... como esclavas.
Eira consumió toda su energía y también hubiera caído al magma de no ser porque conseguí sostenerla.
De repente tuve la sensación de que el aura de luz había dejado de moverse y presentí que el tiempo se había detenido, pero eso era imposible... la chica yacía en los brazos de mi yo astral sin respirar.
–¡Esa estúpida murió por nada! –la mujer demonio ahora estaba frente a mi yo real –aunque algo hizo bien. Mientras el Caballero Dragón esté dentro de esa cúpula, el tiempo estará detenido para él y no morirá por su herida... a quien compadezco es a ti, hechicero... sin el apoyo de las diosas humanas, jamás volverás a ver a tu amigo, porque no podrás abrir los portales para sacarlo de Inframundo.
–Entonces me lo llevaré también.
–¡Inténtalo! –sonrió e increíblemente pude mover mi cuerpo real a pesar de que el tiempo no avanzaba.
Rápidamente volé hasta donde estaba Dai. Al acercarme, descubrí con alegría que también podía moverse aun dentro de la cúpula.
–Dai, te sacaré de aquí –cerré los ojos para concentrarme en mover la cúpula con la mente, pero al hacerlo, mi yo astral perdió fuerza en uno de sus brazos –¡maldita sea!, mi mente todavía es débil y si muevo la cúpula, no podré mantener la solidez de mi cuerpo astral... si no estuviéramos tan encerrados, usaría Ruura sin problema, pero al menos debo estar cerca de salida para no chocar con las rocas.
–Popp, ya habíamos quedado en que yo me quedaría aquí.
–Pero Dai...
–Astrid está muriendo para mantenerme vivo –miró hacia donde estaba la chica –a pesar de las cosas extrañas que hizo, sé que es buena y su deseo de salvarme es genuino –volvió a verme y en sus ojos se apreciaban algunas lágrimas –¡no la dejes morir!, ¡sálvala, te lo ruego!
–Dudo que siendo un simple humano logre salvarle la vida a una diosa.
–¡Sé que sí podrás! –me sonrió y su mirada llena de esperanza, colocó un peso demasiado grande en mí.
–El hechizo de Eira está superando mi poder del tiempo –la maligna mujer habló a un lado de mí –una vez que selle esta dimensión, no podrás salir de aquí y te quedarás encerrado junto a tu amigo, y con tres diosas que perderán sus almas para siempre, al morir sus cuerpos humanos.
Quería preguntarle por qué muestra compasión por las diosas, y el motivo por el que me está dando tiempo de sacarlas, pero sabía bien que no me diría nada, así que miré a Dai para sonreírle.
–No te preocupes –le dije a mi amigo –ellas no morirán, y cuando estén en condiciones de ayudarme, te juro que vendré a sacarte de este maldito lugar.
–¡Creo en ti Popp! –limpió sus lágrimas y la sonrisa que me dedicó será mi aliciente para salir sin mirar atrás.
El reto sería mantener mi concentración mental, pues llevar a Eira y a Skadi, (una en cada brazo), usar mi hechizo para que mi yo astral y mi cuerpo real leviten mientras mantengo la solidez del otro cuerpo y que no suelte a la chica, era una proeza muy difícil de sortear.
Traspasamos sin problema el portal, pero en la parte de las escaleras empezaron a caer varias rocas.
Esquivarlas reducía mi concentración y mi yo astral se desvaneció.
La chica casi cae, pero otra vez el tiempo se detuvo lo suficiente para permitirme recuperar el hechizo y volver a darle solidez al cuerpo astral.
Volé rápidamente porque vi posible llevármelos a todos con Ruura y afortunadamente conseguí trasladarnos hasta la montaña de Eira.
Pasando la entrada, caí de rodillas en el piso con las dos diosas, pero tuve que soltarlas para sostener a la chica cuando mi cuerpo astral desapareció.
Tardé un poco en recuperarme. No tenía muchas heridas y físicamente mi cuerpo se encontraba bien, sin embargo, mi cabeza me dolía como nunca y al ponerme de pie todo daba vueltas.
–Hiciste... un buen trabajo –Eira me sonrió desde el piso y luego se arrastró para dirigirse a un pilar en el que se recargó.
Liberó su aura para curarse, pero me preocupó ver que aunque la herida de su brazo desapareció, la de su costado seguía sangrando y me acerqué para intentar reforzar su hechizo curativo con el mío.
–El Dios demonio también maneja magia astral –retiró suavemente mi mano de su herida –te dije que ese poder no es considerado de gran impacto por los humanos y es porque el nivel que ustedes utilizan es mínimo, pero la magia astral en manos de dioses o demonios es mortal para cualquier bando que la reciba, incluso más que la magia oscura.
–Las heridas de Skadi y tu hermana menor ¿también se las hicieron con magia astral?
–Si –las miró con tristeza –si Skadi estuviera consciente, me ayudaría a hacer lo mismo que hiciste con tu amada en aquella cabaña –cerró los ojos y de su boca se deslizó sangre –no somos las diosas que esperabas, ¿verdad? –me miró con una diminuta sonrisa –tenemos la capacidad de invocar grandes cantidades de energía mágica sin cansarnos y mientras no nos hieran mortalmente con magia divina o demoniaca, yo tengo el poder de curarnos, pero el Dios maligno no quiso arriesgarse y su ataque final contra las tres, fue magia astral combinada con su poder demoniaco.
–La magia demoniaca es la que conocemos como magia oscura –apreté los puños por la frustración –no puedo curar esa clase de heridas.
–La magia celestial es la única que cura cualquiera de las dos, pero necesito entrar al plano astral para sanar el alma herida.
Ninguno dijo nada más por un buen rato.
Yo me quebraba la cabeza pensando en algo que las ayude a sobrevivir, pero sin grandes poderes, soy un completo inútil.
–¡Gracias, Popp! –palmeó mi cabeza maternalmente –en estos meses me hiciste recordar lo que sentí cuando era humana... De las tres, soy la que conoció el lado más amable de los humanos y por eso quería proteger el mundo en el que fui muy feliz con mi familia... he vivido tantos siglos que no me importa morir, pero me habría gustado verlos de nuevo en el reino celestial, sin embargo, ese deseo es imposible. Cuando muera mi cuerpo, mi alma desaparecerá para siempre –una lágrima resbaló por su mejilla –obtener un gran poder no debe ser tu objetivo. Siéntete agradecido por la bendición de tener un alma inmortal... un regalo como ese, es invaluable.
–¡Eira! –la sostuve en mis brazos lo más delicadamente que pude –¡no te dejaré morir!
–Está bien, no te angusties. Ya es tiempo de descansar –tomó mi mano y cerró los ojos –la vida mortal es muy corta, así que no te rindas y lucha por la mujer que amas... ella... ella también te ama.
Su cuerpo perdió fuerzas y cuando soltó mi mano grité de impotencia.
"¡Piensa, maldición!... si ese demonio fuera más poderoso que ellas, las hubiera matado en cuanto pusieron un pie en el volcán, pero aunque supuestamente combinó la magia oscura y la astral, ninguna murió rápidamente... si mis sospechas son correctas, la herida exterior es de aura oscura y la de su alma es astral... si es así, entonces aún puedo salvar a Eira".
Cerré los ojos para liberar todo el poder mágico que tengo.
Skadi no me enseñó a viajar astralmente hacia el plano de otro ser vivo, pero a pesar de ser débil, cuento con mi intuición e inteligencia, y las escasas lecciones que aprendí me dieron una idea de cómo hacerlo.
Me concentré durante mucho tiempo y estaba a punto de rendirme al no obtener buenos resultados, pero un milagro ocurrió. Hice el desdoblamiento, aunque en vez de que una parte de mi alma apareciera en el mundo real, sentí como si se hubiera trasladado en el interior de Eira y al abrir los ojos me hallé en un hermoso sembradío de flores.
Varios pétalos plateados volaban debido al aire que soplaba con fuerza. Tomé uno en mi mano y me impresionó ver que brillaba gracias a los rayos del sol.
Las risas de unos niños me hicieron olvidarme de las flores y comencé a acercarme al lugar donde se escuchaban.
Tres niños rubios venían corriendo hacia mí y me traspasaron. Sus ropas son iguales a los de los campesinos de los pueblos más humildes de cualquier reino.
Asombrado, volteé hacia ellos y vi que se dirigían a una casa de madera bastante modesta, (que no estaba antes).
En la entrada los esperaban los que supuse, son sus padres, (rubios también y con ropas que me confirmaron que sí se dedican a algún tipo de trabajo de cultivo).
Todos rieron al abrazarse y me llené de un enorme sentimiento de pena.
–Son mis hermanos mayores y mis padres –la voz de una niña se escuchó detrás de mí.
Al girar, me encontré con la pequeña Eira, (con un lindo vestido de campo color azul cielo, zapatitos blancos y su cabello rubio atado con un moño).
Me tensé al darme cuenta de que en su costado tenía la misma herida que la estaba matando en el mundo real.
–El plano astral de cada ser vivo es creado de acuerdo con los deseos de su dueño –se sentó en el pasto con su manita sobre su herida –quiero verlos hasta que deje de existir.
–¡Te dije que no te dejaría morir! –me senté del lado donde está su herida y traté de acercar mi mano, pero ella negó –¡no seas necia!
–Tú eres el necio –dijo sin dejar de mirar a su familia, que ahora iban tomados de la mano hacía unos rosales –pudiste entrar, pero tu magia no puede curarme.
–¡Dame tu mano y libera tu poder curativo! –le ordené con lágrimas en los ojos.
–Sin el poder de Skadi, mi magia curativa no será efectiva –me miró derrotada.
–Skadi dijo algo interesante respecto a lo que pasó cuando curé las heridas de Maam y sabes perfectamente que sí puedo ayudarte, pero te niegas por mi bien.
–Me descubriste –me sonrió apenada –ya que eres consciente de que no es buena idea que trates de ayudarme, lo mejor es que regreses al mundo real... aún no dominas el hechizo astral y estás perdiendo energía vital.
–¡No me iré! –le dije molesto –tu necedad será la causante no sólo de tu muerte, sino también la de tus hermanas... ¿te parece justo dejarlas morir por tu egoísmo de no querer seguir luchando?
–¡No es egoísmo! –por primera vez su rostro reflejó enojo y al darse cuenta de que conserva esa emoción humana, cubrió su boca con su mano –yo... yo no...
–¡Dame tu mano y entrégame tu poder celestial!... tenemos que curar la herida de magia oscura y la astral al mismo tiempo.
–Eso requiere una gran cantidad de magia astral. Si la usas demasiado, consumirás peligrosamente tu energía vital.
–Y si te sigues tardando en obedecerme, me convertiré en un anciano por tu culpa.
Eira estiró su pequeña mano e inmediatamente la tomé con la mía. Luego puse la otra en su herida al sentir que su magia entraba en mi cuerpo.
Mi aura mágica se combinó con el color azul de la de Eira y suspiré aliviado al ver que mi idea era correcta, pues su herida empezó a curarse, pero si quería que fuera una curación completa, había que purificar el poder maligno de la herida externa y ese proceso tardaría más.
–Llevas demasiado tiempo usando tu poder mágico. Acabas de anexarle un año más a tu vida –no le respondí porque aún no terminaba de purificarla –Popp, ya tienes diecisiete –intentó soltarse, pero su pequeño cuerpo es más débil que el mío –voy a quitarte mi magia y...
–¡Eres la única que puede salvar a tus hermanas! –contesté tranquilo y conseguí que por un tiempo no me regañara.
–Dieciocho... –pronunció bajito –ya eres un adulto... ¿cómo vas a justificar con tus amigos tu cambio físico?
–¿Qué tanto pude cambiar? –le sonreí nervioso –apuesto a que ni siquiera aumentó mi altura.
–¿En serio? –apareció un espejo y me lo puso enfrente –pues yo te veo bastante viejo.
Al mirarme me quedé de piedra.
Si bien es cierto que el cambio no es exagerado, mi rostro se nota más maduro y al observar mi cuerpo, ahogué un grito de sorpresa al verlo embarnecido, (sigo delgado, pero con un poco más de musculatura), y mis piernas se hicieron más largas.
Eira jaló su mano liberándose al fin de mí.
–Otro poco y llegas a los diecinueve, ¿acaso quieres tener más años que tu amada? –se levantó y su cuerpo fue envuelto por su aura azul –ahora serás su hermano mayor –la Eira adulta apareció y me seguía mirando molesta –¡regresa a tu cuerpo real!
Esta vez la obedecí enseguida.
Al regresar me sentí muy cansado y con el cuerpo adolorido.
–No quisiera hacerte esto, pero ninguna es capaz de usar la magia de la otra –Eira habló desde donde dejé a Skadi, (la tenía acostada en sus piernas) –¿tienes fuerzas para ayudarme a entrar a su plano astral?
Asentí con la cabeza para posteriormente gatear hacia ellas e invocar mi hechizo astral, pero en esta ocasión decidí no entrar con ella porque dudaba que me alcanzara la fuerza para mantenerla ahí hasta que la curara.
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